El profesor Vladimir es Ingeniero Civil y Magíster en Ingeniería de la Universidad Nacional de Colombia, Doctor en Oceanografía Física del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE, México), y realizó un post-doctorado en oceanología en la Universidad Autónoma de Baja California (UABC, México). Durante los últimos años ha liderado varios proyectos en el Golfo de Urabá, como un estudio de erosión costera y el Programa Integral para el Monitoreo y Mitigación de la Erosión Costera en el Litoral Antioqueño (PIMECLA), financiados por el Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Antioquia (DAGRAN) y la Secretaría de Infraestructura de la Gobernación de Antioquia.
En esta conversación abordamos temas relacionados con los retos ambientales y sociales en el Golfo de Urabá y sus alrededores, considerando los impactos del cambio climático, algunas dinámicas sociales de la región, y la construcción proyectada de varios puertos marítimos en el Golfo.
Estos son algunos puntos fundamentales de nuestra conversación con el profesor Vladimir
El cambio climático tiene impactos muy importantes en los océanos de todo el mundo. Sabemos, por ejemplo, que el ascenso en el nivel del mar es una de las consecuencias más claras del cambio climático (Figura 1).

TS: De acuerdo con sus investigaciones, ¿hay evidencia científica de cambios en el nivel del mar en el Caribe y el Golfo de Urabá?
VT: Sí, hemos encontrado evidencia científica de impactos del cambio climático sobre el nivel del mar en el Caribe colombiano y el Golfo de Urabá. En particular, hemos analizado cambios en los niveles del mar usando información satelital registrada desde el año 1985. Esta investigación tiene como antecedente el estudio realizado por el investigador Arnoldo Valle-Levinson, de la Universidad de La Florida, sobre el ascenso de los niveles del mar en la costa Este de Estados Unidos.
Usando datos de satélite similares a los usados por el profesor Valle-Levinson, hemos analizado anomalías (diferencias) en los niveles del mar a lo largo de la línea de la costa Caribe colombiana, entre los límites con Panamá y Venezuela. Los análisis muestran que aproximadamente hasta el año 2000 se registraron ascensos y descensos del nivel del mar de manera estacional (de acuerdo con los periodos más secos y más lluviosos del año), mostrando incluso una tendencia hacia anomalías negativas, es decir descensos en el nivel del mar. Sin embargo, después del año 2000, los datos analizados muestran, además de las variaciones estacionales, valores positivos de las anomalías que indican ascensos en el nivel del mar.
También calculamos tasas de ascenso del nivel del mar a lo largo de toda la costa Caribe, encontrando valores similares a los reportados en múltiples estudios alrededor del mundo de entre 3 y 4 milímetros (mm) por año, e incluso valores más altos durante los últimos 5 años. En particular, cuando analizamos con detenimiento este último periodo, encontramos que en la zona de Urabá se han alcanzado tasas de ascenso de hasta de 15 mm por año, valores que son importantes porque sugieren que además del ascenso del nivel del mar en todo el mundo, puede haber cambios adicionales en las dinámicas al interior del Golfo de Urabá.
Basándonos en estas observaciones, tenemos algunas hipótesis acerca de posibles fenómenos ocurriendo en el Golfo de Urabá. El Golfo está ubicado en la esquina Suroeste del Caribe colombiano y al parecer esta ubicación y el tipo de formación geomorfológica, permiten la acumulación o apilamiento de aguas transportadas por corrientes que se generan desde el mar Caribe y la parte sur de Panamá. Actualmente nos encontramos estudiando en detalle los ascensos en el nivel del mar causados por este tipo de recirculaciones.
En resumen, sí tenemos evidencia de ascensos del nivel del mar; este impacto del cambio climático es una realidad en nuestras costas del mar Caribe. Un asunto que quiero resaltar es que este ascenso viene de la mano de otros procesos que afectan la línea de costa. El ascenso del nivel del mar conlleva una intensificación de la erosión costera en zonas donde anteriormente no era tan marcada. Es una cadena de sucesos que hemos venido estudiando y que esperamos validar mediante publicaciones científicas muy pronto.
