COVID-19: el sistema global de salud falló

El Panel de Preparación y Respuesta a la Pandemia conformado por la OMS en 2020 acaba de publicar su informe de forma independiente y, sin eufemismos, asegura que los sistemas de salud, locales, nacionales e internacionales, no eran los adecuados para proteger a las personas frente al coronavirus y deberán ser transformados radicalmente ante otra inminente pandemia. La respuesta a la crisis no sólo fue tardía, sino desarticulada y sin estrategias eficaces. El informe, titulado “COVID-19: que sea la última pandemia”, considera que el sistema actual es claramente inadecuado para evitar que otro patógeno nuevo y altamente infeccioso, que podría surgir en cualquier momento, provoque una pandemia. El Panel entrega varias rutas para evitar que eso suceda en las dimensiones y efectos dramáticos que estamos afrontando.

El director de la OMS, Tedros Adhanom

Parodiando la canción de Shakira, la comunidad internacional permaneció durante largo tiempo “ciega y sordomuda” para atender la pandemia del COVID-19 y evitar las dramáticas consecuencias que hoy afronta la humanidad, según se desprende del informe publicado hoy por el Panel Independiente de Preparación y Respuesta a la Pandemia establecido en 2020 por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

 

El documento de trabajo, cuyos autores pasaron ocho meses estudiando pruebas, revisando evidencias y recopilando información científica sobre el terreno, es contundente en afirmar que “El sistema actual, tanto a nivel nacional como internacional, no era adecuado para proteger a las personas frente al COVID-19”.

 

Y no sólo era inadecuado, sino que el vigente actuó de forma tardía. “El tiempo transcurrido desde la notificación de un conglomerado de casos de neumonía de origen desconocido, a mediados de diciembre, hasta la declaración de una Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional (ESPII) fue demasiado largo. Febrero de 2020 fue un mes perdido en el que muchos más países podrían haber tomado medidas para contener la propagación del SARS-CoV-2 y prevenir la catástrofe sanitaria, social y económica mundial que todavía persiste”.

 

El documento, titulado “COVID-19: que sea la última pandemia”, es crítico al responder la pregunta que guió el trabajo de investigación: ¿Cómo un brote de una enfermedad se convirtió en una pandemia? y sobre ¿cuáles fueron las respuestas mundiales y nacionales?

 

El Panel, conformado por 13 expertos de distintas corrientes y disciplinas, considera que el sistema actual es claramente inadecuado para evitar que otro patógeno nuevo y altamente infeccioso, que podría surgir en cualquier momento, provoque una pandemia.

 

En consecuencia, dicen los expertos, el mundo también tiene que prepararse urgentemente para evitar que un futuro brote se convierta en una pandemia. “Los Jefes de Estado y de Gobierno deben comprometerse sin vacilaciones a liderar los esfuerzos de transformación del sistema actual”.

 

El Panel Independiente, copresidido por Helen Clark, ex-primera ministra de Nueva Zelandia, y Ellen Johnson Sirleaf, ex-presidenta de Liberia, hizo un llamado a la comunidad internacional para que ponga fin a la pandemia de COVID-19 mediante la aplicación inmediata de las recomendaciones destinadas a redistribuir, financiar y aumentar la disponibilidad y la capacidad de fabricación de vacunas, y para que se apliquen de forma urgente y coherente las medidas de salud pública de probada eficacia.

 

“Nuestro mensaje es simple y claro: el sistema actual falló en protegernos de la pandemia del COVID-19. Y si no actuamos para cambiarlo ahora, no nos protegerá de la próxima amenaza pandémica, que podría ocurrir en cualquier momento”, aseguró la ex mandataria de Liberia.

 

COVID-19, pobres y vulnerables
Aunque la crisis del coronavirus ha tenido impactos globales, son los más pobres y vulnerables, entre ellos los de la tercera edad, los que más sufren por la desigualdad. Foto: Hernán Vanegas.

