La revista Environmental Science and Policy publicó el pasado miércoles 4 de mayo, un análisis multidisciplinario realizado por 18 científicos (hombres y mujeres) sobre diferentes tendencias socioeconómicas y ambientales informando y analizando acerca de la importancia de los comicios presidenciales de 2022 en Colombia y el por qué serán claves para el medio ambiente.
En el artículo titulado ‘La paz y el medio ambiente en una encrucijada: elecciones en un foco de biodiversidad afectado por el conflicto’, dejan en claro la importancia de que los científicos con antecedentes relevantes destaquen las relaciones entre los eventos políticos y el medio ambiente, para enriquecer el debate político, ayudar a priorizar los recursos públicos e informar la formulación de políticas.
“Pretendemos que este análisis sea útil no solo en Colombia, sino también en otras sociedades en situaciones similares, que manejan ecosistemas ricos en biodiversidad en entornos sociopolíticos de creciente violencia, pobreza y desigualdad”, aseguran los científicos en la publicación.
Este estudio, realizado por Alejandro Salazar, Adriana Sánchez, Jeffrey S. Dukes, Juan F. Salazar, Nicola Clerici, Eloísa Lasso, Santiago J. Sánchez-Pacheco, Ángela M. Rendón, Juan C. Villegas, Carlos A. Sierra, Germán Poveda, Benjamín Quesada, María Uribe, Susana Rodríguez Buriticá, Paula Ungar, Paola Pulido Santacruz, Natalia Ruíz Morato y Paola Arias, analiza las condiciones en que se realizan los comicios presidenciales 2022 y sus antecedentes.
Según el análisis, en las democracias de todo el mundo, las sociedades han demostrado que las elecciones pueden tener consecuencias claves sobre el medio ambiente. En Colombia, las elecciones presidenciales de 2022 se llevarán a cabo en un momento “en que el progreso hacia la paz se ha estancado y las condiciones socioeconómicas, de seguridad y ambientales se han deteriorado”.
“Los recientes deterioros en estas condiciones coinciden, en gran medida, con el cambio de gobierno tras las elecciones de 2018, y el consiguiente ascenso al poder de un partido que boicoteó las negociaciones de paz desde el principio”. Los indicadores analizados en el estudio «sugieren que 2018 marcó el final de una década de mejoras en seguridad, riqueza e igualdad, factores sociales que pueden interactuar con el medio ambiente de múltiples maneras”.
Uno de los aspectos cruciales, según los científicos, es que el aumento en los asesinatos de defensores del medio ambiente y de la tierra en 2019 y 2020 convirtió a Colombia en uno de los lugares más peligrosos del mundo para los ambientalistas. “Con las elecciones presidenciales de 2022, los colombianos volverán a decidir quién gobernará el país y qué nuevas políticas sociales, económicas y ambientales se implementarán”.
Políticas y medio ambiente
Para los científicos, la protección del medio ambiente depende, en muchos casos, de las políticas gubernamentales y su aplicación. Por lo tanto, estas políticas “tienen efectos directos cuando son impuestas, mientras que otras políticas pueden afectar indirectamente el medio ambiente a través de su influencia en las condiciones sociales”.
Los cambios en los gobiernos pueden tener consecuencias dramáticas para el medio ambiente. “En países tropicales como Brasil, Indonesia y Honduras, las tasas de deforestación fluctúan con las elecciones democráticas”, cita el estudio, y agrega que esta fluctuación tiene que ver con la corrupción política relacionada con la tala ilegal, el otorgamiento de licencias para explotación de recursos, y la ineficiencia administrativa durante los cambios de gobierno.
Los factores principales
En el análisis detallado se destacan algunos factores principales como el contexto sociopolítico, las relaciones entre los factores sociales y el medio ambiente, el entorno cambiante; y elecciones y medio ambiente.
Contexto sociopolítico
En lo que se refiere al contexto sociopolítico, los científicos recalcan que en las elecciones de 2018, la presidencia la obtuvo un partido político que había hecho campaña contra el proceso de paz. Después de las elecciones, entre 2018 y 2020, el número de masacres al año aumentó de 12 a 33, y las muertes asociadas a este tipo de hechos aumentaron de 70 a 172, según datos de Mindefensa.
