Una de las medidas que se ha implementado en diversos países del mundo para la gestión de la calidad del aire consiste en establecer los niveles máximos de contaminación atmosférica que se consideran permisibles.

 

Estos niveles máximos de contaminación atmosférica o estándares de calidad del aire se deben determinar con base en la mejor evidencia científica disponible para minimizar sus efectos adversos sobre la vida y la salud humana y de los ecosistemas. Dicha evidencia científica muestra que niveles no adecuados de contaminación atmosférica se relacionan con la ocurrencia de muertes prematuras, cardiopatías isquémicas, enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, y con múltiples afectaciones respiratorias. Se supone que por encima de los niveles máximos los impactos sobre la salud son tan severos que deberían considerarse inadmisibles en cualquier ciudad o región del mundo.

 


La definición de los niveles máximos permisibles de contaminación atmosférica tiene implicaciones en las ciudades y los territorios en todo el mundo

 

La definición de estos niveles máximos permisibles y la asociada problemática de calidad de aire tiene implicaciones en las ciudades y los territorios en escala planetaria.

 

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), que es el organismo de la Organización de  las Naciones Unidas (ONU) especializado en gestionar políticas de prevención, promoción e intervención a nivel mundial en la salud, cada año en el mundo mueren cerca de siete millones de personas por problemas de salud relacionados con la calidad del aire [1], y cerca del 91% de la población vive en lugares donde no se respetan las directrices de calidad del aire.

Estas directrices fueron publicadas en 2005 por la OMS (Tabla 1) [2], y de acuerdo con anuncios realizados en la pagina oficial, se espera que durante el año 2020 se publiquen nuevas recomendaciones.

Podría ser que las nuevas recomendaciones de la OMS sean incluso más estrictas dados los efectos sobre la salud y la vida que se han descubierto en los últimos años, pero eso no es claro todavía.

 

En otros informes la OMS reporta que sólo en la Unión Europea la exposición a material particulado (PM) disminuye la esperanza de vida de cada persona en un promedio de casi 1 año, principalmente debido al mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias, y cáncer de pulmón, y aproximadamente el 90% de la población europea vive en lugares donde se exceden los niveles de la contaminación propuestos por la OMS (cifra 2009).

 

Así mismo, en América Latina, esa contaminación se ha relacionado con alrededor de 50.000 muertes prematuras al año (cifra 2013) [3] y en Colombia se estima que aproximadamente 15.681 muertes anuales son atribuibles al riesgo por contaminación del aire (cifra 2016) [4].

Foto de Mariana Moureas luna
Cielo y calidad del aire. Crédito: Territorios Sostenibles.

 

Contaminante crítico, material particulado PM2.5 y menores

 

Los estándares de calidad del aire que establecen los niveles máximos permisibles se fijan para distintos contaminantes atmosféricos que se denominan “contaminantes críticos o criterio” debido a su reconocida influencia sobre las muertes prematuras y las enfermedades humanas.

 

Uno de esos contaminantes criterio es el material particulado de diámetro igual o inferior a 2.5 micrómetros o PM2.5 (un micrómetro o m es la millonésima parte de un metro). Se trata de partículas muy pequeñas que pueden ingresar a los pulmones e ir al torrente sanguineo, o quedarse allí indefinidamente, y acumularse con el tiempo.

 

Una partícula de PM2.5 tiene un diámetro máximo que es 24 veces menor que el grosor o diámetro típico de un cabello humano. La exposición a contaminación atmosférica por PM2.5 se ha relacionado con efectos severos sobre la salud que incluyen tanto morbilidad (enfermedades) como mortalidad.


Discusión sobre los Estándares Nacionales de Calidad fijados por la EPA

 

La EPA (por sus iniciales en inglés) es la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, y es la encargada de fijar los “Estándares Nacionales de Calidad del Aire Ambiental” (NAAQS por sus iniciales en inglés) para ese país. Durante el año 2020 se ha desarrollado una discusión alrededor de esos estándares fijados por la EPA.

 

Mientras que la EPA ha propuesto mantener los estándares vigentes desde 2012, un importante grupo de científicos y organizaciones ha insistido en la necesidad de volverlos más estrictos. Estas organizaciones incluyen las California Air Pollution Control Officers Association (CAPCOA), California Air Resources Board (CARB) y California Office of Environmental Hazard Assessment (OEHHA), que son instituciones del estado de California (Estados Unidos) que se ocupan de los problemas relacionados con la contaminación atmosférica y sus efectos sobre la salud.


A continuación, proponemos revisar los principales elementos de esta discusión que podría tener importantes implicaciones globales, continentales y nacionales para países como Colombia.