TS: ¿Las tasas de ascenso del nivel del mar en el Golfo de Urabá pueden darse como un efecto combinado del cambio climático global y dinámicas propias de la zona como la deforestación en cuencas de la región?
VT: Este es un tema que estamos empezando a estudiar, el Golfo de Urabá es un laboratorio natural del cual falta mucho por aprender. Este golfo es un estuario semicerrado. Un estuario es un área costera en donde desembocan uno o varios ríos produciendo una mezcla de agua dulce con el agua salada del océano. Además, en el caso particular, el Golfo de Urabá tiene una salida al mar abierto que es estrecha. En dicha salida, al Norte del Golfo, existe una corriente oceánica conocida como la Corriente Colombia, que en algunos momentos del año se intensifica creando una barrera para el agua que sale del Golfo. Esta barrera causa ascensos más pronunciados al interior del golfo que en el resto de la costa Caribe. Es importante entender estas dinámicas porque en épocas de lluvias en las que los ríos llevan mayor cantidad de agua, la intensificación de esta corriente puede aumentar la retención de agua en el Golfo, creando condiciones para que los niveles del mar aumenten más en municipios como Turbo que en otros como Arboletes.
La evidencia ha mostrado que hay impactos de los procesos que ocurren en la parte alta de las cuencas sobre las dinámicas del golfo; sin embargo, es necesario fortalecer las capacidades de monitoreo y seguimiento de este tipo de problemáticas en la región. Para dar una idea, en la actualidad contamos con datos de la cantidad de agua que viaja por el río Atrato varios kilómetros arriba del delta que hay en su desembocadura, sin embargo y dado que el delta tiene entre 6 y 7 bocas, sólo podemos observar una fracción del agua que efectivamente llega al delta. Esto evidencia la necesidad de una red de monitoreo más robusta que posibilite, por ejemplo, realizar análisis de contenido de metales pesados en el río.
Para ponerlo en el contexto de la pregunta y de la necesidad de fortalecer el monitoreo, se ha observado que las dinámicas de la población de pescadores del golfo han cambiado. Ahora los pescadores de la zona Sur del Golfo, en Bahía Colombia, tienen que salir más al Norte a realizar sus faenas de pesca dada la disminución en la disponibilidad de peces en el Sur del Golfo. Esta disminución se ha venido dando durante los últimos años; establecer sus causas requiere cosas como mejorar mediciones, lo que contribuiría a entender mejor el papel de las aguas provenientes de los ríos en las dinámicas del Golfo.
Hemos identificado que zonas de Bahía Colombia y del norte del Golfo se ven afectadas por la desembocadura del río Atrato. En épocas de invierno, por su alto caudal, el río crea una barrera para el agua dentro de Bahía Colombia aumentando los tiempos de residencia, es decir, el tiempo que permanece estancada el agua.
Además, en Bahía Colombia desemboca el río León. Este río recibe los aportes de la zona bananera y de los ríos Apartadó, Chigorodó, Carepa y otros afluentes que provienen de poblaciones sin sistemas de saneamiento municipal. Lo anterior conduce a que el río León lleve al Golfo de Urabá una alta carga de contaminantes proveniente de la zona bananera y los municipios aledaños. Mediciones de oxígeno disuelto muestran que en Bahía Colombia hay zonas con poca cantidad de oxígeno en el agua, lo cual es consistente con el hecho de que los pescadores tengan que ir más lejos a pescar.
Si este transporte de contaminantes se mantiene o aumenta puede comprometer la disponibilidad de alimento para las comunidades de pescadores en Bahía Colombia. Esta es una tarea pendiente: es necesario analizar las características físico-químicas del agua de los ríos que llegan al golfo y estudiar con mayor detalle las fuentes de contaminación.
TS: De acuerdo con esto, ¿el transporte de contaminantes por los ríos afluentes al Golfo puede poner en riesgo la seguridad alimentaria y la sostenibilidad de la región?
