Los indicadores de cambio climático siguen rompiendo récords

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) acaba de publicar su último reporte del clima, en el que revisa la evolución de los principales indicadores del cambio climático y sus impactos. Este reporte incluye información de los años 2020 y 2021 que no fue incluida en el último informe del Panel Intergubernamental de expertos para el Cambio Climático (IPCC). A continuación revisaremos lo que dice la OMM sobre indicadores e impactos del cambio climático.

Cambio climático: los indicadores siguen rompiendo récords

¿Qué dicen los principales indicadores del cambio climático?

Cuatro de los principales indicadores de cambio climático son: las concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera, la temperatura global, el nivel del mar, y la acidificación de los océanos. Los cuatro rompieron récords entre 2020 y 2021, evidenciando claramente el impacto de las actividades humanas sobre el clima del planeta.

Crecen las concentraciones de gases de efecto invernadero

Las concentraciones de GEI en la atmósfera alcanzaron valores máximos sin precedentes para la humanidad en el año 2020. El dióxido de carbono (CO2) llegó a 413,2 partes por millón (ppm), el metano (CH4) a 1889 partes por billón (ppb), y el óxido nitroso (N2O) a 333,2 ppb, lo que equivale a aumentos porcentuales del 149%, 262% y 123%, respectivamente, con respecto a los niveles preindustriales. La Figura 1 muestra cómo han crecido estas concentraciones durante las últimas décadas. Hoy en día las mediciones que se hacen continuamente en lugares como Hawaii y Tasmania indican que las concentraciones siguen aumentando.

Figura 1. Aumento de las concentraciones de GEI en la atmósfera desde 1985 hasta el presente. Dióxido de carbono (izquierda), metano (centro), y óxido nitroso (derecha).

El crecimiento de la concentración de metano en la atmósfera es preocupante porque éste no solo es un poderoso GEI sino también un precursor de un contaminante del aire conocido como ozono troposférico que afecta la salud humana, la agricultura y los ecosistemas.

La concentración de estos GEI en la atmósfera sigue aumentando debido a que las emisiones producidas por las actividades humanas, sumadas a las fuentes naturales, superan la cantidad que sale de la atmósfera hacia los sumideros en la biósfera y el océano. Mientras este desequilibrio entre las cantidades de GEI que entran y salen de la atmósfera continúe, las concentraciones seguirán creciendo.

La temperatura sigue aumentando
La temperatura media global en el año 2021 estuvo 1,1 °C por encima de la temperatura promedio entre 1850 y 1900 (ver Figura 2). Los años entre 2015 y 2021 son los siete años más cálidos hasta ahora reportados. No obstante, el año 2021 estuvo entre los menos calientes de dicho período debido al fenómeno de La Niña que causa un enfriamiento temporal en el planeta. Aún así, el 2021 fue más caliente que el 2011 que también estuvo bajo la influencia de La Niña.

Figura 2. Anomalías (cambios) de temperatura media global entre 1850 y 2021 según distintas estimaciones (colores). El calentamiento se ha acelerado desde la década de 1980.

Ascenso del nivel del mar

Los aumentos en las concentraciones de GEI en la atmósfera causan un exceso de energía acumulada en el planeta que el océano absorbe en gran medida. Como resultado el océano se calienta y expande. Esta expansión, sumada al derretimiento del hielo en los polos y otros glaciares ocasionan el aumento en el nivel del mar. La Figura 3 muestra cómo ha aumentado este nivel en promedio desde 1993.

La tasa de aumento del nivel del mar, es decir la cantidad de milímetros que asciende este nivel en un año, se ha duplicado en los últimos 30 años. El nivel del mar aumentó 2,1 mm por año entre 1993 y 2002, 2,9 mm por año entre 2003 y 2012, y 4,5 mm por año entre 2013 y 2021 (ver Figura 3). Esta aceleración del aumento del nivel del mar se debe principalmente al derretimiento del hielo terrestre, es decir, de los glaciares ubicados sobre los continentes. El ascenso en el nivel del mar alcanzó un nuevo récord histórico en 2021, y estuvo acompañado de una ola de calor “fuerte” en el océano que afecta la vida marina y las sociedades humanas que dependen de ella.

Figura 3. Aumento en el nivel medio del mar entre 1993 y 2021.

