Es ciencia. Es biodiversidad. Es meteorología. Es conocimiento. Todos juntos, naturaleza. Así es lo que nos cuenta un inspirador documental de Netflix, “Conectados”, sobre lo que podría ser la versión poética de “Una verdad incómoda”, la conferencia global en la que Al Gore puso sobre la agenda pública el problema del cambio climático.
Pero no vamos hablar de Al Gore, sino del ornitólogo Christopher Heckscher, el personaje central del primer capítulo que el periodista científico y doctor en Historia de la Ciencia de Harvard, Latif Nasser, desarrolló para la plataforma y mostró cómo una ave migratoria, el zorzal, fue pieza clave para determinar la estrecha relación entre los periodos de anidación de esa especie y la ocurrencia de tormentas en las costas de los Estados Unidos, con una precisión mayor a los pronósticos obtenidos por los científicos del Centro Nacional de Huracanes.
Hoy, en el Día Mundial de las Aves Migratorias, la comunidad internacional ratifica la urgencia de restablecer los equilibrios con la naturaleza y preservar la enorme riqueza en biodiversidad que aún tenemos, no sólo para efectos de proteger los ecosistemas, sino para obtener de ellos la información suficiente y necesaria para enfrentar los desafíos del siglo XXI, entre otros, el cambio climático.
La historia de Heckscher es, por sí misma, un reconocimiento a la importancia de las aves migratorias dentro de las llamadas Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN), hoy más que nunca instrumentos centrales de la regeneración del planeta.
Qué hizo el ornitólogo
Christopher Heckscher lleva más de 30 años estudiando el comportamiento de los zorzales, un ave pasiforme que habita zonas tropicales, y cuyo nombre es de origen árabe que significa “cantar” o “gorjear”. Habitan extensas zonas de bosque en Newark, Delaware, donde el ornitólogo comenzó su investigación y, por ende, descubrió algo que ha marcado un hito en la ciencia que estudia los huracanes.
Heckscher no entendía por qué los zorzales cambiaban cada año la fecha de inició de la anidación de sus crías y su posterior viaje migratorio al sur del Continente, al Amazonas, justo antes de que comenzara la temporada de invierno en el norte. Atrapó varios ejemplares e implantó en ellos un pequeño GPS que permitía establecer su ubicación y sus recorridos en tiempo real.
Una vez implantado el dispositivo, los zorzales eran puestos en libertad y comenzaba el monitoreo. Con rastreos satelitales en un área no mayor a 10 metros, el científico podía establecer la posición del zorzal, sus movimientos y el momento del regreso al punto de partida, después de que el animal hiciera desplazamiento de más de 65 mil kilómetros entre Estados Unidos y Brasil.
Pero lo más importante para Heckscher, además de esos datos, era encontrar respuestas sobre por qué el inicio de esos viajes migratorios cambiaban radicalmente de un año a otro, sin aparentes explicaciones más allá de buscar comida o huir de los depredadores. Después de cruzar información por más de 20 años, comparando las líneas de tiempo, el ornitólogo encontró una inobjetable relación y coincidencia entre los tiempos de anidación de las crías de los zorzales y la presencia e intensidad de las tormentas tropicales y los huracanes. Entre más temprano iniciaban esas aves sus vuelos hacia el sur, más fuerte se pronosticaba la temporada de huracanes.
En otras palabras, los zorzales predecían la fuerza de los huracanes con mayor precisión que los propios meteorólogos de los Estados Unidos. En el documental de Netflix, es claro lo que asegura Heckscher, pues en 2018 pasó efectivamente que los zorzales abandonaron los nidos de sus crías mucho más temprano de lo normal y emprendieron su viaje mucho antes de junio, y no en julio como sucedía con frecuencia.
Heckscher comenzó a cruzar esa información y se dio cuenta de que los pronósticos del Centro Nacional de Huracanes no advertían una temporada por fuera del promedio y, en consecuencia, no se activaron las alarmas, pero él llamó la atención sobre sus resultados. Nadie le paró bolas.
Pasaron junio, julio y agosto, y mientras los datos del ornitólogo confirmaban su teoría, los científicos mantenían los pronósticos de estar frente a una temporada de huracanes, incluso, por debajo de los promedios normales. Casi un mes y medio después, Estados Unidos hacía frente a una de las temporadas de huracanes más devastadoras en muchas décadas.
Ese 2018, se presentaron seis huracanes, pero fueron Florence y Michael, de categoría 4 y 5, respectivamente, los que convirtieron a Florida, Carolina del Norte, Georgia y Virginia, en zona de desastre catastrófico y las pérdidas superaron los 150 millones de dólares y la cifra de muertos pasó del centenar, luego de causar estragos en Cuba y Puerto Rico.
Una catástrofe que pudo ser mitigada si se hubiera tenido en cuenta la información que Christopher Heckscher había recopilado por más de dos décadas siguiendo el vuelo de sus mejores científicos: los zorzales.
De ahí lo trascendental de la pregunta con la que Latif Nasser despide su conversación con Heckscher: ¿Cómo podemos aprender de la naturaleza?