Crisis climática: la muerte tiene calor

Una de cada tres muertes asociadas al calor se debe a la crisis climática, según la más reciente investigación, la primera de su clase en todo el mundo, realizada por la London School of Hygiene & Tropical Medicine (LSHTM) y la Universidad de Berna (Suiza), en colaboración con universidades de Barcelona, Santiago de Compostela, Valencia y Madrid, que lograron calcular el impacto del calentamiento global en la salud de las personas, a partir de los datos obtenidos en 732 localidades de 43 países. Colombia aparece como uno de los países más afectados en América Latina, junto a Ecuador. Esto se suma al número de muertes asociadas a la mala calidad del aire.

Calentamiento global, efectos sobre la salud

El círculo se sigue cerrando. Ya no es sólo la contaminación ambiental como resultado del uso de combustibles fósiles en gran parte de las actividades humanas la que provoca millones de muertes en todo el mundo, sino que el calentamiento global, consecuencia directa también de lo primero, el que ocasiona uno de cada tres fallecimientos por aumentos de temperatura asociados a la crisis climática.

 

Por primera vez, un riguroso estudio recién publicado en la revista Nature Climate Change ha confirmado que, en las últimas décadas, al menos una de cada tres muertes fue consecuencia de la crisis climática, reflejada en aumentos extremos de calor.

 

En efecto, la London School of Hygiene & Tropical Medicine (LSHTM) y la Universidad de Berna (Suiza), en colaboración con universidades de Barcelona, Santiago de Compostela, Valencia y Madrid, concluyeron que entre 1991 y 2018, el 37% de las muertes relacionadas con el calor se debieron a la crisis climática provocada por el hombre.

 

Es contundente que, según los registros obtenidos en 732 localidades de 43 países, los cambios locales del clima y la vulnerabilidad de su población dispararon el porcentaje de muertes en Centro y Suramérica (hasta el 76% en Ecuador o Colombia, por ejemplo) y del Sudeste Asiático (entre el 48% y el 61%).

 

El estudio, el primero de su clase referido al impacto del calentamiento global sobre la salud de las personas, advierte que aunque, en promedio, más de un tercio de las muertes relacionadas con el calor se deben al cambio climático inducido por el hombre, el impacto difiere sustancialmente entre regiones y, paradójicamente, los países más pobres y que menos emisiones han emitido en el pasado, están siendo los más afectados por sus consecuencias.

 

La mortalidad de algunas ciudades de todo el mundo permiten observar el grado de vulnerabilidad por regiones: 136 muertes más al año en Santiago de Chile (44,3% del total de muertes relacionadas con el calor), 189 en Atenas (26,1%), 172 en Roma (32%), 156 en Tokio (35,6%), 177 en Madrid (31,9%), 146 en Bangkok (53,4%), 82 en Londres (33,6%), 141 en Nueva York (44,2%) y 137 en Ciudad Ho Chi Minh (48,5%).

 

En consecuencia, el estudio advierte de que es vital adoptar cuanto antes medidas de adaptación más eficientes y estrategias de mitigación ambiciosas que reduzcan al máximo la mortalidad atribuible al calor, pues la proporción de muertes relacionadas con el calor “seguirá aumentando si no se hace algo contra el cambio climático o nos adaptamos”, según Ana Vicedo-Cabrera, investigadora del Instituto Berna y coautora del citado informe, en declaraciones a la prensa en Europa.

 

calentamiento de la tierra es una mayor alteración entre la humedad del cuerpo y la acumulación de calor
Uno de los efectos directos del calentamiento de la tierra es una mayor alteración entre la humedad del cuerpo y la acumulación de calor, lo que produce más demanda de oxígeno y más cantidad de agua. Foto: Hernán Vanegas.

Sube, sube, sube…

Por ahora, la temperatura media mundial únicamente ha aumentado alrededor de 1°C, pero eso es solo “una fracción de lo que podríamos afrontar si las emisiones siguen creciendo sin control”, señalan los investigadores.

 

De hecho, las proyecciones de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) de la ONU advirtió la semana pasada que en los próximos cinco años la temperatura planetaria llegará a niveles superiores a los 1.5ºC y, con ello, se incumplirá uno de los mayores objetivos del Acuerdo de París sobre Cambio Climático.

 

Ya tenemos registros históricos del calentamiento global, pues 2016 fue el año más caliente desde que se tienen datos y 2020 lo siguió, con aumentos de temperatura acumulados que llegan a 1.2ºC respecto de la era preindustrial. En el próximo lustro, según la OMM, superaremos esos registros y, entonces, el planeta entrará en una fase dramática y deberá cambiar de rumbo para evitar la catástrofe: que la tierra se caliente por encima de los 2ºC y comience una nueva era en la extinción de especies.