 

Recientemente, un panel de expertos de un grupo de importantes universidades e instituciones [5] de Estados Unidos publicó un artículo [6] en la revista New England Journal of Medicine -la octava revista más importante del mundo en el campo de la medicina según el ranking de Scimago [7] -, en el que concluyen de manera “inequívoca y unánime” que los estándares actuales para PM2.5 fijados por la EPA desde 2012 en Estados Unidos y presentados en la Tabla 1, no protegen la salud pública y por lo tanto deberían volverse más estrictos.

 

Captura de pantalla 2020-07-10
TABLA 1. Nivel máximo permisible de contaminación del aire por PM2.5 según distintas fuentes (en orden cronológico). * el nivel fijado en noviembre de 2017 era 50 μg/m3 pero fue reducido a 37 μg/m3 a partir de julio de 2018 según el parágrafo 1 de la resolución

Los niveles máximos permisibles actuales de contaminación del aire por material particulado representan riesgos inaceptables para la salud humana y aumento de las muertes prematuras (dicen universidades y organizaciones)

 

Los autores de la publicación resaltan que de acuerdo con evidencia científica en epidemiología y toxicología obtenida a través de estudios que involucran diversas poblaciones, mezclas de contaminantes, ubicaciones y enfoques estadísticos, los estándares o niveles máximos permisibles actuales de contaminación atmosférica representan riesgos inaceptables para la salud humana, incluyendo un aumento importante de las muertes prematuras atribuibles a la contaminación del aire por material particulado.

 

Los autores también resaltan que poblaciones con condiciones de salud preexistentes como enfermedades cardiovasculares, respiratorias, diabetes u obesidad, o aquellas en condiciones desfavorables (mayor exposición) corren un riesgo mayor de daños por contaminación del aire por material particulado.

 

La EPA no está priorizando la protección de la salud y la vida por encima de otras consideraciones

 

En un informe publicado por la EPA en enero de 2020 y que cita el grupo de expertos [8], se estima que decenas de miles de muertes prematuras cada año son atribuibles a la exposición a niveles de contaminación del aire por PM2.5 que cumplen con los estándares actuales en Estados Unidos.

 

Sin embargo, y de manera contradictoria la EPA publicó en abril de 2020 su decisión de mantener los estándares (los NAAQS) actuales [9]. En vista de eso, las organizaciones CAPCOA, CARB y OEHHA de California, encargadas de los problemas de contaminación atmosférica y de sus efectos sobre la salud, acaban de expresar públicamente su desacuerdo con la decisión, mediante diferentes comunicados emitidos el pasado 29 de junio de 2020.

 

Las razones de este desacuerdo se pueden resumir en cuatro mensajes clave:

  1. El objetivo de la normatividad de calidad del aire es, en primer lugar, proteger la salud y la vida. Se supone que los estándares deben estar concebidos de manera que los programas de calidad del aire que se basan en ellos logren el objetivo de proteger la salud y la vida tanto cuanto sea posible. Se entiende que no es posible lograr una protección absoluta, pero dicha protección debe ser la más alta posible de acuerdo con la mejor evidencia científica disponible. De acuerdo con las organizaciones, la EPA no está priorizando la protección de la salud y la vida por encima de otras consideraciones.
  2. Los estándares deben estar basados en la mejor evidencia científica disponible. Se supone que los estándares deben ser revisados periódicamente a la luz de la evidencia científica “más actualizada y defendible”. De acuerdo con las organizaciones, la EPA no está obedeciendo a este criterio, por una mezcla de razones relacionadas con:
    A. Fijar plazos demasiado cortos para la revisión de la evidencia: “la exhaustividad no debería ser sacrificada por la celeridad
    B. Excluir evidencia científica basada principalmente en estudios con animales.
    C. No contar con un comité asesor suficientemente calificado para informar las decisiones.

 

El comité asesor de la EPA –Clean Air Scientific Advisory Committee (CASAC)- reconoció no contar con la experiencia necesaria para revisar la evidencia científica relevante, y solicitó asesoría adicional por parte de un panel de expertos en impactos de la contaminación por material particulado.

 

Las tres organizaciones resaltan el hecho de que el comité asesor de la EPA para estos asuntos, el Clean Air Scientific Advisory Committee (CASAC), reconoció no contar con la experiencia necesaria para revisar la evidencia científica relevante, y solicitó asesoría adicional por parte de un panel de expertos en impactos de la contaminación por material particulado. Dicho panel existía, pero fue disuelto.

 

La solicitud de reconformar este panel o alguno similar incluyendo científicos expertos en campos como epidemiología, toxicología, especialidades médicas, evaluación de riesgo, ciencias atmosféricas y evaluación de exposición, fue desatendida por la EPA.

 

En síntesis, las organizaciones consideran que la evidencia científica usada por la EPA para soportar su decisión de mantener los estándares es incompleta, y no representa una revisión rigurosa de la mejor evidencia científica disponible.