 

Las recomendaciones del Panel

 

La pandemia de COVID-19 sigue devastando comunidades de todo el mundo y la respuesta sigue siendo insuficiente para reducir los impactos económicos, sociales, sanitarios y políticos. Aun así, los expertos han formulado una serie de recomendaciones inmediatas para detener su propagación:

 

Los países de altos ingresos con una reserva de vacunas suficiente para una cobertura adecuada deberían comprometerse, a la vez que amplían su cobertura, a proporcionar a los 92 países de ingresos bajos y medios participantes en el compromiso anticipado de mercado de COVAX, al menos mil millones de dosis de vacunas de aquí a septiembre de 2021.

 

Los principales países productores de vacunas y los fabricantes deberían reunirse, bajo los auspicios conjuntos de la OMS y la OMC, para acordar la concesión voluntaria de licencias y la transferencia de tecnología. Si no se toman medidas al respecto en tres meses, debería entrar en vigencia una exención de los derechos de propiedad intelectual en virtud del Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio.

 

El G7 debería comprometerse inmediatamente a proporcionar el 60% de los 19.000 millones de dólares que el Acelerador del acceso a las herramientas contra el COVID-19 (Acelerador ACT) necesita en 2021 para vacunas, pruebas diagnósticas y tratamientos, así como para el fortalecimiento de los sistemas de salud. Debería adoptarse una fórmula de reparto de la carga para financiar estos bienes públicos mundiales de forma continua.

 

El Panel recomienda a los Jefes de Estado y de Gobierno nombrar coordinadores nacionales para las pandemias, que rindan cuentas ante ellos y que tengan el mandato de impulsar la coordinación de todo el gobierno para la preparación y respuesta frente a pandemias.

 

América Latina es la región con el mayor número de fallecidos por el COVID-19 y Brasil el país más afectado. Foto: Getty Images.

 

Las acciones a futuro inmediato

De forma paralela y sin pausa, el grupo pide una serie de reformas audaces y con visión de futuro, incluyendo:

 

Establecer un Consejo Mundial sobre Amenazas para la Salud que mantenga el compromiso político con la preparación y la respuesta frente a pandemias y que haga responsables a los actores, en particular mediante el reconocimiento y el examen entre pares. Los países también deberían adoptar una convención marco sobre pandemias en los próximos seis meses.

 

Establecer un nuevo sistema mundial de vigilancia basado en total transparencia. Este sistema proporcionaría a la OMS la autoridad para publicar información sobre brotes potencialmente pandémicos de forma inmediata sin necesidad de aprobación y para enviar expertos a investigar a la mayor brevedad posible cuando sea necesario.

 

Invertir ahora en la preparación nacional, ya que será demasiado tarde cuando llegue la próxima crisis. Todos los gobiernos deberían revisar sus planes de preparación y asignar los fondos y el personal necesarios para prepararse frente a otra crisis sanitaria.

 

Transformar el actual Acelerador ACT en una plataforma verdaderamente mundial destinada a proporcionar bienes públicos mundiales, como vacunas, pruebas diagnósticas, tratamientos y suministros que puedan ser distribuidos rápida y equitativamente en todo el mundo, de modo que se pase de un modelo de mercado a otro destinado a suministrar bienes públicos globales.

 

Focalizar y reforzar la autoridad y la financiación de la OMS, en particular desarrollando un nuevo modelo de financiación para acabar con los fondos asignados a fines específicos y aumentar las contribuciones de los Estados Miembros.

 

Crear un mecanismo internacional de financiación frente a pandemias, que tendría la capacidad de movilizar contribuciones a largo plazo (10-15 años) de entre 5.000 y 10.000 millones de dólares al año para financiar la capacidad de respuesta continua.

 

También debería estar preparado para desembolsar entre 50.000 y 100.000 millones de dólares a corto plazo, adelantando los compromisos futuros en caso de declaración de pandemia.

 

Los Jefes de Estado y de Gobierno deberían adoptar en una cumbre mundial una declaración política bajo los auspicios de la Asamblea General de las Naciones Unidas para comprometerse con estas reformas transformadoras.

 

“Disponemos de herramientas para poner fin a las graves enfermedades, muertes y daños socioeconómicos causados por el COVID-19. Los líderes no tienen más remedio que actuar y evitar que esto vuelva a suceder”, concluyó Helen Clark.

 

Luis Fernando Ospina.
Luis Fernando Ospina.

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