Actualmente la humanidad enfrenta varios problemas ambientales que ponen en riesgo el bienestar y salud de las personas, así como la sostenibilidad de los territorios y quizás incluso la existencia de la sociedad global como la conocemos. Entre estos, el cambio climático y la contaminación del aire son dos de los problemas más importantes y apremiantes. Así lo indican los informes más recientes de organizaciones internacionales como el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La estrecha relación entre cambio climático y contaminación del aire se debe a que ambos problemas tienen una causa de fondo común que son las emisiones antrópicas, es decir, las emisiones producto de actividades humanas que arrojan contaminantes a la atmósfera. Algunos de estos contaminantes contribuyen tanto al cambio climático como a la contaminación del aire.
Un ejemplo importante es el de los llamados contaminantes de vida corta (llamados así porque permanecen poco tiempo en la atmósfera) como el metano (CH4), el carbono negro (BC) y el ozono troposférico (O3). Estos contaminantes contribuyen tanto a exacerbar el cambio climático como a deteriorar la calidad del aire. Por ejemplo, el metano es al mismo tiempo un contaminante del aire y un potente gas de efecto invernadero (GEI) que, en comparación con el dióxido de carbono (CO2), tiene un poder de calentamiento mucho mayor y una permanencia en la atmósfera mucho menor [1]. Asimismo, el ozono troposférico es un GEI que afecta la salud humana y, además, altera la capacidad de los ecosistemas de absorber CO2. En general, los contaminantes de vida corta causan entre el 40% y 45% del calentamiento global y deterioran significativamente la calidad del aire.
Los informes recientes del IPCC y la OMM resaltan estas relaciones entre cambio climático y contaminación del aire, enfatizando la urgente necesidad de diseñar e implementar estrategias que apunten a mitigar conjuntamente ambos problemas.
El reporte del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC)
El IPCC es una organización internacional que reúne a expertos de todo el mundo para evaluar el estado del conocimiento sobre el cambio climático y comunicárselo ampliamente a la sociedad global. De acuerdo con su último reporte presentado en agosto de este año [2], el clima del planeta presenta cambios causados por las actividades humanas que no tienen precedentes en cientos de miles de años atrás. Según el IPCC, la evidencia científica del calentamiento global es inequívoca, y la necesidad de emprender acciones para mitigarlo es urgente y vital para la humanidad. Mitigar el cambio climático requiere reducciones fuertes y sostenidas de las emisiones de GEI causadas por las actividades humanas, principalmente el uso de combustibles fósiles como fuente de energía.
Una novedad de este último reporte es que, por primera vez, el IPCC indica que la humanidad no debe tratar el cambio climático y la contaminación del aire como problemas ambientales separados, y que las acciones orientadas a mitigar los impactos de uno pueden contribuir también a la mitigación del otro. Debería haber sinergia entre las medidas encaminadas a mitigar ambos problemas.
Estas son algunas ideas que queremos resaltar del reporte del IPCC sobre la relación entre el cambio climático y la contaminación del aire:
- La contaminación del aire es uno de los principales factores de riesgo ambiental que afecta la salud humana, responsable de aproximadamente 8,8 millones de muertes en el mundo cada año, de las cuales alrededor de 200 mil suceden en Suramérica. Esta y otras ideas similares relacionan el reporte del IPCC con los informes de la OMS sobre los impactos de la contaminación del aire.
- A pesar de algunas mejoras en la exposición a PM2.5 entre los años 2000 y 2015 en Suramérica, la mortalidad prematura atribuible a estos contaminantes ha aumentado durante este mismo período. Es posible que esta tasa de mortalidad se mantenga alta o incluso aumente debido al alto crecimiento de las zonas urbanas en la región, que generalmente conlleva aumentos en la tasa de emisión de contaminantes.
- En la actualidad, el transporte y la industria son las principales fuentes de emisiones en el mundo, contribuyendo tanto al cambio climático como a la contaminación del aire.
- Una de las formas como el cambio climático afecta la calidad del aire es causando cambios en la generación de contaminantes secundarios, por ejemplo en la producción de ozono troposférico.