“La mayor parte de los asesinatos después de la firma del acuerdo de paz afectaron a grupos que con frecuencia juegan un papel clave en la protección del medio ambiente, incluyendo defensores de la tierra y del medio ambiente, líderes sociales y defensores de derechos humanos, campesinos, ambientalistas e indígenas”, aseguran en el estudio.
Además, los asesinatos de líderes ambientales tuvieron valores máximos de hasta dos o tres veces más que los observados durante la década anterior. En 2019 y 2020 fueron asesinados más defensores de la tierra y el medio ambiente en Colombia que en cualquier otro país del mundo (Global Witness, 2021). En 2020, más de la mitad de los asesinatos de defensores del medio ambiente a nivel mundial, ocurrieron en Colombia.
“Los líderes ambientales no son el único grupo perseguido. El número de líderes sociales y defensores de los derechos humanos asesinados entre 2018 y 2020 fue también el más alto visto en la última década (Indepaz, 2020). Los asesinatos de líderes indígenas aumentaron de 31, en 2016; a 84 en 2019. Los pueblos indígenas representan menos del cinco por ciento de la población colombiana pero suman un 37% de todos los asesinatos. Las comunidades afrocolombianas e indígenas han sido los grupos étnicos más afectados por el desplazamiento forzado en Colombia. Un 59% del territorio colombiano es bosque y el 48% está en territorios indígenas (unas 29 millones de hectáreas, según el Dane)”.
Relaciones entre factores sociales y medio ambiente
Para los científicos, el aumento de la violencia, la pobreza y la desigualdad en Colombia desde 2018 puede afectar el medio ambiente de varias maneras. Los impactos de algunos de estos factores, como los asesinatos desenfrenados de defensores ambientales son generalizados, irreversibles e inconmensurables.
“En general, los riesgos de deterioro ambiental aumentan con la violencia, la pobreza y la desigualdad”. Dicho deterioro se puede dar, por ejemplo, a través de “asesinatos de líderes ambientales y rurales, desplazamientos forzados o ataques terroristas que causan grandes daños ambientales como el bombardeo de oleoductos” o mediante el debilitamiento del “efecto ahorrador de tierra de la productividad agrícola. Aunque la reducción de la violencia, la pobreza y la desigualdad suele beneficiar al medio ambiente, en algunos casos puede tener involuntariamente el efecto contrario. Por ejemplo, la reducción de la pobreza puede aumentar la compra de bienes de uso intensivo de la tierra y la energía. Los años electorales pueden ser puntos de quiebre para las trayectorias de las tendencias socioeconómicas que afectan el medio ambiente”, expresa el grupo de científicos en su investigación.
Un entorno cambiante
En el artículo, queda claro, además, que las realidades sociopolíticas cambiantes en Colombia en la última década han coincidido con los cambios en el entorno del país.
“En general, durante la negociación del Acuerdo de Paz con las Farc, hubo menores tasas de pérdida de bosques (estimaciones nacionales; Global Forest Watch, 2021) y emisiones de GEI (Gases de Efecto Invernadero) relacionadas con la agricultura y el cambio del uso de la tierra y la silvicultura (estimaciones nacionales; Climate Watch, 2021), y menores recuentos de incendios (valores en tres áreas protegidas, en la región amazónica con respecto a los años posteriores al acuerdo)”, registra el artículo.
Además, aseguran que estas tendencias favorables se produjeron mientras la economía prosperaba y la pobreza y el desempleo disminuían. Varios puntos de quiebre en las tendencias ambientales coinciden con la firma del Acuerdo de Paz, el año electoral de 2018 y la pandemia del COVID-19.
Otro aspecto fundamental que destacan es que los diferentes cambios socioeconómicos que ocurren actualmente en Colombia repercuten en los ecosistemas en conjunto. Esto debido al cambio climático. Durante el último siglo, la temperatura media en Colombia ha aumentado cerca de 1ºC, mientras que la extensión de superficie cubierta de hielo en regiones de glaciar ha disminuido en un 90% (según lo observado para los cinco glaciares principales del país: Cocuy, Santa Marta, Huila, Santa Isabel y Tolima; IDEAM, 2021).
