Se llama Andrés, se formó este fin de semana en las costas del Pacífico mexicano, y se anticipó casi tres semanas al comienzo oficial de la temporada de tormentas tropicales y de huracanes (fijada para el 1 de junio), superando los registros de Adrián, que se formó el 10 de mayo de 2017 y hasta hoy era la tormenta tropical más temprana conocida en el Pacífico oriental de la llamada “era satelital”.
Aunque no es la primera vez que un sistema tropical se desarrolla antes del inicio oficial de la temporada de huracanes, es más evidente que el cambio climático sigue provocando cambios drásticos en el régimen de esos fenómenos. En tres de los últimos cinco años, en el Pacífico oriental se ha formado una depresión tropical o una tormenta tropical antes de la temporada oficial.
Así mismo, en siete de los últimos 10 años hubo sistemas tropicales antes del inicio oficial de la temporada de huracanes, que es el 1 de junio.
Según las mediciones hechas por el Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés)de los Estados Unidos, Andrés comenzó a formarse el viernes, y desde entonces se fortaleció hasta convertirse en una tormenta tropical. Ha tenido vientos sostenidos de 64 kilómetros por hora y se dirige hacia el noroeste a casi 10 kilómetros por hora.
“El aumento de la cortante del viento del suroeste al oeste y el aire más seco al oeste del ciclón deberían impedir cualquier fortalecimiento adicional significativo”, advirtió ayer el NHC.
Se prevé que el sistema comience un debilitamiento gradual de la tormenta y que el sistema se convierta en una baja remanente mañana martes, mientras atraviesa las aguas del Pacífico oriental.
Después de la temporada récord de huracanes del año pasado, los meteorólogos esperan otra temporada hiperactiva este 2021. La Universidad Estatal de Colorado (CSU, por sus siglas en inglés) publicó hace cinco días el pronóstico para la temporada de 2021 en el Atlántico y predijo que habrá un calendario por encima del promedio.
En su proyección, la CSU contabiliza 17 tormentas con nombre, ocho huracanes y cuatro huracanes de gran magnitud (de categoría 3 o mayor). Todos esos números están por encima del promedio de una temporada típica de 12 tormentas con nombre, seis huracanes y tres huracanes poderosos.
Aunque el pronóstico oficial de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) no llegará hasta finales de este mes, existe consenso de que el Atlántico se encamina hacia otra temporada de hiperactividad climática.
Por qué la agitación
Hay varios factores asociados a la alta o baja presencia de tormentas o huracanes en los océanos. En el Atlántico, por ejemplo, hay un calor considerable en gran parte de la zona oriental, donde la temperatura de la superficie del océano está entre 1 y 3 grados Celsius por encima de lo normal para principios de abril.
“Las razones principales por las que estamos por encima del promedio es la baja probabilidad de un evento significativo de El Niño y el calor relativo en el (Atlántico) tropical, pero especialmente en el Atlántico oriental subtropical”, aseguró ayer Phil Klotzbach, científico investigador de CSU en rueda de prensa.
Las temperaturas de la superficie del mar son uno de los ingredientes necesarios para alimentar los huracanes, por lo que tiene sentido que haya una correlación entre las temperaturas y una temporada activa.
Cuando El Niño está presente, reduce la actividad de los huracanes en el Atlántico debido al aumento de la cizalladura vertical del viento. Estos son los cambios en la velocidad y dirección del viento que evitan la formación de huracanes.
La mayoría de los modelos dinámicos y estadísticos indican ahora que hay pocas posibilidades de que El Niño se desarrolle entre agosto y octubre. Son de un 10%.
Cabe recordar que las condiciones promedio o incluso las derivadas de La Niña crean un entorno más favorable para el desarrollo de tormentas tropicales. Aunque estamos saliendo apenas de un patrón activo de La Niña, ésta aún no ha terminado.
De hecho, los pronósticos del IDEAM para nuestro país es que la temporada de lluvias se mantendrá fuerte hasta comienzos de junio.
Entonces, por el momento, no parece probable que en este 2021 influya el efecto tranquilizante de El Niño sobre las temporadas de huracanes del Atlántico, lo que obliga a tomar todas las medidas de prevención y seguimiento a los fenómenos climáticos, con el fin de mitigar los daños y activar políticas de adaptación en las zonas más vulnerables.
Basta recordar que la temporada de huracanes en el Atlántico de 2020 terminó con 30 tormentas, la mayor cifra anual registrada, tanto que hasta la lista de nombres establecida con anterioridad se agotó.
Este 2021, incluso, el alfabeto griego se va a reemplazar con una lista complementaria de nombres que siga la mismas reglas que la lista principal de nombres de huracanes para la temporada del Atlántico. Ésta se usará en caso de que el listado inicial se agote. Los nombres van de la A a la Z, pero excluyen las letras Q, U, X, Y y Z.