¿Cuánto durará el fenómeno de El Niño y cómo deberíamos planear el país para afrontarlo?

¿Cuánto durará El Niño que comenzó en 2023? ¿Cuánto durarán los próximos eventos El Niño? ¿Cómo deberíamos planear el país para afrontar mejor los impactos de El Niño en el futuro próximo? Veamos qué podemos decir y qué no podemos decir al respecto con base en la ciencia.

Presa y embalse de Hidroituango.
Presa y embalse de Hidroituango. Fuente: Alcaldía de Medellín [1].

¿Cuánto durará El Niño que comenzó en 2023? Esta es una pregunta que nos inquieta en Colombia por buenas razones. La historia nos ha enseñado que este fenómeno de variabilidad climática afecta bastante la disponibilidad de agua en el país, y con ello compromete también la disponibilidad de electricidad que depende casi en un 70% de la generación hidroeléctrica a partir del agua almacenada en los embalses.

Desde mayo de 1991 hasta julio de 1992, Colombia estuvo bajo la influencia de un evento El Niño que hizo fallar su sistema energético a nivel nacional. Pasó que el caudal de los ríos que alimentan los embalses se redujo como consecuencia de las disminuciones en la lluvia causadas por El Niño. Como resultado, el agua no fue suficiente para satisfacer la demanda de energía hidroeléctrica y el gobierno del entonces Presidente Cesar Gaviria tuvo que tomar una medida de emergencia conocida como “el racionamiento” o “el apagón”. La disponibilidad de electricidad fue intermitente e inestable durante ese periodo. 

Que no volvamos a tener una crisis energética como la del racionamiento de 1992 depende de la duración de El Niño. Si El Niño llega a durar más de lo acostumbrado, entonces tendremos serios problemas de abastecimiento de agua y energía en Colombia. Yo no descartaría un nuevo apagón.

Lo acostumbrado es que El Niño no dure mucho más de un año. Los registros del Índice Oceánico de El Niño (el ONI por sus iniciales en inglés) muestran que, desde 1950 hasta la actualidad, la duración de El Niño nunca ha llegado a dos años y la mayoría de las veces ha estado cerca de un año. La siguiente figura muestra estos registros desde 2010. El color rojo indica los meses de cada año en los que se detectaron los aumentos de temperatura del mar en el Océano Pacífico característicos de El Niño. El Niño actual comenzó en el periodo AMJ (abril-mayo-junio) cuando el ONI alcanzó el valor 0,5 y desde entonces ha crecido hasta 1,5 en ASO (agosto-septiembre-octubre).

Registros del índice ONI desde 2010 hasta la actualidad.
Registros del índice ONI desde 2010 hasta la actualidad. En la fuente pueden ver los registros completos desde 1950. Fuente: NOAA [2].
Lo más cerca que hemos estado de alcanzar la duración de dos años fue en El Niño que comenzó en marzo de 1957 y se extendió hasta abril de 1959, pero con una interrupción entre julio y noviembre de 1958. El Niño más fuerte y prolongado del registro fue el que comenzó en septiembre de 2014, alcanzó sus niveles máximos de intensidad hacia finales de 2015, y concluyó en mayo de 2016. Este es El Niño de 2015 —usualmente mencionamos sólo el 2015 por ser el año de mayor intensidad, pero sabemos que va desde 2014 hasta 2016— que ha sido apodado “El Niño Godzilla”, y es famoso por sus fuertes impactos alrededor del mundo.

La sociedad no solo está acostumbrada a una duración de El Niño menor a dos años sino también a una cierta frecuencia. Se espera que este fenómeno se presente dos o tres veces por década porque así se ha observado en registros como los del ONI que datan del año 1950. “Toda la vida El Niño ha durado más o menos un año y nunca ha venido más de tres veces en una década” podría decir alguien nacido en los años 50.

Pero hasta las costumbres más arraigadas pueden cambiar.

Aguantar mientras pasa El Niño

Las estrategias de Colombia para soportar los impactos de El Niño se basan en la idea de aguantar mientras pasa el fenómeno, esperando que su duración sea la acostumbrada. El país espera que El Niño dure algo parecido a un año y que después de eso regresen las lluvias normales y los embalses y acueductos se recuperen.