VT: Partiendo de lo observado es posible decir que sí. Como todos los ecosistemas, el Golfo tiene una dinámica que involucra cierta variabilidad; entonces durante algunas épocas del año es posible encontrar peces en Bahía Colombia. Esto ha evitado que se prendan las alarmas como deberían estar prendidas por los efectos humanos sobre el Golfo. Siempre he pensado que el Golfo es el depositario de todas las cosas que suceden en la parte alta de las cuencas, buenas o malas, y esto hay que tenerlo en cuenta en cualquier estudio, análisis o proyecto.
En la Universidad de Antioquia (UdeA) desarrollamos el proyecto LOPEGU, “Lineamientos prioritarios para la formulación de un ordenamiento pesquero del Golfo de Urabá”, liderado por la profesora Jenny Leal, que tuvo como finalidad proponer ideas innovadoras para los pescadores de la región [1]. Una de estas ideas plantea la posibilidad de que los pescadores tengan en su casa unos diseños de acuacultura, es decir unos tanques de reproducción y crianza de especies de peces, en los que los desechos sean usados en algunos cultivos pequeños de hortalizas o frutas.
En síntesis, pensando en la seguridad alimentaria, es necesario poner la lupa sobre lo que está sucediendo y pueda suceder en el futuro en el Golfo de Urabá. El proyecto LOPEGU hizo una aproximación muy interesante acerca de la calidad de los peces; por ejemplo en términos de la cantidad de mercurio que retiene cada especie. Uno de los resultados más relevantes es que una estrategia para no incorporar mercurio en el cuerpo a través del consumo de peces, consiste en consumir un tipo de pescado diferente cada día. Este tipo de resultados resalta la necesidad de cuidar la diversidad de especies de peces y fortalecer los sistemas de monitoreo, por ejemplo de la calidad del agua y otras condiciones que afectan los ecosistemas en el Golfo de Urabá.
TS: Estudios previos han reportado la ocurrencia de procesos erosivos en la costa Caribe por cambios en el oleaje o el nivel del mar asociados, por ejemplo, con el cambio climático. También se ha reportado sobre el papel de ecosistemas como los manglares y los arrecifes coralinos en mitigar dichos efectos. ¿Hay en curso alguna iniciativa o estudio al respecto en Colombia?
VT: Manglares, corales y pastos marinos son ecosistemas que permiten mitigar los procesos erosivos. De hecho, esta es una de las líneas de trabajo más importante que se está desarrollando a nivel costero pues permite proteger la línea de costa con ecosistemas naturales. Por supuesto, no en todas partes se pueden establecer manglares, es muy difícil establecer corales, y en algunas zonas sólo pueden reproducirse pastos marinos. Sin embargo, entendiendo la geoforma del terreno y la dinámica del oleaje es posible proponer soluciones innovadoras y basadas en la naturaleza.
Actualmente, en el laboratorio costero de la Universidad de Antioquia ubicado en Arboletes, implementamos una solución de este tipo en un acantilado de una altura promedio de 10 m, en el que realizando un perfilamiento a dos pendientes y tratando de seguir la pendiente batimétrica de la zona intermareal en la parte inferior del talud, se disminuyó la capacidad erosiva del oleaje. De la mano de este perfilamiento viene la revegetalización del talud y la implementación de filtros en la parte superior.
Así mismo, se están proponiendo soluciones ecosistémicas basadas en la naturaleza para todo el Golfo de Urabá y el Caribe colombiano gracias a unos fondos alemanes recibidos por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. Este proyecto lo lideran las corporaciones ambientales y desde la Universidad de Antioquia estamos apoyando a Corpouraba en el diseño de algunas de estas soluciones para el Golfo. En ese sentido estamos proponiendo soluciones innovadoras y naturales, como la revegetalización de zonas de manglar, establecimiento de dunas artificiales, y la inclusión de soluciones bioestructurales que permitan disminuir la energía del oleaje antes de llegar a la costa.
