Proteger la salud mental, una razón más para mejorar la calidad del aire en las ciudades

La protección de la vida y la salud humanas es una razón fundamental para reducir la contaminación atmosférica y mejorar la calidad del aire, especialmente en las áreas urbanas. Sería un error asumir que la mala calidad del aire sólo afecta la salud física; también es un problema para la salud mental.

La salud mental no es independiente de la calidad del ambiente

Los humanos interactuamos continuamente con el ambiente en donde vivimos, y de esa interacción depende en gran medida nuestras calidad de vida y nuestra salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el ambiente, en lo que se refiere a salud, como “todos los factores externos físicos, químicos y biológicos que afectan a una persona y su comportamiento”. El bienestar físico y mental de las personas depende de estos factores y sus cambios con el tiempo.

 

La evidencia científica sobre los vínculos epidemiológicos entre la salud mental y el ambiente ha venido creciendo durante los últimos años, especialmente en el contexto de problemáticas ambientales y sociales tan vigentes como el cambio climático, la contaminación del aire y las condiciones de extrema pobreza y desplazamiento que enfrentan diversos sectores de la sociedad. Esta evidencia científica resalta los impactos significativos de las condiciones del ambiente sobre la salud mental de las personas.

 

En general, puede decirse que la salud mental de una persona se da como resultado de una interacción compleja entre múltiples factores genéticos, sociales, de estilo de vida y ambientales [1]. Las condiciones ambientales a las que se encuentra expuesta una persona pueden desencadenar trastornos mentales o por el contrario pueden ser factores protectores y de reducción del estrés. Los factores ambientales que pueden poner en riesgo la salud mental de una persona se relacionan con sus entornos físico y social. En el primer caso se trata de aquellos factores que pueden afectar su biología o neuroquímica, como por ejemplo no tener acceso a una buena alimentación o un buen sistema de salud, o estar expuesto a condiciones ambientales inadecuadas como la mala calidad del aire. En el segundo caso, la salud mental de una persona se puede ver comprometida por factores relacionados con las condiciones socioeconómicas, raciales y étnicas, que pueden influir en la capacidad de una persona para hacer frente al estrés.

 

Impactos de una mala calidad del aire sobre la salud mental

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la contaminación del aire no sólo es nociva para la salud física sino también para la salud mental. En los últimos años ha crecido la evidencia científica que relaciona cierto tipo de contaminantes con enfermedades mentales como la depresión, la demencia, la ansiedad y los comportamientos suicidas [2],[3]. La evidencia sugiere que el riesgo de sufrir este tipo de enfermedades es más alto para la población joven que vive en las ciudades y ambientes urbanos [4].

 

Por ejemplo, un estudio publicado en 2019 en la revista Psychiatry Research (Investigación en Psiquiatría) [4] muestra que los jóvenes de alrededor de 18 años se han vuelto entre tres y cuatro veces más susceptibles a sufrir depresión cuando han estado expuestos a mala calidad del aire, particularmente a contaminación atmosférica por NO2 y PM2.5 durante la adolescencia. Algunos de los efectos adversos de la exposición de largo plazo a una mala calidad del aire pueden ser precisamente sobre la salud mental.

 

Por otro lado, en estudios realizados en el Centro Médico del Hospital Infantil de Cincinnati se han identificado relaciones entre la contaminación del aire (por ejemplo por PM2.5 y tráfico vehicular) y las visitas al hospital por problemas psiquiátricos y de ansiedad infantil [5],[6]. Además, el estudio resalta que los niños que viven bajo condiciones de pobreza parecen ser más susceptibles a experimentar problemas psiquiátricos más severos debido a un efecto combinado entre la contaminación del aire y el estrés asociado con sus condiciones de vida.

 

Estudios similares han encontrado que la exposición a la contaminación del aire en general, no sólo por PM2.5, durante la infancia, puede tener impactos sobre la salud mental que incluyen enfermedades a temprana edad [6], mayor riesgo de sufrir síndrome de Alzheimer [7], e inflamaciones del sistema nervioso central que, a su vez, pueden aumentar el riesgo de desarrollar un estado de ánimo depresivo, trastornos de ansiedad, trastorno bipolar y otros problemas de salud mental [8].