Hasta ahora la estrategia ha funcionado razonablemente bien tras el campanazo de alerta de 1992, por lo menos para el sector eléctrico colombiano. Este sector ha demostrado su capacidad de evitar un nuevo racionamiento, incluso habiendo estado bajo la influencia de los dos El Niño más fuertes de la historia: “El Niño del Siglo” que duró aproximadamente un año entre 1997 y 1998 y se conoce así por ser el más fuerte registrado durante el siglo XX, y “El Niño Godzilla” que duró cerca de un año y medio entre 2014 y 2016 y tuvo una intensidad parecida al de 1997.

Sin embargo, la estrategia de aguante depende de la duración del fenómeno. Los ahorros de agua y energía que se pueden hacer antes o durante El Niño tienden a agotarse a medida que el fenómeno se prolonga. Los embalses pueden usar el agua que tengan almacenada para generar energía eléctrica, aunque no llueva, pero ese almacenamiento no dura indefinidamente. Otras fuentes de electricidad como la energía termoeléctrica, solar y eólica —que han crecido mucho en el país desde 1992— ayudan a compensar los déficits de agua, pero actualmente no pueden sustituir completamente a las hidroeléctricas.

El embalse más grande del país, Hidroituango, puede almacenar hasta 2.800 millones de metros cúbicos de agua [3]. Esto equivale en promedio al agua que en ese sitio el Río Cauca transporta en un mes. Es decir, a pesar de lo grande que es Hidroituango, su capacidad máxima alcanza solamente para almacenar el caudal promedio del Río Cauca por un mes. Si el caudal del río disminuye bastante, el embalse se puede agotar en cuestión de meses, no de años.

De la duración de El Niño dependerá la disponibilidad de agua y energía que puedan proporcionar los sistemas de embalses y acueductos en Colombia. ¿Cuánto durará El Niño que comenzó en abril de 2023 y desde entonces ha crecido en intensidad? Para seguir avanzando con la respuesta a esta pregunta, necesito contarles qué es la barrera de predictibilidad.

Barrera de predictibilidad

La ciencia le ha dado a la humanidad una capacidad asombrosa y muy útil de prever el futuro. Por ejemplo, podemos pronosticar con bastante confianza cuándo, dónde y con qué intensidad llegará un huracán a la costa, y tenemos previsiones del cambio climático que han demostrado su confiabilidad a lo largo de las últimas décadas. Sobre lo que podemos prever y cómo lo hacemos les invito a leer mi columna anterior “Prever el futuro” [4].

Sin embargo, esta capacidad de previsión tiene límites que dependen fundamentalmente de qué tan bien comprendamos los fenómenos en cuestión. Acerca de El Niño, la ciencia ha llegado a comprender muchas cosas, especialmente sobre sus síntomas y sus efectos [6], pero no ha logrado develar completamente sus causas.

En la actualidad, los humanos sabemos reconocer los síntomas de El Niño y tenemos métodos y tecnologías para detectarlos. Por ejemplo, sabemos que El Niño se manifiesta por unos cambios en la temperatura superficial del mar en el Océano Pacífico tropical que podemos detectar con termómetros. Existe una red de boyas como la de la siguiente fotografía que miden continuamente la temperatura del mar en una red de sitios del Océano Pacífico, recopilando datos que sirven para calcular índices como el ONI y determinar si estamos bajo condiciones El Niño o acercándonos a ellas. 

Boya usada para monitorear los síntomas de El Niño en el Océano Pacífico
Boya usada para monitorear los síntomas de El Niño en el Océano Pacífico. Fuente: NOAA [5].
También sabemos que el Océano Pacífico tropical oriental, o sea cerca a las costas de Colombia, Ecuador y Perú, se “pone rojo” durante El Niño como muestra la siguiente imagen tomada en diciembre de 1997 durante “El Niño del Siglo”. Rojo significa más caliente en comparación con la temperatura normal del mar. En este sentido, El Niño se manifiesta como una “fiebre” del Océano Pacífico junto a las costas de Suramérica tropical [6].

Océano Pacífico, calentamiento del mar
La mancha roja en el Océano Pacífico tropical indica un calentamiento del mar que es un síntoma conocido de El Niño. Fuente: NOAA [7].
Sobre los efectos de El Niño también sabemos muchas cosas. Por ejemplo, en Colombia sabemos que causa una reducción de la lluvia que, como dije al principio, llega hasta el punto de comprometer la disponibilidad de agua y energía. Como muestra la siguiente imagen, los efectos de El Niño sobre la lluvia llegan a todo el mundo y no siempre son reducciones. Típicamente durante El Niño, las zonas verdes reciben más lluvia de lo normal y a menudo sufren impactos por inundaciones como en algunas áreas de nuestros países vecinos Ecuador y Perú; mientras las zonas de color ocre experimentan reducciones de la lluvia como en Colombia.

