Durante los últimos años, con pocos años de diferencia, el mundo ha pasado de hablar de ciudades sostenibles a ciudades innovadoras, inteligentes, resilientes y ahora aparece un nuevo concepto, que no distinto, sobre culturas regenerativas, en las que la planificación urbana y el diseño de soluciones basadas en la naturaleza van más allá del concepto de sostenibilidad.
Por lo menos así lo dice Daniel Christian Wahl, un biólogo español con maestría en ciencias holísticas y un doctorado en diseño, que estuvo como invitado especial en el V Foro Mundial Low Carbon City, realizado de forma virtual con una veintena de expertos internacionales, reunidos alrededor de ocho temáticas que van desde salud planetaria hasta economía circular, resiliencia, seguridad alimentaria, slow cities y, por supuesto, culturas regenerativas, que es de lo que Daniel más sabe y le gusta conversar.
En una amena conversación con David Escobar, director de Comfama, y uno de los más reconocidos líderes cívicos de Medellín, dada su pasión por el llamado capitalismo consciente, el doctor Wahl nos puso a pensar en qué es sostenibilidad, pues él piensa que el concepto no es del todo claro. ¿Qué es sostener, qué queremos sostener? se pregunta y ahí radica su importancia como un líder influenciador.
La sostenibilidad por sí sola no es un objetivo adecuado. La palabra sostenibilidad en sí misma es inadecuada, porque no nos dice que es lo que realmente estamos intentando sostener. Creo que lo que realmente estamos intentando sostener es el patrón subyacente de salud, resiliencia y adaptabilidad que mantienen a este planeta en una condición en la que la vida en su totalidad pueda florecer. El diseño para la sostenibilidad es, en última instancia, el diseño para la salud humana y planetaria.
La razón, dice Daniel, es que más importantes que las soluciones y las respuestas, son las preguntas”, advierte. Y entonces, a él le preguntaron:
¿Qué son culturas regenerativas?
Daniel Wahl: No es una moda. Caemos en la trampa de creer que lo nuevo supone acabar con lo viejo. No. Vamos hacia la regeneración como un camino hacia la transformación de la sostenibilidad, entendida como aquello que no le hace daño a la naturaleza. No podemos seguir hablando de antropoceno. Regenerar es poner en el centro la vida. Somos productos emergentes del proceso planetario, que es la vida.
Las culturas regenerativas, en plural porque para mí eso es muy importante, nacen desde las condiciones únicas del lugar y de la cultural local. No es un colonialismo de una idea de una cultura que todo el mundo tiene que seguir, sino que la gente se reconecta entre sí, con su historia, con su lugar, con la unicidad del ecosistema donde viven. Así es como crean las condiciones mediante las cuales van a devolver a sus hijos un sitio más rico, más vivo, más bioproductivo, más abundante del que ellos han recibido de sus antepasados.
¿Cómo es ese concepto de unicidad?
Somos vida y como tal podemos generar acciones conducentes a mejorar la vida de todos, con humildad y sin el predominio de la tecnología como único determinante en la toma de las decisiones. No es aceptable poner al hombre al servicio de la tecnología, sino que es necesario poner la tecnología al servicio de la vida planetaria, incluido el hombre. Cuando conectamos con el otro, cocreamos el mundo. La vida está en la polaridad de ser uno mismo dentro de un todo. No basta con saber que somos, sino que estamos. Es necesario conectar la ciencia con la espiritualidad.
Nuestra obsesión con la tecnología es una especie de nueva religión, un ateísmo que no permite ver nada más allá de la data, que supone que no hay nada espiritual. No es distinto a muchas otras religiones que prometen la vida eterna, sólo que ahora la buscamos es a través de la inteligencia artificial, la Big-data, los robots. Hemos hecho de la tecnología nuestra religión. La tecnología debe servir a la humanidad, pero la humanidad no puede estar sólo al servicio de la tecnología.
La vida es un proceso planetario. Siempre hay que empezar con el lugar, la unicidad del lugar y la unicidad de las personas en ese lugar. No se trata de identificar los problemas globales, sino que es urgente co-crear desde la base para resolver el problema. Cada uno es respuesta al problema. Estamos demasiado concentrados en las respuestas y las soluciones, pero la historia nos demuestra que no hemos dado las respuestas adecuadas, porque no hemos hecho las preguntas acertadas.
