Medellín y el Valle de Aburrá llevan la delantera en el país y en América Latina en movilidad sostenible. Es por eso que las iniciativas emprendidas por los entes territoriales, las empresas públicas, privadas y la ciudadanía son modelo para otras urbes. Sin embargo, surgen retos para seguir por esa ruta y contribuir a mejorar la calidad del aire y, por ende, en la protección del medio ambiente.

 

Uno de esos casos de éxito, desde las compañías del sector público, es el del Grupo EPM, que trabaja en expandir y actualizar su flota de transportes con vehículos que garanticen emisiones cercanas a cero. En esa labor puso en servicio en los últimos meses cuatro nuevos camiones de carga pesada con motores que funcionan con gas natural.

 

Así EPM fortaleció su flota de vehículos operativos con bajas, ultrabajas y cero emisiones de CO2. Estos vehículos son tres carrotanques para el abastecimiento de agua potable a los clientes de la compañía durante eventos de contingencia. También se suma a la flota una volqueta para el transporte de biosólidos de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales de San Fernando.

 

Los cuatro camiones son fabricados en Estados Unidos y Europa, cuentan con tanques de almacenamiento de gas natural que les permiten una autonomía de entre 300 y 400 kilómetros de recorrido, en promedio, dependiendo de la ruta y el tráfico del momento. La inversión fue de 450.000 dólares y su operación representa una disminución del 30% anual en costos por combustible.

 

Con estos vehículos de trabajo pesado, la flota de vehículos eléctricos y de gas natural del Grupo EPM se amplió desde que en 2015 se inició un programa para lograr una movilidad más sostenible y amigable con el medio ambiente.

 

Esta flota está compuesta por 264 vehículos que operan con gas natural vehicular. También cuentan con 10 vehículos y 12 motocicletas eléctricas. Además en 100 municipios de Antioquia que cuentan con el servicio de gas natural, la compañía transporta el combustible para consumo residencial, comercial e industrial con tractomulas que tienen capacidad de carga de 52 toneladas de peso bruto vehicular que también funcionan con motores de gas natural. De otro lado, Emvarias, filial de EPM, tiene 63 camiones compactadores de basura que funcionan 100% con gas natural.

 

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La demanda de movilidad eléctrica

Hoy por el Valle de Aburrá ruedan vehículos 100% eléctricos en los diferentes segmentos del transporte como buses de servicio público de 8,12 y 18 metros, camiones con una capacidad de carga de hasta 3,5 toneladas, taxis, automóviles, motocicletas, bicicletas y patinetas.

 

Para suplir esa demanda, cada vez más creciente, EPM sumó 20 ecoestaciones de carga pública para usuarios de vehículos eléctricos e híbridos conectables en el Valle de Aburrá y el Oriente cercano. Estas electrolineras están ubicadas en puntos estratégicos y completan un total de 35 puntos de carga en las dos subregiones de Antioquia.

 

Según datos de la compañía, en el Valle de Aburrá ruedan unos 1.300 vehículos que usan tecnología amigable con el medio ambiente, entre modelos 100% eléctricos e híbridos.

 

“EPM seguirá promoviendo el uso de la movilidad eléctrica en los diferentes segmentos del transporte, en las regiones en las cuales cuenta con presencia. Esta es una alternativa a la movilidad de los ciudadanos y un aporte a la disminución de la emisión de gases contaminantes y partículas PM 2,5, que son causantes de afectaciones económicas en las ciudades y en la salud de la comunidad”, aseguró José Fernando Isaza Franco, jefe de Unidad Transacciones, Transmisión y Distribución Energía de EPM.

 

Los retos

Si bien los pasos son gigantes, y en cuanto a movilidad sostenible se ha recorrido un camino con muchos logros, para esta década que comienza se plantean retos muy importantes. Y más si se tiene en cuenta la meta establecida a nivel nacional de tener unos 600.000 vehículos eléctricos rodando por el país para 2030. De este objetivo le corresponden a Antioquia 120.000.

 

Si bien esa meta parece un poco ampulosa, los esfuerzos realizados desde el Valle de Aburrá van con paso firme y más si se tienen en cuenta los problemas de calidad del aire que se acentúan dos veces al año con los cambios de temporadas de lluvia a temporadas secas.

 

En ese sentido, desde el Clúster de Energía Sostenible de la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia se tiene claro que es fundamental enfocarse en los sistemas y los modos que más impactan la calidad del aire en la región metropolitana.

 

“Desde la empresa privada se aporta a la transformación hacia una movilidad más sostenible. Un muy buen ejemplo es lo que están logrando Renting Colombia, filial de Bancolombia; y Auteco, que es la mayor ensambladora de motocicletas del país; con una alianza estratégica para mejorar la calidad del medio ambiente con la incorporación de camiones eléctricos a las flotas de carga en grandes empresas del Valle de Aburrá. Ya hay varias compañías, TCC, Argos, Nutresa, Éxito y Coordinadora, entre otras, que han incorporado a sus flotas camiones eléctricos mediante la figura del renting”, dijo Jaime Alberto Arenas, director del Clúster de Energía Sostenible de la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia.

 

En esta figura de uso de este tipo de vehículos se tiene un plan inicial de lograr que unas 1.000 unidades operen en el Valle de Aburrá y varias ciudades del país. Este tipo de negocio hace que se usen vehículos eléctricos por las empresas sin necesidad de comprarlos y que la tecnología este siempre al alcance de las compañías sin tener que hacer inversiones que en un comienzo son bastante altas.

 

Según Arenas, es muy importante también que haya mayor presencia de motos eléctricas que tienen cero emisiones y, además, no alcanzan velocidades mayores a los 60 kilómetros por hora. También, aseguró, que es fundamental que se fortalezcan los incentivos para los usuarios de vehículos bajas y cero emisiones.

 

En ese sentido, también es importante que se desincentive el uso de vehículos de combustión interna con medidas simples como el descuento en parqueaderos para los autos a gas o eléctricos. Y además, con estrategias que se pueden aplicar en zonas como el centro de la ciudad en donde haya posibles restricciones de movilidad a los vehículos más contaminantes.

 

“En la pandemia, al contrario de pensar que se afectó el negocio de movilidad eléctrica, se favoreció. El distanciamiento social hizo que esa parte de movilidad eléctrica tuviera un desarrollo. La gente ha cambiado y decidido por vehículos eléctricos. Los de cuatro ruedas y los de dos ruedas van a tener un impulso mayor en el mediano y largo plazo”, agregó Isaza.

 

Para Isaza, el único sector que se puede ver afectado a largo plazo es el de transporte masivo. Entre los proyectos que seguirá trabajando EPM es el de taxis eléctricos, que ya tiene varias unidades operando. Además, el de terminar de estructurar el fondo de reposición y de chatarrización para promover incentivos económicos para que los propietarios de vehículos de transporte público y privado puedan reponer esos buses, camiones y volquetas de modelos viejos y que contaminan, por unos con tecnología de punta y amigables con el medio ambiente.