El planeta no aguanta más promesas ni buenas intenciones. La comunidad internacional no tiene más margen de acción frente al cambio climático que unirse en bloque contra las emisiones de gases de efecto invernadero y poner freno de mano a la desbocada carrera en el aumento de la temperatura de la Tierra por encima de los 3ºC a 2030, tal como parecen evidenciar los registros obtenidos en los últimos tres años.
El consenso, que a veces parece más un acuerdo de pares, está dirigido a conseguir la carbono neutralidad en la próxima década y sobre ese objetivo girará la próxima Cumbre sobre Cambio Climático (COP26) que se realizará en noviembre de 2021, en Glasgow, Escocia.
Por lo menos así se acordó el pasado sábado, cuando a instancias de la ONU, Reino Unido y Francia, cerca de 75 países hicieron nuevos compromisos y establecieron metas más ambiciosas para reducir los gases de efecto invernadero y consolidar una transición energética global, en la que las energías renovables no convencionales sean los ejes de la recuperación económica mundial.
La Cumbre sobre la Acción Climática realizada de forma virtual con los representantes de la ONU, la Unión Europea, Italia y Chile, dejó ver las asimetrías que aún existen respecto de las metas fijadas en París en 2015 y la necesidad de crear políticas vinculantes que no permitan desviar, nuevamente, el camino hacia la descarbonización del planeta.
Pese a los múltiples desafíos que provoca la pandemia del coronavirus, la Cumbre demostró que el cambio climático y sus múltiples evidencias alrededor del planeta ocupan un lugar prioritario en la agenda de la comunidad mundial.
La ONU aseguró ayer que los anuncios realizados, antes y durante de la Cumbre, sumados a los previstos para inicios del 2021, implican que una serie de países que representan casi el 65% de las emisiones mundiales de CO2 y alrededor del 70% de la economía mundial, se han comprometido a alcanzar el nivel de emisiones netas cero o la neutralidad del carbono a principios del próximo año.
Pero el mensaje también ha sido claro y contundente: “estos compromisos deben respaldarse ahora con planes y acciones concretas”.
Del bloque de países que estuvieron en la cita virtual por la acción climática, 71 presentaron planes reforzados, entre ellos, todos los Estados miembros de la Unión Europea, quizás la región del planeta que está haciendo más por revertir los estragos de la crisis climática, no sólo con la creación de un Fondo Verde Europea, sino por la destinación de millonarios recursos para acompañar la transición energética.
Entre los naciones que se comprometieron a mayores Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (CDN), es decir, los compromisos asumidos por los países para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la adaptación al cambio climático, están Argentina, Barbados, Canadá, Colombia, Islandia y Perú.
Pakistán anunció sus planes para deja de fabricar nuevas centrales eléctricas de carbón. La India pronto duplicará con creces su objetivo de energía renovable. China se comprometió a aumentar la cuota de combustibles no fósiles en el consumo de energía primaria a alrededor del 25% para 2030.
Hace algunas semanas, en la reunión virtual que convocó Naciones Unidas desde Nueva York, el presidente Iván Duque anunció el compromiso de Colombia de aumentar sus metas a 2030 en 51 por ciento de reducción de gases de efecto invernadero y seguir liderando en América Latina la transición hacia energías limpias, la protección del sistema de páramos, la lucha contra la deforestación y la preservación de la biodiversidad.
El plan de recuperación económica del país “Compromiso por Colombia” estableció inversiones por 170 billones de pesos, de los cuales un buen porcentaje se destinará a infraestructuras verdes, bioeconomía, economía circular, agricultura sostenible, biodiverciudades y, por supuesto, un cambio radical de la matriz energética, con énfasis en la generación de energías eólica y solar, movilidad limpia, explotación de gas y reducción de combustibles fósiles.