Aunque la pandemia del COVID-19 ha golpeado a todo el mundo, las mujeres siguieron siendo las más afectadas en sus condiciones de vida y para 2021 habrá muchas más de ellas en condición de pobreza extrema, ante la pérdida de millones de empleos como consecuencia del coronavirus.
El próximo año, por cada 100 hombres jóvenes entre 25 y 34 años que vivan en pobreza extrema habrá 118 mujeres. La crisis del COVID-19 aumentará drásticamente la tasa de pobreza femenina y ampliará la brecha entre hombres y mujeres que viven en dicha condición, según el último informe de ONU Mujeres y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), publicado ayer.
Los efectos de la crisis sanitaria son mucho más devastadores a lo inicialmente previsto, pues se esperaba que la tasa de pobreza de las mujeres disminuyera en un 2,7% entre 2019 y 2021, pero ahora apuntan a un aumento del 9,1%, debido a la pandemia y sus consecuencias.
Según la ONU, las mujeres asumen la mayor parte de la responsabilidad del cuidado de la familia, ganan menos, ahorran menos y tienen trabajos mucho menos seguros, una situación que se ha intensificado con la crisis del coronavirus.
La brecha actual podría aumentar a 121 mujeres por cada 100 hombres para 2030, según el PNUD.
El caso colombiano
Siendo el empleo uno de los factores clave en la superación de la pobreza en todo el mundo, las cifras reveladas esta semana por el DANE sobre desempleo son especialmente dramáticas para las mujeres, pues por cada hombre que no tiene trabajo, hay dos mujeres.
La tasa de desempleo en mujeres superó a los hombres en 10 puntos porcentuales, pues, mientras que en los hombres se ubicó en un 16,2%, en las mujeres fue del 26,2%. La razón: las limitaciones de la pandemia por las medidas que se tomaron, ya que en muchos casos interfirieron directamente con las labores que mayormente ocupaban a las mujeres entre las cuales se distinguían actividades de comercio, alojamiento, servicios de salud, educación e incluso servicio doméstico.
La tasa de desempleo de las mujeres fue 26,2%, mientras que en 2019 fue de 13,6%. Es decir, subió 12,6 puntos porcentuales.
Así las cosas, la esperada reactivación económica requiere que no solo se piense en las dinámicas urbanas, sino que contemple un enfoque diferencial o de género para poder resolver esas dificultades que las mujeres están teniendo en el mercado laboral, ya que una de ellas es la ‘inactividad forzosa’ a la que se ven enfrentadas por tener que responder a otro tipo de responsabilidades.
“La educación, por ejemplo, impide a muchas mujeres que desean trabajar porque, en primer lugar, puede que algunas no tengan ya ingresos suficientes para contratar servicios domésticos, y por consiguiente tienen que hacerse cargo del hogar y de la supervisión de la educación de sus hijos, a través de las metodologías remotas que se han implementado estos meses”, advirtió el DANE en su informe.
Más no es mejor
La pandemia hizo visible que la mitad de la población del país son mujeres, de las cuales solo el 40% forma parte de la población económicamente activa, con una inequidad muy fuerte en el trabajo que sucede al interior del hogar.
Según el gremio de los comerciantes en Colombia, Fenalco, se ha registrado que del total de desempleados en todo el país, 840.000 son del comercio, 689.000 de restaurantes, hoteles, aerolíneas, y otro tanto son de la industria del entretenimiento y la economía naranja. En total, estas actividades, superan los 2,2 millones de personas desempleadas, 55% del total de desocupados en el país”.
Si se mira por las 13 principales ciudades y áreas metropolitanas, que incluye a Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga, Manizales, Pereira, Cúcuta, Ibagué, Pasto, Montería, Cartagena y Villavicencio, la tasa de desempleo sube a 24,7%, lo que sigue mostrando que las grandes urbes están aportando la mayor cantidad de pérdidas en puestos de trabajo.
