¿Por qué y para qué descarbonizar a Colombia?

Colombia sólo produce entre el 0,2 y el 0,6% de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) del mundo [1]; dicho de una manera simple, el país no aporta ni una centésima parte al cambio climático y calentamiento global, entonces ¿por qué en Colombia se habla de descarbonización y transición energética? ¿Cuál es el papel clave que juega Colombia en este problema global?

La industria y la generación de energía eléctrica
La industria y la generación de energía eléctrica son sectores claves en la descarbonización, sin embargo, hay otros más urgentes. (https://incp.org.co/impuestos-la-energia-la-contaminacion-ambiental/)

Empecemos acotando un par de elementos claves para entender la situación. Gracias a décadas de investigaciones en múltiples disciplinas naturales y sociales, hoy podemos decir con gran seguridad que el cambio climático actual, expresado especialmente en calentamiento global, es producido por las actividades humanas [2] que han desequilibrado decenas de ciclos químicos, geológicos, biológicos y meteorológicos naturales, agrupados en los ya conocidos Límites Planetarios y Puntos de No Retorno del Clima.

Como consecuencia de ese desequilibrio planetario, no sólo están muriendo y sufriendo personas y otros seres vivos en todo el planeta, sino que toda nuestra sociedad, tal y como la conocemos, de seguir en esta ruta, está en camino a desaparecer, puesto que todas nuestras actividades, nuestra economía y nuestra cultura dependen de un clima estable y de ecosistemas saludables. Actualmente, sabemos que las probabilidades de cumplir con el Acuerdo de París —que busca evitar que la temperatura media planetaria suba por encima de 2,0ºC y preferiblemente limitar este aumento a 1,5ºC en comparación con los niveles preindustriales— son escasas y el tiempo se agota. Uno de los principales puntos de no retorno es la concentración de CO2 en la atmósfera, que indica que debemos reducir las emisiones de GEI en, al menos, un 50% para el año 2030 [3], si queremos seguir teniendo posibilidades de sobrevivir como sociedad global y avanzar en otras luchas y movimientos sociales.

Los límites planetarios y los puntos de no-retorno climáticos se encuentran interconectados y son interdependientes, con retroalimentaciones sistemáticas. En Colombia, dos de los principales límites y puntos de no retorno son la deforestación (especialmente en el Amazonas) y el descongelamiento de los glaciares en nuestras montañas.

Reducción de emisiones en Colombia: bosques vivos, aire limpio y economía competitiva

Todos lo sabemos, Colombia es un extenso país de maravillosos paisajes y grandiosos recursos naturales. Sin embargo, es también uno de los países con mayores riesgos (amenaza, vulnerabilidad y exposición) por  el cambio climático [4], cuando se habla de riesgos físicos. Su precaria capacidad de adaptación al cambio climático y gestión del riesgo de desastres, sumadas a su desigualdad económica y su diversa geografía nacional, componen un coctel perfecto de vulnerabilidad social y ecosistémica frente al cambio climático.

Unos de los recursos naturales más valiosos en Colombia siempre han sido sus tierras con riqueza hídrica y forestal, especialmente en sus cordilleras y planicies amazónicas. En estos ecosistemas se desarrollan también importantes actividades como la minería, la ganadería y la agricultura, siendo esta última la principal vocación del uso del suelo en el país (junto con los bosques). Dicho esto, es indispensable saber que entre el 50 y el 60% de las emisiones de GEI del país son generadas por la ganadería, la agricultura y la deforestación [5] – sector AFOLU (Agricultura, Silvicultura y otros usos del Suelo, por sus siglas en inglés). El resto de los sectores económicos (energía, transporte y manufactura) se dividen de manera relativamente equitativa las emisiones restantes.

La ganadería en Colombia ha sido una de las actividades más insostenibles y generadora de impactos ambientales y sociales (deforestación, conflicto armado y desplazamiento). Realizar una ganadería más justa y tecnificada es uno de los principales retos del país; teniendo en cuenta, además, las tendencias en reducción de consumo de cárnicos y lácteos que hoy toma protagonismo en las luchas contra el cambio climático.
(https://www.elespectador.com/ambiente/bibo/que-tan-grave-es-la-deforestacion-en-colombia-y-cuales-son-sus-causas/)

