El coronavirus puso la ecología en el centro de la agenda pública. Este es el nuevo mandato de los electores franceses, quienes, en la segunda vuelta de las elecciones municipales, suspendidas en marzo por la pandemia, les dieron el triunfo a los ecologistas coaligados con fuerzas de izquierda. De esta manera, gobernarán en ciudades importantes como Lyon, Estrasburgo y Burdeos, además de París, donde la socialista de origen andaluz, Anne Hidalgo (San Fernando, Cádiz, 1959), revalidó su mandato obtenido en 2014.
El presidente Emmanuel Macron, derrotado en las municipales, leyó el mensaje y madrugó este lunes 29 de junio a presentar un ambicioso programa de sostenibilidad en la clausura de la “Convención Ciudadana por el clima”.
La “Convención Ciudadana por el clima” es un ejercicio de participación popular que reunió a 150 ciudadanos elegidos por sorteo, quienes deliberaron durante 9 meses para encontrar respuestas al encargo de reducir en un 40 por ciento la emisión de gases de efecto invernadero de aquí al 2030. Este proyecto tiene origen en las marchas de los “chalecos amarillos”, clase media de las medianas y pequeñas ciudades, que inició su movimiento como protesta por una tasa a los carburantes, pero que desconoció los principios de la justicia social. Los “chalecos amarillos” también reclamaban por la poca atención que les brindaba el gobierno central.
La Convención Ciudadana sobre el Clima es la fórmula francesa de las asambleas populares que se realizan en diversos países europeos para escuchar de la sociedad civil propuestas para hacer frente al calentamiento global.
La primera asamblea surgió como iniciativa popular en Suecia en 2014 con el nombre de Parlamento Popular por el Clima, el cual envía propuestas al gobierno central. En Francia y Reino Unido fueron convocadas por parte de los gobiernos.
El cambio climático, a la Constitución
La “Convención ciudadana por el clima” presentó 149 propuestas, entre ellas: incluir en la Constitución la lucha contra el cambio climático y la defensa del medio ambiente, la consagración del ecocidio como un delito en el Código Penal, remodelar los edificios para limitar el consumo de energía, reducir la velocidad máxima en las autopistas de 130 a 110 kilómetros por hora, reducir en un 20% el consumo de carne y de productos lácteos, regular la publicidad de productos contaminantes y realizar campañas contra el consumismo.
El presidente Macron descartó tres: la reducción de la velocidad máxima en las autopistas de 130 a 110 kilómetros por hora; la imposición de tasa del 4% a los dividendos de las empresas y la introducción en el preámbulo de la Constitución de la preservación del medio ambiente.
A cambio, el presidente francés contempla la realización de un referendo para introducir en el artículo 1 de la Constitución conceptos como biodiversidad, medio ambiente y lucha contra el cambio climático.
La nueva realidad tras la llegada del covid-19 tiene su primera afirmación electoral: la ecología está en el centro del debate político. Así lo demostró Francia y así se vislumbra en las elecciones autonómicas del País Vasco (Euskadi) y Galicia, que se celebrarán el próximo 12 de julio. Los candidatos también tomaron nota de los resultados franceses, para confirmar lo que puede ser la tendencia imperante hacia adelante: la pandemia del Covid 19 demuestra que la protección del medio ambiente es prioritaria para la mayoría de ciudadanos que van a las urnas.
(Con datos de France 24, diario El País, diario La Vanguardia, TVE).