Ese panorama en Colombia no es muy distinto a lo que ocurre en el resto del mundo y es por eso que la ONU ha llamado la atención sobre las graves consecuencias que tendrá la pandemia sobre los grupos más vulnerables, entre ellos las mujeres y los jóvenes.
“La respuesta a la pandemia del coronavirus ha provocado un impacto social y económico desproporcionado y devastador en las mujeres y las niñas y ha dejado al descubierto y agudizado los considerables obstáculos a los que se enfrentan para lograr sus derechos y desarrollar su potencial”, dijo el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres.
Entre los varios impactos que han sufrido las mujeres durante la crisis sanitaria, la ONU mencionó la violencia de género, los bajos salarios que reciben, la alta representación que ostentan en el área del trabajo informal y en el de los cuidados no remunerados en el hogar, que aumentó exponencialmente como resultado de los cierres de escuelas y las necesidades de las personas mayores.
Los jóvenes también se han quedado atrás, dadas las afectaciones de la pandemia en sus estudios, el trabajo, la rutina, entre otros.
El desempleo aumentó en el Colombia al 20,2% y el de los jóvenes también subió hasta el 29,7% en julio. En el trimestre móvil mayo-julio de 2019, la tasa de desempleo de los jóvenes fue de 17,5%, es decir, que se incrementó 12,2 puntos porcentuales. Acceder a un trabajo para los jóvenes se ha convertido en una “misión imposible” por el contexto que se vive en el mundo y en el país, dijo la ONU.
Los defectos de la sociedad
El aumento de la pobreza extrema de las mujeres entre 24 y 35 años es una dura muestra de los profundos defectos en la forma en que hemos construido nuestras sociedades y economías”, dice la directora ejecutiva de ONU Mujeres.
El empleo de las mujeres corre un mayor riesgo que el de los hombres, en un 19%. La pandemia arrastrará á a 96 millones de personas a la pobreza extrema para 2021, entre ellas 47 millones de mujeres y niñas. De este modo, el número total de mujeres y niñas que viven en la pobreza extrema aumentará a 435 millones, y las proyecciones muestran que este número no volverá a los niveles anteriores a la pandemia por lo menos hasta 2030.
El panorama es crítico, pero hay margen de acción si la respuesta es conjunta y articulada, según la ONU.
Más de 100 millones de mujeres y niñas podrían salir de la pobreza si los gobiernos implementaran una estrategia integral dirigida a mejorar el acceso a la educación y la planificación familiar, salarios justos e iguales y expandir las transferencias sociales. Según el PNUD, las mujeres tienen menos probabilidades de beneficiarse de las medidas de protección social.
“Invertir en la reducción de la desigualdad de género no solo es inteligente y asequible, sino también una decisión urgente que los gobiernos pueden tomar para revertir el impacto de la pandemia en la reducción de la pobreza”, concluyó el informe.
Hagan sus apuestas
Las consecuencias de la pandemia cambiarán los pronósticos de pobreza extrema en todas las regiones. Dado que el 59% de las mujeres pobres del mundo viven actualmente en el África subsahariana, la región seguirá albergando el mayor número de personas en situación de pobreza extrema del mundo.
Si bien las cifras son alarmantes, el estudio de la ONU estima que solo se necesitaría el 0,14% del PIB mundial (2 billones de dólares ) para sacar al mundo de la pobreza extrema para 2030; y 48.000 millones de dólares para cerrar la brecha de pobreza de género. Sin embargo, el número real podría terminar siendo mucho más alta, especialmente si los gobiernos no actúan, o lo hacen demasiado tarde.
El aumento constante de otras desigualdades de género preexistentes también afectará estas cifras, advirtió el informe de las agencias.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), para junio de 2020, se estima que el 72 por ciento de los trabajadores domésticos en todo el mundo habían perdido sus trabajos como resultado del COVID-19. Tanto las mujeres como los hombres asumen más tareas domésticas y cuidan a los niños y miembros de la familia durante los encierros, pero la mayor parte del trabajo aún recae sobre los hombros de las mujeres y las niñas.