Otros ejemplos de soluciones que están siendo estudiadas e implementadas en Colombia son: análisis de reducciones importantes en la energía del oleaje mediante la implementación de mangales sintéticos (bioestructuras) liderados por el profesor Andrés Osorio de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín; diseño de bioestructuras tipo macro-algas kelp, que tiene una manera de establecerse cerca de la costa que permite romper la estructura y disminuir la energía de las olas; e implementación de estructuras cóncavas y convexas con doble aprovechamiento, pues posibilitan proteger la línea de costa mientras permiten identificar y aprovechar zonas de mayor energía de las olas. Estas dos últimas iniciativas las lideramos nosotros en la Universidad de Antioquia.
Esta es una línea de trabajo que se está implementado en todo el mundo y en Colombia, que además propone soluciones basadas en la naturaleza que son típicamente más económicas que soluciones tradicionales como las implementadas mediante espolones o los llamados “tómbolos” ubicados por ejemplo en el sector de Arboletes. Esperamos que la implementación de este tipo de soluciones permita mitigar procesos erosivos fuertes que se están dando a lo largo de la línea de costa.
TS: ¿Qué iniciativas cree que podrían llevarse a cabo desde las instituciones académicas para disminuir los impactos del cambio climático en el Golfo de Urabá?
VT: Siempre he creído que las zonas que más pueden verse afectadas por el cambio climático son las zonas costeras. Por supuesto, al interior del continente se van a dar afectaciones; el asunto es que los ascensos en el nivel del mar pueden afectar múltiples poblaciones en diferentes regiones del mundo y de Colombia. Vale la pena empezar a analizar con mayor detalle los procesos en las partes altas de las cuencas y cómo estos procesos alteran, por ejemplo, el transporte de arena hacia el Golfo de Urabá. La arena constituye las playas, y las playas son los disipadores naturales por excelencia de la erosión costera. Afectaciones en la cantidad y en la dinámica de viaje de las arenas provenientes de las cuencas y transportadas por los ríos que llegan al Golfo pueden alterar aún más los procesos erosivos en la línea de costa. En el largo plazo, todos los procesos ocurriendo en la parte alta de las cuencas son determinantes de lo que sucede en la línea de costa.
Estamos llamados a hacer investigaciones más integrales. No es conveniente estudiar las cuencas de manera independiente y separada del sistema costero. Es importante entender las implicaciones sobre las zonas costeras de los procesos en las cuencas, incluyendo la erosión, el transporte de contaminantes por los ríos y la deforestación.
Creo que como iniciativa de la Escuela Ambiental en la Universidad de Antioquia, en trabajo colaborativo con otras universidades e instituciones, es importante plantear investigaciones más integrales que permitan analizar y reunir evidencias del efecto de las alteraciones en las partes altas de las cuencas sobre cambios en nuestras costas. Estoy seguro de que vamos a encontrar puntos comunes, y que de esa manera podremos plantear soluciones también más integrales. En la medida que los vínculos entre las universidades, corporaciones, y demás actores se fortalezcan, se podrán realizar investigaciones más robustas que involucren las dinámicas de las cuencas y del Golfo, así como condiciones de calidad del agua y de oleaje.
Es claro que hay grandes avances como la Red de Vigilancia para la Conservación y Protección de las Aguas Marinas y Costeras de Colombia (redCAM) de Invemar y Corpouraba, pero en la medida en la que podamos tener una red de monitoreo más robusta y permanente, las corporaciones ambientales podrán tener mayor información sobre las afectaciones del entorno marino costero y en consecuencia pensar en soluciones integrales para las comunidades.
Por ejemplo, con la profesora Jenny Leal hemos pensado en la implementación de soluciones para los pescadores de la región estableciendo laboratorios de reproducción de especies nativas. Si este tipo de iniciativas cuenta con mayor apoyo financiero, por ejemplo de entidades gubernamentales, podrían desarrollarse y contribuir tanto a la recuperación de especies nativas, como al desarrollo de estrategias de sustento en el largo plazo para los pescadores. Por supuesto, este tipo de iniciativas deben estar soportadas por el entendimiento de la física, la química y la geomorfología del Golfo; no es posible simplemente poner peces en cualquier parte del Golfo y en cualquier momento del año.
