Combustibles fósiles, con partida de defunción de la AEI en 2035

La Agencia Internacional de Energía (AEI) no se llama a engaños y advierte que las metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, no sólo están lejos de reducirse, sino que se siguen incrementando en todo el mundo y los compromisos de carbono neutralidad de las grandes potencias a 2050 tienen un requisito innegociable: abolir el uso de combustibles fósiles antes de 2035. Eso implica prohibir el uso de carros con motores de combustión, negar nuevas licencias para explotación de yacimientos de petróleo y gas y, menos, minas de carbón. ¿Será posible?

transición energética que propone la AEI
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La lucha contra el cambio climático se parece a una gran pista de carreras, con varios carriles, pero ninguno en contravía de una meta global: evitar que la temperatura del planeta aumente por encima de los 1.5ºC, respecto de los niveles de la era preindustrial, a 2030, y lograr la carbono neutralidad en 2050.

 

Una de esas vías está ligada a reducir la velocidad en las grandes ciudades y poblaciones intermedias a 30 kilómetros por hora como antídoto contra las muertes por siniestralidad en las carreteras, mejoramiento del ciclo de conducción que reduce la emisión de gas carbónico y, por ende, mejora la calidad del aire y, por supuesto, contribuye a la salud de grupos poblacionales sensibles a la contaminación.

 

La otra ruta, pero no en contravía de la anterior, sino complementaria, es la que acaba de proponer la Agencia Internacional de Energía (AEI): eliminar el uso de combustibles fósiles en autos, industrias y viviendas a 2035, como requisito fundamental para evitar que siga aumentando, como hasta ahora, el calentamiento global.

 

La AEI, organismo independiente a los gobiernos, pero actor central dentro del sector para la financiación de grandes proyectos energéticos, es tajante a la hora de insistir en lo que es urgente insistir: las metas del Acuerdo de París sobre Cambio Climático no sólo están lejos de cumplirse, sino cada vez más lejos de lograrlas, porque el ritmo de reducción de gases de efecto invernadero no van a la velocidad que se requiere.

 

De hecho, pese a que grandes economías como la de Estados Unidos y China se comprometieron el año pasado a lograr la carbono neutralidad a 2050 y 2060, respectivamente, el gigante asiático viene desarrollando uno de los proyectos más grandes de explotación de carbón dentro de su plan de reactivación pos pandemia y se prevé que las emisiones de CO2 crecerán a niveles nunca antes vistos.

 

Sin reversa

 

La ONU ha dejado en claro que para cumplir las metas de París, el planeta debe multiplicar por cuatro el ritmo anual de instalaciones de nuevos paneles solares y parques eólicos, así como sextuplicar la producción de minerales indispensables para lograr una transición energética sostenible y generadora de empleos bien remunerados.

 

Así como la AEI insiste en evidenciar los problemas, también ofrece una hora de ruta que permite evitar el colapso climático. La receta incluye:

 

Prohibir la aprobación de nuevas plantas a carbón, salvo que éstas incluyan la captura de carbono, y negar de inmediato la expedición de licencias para nuevos campos petroleros y gasíferos.

 

Prohibir la venta de hornos de gas y otros combustibles para calentar edificaciones, cambiando a tecnologías eléctricas limpias a 2025.

 

La venta de vehículos eléctricos deberá representar el 60 por ciento de todo el mercado (hoy es 5 %) a 2030.

 

Los fabricantes deben dejar de vender vehículos de pasajeros a gasolina o diésel a 2035, mientras a 2050, todo el parque automotor global deberá rodar con baterías o con hidrógeno.

 

Las economías más avanzadas del mundo deberán tener cero emisiones de plantas eléctricas contaminantes y, a 2040, todas las que queden con carbón deben ser cerradas o funcionar con tecnologías que capturen carbono.

 

Más de la mitad de los camiones deben ser eléctricos a 2035 y la mitad de la aviación debe operar con alternativas limpias a 2040.

 

Eliminar el uso del carbón como combustible
Eliminar el uso del carbón como combustible es otra de las recetas propuestas por la AEI para poder cumplir las metas de reducción de gases de efecto invernadero. Foto: elespectador.com

 

Plata en los bolsillos

En el informe, calificado como histórico por la propia Agencia, se logran identificar hasta 400 medidas e hitos para lograr la descarbonización del sector energético mundial en 2050, a la vez que se garantiza la seguridad del suministro a toda la población y el crecimiento económico.

 

Para el organismo, existe una oportunidad para lograr combinar la receta, pero reconoce que se necesita una transformación sin precedentes de la forma en la que se produce, transporta y utiliza la energía global, en la que las tecnologías solar y eólica tendrán que sustituir con rapidez a los combustibles fósiles. “Y el transporte deberá estar mayoritariamente electrificado”, advierte la AEI.

 

El plan diseñado por la Agencia ratifica la necesidad de que los puntos de recarga en el mundo pasen del millón actual a los 40 millones en 2030. También la producción de baterías debe crecer rápidamente y multiplicarse por más de 40 de aquí a 2030.

 

En 2050, se calcula, la demanda mundial de energía deberá ser un 8% menor que la actual, pero gracias al aumento de la eficiencia servirá para alimentar a una economía más del doble de grande que la actual y a una población con 2.000 millones de personas más que ahora.

 

La matriz energética, así mismo, tendrá que ser completamente diferente y casi el 90% de la generación de electricidad mundial deberá provenir de fuentes renovables, fundamentalmente solar y eólica. Para ello, la salida de los combustibles fósiles supone pasar de suministrar cuatro quintas partes de la energía mundial a poco más de una quinta parte. La demanda de carbón tendrá que caer un 90% en 2030 respecto al nivel actual, la de gas un 55% y la de petróleo un 75%.

 

Los ingredientes de la receta propuesta por la AEI son variados y la forma de usarlos debe ser innovadora, pero también costosa. El análisis del organismo calcula que la inversión anual debe crecer hasta alcanzar en 2030 los cinco billones de dólares, con enormes beneficios en la creación de millones de puestos de trabajo y un incremento del PIB mundial del 4% respecto de las tendencias actuales.

 

En conclusión, el planeta debe aplicar de forma rápida, y sin pausa, una fórmula que use el acelerador a dos velocidades: sacar el pie para reducir el uso de combustibles fósiles y pisarlo fuerte para aumentar la velocidad a la hora de una transición energética sostenible y rentable.

 

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Luis Fernando Ospina.
Luis Fernando Ospina.

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