El desperdicio de alimentos es el causante de entre el 8% y el 10% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en la atmósfera, según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma). Para la producción de 1,2 toneladas de alimentos se requiere de 4,4 kilómetros cuadrados de tierras agrícolas y 760 kilómetros cúbicos de agua.
Es tan grave la situación, que se calcula que en 2021 se desperdiciaron 931 millones de toneladas de alimentos en el mundo. Esto equivale a un 17% del total de los alimentos que tuvieron a disposición las personas en el planeta en el año 2019, anterior a la pandemia.
“Necesitamos medidas colectivas a fin de ampliar los esfuerzos para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos al tiempo que se limitan las emisiones de gases de efecto invernadero. Sigamos trabajando juntos de forma eficiente, efectiva y coherente para aumentar la concienciación y poner fin a la pérdida y el desperdicio de alimentos. Por una población y un planeta sanos”, expresó QU Dongyu, director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).
De manera paradójica, la pandemia del Covid-19 empeoró las condiciones en muchos territorios y cerca de 800 millones de personas se vieron perjudicadas por las hambrunas alrededor del mundo.
Para la FAO, unos 3.100 millones de personas no pueden acceder a dietas saludables. De ahí que los gobiernos, entidades y, la sociedad en general, aceleren las medidas orientadas a reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos.

“Estamos inmersos en una economía lineal, donde tenemos una acumulación sistémica, y por mucho que se evite el desperdicio o la generación de residuos, el propio sistema te impulsa a consumir más y más rápido”, comentó Sara Granados, asesora regional para América Latina de la FAO.
Según esta organización, cerca del 14% de los alimentos del mundo se pierden después de la cosecha y entre la fase de venta al por menor de la cadena de suministro. Se calcula, además, que un 17% se desperdicia en esa misma fase y a nivel del consumo.
Con este panorama, se ve lejano el propósito de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en la meta 12.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que pide se reduzca a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y se reduzca la pérdida de alimentos en las cadenas de producción y suministro.
“Cada uno de nosotros desperdicia una media de 74 kilogramos de alimentos al año, tanto en los países de renta media como en los de renta alta. Reducir a la mitad el desperdicio de alimentos y recortar la pérdida es una parte importante de los esfuerzos para hacer frente a las urgentes crisis climática y alimentaria”, aseguró Inger Andersen, directora ejecutiva del Pnuma.
Y en Colombia, ¿cómo estamos?
El pasado 29 de septiembre se celebró el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos y ese mismo día, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible informó que trabaja en un plan de acción para ayudar a disminuir ese problema.
Con el Decreto Reglamentario del Sector Administrativo Agropecuario, Pesquero y de Desarrollo Rural, esta cartera regulará las pérdidas y los desperdicios de alimentos en Colombia.

Según el Departamento Nacional de Planeación, en Colombia los alimentos que más se desperdician son frutas y verduras: 62% (6,1 millones de toneladas), 25% de raíces y tubérculos (2,4 millones de toneladas). Cifras de esa entidad revelan, además, que la producción agrícola es responsable de la pérdida de alimentos (40,5%), distribución y retail (20,6%), poscosecha y almacenamiento (19,8%) consumo (15,6%) y el procesamiento industrial (3,5%).
Desde Minambiente se dejó en claro también que la variabilidad climática también influye en la pérdida de alimentos. “En el sector agropecuario se puedan implementar diferentes medidas de adaptación al cambio climático, que contribuyan a disminuir esta problemática, como los sistemas de alertas tempranas; la recolección, el almacenamiento y la distribución de agua; los sistemas agro y silvopastoriles, y las huertas agrobiodiversas”.
¿Cómo parar el desperdicio?
Estas son algunas de las recomendaciones para contribuir desde la etapa del consumo para frenar el desperdicio de alimentos en la vida cotidiana.
- Comprar productos locales y apoyar a los productores de cada región.
- Hacer una lista de compras y no salirse de lo que se planificó.
- No juzgar por la apariencia, elegir frutas y hortalizas feas.
- Almacenar de forma estratégica los alimentos para alargar su ciclo.
- Servir pequeñas porciones, y en restaurantes, si el plato es muy grande, compartirlo en familia.
- Si se cocinó mucho, congelar y utilizar en otro día de la semana.
- Hacer compost con los desechos de comida para el jardín.
- Donar alimentos que se podrían desperdiciar.