Efectos típicos de El Niño sobre la lluvia alrededor del mundo
Efectos típicos de El Niño sobre la lluvia alrededor del mundo. Fuente: NOAA [8].
A pesar de los esfuerzos continuados de la ciencia por descubrirlas, las causas de fondo de El Niño todavía contienen grandes misterios. La ciencia no ha logrado responder muy bien por qué en un año cualquiera se presenta El Niño, ni cuáles causas de fondo lo inician o lo terminan. Hay incertidumbres importantes sobre estas preguntas que aún la ciencia no ha podido develar.

Y no es que sea un tema desatendido. ¡La ciencia ha buscado hasta en el Sol! Por mencionar un ejemplo, un estudio publicado en 2002 [9] buscó y encontró “una relación estrecha” entre variaciones de la actividad solar —específicamente en un ciclo solar conocido como de Gleissberg— y el fenómeno de El Niño. Si estudios como este llegan a demostrar con bastante confianza que El Niño es detonado por algún fenómeno solar observable, quizás sería posible desarrollar modelos de pronóstico que usen este conocimiento para prever mejor y con mayor antelación cuándo ocurrirá y cuánto durará El Niño. Pero hasta la actualidad esto no ha sido posible.

Como consecuencia de los vacíos de conocimiento sobre las causas de fondo de El Niño, la capacidad de prever su ocurrencia y duración está limitada a algunos meses en el futuro. Con base en el monitoreo del fenómeno y los mejores modelos de pronóstico disponibles, es posible hacer previsiones como que El Niño actual (en 2023) tiende a intensificarse hacia el final del año y durará “por lo menos” hasta abril de 2024, como prevé actualmente la Organización Meteorológica Mundial [10].

El Niño
“Se espera que El Niño dure por lo menos hasta abril de 2024” prevé la Organización Meteorológica Mundial en noviembre de 2023. Fuente: @WMO en X [11]. Acá el mar caliente está pintado de verde.
Prever qué pasará con El Niño dentro de 12 meses es prácticamente imposible. Anticipar cuándo ocurrirá y cuánto durará El Niño dentro de dos o más años es absolutamente imposible. Por eso decimos que con El Niño existe una barrera de predictibilidad que la ciencia no ha podido sobrepasar, es decir, tenemos una capacidad de hacer previsiones que se limita a un horizonte de algunos meses en el futuro.

Con relación a El Niño, la ciencia habla específicamente de la “barrera de predictibilidad de primavera [12] (primavera del hemisferio norte), porque esta es la época del año en que normalmente se dan las transiciones entre El Niño, La Niña y las condiciones neutrales (años sin El Niño o La Niña). La barrera consiste en que entre marzo y mayo es particularmente difícil prever si vendrá El Niño, La Niña o ninguno de los dos. Prever desde hoy qué pasará con El Niño en abril de 2024 es muy difícil, casi imposible.

Además, la capacidad de pronosticar El Niño depende también de qué tanto el futuro se parezca al pasado. A juzgar por los registros históricos, parecería razonable suponer que El Niño nunca durará dos años o más, y que durante una década se presentará dos o tres veces cuando mucho. ¿Así será porque así ha sido siempre?

El Niño y el cambio climático

Una de las consecuencias más retadoras del cambio climático es que la sociedad ya no puede hacer sus planes confiando en que el clima del futuro, incluyendo a El Niño, será parecido al del pasado. De hecho, lo que sabemos con bastante confianza hoy en día es que el clima al que estábamos acostumbrados está dejando de existir y seguirá cambiando significativamente durante el siglo XXI. Estamos viviendo en la época del cambio climático causado por los humanos, y lo esperable es que fenómenos climáticos como El Niño cambien.

¿Cómo cambiará El Niño por el cambio climático? Esta es otra pregunta que la ciencia ha investigado intensamente durante, por lo menos, los últimos veinte años. Hay incertidumbres sin resolver, pero también pistas importantes sobre lo que esperamos en el futuro próximo.