Creo que el desarrollo de investigaciones más integrales, partiendo de una visión holística, conducirán a mejoras en el entendimiento de las dinámicas del Golfo y en la calidad de vida de las poblaciones de la región.

TS: ¿Cómo cree usted que las entidades gubernamentales podrían acompañar los avances académicos para mejorar el entendimiento de las dinámicas del Golfo de Urabá? ¿Cuál sería su lista de tres deseos?
VT: En primer lugar, creo fundamental el desarrollo de un observatorio oceanográfico y atmosférico para el golfo, algo así como el Sistema de Alerta Temprana del Valle de Aburrá (SIATA) pero para el océano. La necesidad de este observatorio se acentúa por el desarrollo de al menos dos puertos en el Golfo de Urabá. Con estos proyectos en ciernes es necesario monitorear condiciones físicas y químicas del agua, condiciones atmosféricas, e incluso la misma logística de los barcos que van a navegar por el golfo. Este observatorio posibilitaría análisis de las condiciones del Golfo, así como la toma de decisiones para la población de la región. En particular, es importante considerar que las dinámicas de los pescadores van a cambiar significativamente con el tránsito de grandes buques por el Golfo, lo que puede afectar sus faenas de pesca e incluso poner en riesgo su vida. Esta iniciativa la hemos tratado de impulsar desde la Universidad de Antioquia, y creemos que no tendría que ser exclusiva para el golfo sino para otras ciudades grandes de la costa Caribe como Cartagena, Santa Marta, Barranquilla y Riohacha. Además, con tecnologías que no son muy costosas, sería posible conocer en tiempo real las condiciones del mar y de la atmósfera en la región del Caribe en escalas espaciales finas que permitan analizar mejor las dinámicas en puntos cercanos a la costa y apoyar la toma de decisiones de las instituciones y la sociedad.
En segundo lugar y por mi experiencia en Urabá, es crucial que las instituciones trabajen de manera conjunta y por objetivos comunes. Es muy importante que la institucionalidad trabaje unida, deberían existir conexiones muy fuertes entre instituciones como la Dirección General Marítima (Dimar), Corpourabá, las universidades, las alcaldías y las empresas, que permitan trabajar en objetivos transversales, independientemente de los objetivos particulares. Así, muchos de los procesos que se desarrollan en regiones costeras pueden potenciar el progreso de la región. Creo que este ha sido el objetivo del Comité Universidad-Empresa-Estado -CUEES-, en cabeza de personas como el doctor Carlos Pinilla. Creo que todavía falta crecer en voluntad de trabajo mancomunado en la región.
Finalmente, y entendiendo que no quiero quitarme la camiseta de profesor e investigador, considero fundamental que existan más recursos para el monitoreo y la investigación. Es necesario desarrollar capacidades en la región que permitan apoyar labores tan importantes como las de Dimar o Corpouraba. El desarrollo de estas capacidades se logra con inversiones en investigación, monitoreo y formación de personal científico, académico y técnico. Actualmente estamos formando personas, pero necesitamos crecer en investigación y conocimiento para fortalecer el trabajo y el avance de la región. Un sentimiento que tengo a veces desde la academia, es que llegamos con las evidencias cuando ya han sucedido las cosas. Deberíamos adelantarnos, tener tecnología de punta y el personal formado competente que posibilite la toma de decisiones en tiempo real.
Estoy seguro de que tanto la investigación básica como la investigación aplicada pueden tener resultados importantes para la región, que contribuyan a la toma de decisiones y al planeamiento estratégico por parte de empresas de diferentes sectores, pescadores, empresas navieras y la población en general, con impactos muy positivos sobre el desarrollo de la región del Golfo de Urabá
TS: ¿Cómo cree que evolucionará el Golfo de Urabá con la implementación del sistema de puertos?
