¿Por qué necesitamos enfoque de género frente a la emergencia climática?

Es claro que una de las mayores crisis que la humanidad ha enfrentado es la actual emergencia climática. Cerca de la mitad de la población mundial (entre 3.300 y 3.600 millones de personas) vive en regiones de alta vulnerabilidad ante el cambio climático, la mayoría de estas personas ubicadas en el Sur Global [1] . En particular, la ocurrencia de inundaciones [2;3], huracanes y tormentas tropicales [4], sequías [5], olas de calor [6], aumento en el nivel del mar[7], y derretimiento de glaciares [8] ha afectado y continuará impactando la vida de millones de personas en el planeta.

Emergencia climática
Image by Mumtahina Rahman from Pixabay

La vulnerabilidad humana ante el cambio climático es el resultado de inequidades sociales y económicas asociadas a aspectos como género, pobreza, raza o etnicidad, religión, edad o ubicación geográfica [9]. Si bien la cantidad de personas afectadas por el cambio climático viene en aumento, la gravedad de los impactos es diferenciada, con peores consecuencias para las poblaciones más vulnerables. Esta mayor afectación de las poblaciones más vulnerables debido al cambio climático termina exacerbando las injusticias existentes.

En la narrativa actual del cambio climático emerge un concepto fundamental: la justicia climática. Este concepto se refiere a una justicia que vincule los derechos humanos, de modo que se logre un enfoque basado en derechos para hacer frente a la crisis climática, tanto desde la adaptación como desde la mitigación [9]. Así, no podrá existir justicia climática sin que alcancemos una justicia social; por ende, el cambio climático es un asunto fundamental de derechos humanos. De hecho, la implementación de estrategias de adaptación sin visión de justicia climática conlleva lo que actualmente se conoce como “mal adaptación”, es decir, a medidas que conducen a un mayor riesgo de experimentar consecuencias adversas debido al cambio climático [9].

Uno de los aspectos fundamentales alrededor de los derechos humanos es la equidad de género, que si analizamos conjuntamente con el cambio climático, identificamos que gran parte de la población humana más vulnerable corresponde a mujeres y disidencias de género. Cada vez más estudios desde las ciencias sociales y las humanidades evidencian que los impactos del cambio climático aumentan las inequidades de género, incluso a escalas tan locales como los hogares. Por ejemplo, en muchos lugares en los que se ha intensificado la ocurrencia de sequías (como África o Latinoamérica), son las mujeres y las niñas las encargadas de abastecer de agua a sus familias, teniendo que recorrer grandes distancias para llegar a las fuentes más cercanas (pozos, aljibes, etc.), sufriendo ataques y acoso sexual durante el recorrido. Además, debido al tiempo requerido para estas labores, mujeres y niñas ven reducidas sus posibilidades de acceder a educación o aspirar a mejores ingresos económicos. Asimismo, la inseguridad hídrica experimentada en muchas regiones ha generado mayores deficiencias en la salud materna y de la niñez, y ha afectado la salud mental de las personas, aumentando en muchos casos la violencia de género. Es por esto que urge que las estrategias de adaptación y mitigación al cambio climático tengan un enfoque orgánico y transversal de equidad de género.

En este sentido, diversos estudios muestran que las estrategias de adaptación al cambio climático pueden empeorar las inequidades sociales, incluyendo inequidades de género, a no ser que se establezcan esfuerzos explícitos para cambiar las dinámicas desiguales de poder; por ejemplo, la implementación de visiones con perspectiva de género en espacios inclusivos de toma de decisiones. Para establecer dichos esfuerzos son necesarios el acceso a recursos, bienes y servicios, así como la toma de decisiones y el liderazgo con enfoque de género.

La perspectiva de género no se centra en la categorización mujer u hombre, sino que examina las estructuras, procesos y relaciones de poder entre grupos de personas, y cómo el género, particularmente en su forma no binaria, se intersecta con otros aspectos como la raza o etnicidad, el estatus socioeconómico, la nacionalidad, o la educación, para configurar inequidades multidimensionales [10]. Por consiguiente, un enfoque de género transformador busca reducir inequidades estructurales.

El más reciente reporte del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático [9] discute cómo la adaptación al cambio climático con enfoque de género presenta mayores oportunidades de disminuir las brechas de desigualdad e inequidad en las que se ha soportado el actual modelo de desarrollo que ha conducido a la crisis climática.