“El más reciente reporte del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, 2021) evidencia que el noroccidente de Suramérica (es decir, el occidente de Colombia y Ecuador) y el norte de Suramérica (región que comprende el oriente de Colombia, Venezuela, Surinam y las Guyanas) han experimentado un aumento en la frecuencia e intensidad de eventos cálidos extremos desde 1950 debido a la actividad humana, y que estas tendencias seguirán presentándose a lo largo del siglo XXI debido al aumento de las temperaturas globales (IPCC, 2021). Las proyecciones para el siglo XXI bajo diferentes escenarios indican incrementos en la precipitación media anual y reducciones en la extensión de glaciares en el noroccidente de Suramérica”.
Además, aseguran los científicos, las elecciones presidenciales son una oportunidad para fortalecer la implementación de estrategias de mitigación y respuestas de adaptación ante el cambio climático, si los votantes eligen políticos o partidos que den prioridad a una inversión adecuada de los recursos públicos.
También expresan que desde el Acuerdo de Paz con las Farc se ha observado un aumento en la tasa de deforestación en las áreas nacionales protegidas. Estas áreas albergan una gran diversidad biológica, valores culturales y proporcionan importantes servicios ecosistémicos. Sin embargo, estas áreas “protegidas”, a menudo, carecen de una presencia institucional efectiva, lo que las hace susceptibles al acaparamiento extensivo de tierras y a la expansión de los cultivos ilícitos.
Elecciones y medio ambiente
Para los científicos, con las Elecciones a la Presidencia de 2022 en Colombia emergen al menos dos grandes riesgos ambientales: uno inmediato durante las elecciones y otro que puede prolongarse en el tiempo después de ellas.
“En el corto plazo, los niveles de corrupción, pobreza e inequidad en Colombia pueden acarrear el riesgo de picos de deforestación durante las elecciones, incluyendo los asociados con estímulos económicos derivados de la explotación de recursos naturales. En el largo plazo, los colombianos corren el riesgo de elegir gobiernos que contribuyan (por acción u omisión) a la perpetuación del deterioro de las condiciones socioeconómicas del país, con consecuencias para el ambiente. Una relación sostenible entre las sociedades y el ambiente requiere compromisos de más largo plazo que los periodos de gobierno en países democráticos. Sin embargo, nuestro análisis sugiere que los años electorales pueden convertirse en puntos de quiebre de tendencias socioeconómicas y ambientales”.
Para finalizar, el grupo de científicos concluye que los recientes eventos políticos en Colombia se han asociado con grandes cambios en indicadores sociales y ambientales.
“Nuestros análisis de estos indicadores sugieren que las tendencias de mejora en los años anteriores se deterioraron rápidamente durante los primeros años del gobierno actual (2018-2022). Las elecciones presidenciales de 2022 proveen la oportunidad a los votantes de escoger alternativas con repercusiones ambientales y sociales de largo plazo”.
En este caso, al igual que en las demás democracias del mundo, los científicos piensan que los electores se benefician de análisis y discusiones informadas sobre las consecuencias ambientales de las discusiones y decisiones políticas.
*Estas son las instituciones que representan los 18 investigadores que firman el artículo publicado en Environmental Science and Policy:
-Faculty of Environmental and Forest Sciences, Agricultural University of Iceland, Árleyni 22, IS-112 Reykjavík, Iceland.
-Programa de Biología, Facultad de Ciencias Naturales, Universidad del Rosario, Carrera 26 # 63B-48, Bogotá D.C., Colombia.
-Department of Forestry and Natural Resources, Purdue University, West Lafayette, IN 47907, USA and Department of Biological Sciences, Purdue University, West Lafayette, IN 47907, USA.
-Grupo GIGA, Escuela Ambiental, Facultad de Ingeniería, Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia.
-Departamento de Ciencias Biológicas, Universidad de los Andes, Bogotá D.C., Colombia.
-Dirección Académica, Universidad Nacional de Colombia, Sede de La Paz, La Paz, Colombia.
-Grupo de Ecología Aplicada, Escuela Ambiental, Facultad de Ingeniería, Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia.
-Max Planck Institute for Biogeochemistry, Jena, Germany.
-Department of Ecology, Swedish University of Agricultural Sciences, Uppsala, Sweden
-Facultad de Minas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, Colombia.
-Earth System Science Program, Faculty of Natural Sciences, Universidad del Rosario, Bogotá D.C., Colombia.
-Department of Earth System Science, University of California Irvine, Irvine, CA 92697, USA.
-Fundación Biodiversa, Colombia.
-Institute of Agricultural Law, Georg-August-University Göttingen, Germany.