- Otra manera en la que el cambio climático afecta la calidad del aire es alterando la emisión y el transporte de algunos contaminantes atmosféricos que dependen en gran medida de la temperatura y el viento. Por ejemplo, el cambio climático puede exacerbar la ocurrencia de incendios forestales en la Amazonía y el transporte de contaminantes generados por estos incendios hasta ciudades distantes como las grandes ciudades de Colombia.
- Reducciones en la emisión de GEI que contribuyan a mitigar el cambio climático pueden mejorar también la calidad del aire. Sin embargo, los escenarios indican que incluso fuertes reducciones en las emisiones de GEI pueden ser insuficientes para alcanzar estándares de calidad del aire adecuados en muchas regiones que ya están altamente contaminadas. No basta con reducir las emisiones de GEI para alcanzar niveles satisfactorios de calidad del aire en todo el mundo.
- En el corto plazo, mejoras en la calidad del aire impulsadas por estrategias de descarbonización rápida no son suficientes para cumplir las recomendaciones de la OMS sobre calidad del aire en algunas regiones altamente contaminadas. Se requieren políticas adicionales que promuevan el acceso a energías limpias y una mejor gestión de residuos, que a su vez pueden contribuir con la reducción de las emisiones de contaminantes de vida corta, y que además están previstas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) planteados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Comprender este tipo de relaciones es clave para diseñar mejores medidas que apunten a resolver los principales problemas ambientales de la humanidad.
- Reducir las emisiones contaminantes de vida corta mediante cambios en el uso de combustibles fósiles, la agricultura y la gestión de residuos, podría contribuir significativamente a mitigar el cambio climático y reducir la contaminación del aire. En particular, reducciones fuertes, rápidas y sostenidas de las emisiones de metano limitarían su contribución al calentamiento global mejorando también la calidad del aire.
El reporte del IPCC incluye un análisis de escenarios, es decir, de historias sobre las emisiones antrópicas que podrían llegar a darse en el futuro dependiendo de las decisiones que tome la humanidad. Estos escenarios consideran distintas alternativas en cuanto a las emisiones de GEI y contaminantes atmosféricos que afectan la salud humana. En general, este análisis indica que para mitigar el cambio climático y mejorar la calidad del aire global no es suficiente reducir las emisiones de GEI. En cambio, considerar conjuntamente reducciones en las emisiones de GEI y contaminantes atmosféricos que aunque no sean GEI sí afectan la salud, conduce a efectos benéficos sinérgicos entre las medidas de mitigación del cambio climático y la contaminación del aire.
La mitigación del cambio climático, particularmente mediante reducciones en el uso de combustibles fósiles, conduce no sólo a mejorar la calidad del aire sino también a beneficios ambientales más amplios, incluyendo la disminución de la acidificación del océano y la eutrofización y, posiblemente, la recuperación del ozono troposférico. Sin embargo, es importante considerar que las estrategias de mitigación del cambio climático también podrían llegar a tener efectos negativos sobre la calidad del aire, afectando por ejemplo las concentraciones de material particulado, ozono superficial y la carga global de aerosoles. Estos posibles efectos contrastantes se deben a incertidumbres en la respuesta de procesos naturales como los intercambios entre diferentes niveles de la atmósfera, las emisiones de precursores naturales como compuestos orgánicos volátiles de origen biológico, incendios forestales, y otras fuentes de emisión terrestres y marinas.
En general, un fuerte control de la contaminación del aire, así como una fuerte mitigación del cambio climático, conducen a grandes reducciones en la exposición a la contaminación del aire para fines de siglo. La implementación de controles de contaminación del aire, basándose en el despliegue de tecnologías existentes, conduce más rápidamente a beneficios de calidad del aire que la sola implementación de estrategias de mitigación del cambio climático, que requiere cambios sistémicos. Sin embargo, a pesar de las posibles mejoras, se prevé que una parte significativa de la población permanecerá expuesta a una contaminación del aire que supera las directrices actuales de la OMS.
