Crisis climática: 410 mil muertos en una década

El informe de la Federación Internacional de la Cruz Roja es contundente sobre los impactos del cambio climático en relación con la vida de millones de personas que viven en lugares vulnerables. A la cifra de muertos, se suman 1.700 millones de personas que han sido afectadas por desastres asociados a la crisis climática en los últimos 10 años. “El mundo no puede quedarse enfrentando la pandemia del COVID-19, sin atender al mismo tiempo los efectos del cambio climático”, porque para este último “no hay vacuna posible”, advierte la FICR.

huracán-Iota-Sanandres

Si existe un símbolo vivo de la lucha contra los desastres, de todo tipo, el de la Cruz Roja siempre aparece en primera línea de atención. Luego, pocos como esa organización saben de las dimensiones catastróficas del cambio climático y de lo que se ha hecho para mitigarlo que, dadas las cifras de víctimas, es aún insuficiente. Cerca de 410.000 personas han muerto en la última década por desastres relacionados con el cambio climático.

 

La cifra, que equivale a 10 estadios de fútbol como el Atanasio Girardot totalmente llenos, fue entregada este martes por la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR) en momentos en que el huracán Iota, de categoría 5, pasa por el Caribe y Centroamérica dejando destrucción y miedo dentro de una escalada climática que ya pone este 2020 como el año con más eventos climáticos extremos de la historia y con los mayores aumentos en la temperatura del planeta.

 

Al número de víctimas hay que sumarle cerca de 1.700 millones de personas que se han visto afectadas, muchas de ellas convertidas en migrantes climáticos que tuvieron que abandonar sus tierras, aunque muchos ni siquiera pudieron hacerlo por razones de pobreza extrema y permanecen bajo circunstancias humanitarias críticas, porque como lo dice el propio informe de la Cruz Roja, las ayudas no llegan a los países que realmente están siendo afectados por el cambio climático.

 

Los desastres asociados al calentamiento global han aumentado el 35 por ciento cada década desde 1990, pero es evidente también que existe una brecha entre la financiación para mitigar el cambio climático y el tipo de países la reciben.

 

La frecuencia e intensidad de los fenómenos climatológicos está aumentando considerablemente, con cada vez más tormentas de categoría 4 o 5, más olas de calor que baten récords de temperatura y más lluvias diluviales, entre muchos otras situaciones extremas. Solamente en 2019, hubo 308 desastres provocados por fenómenos naturales, que provocaron la muerte de alrededor de 24.400 personas en todo el mundo. De éstos, 77% fueron desastres climáticos o meteorológicos.

 

La proporción de catástrofes atribuibles a fenómenos climáticos y meteorológicos extremos también ha aumentado considerablemente durante este periodo, desde el 76% en la década de 2000 al 83% en la de 2010.

 

La Cruz Roja es clara en advertir que “ni los cinco países más vulnerables a los fenómenos climáticos están entre los mayores beneficiarios de financiación, ni las cinco naciones que reciben más fondos de adaptación per cápita se encuentran en situación especialmente frágil ante el calentamiento global”. En otras palabras, los recursos se van a lugares que no los necesitan.

 

 

COVID-19, crisis y oportunidad

 

El informe de la Cruz Roja Internacional ratifica la necesidad global de actuar en bloque y de forma articulada para poder cumplir el precepto de las Naciones Unidas de “no dejar a nadie atrás” en torno a la gravedad de la pandemia del COVID-19, convirtiendo este desafío en una oportunidad para mitigar los daños climáticos.

 

Durante los seis meses transcurridos de 2020, entre marzo, cuando se declaró la pandemia, y la finalización del informe de la Cruz Roja, cerca de un centenar de desastres climáticos afectaron a más de 50 millones de personas, muchos de ellos, además, posteriormente contagiados por el coronavirus.

 

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El paso de Iota por Centroamérica, en el caso de Nicaragua, fue menos devastador, pues pasó con categoría 3, con vientos de 150 km/h. Foto: EFE.

De ahí el llamado del organismo a actuar en bloque. “El trabajo contra el cambio climático no puede quedar en un segundo plano mientras luchamos contra la pandemia. Se deben de gestionar las dos crisis a la vez”, dice el secretario general de la FICR, Jagan Chapagain, quien señaló que “no sería inteligente” pensar que el cambio climático es menos importante que la emergencia por el COVID-19.

 

El cambio climático no espera a que el COVID-19 esté controlado para continuar cobrándose vidas, subraya el informe. “En nuestra opinión, el cambio climático tendrá un impacto mucho mayor a mediano y largo plazo sobre la vida humana y la Tierra” que el coronavirus, que ha provocado la muerte de al menos 1,3 millones de personas desde fines de 2019, afirmó.

 

No hay vacuna contra el cambio climático

 

Sobre todo, dado que “con suerte, tendremos una vacuna contra el virus en 2021 y, si todo va bien, en unos años deberíamos ser capaces de gestionar el impacto del mismo. Lamentablemente, no existe vacuna contra el cambio climático”, dijo lacónicamente el presidente de la FICR.

 

La Cruz Roja propuso que los paquetes de estímulo que se están diseñando en todo el mundo para salir de la pandemia deben contemplar una recuperación que proteja a las personas y al planeta, para así evitar riesgos en el futuro. “Queremos que las soluciones de hoy no se conviertan en los problemas de mañana”, advirtió Chapagain.

 

El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, ya había pedido ante el pleno de la 75 Asamblea General no perder los logros alcanzados durante tantas décadas, cuando la cooperación internacional ha demostrado ser un mecanismo eficaz para luchar contra las amenazas globales, de las que hace parte el cambio climático.

 

El Papa Francisco, quien ha sido un activista permanente de la defensa de la naturaleza y de la Casa Común, ha hecho varios llamados al trabajo solidario y diferenciado de la comunidad internacional para que las ayudas lleguen a quienes realmente más lo necesitan y se actúe con fuerza ante las compañías que explotan de forma irracional y desmedida de los recursos naturales, colocando el grave riesgo el equilibrio del planeta y, por ende, a las poblaciones más pobres y abandonadas por los Estados.

 

La Cruz Roja coincide en esos llamados y demanda de los gobiernos, donantes y los sectores humanitario, ambiental, climático y de desarrollo, apoyar de manera prioritaria a las personas, comunidades y países que estén en situación de mayor riesgo, colocando como ejemplo el caso de Somalia.

 

Somalia, el país considerado más vulnerable al cambio climático, ocupa la posición 63 en lo que respecta a compromisos de financiación, y naciones en similar situación como la República Centroafricana o el Corea del Norte no han recibido nada, denuncia el informe.

 

La organización estima que se necesitarán unos 50.000 millones de dólares (poco más de 42.000 millones de euros) por año para responder a las necesidades de adaptación que 50 países en desarrollo han definido para la próxima década.

 

“Invertir en resiliencia en los lugares más vulnerables es más eficiente que seguir asumiendo los permanentes aumentos en el coste de las respuestas humanitarias y contribuye a un mundo más seguro, próspero y sostenible para todos”, concluye el informe de la Cruz Roja.

 

Luis Fernando Ospina.
Luis Fernando Ospina.

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