Tal como sucedió en 2014, desde el 22 de junio se empezó a notar en el aire del Valle de Aburrá la presencia de partículas de material proveniente del Sahara, en el norte de África. El fenómeno, que ocurre cada año, entre junio y julio, se da porque los vientos desplazan, por más de 8.000 kilómetros cerca de mil millones de partículas que afectan la calidad del aire en Centro América, el Caribe y parte de América del Sur.
Para la tarde del miércoles 24 de junio, el Sistema de Alertas Tempranas del Valle de Aburrá (SIATA), confirmó que si bien los índices de material particulado en la región metropolitana PM10, medido por las estaciones del sistema aumentó, hacia la 1:00 de la tarde, los índices de calidad del aire, para PM 10 y PM 2,5, se mantenían en ICA verde y amarillo.
Pero, ¿por qué se da este fenómeno? Lo primero que hay que decir, según los científicos, es que esto no es nuevo. Sucede cada año por la misma época por la acción de los vientos alisios y, si bien estas partículas afectan la calidad del aire y, por ende, la salud de las personas; estas nubes de arena o polvo desértico aportan una buena cantidad de minerales, principalmente hierro y fósforo en los suelos de la Amazonía.
“Las ciudades del centro y sur de Colombia tienen pocas probabilidades de que este fenómeno afecte la calidad del aire. Pero para urbes como Medellín, y mucho más las de la costa Caribe, es muy probable de que por estos días se ven afectadas. Lo mismo para Centroamérica. Hay estudios que dicen que en el Amazonas y el Orinoco estos polvos son muy beneficiosos para las plantas”, aseguró Luis Belalcázar, profesor asociado a la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional.
El tiempo de viaje desde que se levanta el polvo en el norte de África y llega hasta Suramérica, Centro América y el Caribe puede ser de una semana. Según el artículo Intrusión del polvo sahariano en la atmósfera de Colombia, de los investigadores Belalcázar, Juan Felipe Méndez y Laura Catalina Pinto, publicado en la Revista Universidad de Medellín en 2017, “el polvo del Sahara puede ser levantado por convección en las zonas desérticas con mayor temperatura, lo cual lo puede hacer alcanzar alturas en el rango de 1,1 a 2,9 kilómetros; desde allí se puede transportar por las masas de aire alrededor del mundo. Este transporte impacta positivamente los ecosistemas alrededor del mundo, pues este polvo contiene una gran cantidad de nutrientes para el suelo. En el caso de Colombia, la cuenca amazónica se ve impactada a nivel productivo y fértil pues la carga de fósforo que posee el polvo sahariano contribuye a los ciclos biogeoquímicos, específicamente en el crecimiento de los árboles endémicos del Amazonas”.
Además, los investigadores sostuvieron en la publicación, que, para el fenómeno en 2014, “los departamentos colombianos que presentaron mayor rango de intrusión de polvo (360-659 kilogramos por kilómetro cuadrado) en el día de estudio fueron el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, La Guajira, Atlántico, Bolívar, Sucre y Magdalena; mientras que los departamentos que presentaron menor rango de intrusión (menor a 90 kilogramos por kilómetro cuadrado) fueron Nariño, Amazonas, Chocó, Cauca, Putumayo y Valle del Cauca”.
El estudio también reveló que al analizar los datos medidos por las redes de calidad del aire de Bogotá y Medellín se observa con claridad que se presentó un episodio atípico de alta contaminación a finales de junio del 2014. “Un análisis estadístico indicó que las concentraciones de PM 10 medidas en Bogotá y Medellín coinciden en su comportamiento y, por tanto, están relacionadas. Tanto el análisis de la densidad másica de columna de polvo del proyecto Merra-2, como los resultados del modelo NMMB/BSC-Dust, y las simulaciones realizadas con Hysplit confirman que el episodio de alta contaminación se debió una intrusión atípica de polvo del Sahara en el aire ambiente de Colombia. Esta intrusión cubrió el 95% del territorio nacional, siendo la región Caribe la más afectada”.
Para el profesor Juan Felipe Méndez, las concentraciones de material particulado aumentaron casi un 50% en el fenómeno ocurrido en 2014. Estos datos los aportaron los sistemas de medición de Bogotá y Medellín en junio de ese año. “No es frecuente que estos polvos del Sahara afecten al interior del país. Los riesgos están asociados a personas con problemas, población vulnerable. Dentro de la composición de estos polvos es que tiene una gran cantidad de hierro. Todo en exceso es malo y puede impactar en la salud de las personas”.
Si bien las estaciones de medición en Bogotá y Medellín no han registrado niveles de alerta roja, es conocido que estas concentraciones de arena en la atmósfera afectan la dispersión del material particulado que emiten fuentes fijas y móviles en las ciudades, lo que ocasiona problemas a la población.
El fenómeno ya oscureció ciudades en Centro América y el Caribe y se espera que para el último fin de semana de junio, las arenas del Sahara lleguen hasta la costa Este de los Estados Unidos. Y que para la primera semana de julio la presencia de estos polvos del norte de África empiecen a dispersarse en Colombia y otros países de la región.