De otro lado, la perspectiva de género es imperante no solo para la formulación e implementación de estrategias de adaptación y mitigación al cambio climático, sino también para el desarrollo científico. La ciencia se fortalece en la medida en que incluye diversas miradas y aproximaciones que surgen de las experiencias de vida de quienes la desarrollan. En este sentido, las mayores barreras para el acceso a la educación que experimentan muchas mujeres y disidencias de género, así como su posibilidad de escalar en el camino científico, son un elemento que permea profundamente el desarrollo científico en las múltiples dimensiones del cambio climático. Un ejemplo claro es el IPCC, la institucionalidad científica del cambio climático a nivel mundial, que para su primer reporte de evaluación en 1990 tuvo la participación de menos de un 10% de mujeres científicas. Esta proporción ha venido aumentando, pero sigue siendo baja: para el sexto ciclo de reportes publicados entre 2021 y 2022, el IPCC tuvo la participación de cerca de un 33% de mujeres. Si analizamos la composición de cada uno de los grupos de trabajo para este sexto reporte de evaluación, encontramos que el primer grupo (enfocado fundamentalmente en ciencias físicas, ciencias naturales y algunos aspectos de ingeniería) contó con un 27% de mujeres, el segundo grupo (enfocado en ciencias naturales, ciencias sociales y humanidades) con un 40%, y el tercer grupo (enfocado principalmente en ciencias económicas, ciencias políticas y derecho, e ingenierías) con un 31% (ver Figura 1). Esto muestra diferencias en la participación de mujeres en el IPCC según el área de conocimiento y que claramente se requiere una mayor inclusión de mujeres (y personas de género no binario) en una instancia como el IPCC (Liverman et al., 2022: 11).

Figura 1. Porcentaje de participación de mujeres en los reportes del IPCC (en color naranja). Tomado de Liverman et al. (2022).

La diversidad de género, así como la diversidad regional, es fundamental cuando se considera una problemática global y compleja como el cambio climático. Además, la diversidad de perspectivas puede fortalecer la toma de decisiones y la calidad del trabajo desarrollado por el IPCC. Esto muestra la necesidad de fortalecer las estrategias de inclusión de enfoques de género en la ciencia, particularmente en aquellas áreas relevantes para la crisis climática, no solo mediante la participación de personas diversas, sino también mediante la apertura a diferentes formas de conocimiento.

La emergencia climática actual es una crisis civilizatoria, una problemática multidimensional, compleja y estructural, que acucia soluciones complejas y estructurales. En este sentido, los derechos humanos, en particular aquellos asociados a la equidad de género, son un eje fundamental para la solución de la crisis climática.

Referencias
[1]https://territoriossostenibles.com/cambio-climatico/adaptacion-al-cambio-climatico-una-tarea-urgente
[2]https://territoriossostenibles.com/cambio-climatico/los-indicadores-de-cambio-climatico-siguen-rompiendo-records
[3]https://territoriossostenibles.com/cambio-climatico/desbordamientos-e-inundaciones-del-rio-medellin-problemas-que-seran-cronicos-y-mas-severos
[4]https://territoriossostenibles.com/cambio-climatico/huracanes-mas-severos-como-consecuencia-del-cambio-climatico
[5]https://territoriossostenibles.com/cambio-climatico/riesgo-de-sequias-en-colombia-rezar-por-la-lluvia-o-parar-la-deforestacion
[6]https://territoriossostenibles.com/cambio-climatico/olas-de-calor-y-la-esperanza-de-que-los-bosques-protejan-a-colombia
[7]https://territoriossostenibles.com/cambio-climatico/el-golfo-de-uraba-una-tarea-pendiente
[8]https://territoriossostenibles.com/biodiversidad-y-ecosistemas/arboles-y-glaciares-un-matrimonio-roto-por-el-hombre
[9] IPCC, 2022: Summary for Policymakers [H.-O. Pörtner, D.C. Roberts, E.S. Poloczanska, K. Mintenbeck, M. Tignor, A. Alegría, M. Craig, S. Langsdorf, S. Löschke, V. Möller, A. Okem (eds.)]. In: Climate Change 2022: Impacts, Adaptation, and Vulnerability. Contribution of Working Group II to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change [H.-O. Pörtner, D.C. Roberts, M. Tignor, E.S. Poloczanska, K. Mintenbeck, A. Alegría, M. Craig, S. Langsdorf, S. Löschke, V. Möller, A. Okem, B. Rama (eds.)]. Cambridge University Press. In Press
[10] Schipper, E.L.F., Revi, F., et al., 2022: Chapter 18: Climate Resilient Development Pathways. In: Climate Change 2022: Impacts, Adaptation, and Vulnerability. Contribution of Working Group II to the Sixth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change [H.-O. Pörtner, D.C. Roberts, M. Tignor, E.S. Poloczanska, K. Mintenbeck, A. Alegría, M. Craig, S. Langsdorf, S. Löschke, V. Möller, A. Okem, B. Rama (eds.)]. Cambridge University Press. In Press
[11] Liverman, D., vonHedemann, N., et al., 2022: Survey of gender bias in the IPCC. Nature, 602, 30-32, doi: https://doi.org/10.1038/d41586-022-00208-1

Paola Andrea Arias Gómez.
Paola Andrea Arias Gómez.

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