La Organización Meteorológica Mundial (OMM), reveló el pasado miércoles 5 de julio, en La Habana (Cuba), el informe ‘El estado del clima en América Latina y el Caribe 2022’, en el que se destacan los preocupantes índices de aumento de la temperatura en la región que han marcado niveles nunca antes conocidos..
Uno de los datos centrales del estudio revela que el período comprendido entre 1991 y 2022 mostró una tendencia media al calentamiento de unos 0,2 °C por década (siendo mayor en México y el Caribe). Para la OMM, esto se trata del mayor nivel registrado desde que se empezaron a utilizar los períodos de mediciones de referencia de 30 años en 1900. En conjunto, 2022 no fue tan cálido como 2021 en la región debido al efecto de enfriamiento del trienio de La Niña.
Además, dice el documento, que el nivel del mar siguió subiendo a un ritmo mayor en el Atlántico Sur y el Atlántico Norte subtropical, con respecto a la media mundial. “El aumento de nivel del mar amenaza a una gran parte de la población de América Latina y el Caribe que vive en zonas costeras, ya que contamina los acuíferos de agua dulce, erosiona las costas, inunda las zonas de baja altitud y aumenta el riesgo de inundaciones costeras”.
El informe fue revelado por la OMM durante la Convención Internacional sobre Medioambiente y Desarrollo realizada en La Habana (Cuba) y antes de la reunión de la Conferencia de Directores de los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Iberoamericanos.
“Los ciclones tropicales, las precipitaciones intensas y las inundaciones, así como las graves sequías plurianuales, provocaron pérdidas de vidas humanas y daños económicos multimillonarios a lo largo de 2022. El creciente aumento del nivel del mar y calentamiento de los océanos plantean riesgos cada vez mayores para los medios de subsistencia, los ecosistemas y las economías de las zonas litorales”, dijo Petteri Taalas, secretario general de la OMM.
En documento también se resalta la importancia de los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales y de los centros regionales sobre el clima a la hora de prestar servicios mejorados para apoyar la adaptación al clima y la mitigación de sus efectos.
Este es el tercer informe anual de este tipo para la región y proporciona a las instancias decisorias información regional y de carácter más local en que fundamentar sus iniciativas.
Sequía e incendios: combinación fatal
La OMM expresó en el informe, además, que la sequía prolongada conllevó un descenso de la producción hidroeléctrica en amplias zonas de América del Sur durante 2022, lo que provocó un fuerte aumento de la demanda de combustibles fósiles en una región con un gran potencial sin explotar de energías renovables.
“El calor extremo combinado con la sequedad de los suelos dio lugar a períodos de incendios forestales sin precedentes en pleno verano de 2022, lo que provocó que las emisiones de dióxido de carbono alcanzaran los máximos niveles de los últimos 20 años y, por consiguiente, que las temperaturas fueran aún más altas”, dijeron los especialistas de la OMM.
El deshielo de los glaciares ha empeorado, amenazando los ecosistemas y la futura seguridad hídrica de millones de personas. En el verano de 2022 se produjo una pérdida casi total del manto de nieve en los glaciares de los Andes centrales, de modo que capas más sucias y oscuras de los glaciares absorbieron más radiación solar, lo cual a su vez aceleró el deshielo.
Según Talaas, muchos de los fenómenos extremos estuvieron influidos por el episodio de larga duración de La Niña, “pero también eran característicos del cambio climático debido a la actividad humana. El nuevo episodio de El Niño hará subir las temperaturas y traerá consigo más fenómenos meteorológicos extremos”.
Pero no todo el panorama es complicado, el documento también dejó en claro que América Latina y el Caribe tienen una elevada proporción de energías renovables modernas en el consumo total de energía final, principalmente debido a la energía hidroeléctrica. Sin embargo, también existe la posibilidad de aprovechar los recursos solares y eólicos de la región, que en 2020 representaban solamente el 16 % de la generación total de energías renovables.
“La región de América Latina y el Caribe desempeña un papel fundamental en la producción de alimentos y la prestación de servicios ecosistémicos que benefician no solo a la propia región, sino a todo el planeta. También es muy vulnerable a los riesgos climáticos ya que cerca de tres cuartas partes de la población vive en asentamientos urbanos informales y alrededor del 8 % de la población está subalimentada”, sentenció el documento.