En 2008, un grupo de científicos liderados por el Profesor Tim Lenton de la Universidad de Exeter publicó un artículo titulado “Elementos de Inflexión en el Sistema Climático de la Tierra[13]. Uno de los objetivos de este estudio era identificar grandes elementos o fenómenos del planeta que posiblemente sufrirán cambios drásticos e irreversibles durante el siglo XXI, y de esa manera causarán alteraciones también muy drásticas en el clima global. Uno de dichos fenómenos es El Niño.

Lo que se preguntaron los científicos en este estudio era si El Niño sufriría cambios en su frecuencia o amplitud por el cambio climático. Un aumento en la frecuencia significa que El Niño ya no se presentaría dos o tres veces por década como de costumbre, sino más veces. Un aumento en la amplitud significa que El Niño y sus impactos serían más fuertes; por ejemplo, que la reducción de la lluvia en Colombia sería más pronunciada.

Motivados por ese estudio, con Mateo Duque Villegas quien en ese entonces era estudiante de maestría de la Universidad de Antioquia y ahora es candidato a doctor del Instituto Max Planck en Alemania, y la Profesora Angela Rendón —Directora de Territorios Sostenibles—, investigamos lo que podría pasar en el mundo si El Niño se volviera permanente, es decir, si viniera y se extendiera indefinidamente. 

Uno de nuestros hallazgos fue que algunas regiones del planeta se volverían bastante más secas y calientes, y que esto comprometería la existencia de los ecosistemas allí ubicados. Por ejemplo, la siguiente figura tomada de nuestro estudio muestra en color café que El Niño permanente transformaría la Amazonía y gran parte de Colombia en regiones más calientes y secas con ecosistemas diferentes de los actuales. Bajo este escenario hipotético de El Niño permanente, se perdería el bosque Amazónico, que es otro de los elementos de inflexión identificados por el estudio del Profesor Tim Lenton y otros.

El Niño
¿Qué pasaría si El Niño se extendiera indefinidamente? Fuente: Duque-Villegas et al. (2019) [14].
Con el paso del tiempo, el análisis de los elementos de inflexión del clima se ha ido refinando y hoy en día el mayor consenso científico no indica que El Niño se vaya a comportar como un elemento de inflexión del clima [15], sino más bien que seguirá funcionando como un fenómeno periódico durante el siglo XXI. Es decir, esperamos que El Niño y La Niña sigan yendo y viniendo durante el presente siglo, aunque con posibles alteraciones en su duración, frecuencia o intensidad debidas al cambio climático difíciles de predecir. Más o menos así lo recogió el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) en su último reporte [16].

Aunque El Niño es un fenómeno de variabilidad natural que existe desde mucho antes de que comenzara el cambio climático actual, el clima es uno solo y por lo tanto los efectos de ambos fenómenos se combinan. La siguiente secuencia de imágenes muestra cómo fue la temperatura del Océano Pacífico durante los eventos El Niño fuertes de 1982 y 1997 en comparación con la actualidad. Lo que vemos es que gran parte del Océano Pacífico está más roja en la actualidad, es decir, más caliente.

Océano Pacífico
Fuente: NIWA Weather en X [17], @NiwaWeather (post de noviembre 7 de 2023).
En el Océano Pacífico de la actualidad, la mayoría son áreas rojizas que indican un mar más caliente que los promedios históricos. Esto se puede interpretar como una señal de cambio climático porque sabemos que, en general, el planeta, y especialmente los océanos, están acumulando calor como consecuencia del efecto invernadero exacerbado que producen las emisiones causantes del cambio climático. 

Queda abierta una pregunta importante: ¿cómo evolucionarán El Niño y sus impactos en un Océano Pacífico que cada vez está más caliente por el cambio climático? Mi intuición, que coincide con la de otros científicos —aunque aún no hay consenso general— es que vamos en camino de tener eventos El Niño más intensos, frecuentes, duraderos, o combinaciones de las anteriores.

Planear el país para El Niño

¿Cuánto durará El Niño que comenzó en 2023? La previsión que tenemos en este momento es que durará por lo menos hasta abril de 2024, como prevé actualmente la Organización Meteorológica Mundial. Cuidado con interpretar equivocadamente esta previsión diciendo que “El Niño durará hasta abril de 2024”. Eso no lo sabemos por las razones que he explicado.

