Autoridades de Brasil señalaron que, al menos, unas 500.000 personas podrían verse afectadas en las próximas semanas en los estados de Amazonas y Manaos, debido a las fuertes sequías que durante más de un mes se vienen presentando en esta zona del nordeste del país vecino.
Se calcula que entre 2022 y 2023 la parte cubierta de agua fue un 40% menor en esta zona; lo que significarían entre 11.000 y 14.000 kilómetros cuadrados que se secaron debido a las fuertes temperaturas. Debido a este fenómeno, los gobiernos estatales declararon la emergencia y el Gobierno Central destinó ayudas humanitarias para proteger a la población y poder así hacerle frente a esta crisis humanitaria.
La sequía afecta a unos 50 municipios y, según cálculos de las autoridades, este fenómeno perjudicará a medio millón de habitantes, en su mayoría de escasos recursos económicos en esta zona de Brasil.
“Hay mucha gente con dificultades para tener acceso a alimentos, agua potable y otros insumos importantes. Tenemos dificultades precisamente porque dependemos de los ríos para transportar las ayudas”, dijo Wilson Lima, gobernador de Amazonas.
Las causas
Según estudios del Instituto Nacional de Investigaciones Amazónicas (Inpa), dos fenómenos simultáneos pueden agravar e incluso prolongar la sequía en la Amazonia.
“Además de El Niño, que aumenta la temperatura de las aguas superficiales del océano en la región del Pacífico ecuatorial, el calentamiento del Atlántico norte tropical, justo encima del ecuador, inhibe la formación de nubes, reduciendo el volumen de precipitaciones en el Amazonas”, dicen los estudios del Inpa.
A este trabajo investigativo se sumaron profesionales del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe), que pronostica una reducción de las precipitaciones para la región Norte, y del Centro Nacional de Monitoreo y Evaluación de Desastres Alertas Naturales (Cemaden), que monitorea los impactos de El Niño en Brasil, señala la simultaneidad de los fenómenos. Todas las unidades están vinculadas al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MCTI).
“El evento del Atlántico Norte Tropical se está sumando a El Niño. Dos hechos simultáneos preocupan. Tuvimos esto entre 2009 y 2010, que fue la mayor sequía registrada en la cuenca del río Negro en los últimos 120 años”, comentó Renato Senna, meteorólogo responsable del seguimiento de la cuenca del Amazonas en el Inpa.
Según Senna, aunque los reflejos de ambos fenómenos ocurren en diferentes regiones de la Amazonía, el calentamiento de las aguas del océano desencadena un mecanismo de acción similar en la selva.
A medida de que el agua del océano se calienta, las corrientes ascendentes transportan aire caliente a la atmósfera. Este aire viaja hacia el Amazonas a través de dos corrientes descendentes. En el caso de El Niño, el proceso ocurre de este a oeste, desde el Pacífico. En el caso del Atlántico, de norte a sur.
“Este aire más cálido actúa inhibiendo la formación de nubes y, en consecuencia, de lluvia. Las condiciones empiezan a repetirse y probablemente tendremos una gran sequía, con un retraso en el inicio de la temporada de lluvias”, recalcó Senna.
La ayuda oficial
El Gobierno de Brasil se movilizó para entregar ayudas a las poblaciones afectadas con la entrega de Unidades de vivienda familiar y la presentación de una línea de crédito para la agricultura familiar en el nordeste. Además, ofreció un proyecto de becas para permitir que los estudiantes permanezcan en la escuela secundaria.
“El planeta está diciendo: cuídame y yo te cuidaré. Necesito afecto. Necesito que me respetes. Debes respetar el curso de agua. El bosque. La fauna. Biodiversidad. El ecosistema. Eso es lo que dice el planeta. No me destruyas, serás la víctima. Esa es la advertencia”, dijo Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil.