El boletín de la Organización Meteorológica Mundial (OMM)
El pasado 3 de septiembre, la OMM publicó su primer boletín de Calidad del Aire y Clima [3], destacando también la fuerte relación entre calidad del aire y cambio climático. Entre los principales mensajes de este boletín están los siguientes:
- Las emisiones antrópicas de contaminantes del aire disminuyeron durante el año 2020 por la pandemia de COVID-19. Sin embargo, los extremos meteorológicos asociados con el cambio climático y ambiental provocaron eventos como tormentas de arena y polvo e incendios forestales muy intensos que afectaron la calidad del aire alrededor del mundo. Los impactos sobre la calidad del aire de los incendios forestales en Norteamérica, Europa y Siberia se propagaron por extensos territorios. Grandes tormentas de arena y polvo que atraviesan continentes afectan la calidad del aire mucho más allá de sus lugares de origen.
- Los impactos de la contaminación del aire sobre la salud humana son muy significativos. Las estimaciones de la última evaluación de la Carga Mundial de Enfermedades muestran que la mortalidad mundial aumentó de 2,3 millones en 1990 (91% debido a material particulado, 9% debido al ozono) a 4,5 millones en 2019 (92% debido al material particulado, 8% debido a ozono).
- Cambios en el clima pueden influir directamente en los niveles de contaminación del aire. Por ejemplo, aumentos en la frecuencia e intensidad de las olas de calor pueden conducir a una acumulación adicional de contaminantes cerca de la superficie. Según el último reporte del IPCC, la frecuencia e intensidad de tales eventos aumentará en el futuro.
- Las actividades humanas que causan emisiones de GEI de larga duración también aumentan las concentraciones de ozono de corta duración y de material particulado en la atmósfera. Este tipo de coincidencias refuerzan la idea de que debe haber integración entre las medidas para enfrentar tanto el cambio climático como la contaminación del aire.
Conclusión: la relevancia de estos informes
Los impactos del cambio climático y la contaminación del aire sobre la humanidad y los ecosistemas son amplios, diversos y severos. La contaminación del aire es el principal factor de riesgo ambiental para la salud y el cuarto factor de riesgo más importante por mortalidad [4]. Respirar aire contaminado acorta la vida de las personas y significa una amenaza para la vida mayor que fumar, los accidentes automovilísticos o el SIDA [5]. La mala calidad del aire causa una variedad de afectaciones, incluyendo enfermedades cardiovasculares y respiratorias, problemas en los bebés desde el estado de gestación, y problemas de crecimiento y desarrollo en los niños.
Los informes del IPCC y la OMM coinciden en resaltar la relación entre la calidad del aire y el cambio climático. Ambos problemas tienen una raíz común que son las emisiones de contaminantes originadas por las actividades humanas como la quema de combustibles fósiles. Es urgente diseñar e implementar políticas y acciones que apunten a mitigar ambos problemas. También es urgente que la sociedad escuche las recomendaciones basadas en la mejor evidencia científica disponible y las tenga en cuenta para tomar decisiones. Estos reportes son un nuevo llamado a la reflexión y a la acción inmediata; lo que está en juego es la posibilidad de habitar la tierra en condiciones adecuadas para la salud y la vida de los humanos y otras especies.
Referencias
[1]https://climate.nasa.gov/news/2915/the-atmosphere-getting-a-handle-on-carbon-dioxide/
[2]https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg1/downloads/report/IPCC_AR6_WGI_Full_Report.pdf
[3]https://public.wmo.int/en/media/press-release/wmo-publishes-first-air-quality-and-climate-bulletin?s=09
[4] Roth, G. A., Mensah, G. A., Johnson, C. O., Addolorato, G., Ammirati, E., Baddour, L. M., … & GBD-NHLBI-JACC Global Burden of Cardiovascular Diseases Writing Group. (2020). Global burden of cardiovascular diseases and risk factors, 1990–2019: update from the GBD 2019 study. Journal of the American College of Cardiology, 76(25), 2982-3021.
[5]https://www.theguardian.com/environment/2021/sep/01/air-pollution-is-slashing-years-off-the-lives-of-billions-report-finds