Ante esta incertidumbre, que seguirá presente con cada nuevo El Niño mientras la ciencia logra superar sus barreras de predictibilidad, pienso que en Colombia es necesario analizar qué pasaría si El Niño no dura uno sino dos o más años y planear en consecuencia. Colombia no está bien preparada para una situación así. 

Si fuéramos a planear mejor a Colombia para resistir los impactos de El Niño durante las próximas décadas, mi sugerencia sería hacerlo bajo la consideración de que El Niño puede llegar a durar por lo menos dos o tres años y ser más intenso que los eventos de 1997 y 2015. Suponer que El Niño seguirá siendo tan intenso como de costumbre y siempre durará menos de dos años es correr riesgos enormes tanto para la economía como para la seguridad hídrica, energética y alimentaria del país. Más nos vale que la duración de El Niño no llegue a aumentar sin que hayamos implementado planes adecuados para eso.

¿Es exagerado pensar que El Niño puede durar más de dos años o volverse más frecuente o intenso? Creo que no. Una razón es que el cambio climático está calentando el Océano Pacífico y ese calor del mar es el ingrediente principal de El Niño. Además, independientemente de cómo evolucione El Niño por sí solo, sus impactos se combinarán con los efectos del cambio climático que incluyen la exacerbación de los eventos extremos; por ejemplo, sequías más secas.

De hecho, algunos de los modelos usados para predecir el cambio climático muestran aumentos tanto en la frecuencia como en la intensidad de El Niño, que han llevado a algunos científicos a hablar de “Súper El Niños”. Por ejemplo, un estudio de 2014 publicado en la revista Nature Climate Change indica que la frecuencia de los eventos El Niño más extremos podría aumentar durante este siglo como consecuencia del cambio climático. 

Aunque persisten grandes incertidumbres y no hay un consenso científico general sobre esta exacerbación de El Niño, las preguntas siguen abiertas y la posibilidad no se puede descartar. Dado lo que está en juego para Colombia, a mi juicio no es exagerado hacer planes para un evento que por sorpresa sería devastador para el país. Ojalá que El Niño de 2023 no se extienda mucho más allá de abril de 2024.

 

Referencias

[1]https://www.medellin.gov.co/es/sala-de-prensa/noticias/que-es-hidroituango-y-como-lo-reconstruimos/

[2] https://origin.cpc.ncep.noaa.gov/products/analysis_monitoring/ensostuff/ONI_v5.php

[3]https://www.medellin.gov.co/es/sala-de-prensa/noticias/conoce-las-cinco-dimensiones-hidroituango/

[4] https://territoriossostenibles.com/cambio-climatico/prever-el-futuro/

[5]https://territoriossostenibles.com/cambio-climatico/por-que-decimos-que-viene-el-nino-y-cuales-son-las-implicaciones-para-colombia/

[6] https://www.pmel.noaa.gov/co2/file/TAO+buoy

[7]https://www.climate.gov/news-features/blogs/enso/what-el-ni%C3%B1o%E2%80%93southern-oscillation-enso-nutshell

[8] https://www.noaa.gov/understanding-el-nino

[9] Kirov, B., & Georgieva, K. (2002). Long-term variations and interrelations of ENSO, NAO and solar activity. Physics and Chemistry of the Earth, Parts a/B/C, 27(6-8), 441-448.

[10] https://public.wmo.int/en/media/press-release/el-ni%C3%B1o-expected-last-least-until-april-2024

[11] https://x.com/WMO/status/1722598676936200570?s=20

[12]https://www.climate.gov/news-features/blogs/enso/spring-predictability-barrier-we%E2%80%99d-rather-be-spring-break

[13] https://www.pnas.org/doi/abs/10.1073/pnas.0705414105

[14] Duque-Villegas, M., Salazar, J. F., & Rendón, A. M. (2019). Tipping the ENSO into a permanent El Niño can trigger state transitions in global terrestrial ecosystems. Earth System Dynamics, 10(4), 631-650. https://doi.org/10.5194/esd-10-631-2019

[15] https://www.pik-potsdam.de/en/output/infodesk/tipping-elements/tipping-elements

[16] https://www.ipcc.ch/assessment-report/ar6/

[17]  https://x.com/NiwaWeather/status/1721769451933089918?s=20

 

Juan Fernando Salazar.
Juan Fernando Salazar.

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