Por otra parte, una gran porción de las emisiones de GEI en Colombia se generan junto a contaminantes del aire, especialmente en los grandes centros urbanos, en donde la salud y calidad de vida de millones de personas se ven directamente afectadas por la morbilidad (enfermedades respiratorias  asociadas) y mortalidad que estos generan. La reducida capacidad institucional del Estado (para hacer cumplir la legislación ambiental), la prominente y protagónica corrupción y la envejecida tecnología industrial y automotriz son algunas de las principales razones que hacen de Colombia el quinto país con peor calidad del aire en América Latina [6]. Sin embargo, otro elemento clave en la pésima calidad del aire nacional es la contaminación proveniente de los incendios forestales, especialmente aquellos generados para expandir la frontera agropecuaria, incluyendo la ganadería y los cultivos de coca. Solamente en el año 2015 murieron más de 10 mil personas en el país por enfermedades asociadas a mala calidad del aire [6]. Éste es un reto que se debe afrontar en paralelo con la conservación de los bosques.

Los impactos ambientales y sociales del parque automotor colombiano no sólo se centran en las envejecidas y contaminantes tecnologías de los vehículos (especialmente transporte público y de carga), sino en la planificación de las ciudades (diseñadas para los carros) y en la interconexión de los sistemas públicos y masivos de transporte; incluyendo su disponibilidad, calidad y las tecnologías electrificadas o bajas en emisiones.
(https://www.semana.com/economia/empresas/articulo/por-whatsapp-se-podran-denunciar-los-vehiculos-chimenea-en-colombia/202140/

Y ahora llegamos al punto más álgido y controversial en cuestión: una economía globalizada, interconectada, interdependiente, competitiva… y descarbonizada. Cada día, las economías de todos los países se encuentran más interconectadas, con el aumento anual del comercio internacional, a través de cadenas de suministro conectadas especialmente por el transporte marítimo. Este fenómeno ha apalancado diversos acuerdos internacionales y multilaterales como el Protocolo de Kyoto (1997), el Acuerdo de París (2015) y sus respectivas Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC), los cuales han sido mecanismos e instrumentos con objetivos e incentivos comunes negociados para que los países, entre otras metas de sostenibilidad, reduzcan sus emisiones de GEI. En este sentido, Colombia se ha comprometido a reducir en un 51%, respecto a un escenario de referencia a partir del año 2015, las emisiones de GEI para el año 2030 [7], aplicando una hoja de ruta que afecta a todos los sectores de su economía, especialmente el sector AFOLU, que es en donde más se concentran sus emisiones de GEI. Sin embargo, no debemos dejar de lado la generación de energía eléctrica, puesto que en el país ésta se genera en un 25% aproximadamente (según la temporada) a través de combustibles fósiles como petróleo y gas [8], y que actualmente este sector es uno de los más debatidos a nivel nacional, debido a la iniciativa del Gobierno Petro por no otorgar más contratos de exploración y realizar la transición hacia la generación de energías solar y eólica con las reservas de hidrocarburos con las que ya cuenta el país.

En esa línea, las principales economías del mundo se encuentran aplicando cada año nuevos requerimientos, directrices y normativas en cuanto a la sostenibilidad de su comercio, siendo grandes protagonistas las directivas de la Unión Europea (y un poco Norte América) en cuanto a la divulgación de información de riesgos para la sostenibilidad, especialmente en aspectos como huella de carbono, deforestación y derechos humanos [9] en sus cadenas de suministro e importaciones de materias primas y productos manufacturados, incluyendo las provenientes de Colombia. 

Lo anterior plantea un panorama de grandes riesgos pero también de oportunidades para Colombia, su economía y el desarrollo de su sociedad, entendiendo las grandes coberturas forestales con las que cuenta el país, las necesidades de mayor tecnificación y equidad del sector agropecuario y el reto por acoplarse aún más para cooperar y competir en una economía global en descarbonización. Sin embargo, aquí tiene una connotación importante el enfoque y principio de Justicia Climática, en donde los países que han alcanzado sus niveles de desarrollo y riqueza gracias (en gran medida) a la emisión de GEI, deberían pagar y financiar los proyectos y mecanismos (de adaptación y mitigación) para que los países en vía de desarrollo puedan hacerlo de maneras más sostenibles y descarbonizadas; teniendo en cuenta que son éstos últimos los que más sufren las consecuencias del cambio climático.