Continúa la acidificación del océano
El océano absorbe alrededor del 23% del CO2 que los humanos emitimos hacia la atmósfera cada año. Si bien esta absorción ralentiza el aumento de la concentración de CO2 en la atmósfera, el CO2 absorbido reacciona en el agua reduciendo su PH promedio, es decir, causando la acidificación del océano. Esta acidificación tiene una amplia gama de impactos en el océano y las zonas costeras. La tasa global actual de acidificación del océano supera en al menos un orden de magnitud las tasas inferidas para el máximo térmico del Paleoceno-Eoceno que ocurrió hace unos 56 millones de años y se ha asociado con grandes perturbaciones del ciclo global del carbono.

La acidificación del océano amenaza la vida marina y los servicios ecosistémicos que dependen de ella y, por lo tanto, la seguridad alimentaria, el turismo y la protección costera que tanto interesan a las sociedades humanas.

¿Cuáles son los impactos?
Los indicadores anteriores no solo son importantes porque evidencian la evolución del cambio climático sino también porque dan cuenta de grandes impactos para la humanidad y el medio ambiente. Entre estos impactos se encuentran eventos meteorológicos extremos como tormentas, sequías, olas de calor y frío, y los huracanes. A su vez, éstos eventos extremos pueden exacerbar otros eventos de alto impacto como inundaciones, deslizamientos y avalanchas, e incendios forestales, poniendo en riesgo vidas humanas y la sostenibilidad de sociedades y territorios. De acuerdo con el reporte de la OMM, los siguientes son algunos de los eventos extremos que se intensificaron durante los años 2020 y 2021.

Intensificación de olas de calor e incendios forestales
Olas de calor muy intensas han estado afectando territorios de diferentes continentes. Por ejemplo, una ola de calor extrema tuvo lugar entre finales de junio y principios de julio de 2021 en el noroeste de Estados Unidos y oeste de Canadá, con temperaturas que alcanzaron los 49,6°C, superando el récord anterior en 4,6°C. Durante esta ola de calor, el Valle de la Muerte en California alcanzó una temperatura de 54,4°C que es la más alta registrada en el mundo desde al menos la década de 1930. El número de muertes relacionadas con esta ola de calor fue de 754 en Canadá y 237 en Estados Unidos. Además del calor extremo, ocurrieron incendios forestales que causaron eventos severos de contaminación por humo que afectaron grandes regiones de Norteamérica.
En Europa, durante el verano de 2021, la temperatura batió récords en Estonia, Bielorusia, Finlandia, Moscú, España y Turquía. Alrededor del Mediterráneo, la temperatura alcanzó 48,8°C en Italia y 50,3°C en Túnez, y grandes incendios forestales afectaron severamente regiones de Argelia, Turquía y Grecia.
En Asia, Siberia también sufrió los impactos de grandes incendios forestales por tercer año consecutivo: 2295 incendios forestales quemaron cerca de 8,9 millones de hectáreas en la región.

Olas frías
Olas de calor y olas frías excepcionalmente extremas pueden ocurrir como consecuencia del cambio climático. Por ejemplo, un frío anormalmente extremo afectó territorios del centro de Estados Unidos y el norte de México en febrero del 2021. Quizás el impacto más severo lo sufrió el estado de Texas en donde la temperatura alcanzó sus valores más bajos desde al menos 1989, incluyendo temperaturas bajo cero durante días. Este frío extremo causó 226 muertes y pérdidas económicas estimadas en 24 mil millones de dólares, lo que convierte a esta ola de frío en la más costosa registrada en Estados Unidos.
Otros países que experimentaron temperaturas anormalmente bajas en 2021 fueron España, el Reino Unido, Alemania, Polonia, Japón y China. Por ejemplo, en Braemar (Escocia), la temperatura descendió hasta −23,0°C, la más baja registrada en el Reino Unido desde 1995.

Alteraciones en la precipitación: llueve más en algunas regiones y menos en otras
Muchas regiones alrededor de todo el mundo recibieron en 2021 bastante precipitación en comparación con lo ocurrido entre 1951 y 2000. Estas regiones, que aparecen en color verde en la Figura 4, se concentran en áreas del este de Europa, el este de Asia, el continente marítimo, el norte de Suramérica y el norte de Norteamérica. Gran parte del sur de Colombia recibió más lluvia de “lo normal” en 2021.

Figura 4. Regiones que en 2021 recibieron poca (puntos cafés) o bastante (puntos verdes) precipitación en comparación con lo ocurrido entre 1951 y 2000.

