Quemas en el Amazonas brasilero de nuevo afectan la calidad del aire en Colombia

La columna de humo de los incendios en esa región del país vecino alcanzó, según las mediciones satelitales de la plataforma Copernicus, unos 4.000 kilómetros. La secretaría de Medio Ambiente de Bogotá ya lanzó un alerta debido al deterioro en la calidad del aire en la primera semana de septiembre en la capital.

Quemas en el Amazonas brasilero de nuevo afectan la calidad del aire en Colombia

De nuevo las quemas indiscriminadas de material vegetal en la Amazonia de Brasil afectan la calidad del aire en ciudades colombianas. Según la Secretaría de Medio Ambiente de Bogotá, en la última semana, la Red de Monitoreo de Calidad del Aire registró un incremento en la concentración de material particulado.

El fenómeno, que se repite cada año por estos meses, esta vez registró su peor agosto, desde 2010, con un incremento del 18%, y los especialistas creen que para mediados de septiembre la afectación por estas quemas de biomasa puede alcanzar niveles nunca antes vistos.

Los incendios son provocados por agricultores que queman ilegalmente la tierra para después sembrar y por ganaderos que deforestan para dejar el bosque libre de árboles y así lograr llanuras propicias para la ganadería extensiva.

La nube de humo y las altas concentraciones de monóxido de carbono de incendios forestales en Brasil lograron una extensión de unos 4.000 kilómetros, según las mediciones satelitales de la plataforma Copernicus.

“Por el momento, no tenemos condiciones para declarar una alerta. Con el equipo de Aire de la Secretaría seguimos monitoreando los factores internos y externos que puedan afectar la calidad del aire y estaremos informando cualquier novedad”, dijo Carolina Urrutia, secretaria de Medio Ambiente de Bogotá.

Un problema mayor
Las quemas en la Amazonia brasilera no paran. Incluso se potencian con los años. Según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de ese país, a inicios de septiembre se detectaron 33.116 focos de incendio en esta zona a lo largo del mes pasado, frente a los 28.060 de agosto de 2021. Además, el 22 de agosto, al menos 3.358 incendios fueron registrados, una cantidad diaria sin precedentes desde septiembre de 2007.

Otros datos concluyentes de la magnitud del problema están consignados en el Informe Anual de Deforestación (RAD) de Mapbiomas, que fue publicado en julio pasado, y que revela la existencia de un gran frente de devastación ambiental en Brasil localizado en selva amazónica, que es el 60% del área deforestada en 2021.

“El impresionante impacto de los incendios forestales y el humo generado en la Amazonia brasilera sobre Suramérica. Es necesario fortalecer la cooperación regional para combatir con eficacia la deforestación y las quemas”, dijo Francisco Ruiz, experto en medio ambiente y exsecretario General de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA).

Un territorio afectado
Ya en el primer trimestre de 2022 las quemas en zonas fronterizas habían afectado la calidad del aire en los principales centros urbanos del país. Los incendios generados en lugares alejados hasta 400 o 500 kilómetros de ciudades como Medellín, Cali y Bogotá, y que por la acción de los vientos y otras condiciones climáticas, el aire que se respira en estas urbes se vuelve nocivo para las personas.

Este fenómeno, hizo que el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, autoridad ambiental urbana de Medellín y los nueve municipios que lo conurban, tomara la decisión de implementar, de acuerdo con el Plan Operacional para Enfrentar Episodios de Contaminación Atmosférica (Poeca), el pasado 28 de febrero, un pico y placa ambiental para los vehículos de carga y volquetas que transitan por su jurisdicción.

De igual manera, estas quemas en Venezuela y Brasil afectaron ciudades como Bogotá, Barranquilla, Cúcuta y Bucaramanga, entre otras. Esto se dio porque tras las quemas, la biomasa es más dominante en la producción de material particulado comparada con las emisiones de los vehículos y de las industrias.

“Esas emisiones de la biomasa tienen dos etapas. Primero, cuando se empieza a quemar el bosque y, segundo, cuando se termina de apagar el incendio, el área quemada sigue emitiendo partículas. Al apagar el fuego se sigue emitiendo material que arrastra el aire. Hay momentos del día en los que se ven altos niveles de contaminación. Y cuando esto ocurre es que hay una contaminación regional o transfronteriza”, asegura el ingeniero forestal Jorge Bonilla, investigador, PhD adscrito a la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes.

La situación, según Bonilla, “es más compleja porque la gente se incomoda y no entiende el problema. Dice, ¿por qué si se pararon los carros hay igual o más contaminación? Si no se estuvieran parados los carros y parte de la industria la situación sería peor”.

Otro factor: la deforestación
Como si fuera poco, el fenómeno de la deforestación no para en Colombia. Según un reciente informe, presentado en junio por el SMByC y el Ideam, el país perdió 174.103 hectáreas de bosque durante 2021. Esta cifra es alarmante si se tiene en cuenta que corresponde a unas 3,8 veces la superficie urbana de Bogotá.

Estos cálculos están basados en un esquema de procesamiento digital de imágenes de satélite que implementa una metodología estandarizada, replicable, consistente e internacionalmente verificada para la medición de la deforestación por parte de las dos entidades citadas.

Este fenómeno, según el Ministerio de Medio Ambiente, se fundamentó en la ‘praderización’ orientada a la usurpación y acaparamiento de tierras, la implementación de malas prácticas de ganadería extensiva, los cultivos de uso ilícito, la ampliación no planificada de infraestructura de transporte, la extracción ilícita de minerales, la tala ilegal y la ampliación de la frontera agrícola en áreas no permitidas.

Rafael González Toro.
Rafael González Toro.

Compartir :

Suscripción

Suscríbete para recibir información nuestros artículos de noticias, opinión, boletines y eventos.