¿Por qué sabemos que los eventos hidrometeorológicos extremos se han intensificado debido a la actividad humana?

Los avances científicos de los últimos años han permitido que en la actualidad seamos capaces de identificar si la ocurrencia de un evento hidroclimático extremo particular (por ejemplo, el huracán Harvey o la ola de calor observada recientemente en la India) se debe a las condiciones climáticas generadas por la actividad humana (cambio climático antrópico) o si, por el contrario, obedece a aspectos naturales de la variabilidad climática. A esto se le llama “atribución de eventos”. Aquí te explicamos de qué se trata.

eventos hidrometeorológicos extremos
Image by Jody Davis from Pixabay

La atribución de eventos se centra en identificar los vínculos entre el cambio climático global, los eventos meteorológicos extremos y los impactos sufridos por las personas y los ecosistemas. En particular, los estudios de atribución de eventos buscan cuantificar la contribución del cambio climático antrópico a un evento extremo particular. La ciencia de atribución de eventos ha avanzado a grandes pasos durante las últimas dos décadas, generando más de 350 estudios que han cuantificado la influencia de la actividad humana en cerca de 400 eventos extremos particulares [1]. Cuando hablamos de influencia humana nos referimos a las emisiones de gases de efecto invernadero y aerosoles producto de la quema de combustibles fósiles y cambios de usos del suelo.

Estos avances permitieron que el sexto reporte del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) evidenciara que es virtualmente cierto que los extremos cálidos (incluyendo las olas de calor) se han vuelto más frecuentes y más intensos desde 1950 en la mayoría de las regiones continentales del planeta, y que esto es consecuencia del cambio climático inducido por la actividad humana [2]. Más aún, dichos avances permiten entender que muchos de los eventos cálidos extremos ocurridos en los últimos años hubiesen sido muy poco probables sin la influencia humana en el clima.

Si bien la atribución de eventos ha avanzado enormemente en lo referente a extremos cálidos, no se limita únicamente a este tipo de eventos extremos. Los avances científicos han permitido la atribución de eventos de precipitación extrema, sequías y ciclones tropicales a la actividad humana. Es por esto que el sexto reporte del IPCC presenta la atribución de eventos extremos como una línea de evidencia de la influencia antrópica en el sistema climático terrestre, lo que ha permitido un mayor nivel de confianza en la atribución del cambio climático actual a la quema de combustibles fósiles y cambios de usos del suelo.

Sin embargo, existe una amplia brecha en las investigaciones disponibles pues muchos de los eventos estudiados se han centrado en el Norte Global, como es el caso de extremos de precipitación en el Reino Unido, las olas de calor en Australia o el Huracán Harvey que afectó a Estados Unidos. Esto se debe, en parte, a la escasez de registros observacionales, y de modelos climáticos apropiados para otras regiones de estudio , y a la menor capacidad científica en muchos de los países del Sur Global. La Figura 1 (panel superior) muestra que existe una clara detección y atribución de extremos cálidos para la mayoría de las regiones continentales del planeta: la mayoría de los hexágonos de la figura están en rojo, indicando que la evidencia científica permite detectar un cambio observado en estos extremos. Esto no ocurre cuando se analiza la precipitación extrema y las sequías agrícolas y ecológicas, que están asociadas a déficit de humedad en el suelo y por tanto tienen grandes impactos en la agricultura y los ecosistemas.

Para la precipitación extrema, la Figura 1 (panel central) muestra que los hexágonos verdes, correspondientes a regiones en las que la evidencia científica muestra un aumento en la frecuencia e intensidad, se ubican principalmente en el Norte Global. Para el Sur Global, se observan hexágonos grises, que corresponden a regiones en las que la evidencia científica es limitada para detectar y atribuir cambios en la precipitación extrema.

En cuanto a las sequías agrícolas y ecológicas, se observa un aumento en la intensidad y la frecuencia de estos eventos sobre diferentes regiones del Norte Global y de África (Figura 1, panel inferior). Para muchas otras regiones, incluyendo Latinoamérica y el Caribe, se observan hexágonos blancos que indican que si bien existe evidencia científica, esta no permite detectar un cambio en este tipo de sequías debido a que hay baja concordancia entre los diferentes estudios considerados. Esta baja concordancia puede deberse a que las sequías son eventos que no necesariamente se presentan en toda la extensión de la región considerada, por lo que es necesario considerar regiones con menor extensión espacial.

El hecho de que la Figura 1 no permita detectar y atribuir eventos de precipitación extrema y sequías agrícolas y ecológicas en la mayoría de regiones del Sur Global no significa que la intensidad y la frecuencia de dichos extremos no esté cambiando, sino que requerimos desarrollo científico anclado en una mayor disponibilidad de registros observacionales y recursos para la financiación de investigaciones que permitan detectar tales cambios y sus impactos.

Dado que, de acuerdo con el último reporte del IPCC, los impactos de la ocurrencia de eventos hidroclimáticos extremos son mucho mayores en el Sur Global [3], es urgente priorizar una agenda científica enfocada en la detección, atribución y pronóstico de este tipo de eventos en nuestros países. La ciencia existe en un contexto social y debe contribuir a la reducción de brechas de inequidad. En particular, las ciencias físicas, naturales y exactas deben aportar no solo a la comprensión de diferentes fenómenos directamente relacionados con su objeto de estudio, sino también traspasar fronteras disciplinares para que dichos aportes estén en contexto con otras áreas de conocimiento fundamentales para la búsqueda de soluciones ante la actual crisis climática.

Figura 1. Detección y atribución de eventos hidrometeorológicos extremos como a) extremos cálidos (por ejemplo, olas de calor), b) precipitación extrema, y c) sequías agrícolas y ecológicas. El color indica si la evidencia científica permite detectar un cambio en el extremo de interés para la región correspondiente. La cantidad de puntos indica el nivel de confianza en la atribución de dicho cambio a la actividad humana. Tomado de IPCC (2021).

Referencias

  1. Clarke et al. (2022): https://iopscience.iop.org/article/10.1088/2752-5295/ac6e7d
  2. IPCC, 2021: Summary for Policymakers. In: Climate Change 2021: The Physical Science Basis. Contribution of Working Group I to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change [Masson-Delmotte, V., P. Zhai, A. Pirani, S.L. Connors, C. Péan, S. Berger, N. Caud, Y. Chen, L. Goldfarb, M.I. Gomis, M. Huang, K. Leitzell, E. Lonnoy, J.B.R. Matthews, T.K. Maycock, T. Waterfield, O. Yelekçi, R. Yu, and B. Zhou (eds.)]. Cambridge University Press, Cambridge, United Kingdom and New York, NY, USA, pp. 3−32, doi:10.1017/9781009157896.001.
  3. IPCC, 2022: Summary for Policymakers [H.-O. Pörtner, D.C. Roberts, E.S. Poloczanska, K. Mintenbeck, M. Tignor, A. Alegría, M. Craig, S. Langsdorf, S. Löschke, V. Möller, A. Okem (eds.)]. In: Climate Change 2022: Impacts, Adaptation, and Vulnerability. Contribution of Working Group II to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change [H.-O. Pörtner, D.C. Roberts, M. Tignor, E.S. Poloczanska, K. Mintenbeck, A. Alegría, M. Craig, S. Langsdorf, S. Löschke, V. Möller, A. Okem, B. Rama (eds.)]. Cambridge University Press. In Press
Paola Andrea Arias Gómez.
Paola Andrea Arias Gómez.

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