En el mismo año 2021 la precipitación fue anormalmente baja en las áreas que aparecen en color café (ver Figura 4), incluyendo grandes regiones de la India y el Medio Oriente en Asia, el sur de África incluyendo la isla de Madagascar, Centro América, la mayoría de la costa Pacífica de Suramérica, y algunas áreas de Norteamérica.

Estos contrastes son típicos en los impactos del cambio climático: mientras en algunas regiones llueve más de “lo normal” en otras la falta de lluvia se hace cada vez peor causando sequías extremas.

Inundaciones
En general, la intensificación de la lluvia conduce a inundaciones más severas. Por ejemplo, las lluvias intensas que azotaron el centro de China en julio de 2021 produjeron inundaciones en la ciudad de Henan que causaron la muerte o desaparición de 380 personas y pérdidas económicas estimadas en más de 17 mil millones de dólares.
Europa también experimentó algunas de sus inundaciones más severas durante 2021. Las áreas más afectadas fueron el oeste de Alemania y el este de Bélgica, donde cayeron entre 100 y 150 mm de lluvia entre el 14 y 15 de julio. La región de Hagen en Alemania reportó 241 mm de lluvia en 22 horas (esto es casi la lluvia promedio que cae en Medellín en dos meses), causando graves inundaciones (ver Figura 5). Alemania y Bélgica reportaron 183 y 36 muertes, respectivamente, y pérdidas económicas que en Alemania superaron los 20 mil millones de dólares. Francia, los Países Bajos, Luxemburgo y Suiza también sufrieron inundaciones importantes durante 2021.

Figura 5. Inundaciones en Hagen (Alemania) en julio de 2021. Tomado de https://floodlist.com/europe/germany-floods-july-2021

Las inundaciones también afectaron diferentes territorios del norte de Suramérica en 2021, incluyendo áreas de Brasil, Guyana, Venezuela y Colombia. Por ejemplo, el Río Negro en Manaus (Brasil) alcanzó su nivel más alto jamás registrado en junio de 2021. En la India y Pakistán, las inundaciones de 2021 causaron centenares de muertes.
Que las inundaciones se vuelvan más severas y causen impactos cada vez peores es una de las predicciones más confiables de impactos del cambio climático. Una razón básica es que con el calentamiento de la atmósfera las tormentas que detonan inundaciones tienden a volverse más intensas. Hay muchas señales de que estos no son solo impactos que vendrán en el futuro sino más bien algo que ya está ocurriendo en el presente alrededor del mundo.

Sequías
Los impactos del cambio climático no se manifiestan solamente por el exceso de agua en las inundaciones sino también por la falta de agua durante las sequías. Varias sequías importantes afectaron a distintas regiones del mundo durante 2021.
Una sequía severa afectó gran parte de la región subtropical de Suramérica por segundo año consecutivo. La precipitación estuvo muy por debajo del promedio en gran parte del centro y sur de Brasil, Paraguay, Uruguay y el norte de Argentina. En Chile, la sequía de largo plazo que ha persistido durante la última década se mantuvo durante 2021 con lluvias al menos un 30% por debajo del promedio histórico.
Así mismo, la sequía generalizada que afectó al occidente de Norteamérica durante 2020 se prolongó e intensificó en 2021. Los 20 meses comprendidos entre enero de 2020 y agosto de 2021 fueron los más secos que se han registrado en el suroeste de Estados Unidos.
En algunas regiones de Asia y África la precipitación también estuvo muy por debajo del promedio, incluyendo la mayor parte de Irán, Afganistán, Pakistán, y el sureste de Turquía y Turkmenistán. El Gran Cuerno de África también sufrió los impactos de la sequía en grandes regiones de Somalia, Kenia y Etiopía.

En conclusión
Metafóricamente podemos pensar en el cambio climático como una enfermedad que compromete la salud del mundo entero: personas y otros seres vivos, sociedades, ecosistemas, ciudades, países, economías, etc. Todo. Lo que revisamos en este artículo son síntomas que indican que la enfermedad y sus consecuencias están empeorando. No es una opinión sino un hecho constatable, de la misma manera que tener o no tener fiebre no es una opinión sino un diagnóstico basado en la medida de un termómetro. La ciencia no solo ha diagnosticado la enfermedad del cambio climático con métodos muy confiables sino que también ha propuesto muchas ideas para tratarla. El plazo no es ilimitado. Los síntomas indican que es urgente actuar.

Referencias
https://library.wmo.int/doc_num.php?explnum_id=1117

Angela María Rendón Pérez.
Angela María Rendón Pérez.

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