 

Las proyecciones de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) ya de por sí eran alarmantes al advertir en 2019 que el cambio climático ha puesto en peligro de extinción cerca de un millón de especies de animales y plantas en todo el mundo.

 

Estos datos y nuevos estudios son fundamentales para que la comunidad internacional adopte nuevas medidas de adaptación y mitigación al cambio climático y las venideras cumbres sobre Diversidad Biológica, en China, y de Cambio Climático, en Glasgow, se convierten en oportunidades únicas para dar el golpe de timón.

 

El regreso de los Estados Unidos al Acuerdo de París y los compromisos globales hechos por grandes potencias como China, Rusia y el bloque europeo, para lograr a 2050 la carbono neutralidad, son caminos para la esperanza.

 

La calentura de España

 

De hecho, España y otros países del sur de Europa, de acuerdo con las proyecciones de calentamiento, serán muy vulnerables al calor, por lo que “es bastante posible que las poblaciones de esta zona geográfica sean de las más afectadas por el cambio climático y las altas temperaturas”, según el informe publicado en Nature Climate Change.

 

“El mensaje es claro: el cambio climático no solo tendrá efectos devastadores en el futuro, sino que todos los continentes están experimentando ya las nefastas consecuencias de las actividades humanas en nuestro planeta. Debemos actuar ahora”, dijo Antonio Gasparrini, de la LSHTM y autor principal del estudio.

 

transición energética, en especial hacia sistemas de transporte
Hacer una transición energética, en especial hacia sistemas de transporte limpios, es fundamental para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, principales causantes del calentamiento global. Foto: Hernán Vanegas.

España es uno de los países del sur de Europa donde más calentamiento se ha observado. El número de muertes por calor relacionado con la crisis climática en España “es de 704 por año en el período de verano en las capitales de provincia, en concreto, 177 en Madrid, 94 en Barcelona y 39 en Sevilla.

 

En Reino Unido, las muertes relacionadas con el calor por año y atribuibles al cambio climático ascienden a 82 en Londres, 16 en Manchester, 20 en West Midlands y 4 en Bristol y Liverpool.

 

Un panorama alarmante, pues a las muertes asociadas al aumento de las temperaturas se suman a las relacionadas con la contaminación atmosférica y mala calidad del aire, pues según datos de la ONU, cada año fallecen de forma prematura en el mundo no menos de 7 millones de personas, en especial por problemas pulmonares y cardiorespiratorios, siendo los niños y las personas de más edad los más afectados.

 

Calor y humedad, mezcla peligrosa

 

Este informe de Nature ratifica, en otras palabras, la estrecha relación del calentamiento global en la perspectiva de las afectaciones sobre la salud de las personas.

 

Hace poco más de un año, otro estudio realizado por la Universidad de Rutgers (Estados Unidos) advirtió que el planeta iba camino de soportar un aumento en las temperaturas por encima de los 3ºC  a 2100, poniendo en riesgo por estrés de calor y humedad a 1.200 millones de personas.

 

Y la razón, aunque parece sencilla, es compleja. El estrés por calor ocurre cuando el cuerpo no puede deshacerse del exceso de calor. Así, la temperatura central del cuerpo aumenta y la frecuencia cardíaca también. A medida que el cuerpo continúa almacenando calor, la persona comienza a perder concentración y tiene dificultades para concentrarse, puede irritarse o enfermarse y, a menudo, pierde el deseo de beber. Lo que sigue suele ser el desmayo e incluso la muerte si la persona no recupera una temperatura normal.

 

La Organización Panamericana de Salud (OPS) indicó en 2020 que cerca de 658 personas mueren cada año en Estados Unidos por las olas de calor. Entre julio y agosto de 2003, las víctimas en Europa fueron 70.000, una cifra 14.9 veces mayor a la actual pandemia de coronavirus con 4.700 decesos.

 

Las oleadas de calor afectan y ponen en mayor riesgo a poblaciones vulnerables por su edad o condiciones de salud, tal como lo está haciendo la pandemia del COVID-19: ancianos, mujeres, personas con obesidad, con enfermedades crónicas y de base, y cardiovasculares.

 

Luis Fernando Ospina.
Luis Fernando Ospina.

Compartir :

Suscripción

Suscríbete para recibir información nuestros artículos de noticias, opinión, boletines y eventos.