Con ayudas tecnológicas se realizan tomografías al arbolado urbano para evaluar las condiciones y poder tomar decisiones que mitiguen riesgos como caídas sobre personas, vehículos, vías públicas y viviendas.
Esta tecnología de punta es llamada Arbotom, que es una unidad de tomografía por impulso que permite dar una perspectiva interna del estado de los árboles y la madera, sin utilizar métodos invasivos, permitiendo tomar decisiones a los profesionales forestales con argumentos científicos y técnicos.
“Actualmente, Bogotá, Medellín, Cali e Ibagué están incorporando esta tecnología y nuestra meta es que todas las ciudades principales del país la implementen a 2025, para disminuir en un 5% accidentes automovilísticos y en un 15% talas de árboles que no debieron ser derribados”, dijo Carlos Paz, director de Kasalab, compañía que trajo a Colombia este desarrollo tecnológico.
El método que se usa con Arbotom es que, a través de las ondas de estrés que viajan por el ancho del tronco, se miden con sensores alrededor del árbol que calculan el tiempo que tarda un impulso en viajar a través de él. Después, cuando atraviesa la madera, las ondas llegan a los sensores que arrojan los resultados correspondientes.
Los datos se envían en tiempo real a una computadora que, por medio de un mapa de calor, muestra el estado del árbol y les da a los profesionales los elementos para tomar decisiones sobre qué hacer con ese árbol y qué tipo de tratamiento o medida tomar.
Además, Kasalab implementó una tecnología complementaria llamada Tree Lab, que es una unidad de análisis de raíces, que entrega datos sobre esta parte de los árboles para, de igual manera, tomar decisiones en espacios públicos y privados.
“En las zonas urbanas, los equipos de tomografía son una ayuda para la gestión del riesgo. Esta tecnología nos permite conocer el anclaje que tiene el árbol y el riesgo de volcamiento que se puede llegar a presentar. Para las entidades ambientales es una herramienta de investigación que permite generar inventarios más reales, conocer problemáticas fitosanitarias, que pueden llegar a afectar los árboles; y saber cuáles son las especies que mejor se comportan, en determinados territorios, para el arbolado urbano”, aseguró Lina Muñetón, ingeniera ambiental.
Según Kasalab, un estudio realizado en Connecticut (Estados Unidos), donde monitorearon alrededor de 1.400 árboles plantados e incluyeron las variables de influencia de la comunidad en la supervivencia de dichos individuos, demostró que la tasa de supervivencia alcanzó valores superiores al 76% en aquellos arboles donde la gente tenía mayor experiencia y conocimientos de los árboles.
De otro lado, el poco conocimiento de los árboles en las ciudades ha causado talas realizadas de forma equivocada en individuos sanos, y manejos inadecuados en el tratamiento, entre otros. Además, debido cambios climáticos algunos árboles se caen generando accidentes automovilísticos y muertes de transeúntes. Todo esto se evita con esta ayuda tecnológica.
“Los proyectos de arbolado urbano son muy importantes en las ciudades. Primero porque cumplen un papel de termo reguladores. En temporadas de calor pueden reducir entre 1 y 3 grados centígrados la temperatura en las zonas de las urbes donde están plantados. Además, a una mayor cantidad de árboles se mejora la calidad del aire, que es una e las mayores problemáticas que tienen las ciudades del mundo”, expresó la ingeniera Muñetón.