Y eso pasa porque no hemos co-creado con las comunidades, con la unicidad de las personas que están en los territorios, porque hemos dejado todo en manos de las presentaciones en Excel.
Por eso marca el ODS 8, sobre crecimiento económico, con una llave maestra. ¿Qué significa?
En la presentación que casi siempre utilizo hablo del desarrollo degenerativo y de la urgencia de hablar del desarrollo regenerativo y de los 17 ODS, creo que el 8 no debería estar ahí, si seguimos pensando en el crecimiento económico sólo como una medida del PIB por encima del cuidado de la naturaleza. No tenemos como extender los límites de la naturaleza y está demostrado que hemos violentado esos límites. Hemos degenerado el planeta. Hay que redefinir qué es el proceso económico. No en términos de dinero, sino de riqueza forestal, hídrica, alimentaria.
¿A eso se refiere cuando acude a las metáforas?
Sí. Debemos cambiar las metáforas. Hasta ahora han sido mecanismos que sólo se basan en tecnología. Necesitamos metáforas que hablan de la vida, y eso no implica no hablar ni dejar de usar la Big data, aunque sea más fácil hacerlo, sino porque no podemos perder de vista las calidades, sobre todo las calidades de las relaciones, esas que no están en las fichas de Excel. Tenemos que pasar de un crecimiento económico cuantitativo a otro cualitativo, en el que la vida y la naturaleza estén en el centro de las decisiones.
¿Por qué es importante hablar del diseño dentro del concepto de culturas regenerativas?
Todos somos diseñadores. Lo que vemos a nuestro alrededor es algo diseñado por alguien y nos diseña cómo vemos el mundo. No se trata de hacer cosas bellas, sino humanas y funcionales. (Diseño para la salud humana y planetaria).
El diseño regenerativo crea culturas regenerativas capaces de aprender y transformarse continuamente en respuesta, y anticipándose, a cambios inevitables. Las culturas regenerativas salvaguardan y cultivan la abundancia biocultural para las generaciones humanas futuras y para la vida en su totalidad.
¿Cómo es eso del principio de precaución del que Usted habla en sus libros?
El concepto de salud es muy importante, porque es un componente emergente a diferentes niveles dentro del sistema complejo de la vida planetaria. En cada acto, entonces, tenemos que preguntarnos cómo lo que yo hago y diseño afecta para bien o para mal a la humanidad. Si lo afecta, es mejor no hacerlo. Ese es el principio de precaución.
El proceso regenerativo debe estar asociado al concepto evolutivo del desarrollo. La salud es un proceso dinámico y, por ende, evolutivo. El enfoque patogénico no basta, porque la salud es dinámica (nos enfermamos y nos recuperarmos) y entonces necesita de la resiliencia para poder avanzar. La pregunta es cómo vamos a crear sistemas salutogénicos, procesos más saludables a través de la educación, de los ecosistemas, de los modos de transporte.
Nuestro reto es rediseñar la presencia y el impacto humano en el planeta dentro de las vidas de las generaciones que viven en nuestra tierra. No somos dueños de la naturaleza, sino que hacemos parte de ella.
Una propuesta para guiar una acción inteligente ante una complejidad dinámica y “no saber”, es aplicar el principio de precaución como marco que pretende evitar, en la medida de lo posible, acciones que tendrán un efecto negativo en la salud humana y medioambiental en el futuro.
La resiliencia está estrechamente relacionada con la salud, en el sentido que describe la habilidad de recuperar funciones básicas vitales y reponerse de cualquier clase de desajuste o crisis. Cuando buscamos la sostenibilidad desde una perspectiva sistémica, estamos intentando sostener el patrón que conecta y fortalece al sistema en su conjunto. La sostenibilidad se refiere principalmente a la salud sistémica y a la resiliencia en diferentes dimensiones, desde la local, a la regional y global.
Usted nos dijo que son más importantes las preguntas que las soluciones y las respuestas. ¿Cuál pregunta nos deberíamos hacer ahora?
Diría que, si no podemos salvar el mundo, ¿podemos salvar el lugar donde vivimos? Esa es la gran pregunta.