La tenencia y el uso del suelo han sido algunos de los principales detonantes de los conflictos sociales y ambientales en Colombia, por eso, un gran reto para el país es ejecutar programas de distribución de tierras productivas, teniendo en cuenta las vocaciones agroecológicas y sociales de cada región. Por ejemplo, el 60% de la ganadería del país se realiza en tierras que no son aptas para esta actividad [10].

Bajo este panorama podríamos entonces destacar algunas conclusiones puntuales sobre por qué y para qué descarbonizar a Colombia:

  1. Colombia como Banco Global del Carbono: el país cuenta con más de 60 millones de hectáreas de bosques naturales, lo cual plantea una oportunidad enorme para ser líder mundial en créditos y bonos de carbono para la compensación de emisiones de GEI de la economía global.
  1. Economía y empresas más sostenibles y competitivas: sabiendo que uno de los grandes impulsores de la economía colombiana es su volumen de exportaciones, tanto de commodities (café, azúcar, cacao, etc.) como de productos manufacturados, estas exportaciones deben estar alineados con los requerimientos de sostenibilidad (baja huella de carbono y cero deforestación) de sus países compradores.
  1. Adaptación al cambio climático y Justicia Climática: si bien la descarbonización hace especial énfasis en las acciones de mitigación, muchas de ellas dependen y se realizan en conjunto con medidas de adaptación, como la reforestación y las soluciones basadas en la naturaleza; por esto, una gran oportunidad consiste en apalancar medidas de adaptación al cambio climático entre las de mitigación, aprovechando e impulsando los diferentes acuerdos y fondos internacionales para estos fines, basados en el principio de justicia climática.

En conclusión, a pesar de que Colombia poco aporta al cambio climático, en comparación con los países desarrollados, el país debe encaminar su modelo de desarrollo aprovechando su vocación ecológica y las transiciones de la economía global para construir una sociedad más justa, adaptada al nuevo clima y aprovechando las oportunidades de la transición.

REFERENCIAS

  1. Ritchie, H., Roser, M. y Rosado, P. (2020) – «CO₂ and Greenhouse Gas Emissions». OurWorldInData.org. Disponible en: https://ourworldindata.org/co2-and-greenhouse-gas-emissions
  2. IPCC. (2021). Technical Summary. In Climate Change 2021: The Physical Science Basis. Contribution of Working Group I to the Sixth Assessment Report. Disponible en: https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg1/chapter/technical-summary/ 
  3. BBC News Mundo. (2021). 5 revelaciones del preocupante informe de la ONU sobre cambio climático. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-58152731 
  4. Portafolio. (2021). Colombia, entre los 11 países con más riesgos ‘graves’ por el clima. Disponible en: https://www.portafolio.co/economia/finanzas/colombia-es-uno-de-los-paises-con-mas-riesgos-graves-por-el-clima-segun-estados-unidos-557637 
  5. Vásquez, C. y Cock, N. (2022). Claves para que Colombia avance hacia una agricultura diferente. El Espectador. Disponible en: https://www.elespectador.com/ambiente/claves-para-que-colombia-avance-hacia-una-agricultura-diferente/ 
  6. Almeciga, L. (2023). Colombia es el quinto país de Latinoamérica con peor calidad de aire. El Tiempo. Disponible en: https://www.eltiempo.com/colombia/colombia-dentro-los-paises-con-peor-calidad-del-aire-en-america-latina-754826 
  7. MinAmbiente. (2020). Actualización de la Contribución Determinada a Nivel Nacional. Disponible en: https://www.minambiente.gov.co/wp-content/uploads/2022/05/NDC_Libro_final_digital-1.pdf 
  8. Figueroa, A. y Mojica, J. (2023). Actualidad del sector energético colombiano. Corficolombiana. Disponible en: https://investigaciones.corficolombiana.com/analisis-sectorial-y-sostenibilidad/perspectiva-sectorial-energia/actualidad-del-sector-energetico-colombiano/informe_1290865 
  9. Parlamento Europeo. (2022). Economía sostenible: aprobadas nuevas reglas de información para multinacionales. Disponible en: https://www.europarl.europa.eu/news/es/press-room/20221107IPR49611/economia-sostenible-aprobadas-nuevas-reglas-de-informacion-para-multinacionales 
  10. IGAC. (2021). Colombia, un país con una diversidad de suelos ignorada y desperdiciada. Disponible en: https://igac.gov.co/es/noticias/colombia-un-pais-con-una-diversidad-de-suelos-ignorada-y-desperdiciada 

Camilo Ramírez Valladares
Camilo Ramírez Valladares

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