VT: Yo creo que la implementación de dos y tal vez tres puertos en el Golfo de Urabá es un reto enorme. Aquí resalto nuevamente el trabajo realizado por el CUEES de Urabá, que desde hace muchos años ha tratado de unir las instituciones involucradas en este desarrollo no sólo desde la parte costera sino también desde la parte continental.
Desde mi punto de vista considero imperativo contar con “una fotografía” de las condiciones actuales de la región, antes de la construcción de los puertos. Una fotografía detallada, es decir un diagnóstico de las condiciones actuales del golfo, involucrando todas las dinámicas y problemáticas ambientales y sociales que hemos mencionado en esta conversación, y otras que quizás se me escapan, contribuiría a un mejor planeamiento del futuro, e incluso a un mejor entendimiento de los posibles impactos de la implementación de los proyectos portuarios.
Creo que la implementación de los puertos puede traer un gran desarrollo para la región, pero para que eso pase esta implementación debe realizarse de manera ambientalmente sostenible. Necesitamos científicos desarrollando estudios encaminados a entender las condiciones actuales, y a analizar posibles impactos de los puertos. Es importante entender que aunque hoy se tiene un flujo importante de buques, en el futuro este tráfico va a crecer significativamente con implicaciones sobre las condiciones ambientales y sociales del Golfo.
Desde mi conocimiento estamos tratando de armar el rompecabezas, pero considero fundamental que durante estos años empecemos a tener desde la Universidad, las corporaciones y la capitanía de puerto, suficientes instrumentos y herramientas para continuar con el monitoreo de una zona que será altamente influenciada por el proceso constructivo y por la entrada en operación de los puertos.
Otro punto a resaltar es que en unos años se finaliza el túnel del Toyo, proyecto vial que dará como resultado que la región de Urabá quede a un tiempo de viaje de aproximadamente 6 horas desde Medellín y el eje cafetero. Este túnel causará una explosión turística en la región de Urabá. Estoy seguro que muchas personas de Antioquia y el eje cafetero van a querer pasar sus vacaciones y hacer turismo en esta región. Este proyecto vial de la mano de los puertos, puede contribuir al desarrollo de muchas comunidades y regiones que hasta el momento no tienen recursos e infraestructura.
Estoy al tanto de que cada uno de los puertos en su fase de planeación ha hecho un trabajo ambiental juicioso, al menos los tres proyectos que se han mencionado de manera más concreta que son Puerto Antioquia (que quizás cambie de nombre), Puerto Pisisi y Puerto Darién.
Debemos estar atentos porque existe la posibilidad de un cuarto proyecto en la zona norte de Antioquia. En esta zona existen ecosistemas delicados como la ensenada de Rionegro, los bajos de Caribana donde tenemos el único parche coralino de Antioquia, y una zona de humedales que abastece parcialmente el acueducto de Necoclí. El desarrollo de un puerto en esta región puede traer impactos ambientales irreversibles sobre los ecosistemas para la región y el país.
La región del Golfo de Urabá tiene un gran potencial no sólo desde el punto de vista económico, sino también desde el punto de vista ambiental y turístico. Esta es una invitación a la gente de Antioquia para que se den la oportunidad de visitar las playas de Urabá. Tenemos un gran potencial de desarrollo en la región, con gente maravillosa y una cantidad enorme de recursos. Los desarrollos llevados a cabo en la región pueden mejorar la calidad de vida y contribuir a una mayor sostenibilidad de la región.
Esta región de Antioquia puede volverse un foco de desarrollo económico y turístico, los puertos pueden ser una oportunidad para fortalecer el crecimiento de la región, pero nuevamente, esto se logrará si se hacen las cosas de la manera correcta, si se soportan las decisiones en un monitoreo robusto y en investigaciones científicas, y por supuesto de la mano de un trabajo mancomunado de todos los actores de la región.
Referencias
[1]https://lopeguuraba.files.wordpress.com/2017/04/pesca-familias-y-territorios-en-el-mar.pdf