 

Entornos más saludables, la naturaleza parece ser la clave

Parece evidente la necesidad de mejorar las condiciones ambientales y de calidad del aire en las ciudades para mejorar el bienestar y la salud mental de las personas. La existencia de parques, zonas peatonales y zonas verdes proporciona múltiples beneficios para la salud, incluidos los relacionados con el bienestar mental y emocional, e incentiva la relajación y la recreación [9].

 

De acuerdo con un reporte reciente del IPBES [10], los entornos naturales generan múltiples beneficios para la vida y la salud mental que se pierden en los ambientes altamente urbanizados, incluyendo la buena calidad del aire, y la sensación de bienestar físico y mental. En este sentido, Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, dice «todos los beneficios del mundo natural para la salud son demasiado extensos para enumerarlos» [11].

 

La plataforma de acción del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente denominada BreatheLife (RespiraVida)[12] propone un conjunto de acciones que pueden llevar a cabo los gobiernos con el fin de disminuir la contaminación del aire en las ciudades, y así crear ambientes más saludables para sus ciudadanos. Esta plataforma resalta que ambientes más saludables y con mejor calidad del aire contribuyen a que las personas se sientan mejor, y sean menos propensas a sufrir problemas de salud mental, e incluso pueden llegar a tener un efecto curativo sobre quienes ya los padecen. Además, hace énfasis en que los gobiernos locales deben considerar como acciones fundamentales contra la crisis de salud mental, típicamente exacerbada en los centros urbanos, la disminución de la contaminación del aire, la ampliación de la disponibilidad de espacios verdes urbanos y residenciales como parques y áreas de juego libres de contaminación, y la implementación o el fortalecimiento del uso de medios de transporte que no usen combustibles fósiles y por lo tanto no contaminen o contaminen menos, como los transportes eléctricos y las bicicletas.

 

Existen muchas razones para insistir en que la reducción de la la contaminación del aire en las ciudades debe ser considerada como un reto prioritario de la sociedad actual. Muchas de estas razones se relacionan con los impactos de la contaminación del aire sobre la salud física a través de enfermedades como las cerebrovasculares, los problemas del corazón y el cáncer. Otras razones tienen que ver con los impactos económicos que afectan, por ejemplo, la productividad económica de las ciudades debido a los problemas de salud de su población. También hay razones relacionadas con la contribución de la contaminación del aire en las ciudades a la crisis climática causada por las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero. Proteger la salud y el bienestar mental de las personas de los impactos adversos de la contaminación atmosférica es una razón más para trabajar por un aire más limpio en las ciudades.

 

 

REFERENCIAS
[1]https://www.alliant.edu/blog/how-environmental-factors-impact-mental-health
[2]https://www.unep.org/news-and-stories/story/caring-environment-helps-care-your-mental-health
[3]https://www.nature.com/articles/s41467-019-10196-y
[4]https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S016517811830800X
[5]https://www.ecowatch.com/air-pollution-childrens-mental-health-2640650546.html
[6]https://ehp.niehs.nih.gov/doi/10.1289/ehp4815
[7] Calderón-Garcidueñas, L., Gónzalez-Maciel, A., Reynoso-Robles, R., Delgado-Chávez, R., Mukherjee, P. S., Kulesza, R. J., … & Villarreal-Ríos, R. (2018). Hallmarks of Alzheimer disease are evolving relentlessly in Metropolitan Mexico City infants, children and young adults. APOE4 carriers have higher suicide risk and higher odds of reaching NFT stage V at≤ 40 years of age. Environmental research, 164, 475-487.
[8]https://www.mdpi.com/1422-0067/18/3/651
[9]https://www.euro.who.int/en/health-topics/environment-and-health/urban-health/publications/2016/urban-green-spaces-and-health-a-review-of-evidence-2016
[10]https://ipbes.net/sites/default/files/ipbes_global_assessment_chapter_2_3_ncp_unedited_31may.pdf
[11]https://www.unep.org/news-and-stories/story/caring-environment-helps-care-your-mental-health
[12]https://breathelife2030.org/

 

Angela María Rendón Pérez.
Angela María Rendón Pérez.

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