 

3. La incertidumbre es inherente a la ciencia; no obstante, usar este hecho como argumento para prescindir de la evidencia científica más actualizada y defendible es un error. Según las organizaciones, la EPA está cometiendo este error al valorar más la incertidumbre que es propia de cualquier investigación científica, que un conjunto de evidencia científica que ha sido rigurosamente revisada, y que es consistente entre distintos datos, técnicas de investigación y campos del conocimiento. El resultado ha sido que para soportar su decisión de mantener los estándares actuales, la EPA decidió no tener en cuenta una parte importante de la mejor evidencia científica disponible.

 

4. Las organizaciones hacen una propuesta concreta que consiste en reducir los niveles máximos permisibles de PM2.5 a entre 8 y 10 g/m3 para el promedio de 24-horas (exposición de corto plazo) y entre 25 y 30 g/m3 para el promedio anual (exposición de largo plazo) (Tabla 1). Esta recomendación coincide con el artículo publicado en el New England Journal of Medicine y con los niveles propuestos por la OMS en 2005.

 

Según estimaciones de una de las organizaciones, la California Air Resources Board  (CARB), reducir el estándar anual de 12 g/m3 a 8-10 g/m3 podría prevenir 4.600 muertes prematuras, 850 hospitalizaciones por enfermedades de corazón y pulmones, y 2.100 visitas a urgencias por asma en California.

 

E incluso el nivel anual máximo permisible de 8-10 g/m3 puede ser conservador porque cada vez hay más evidencia científica que relaciona niveles menores de contaminación por PM2.5 con una diversidad de afectaciones a la salud que incluyen enfermedades neurológicas y complicaciones de partos.

 

En el Valle de San Joaquín, que con una población cercana a los 3 millones de habitantes es una de las regiones de California más afectadas por PM2.5, la CARB estima que una reducción del estándar diario de 35 g/m3 a 25-30 g/m3 evitaría hasta 1.200 muertes prematuras al año.

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Una mirada al aire en el ámbito internacional. Crédito: Territorios Sostenibles

La discusión de los estándares de calidad del aire no sólo es relevante para Estados Unidos porque se trata de una discusión global, más ahora de cara a la recuperación de las ciudades en tiempos posteriores a la pandemia del COVID-19.

 

Es claro que la discusión de los estándares de calidad del aire no sólo es relevante para Estados Unidos porque se trata de una discusión global, más ahora de cara a la recuperación de las ciudades en tiempos posteriores a la pandemia del COVID-19. Las ciudades y países diseñarán planes y procesos de recuperación económica y social, y es crucial plantear las preguntas acerca de cómo en estos planes y procesos serán consideradas las implicaciones sobre la calidad del aire.

 

Por ejemplo, de acuerdo con estudios recientes, en 25 ciudades de Europa la esperanza de vida podría aumentar hasta aproximadamente 22 meses en las ciudades más contaminadas si la concentración de PM2.5 a largo plazo se redujera al nivel anual recomendado por la OMS.

 

En Colombia, los niveles máximos permisibles de PM2.5 están fijados por la Resolución 2254 de 2017 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. La Tabla 1 también muestra estos niveles en comparación con los estándares estadounidenses de 2012 fijados por la EPA, los niveles recomendados por la OMS y los recomendados por el panel de expertos en 2020. Los niveles definidos para Colombia son menos estrictos que los estándares estadounidenses de 2012 (los NAAQS vigentes que la EPA ha decidido mantener), y mucho menos estrictos que los niveles recomendados por la OMS y las recomendaciones más recientes realizadas por los páneles de expertos.

 

En cuanto a la exposición de largo plazo (relacionada con el promedio anual), el nivel máximo permisible de contaminación por PM2.5 en Colombia es más que el doble del estándar vigente en Estados Unidos desde 2012, y se acerca al triple del recomendado por los expertos en 2020. Para la exposición de corto plazo (relacionada con el promedio de 24 horas), el nivel máximo permisible en Colombia es ligeramente superior al estándar estadounidense de 2012, y bastante mayor que la recomendación actual.


¿Los estándares de calidad del aire son (y deben ser) distintos entre Estados Unidos y Colombia porque se trata de países diferentes?

 

Una duda que podría surgir en este punto es si los estándares de calidad del aire son (y deben ser) distintos entre Estados Unidos y Colombia simplemente porque se trata de países diferentes.

 

La calidad del aire en cualquier lugar del mundo depende de características y fenómenos propios de ese lugar como por ejemplo su topografía, su meteorología y la influencia de diversas emisiones, y reconocer estos contextos es importante para comprender la situación de cada lugar y evaluar medidas y responsabilidades. Por ejemplo, no todas las emisiones que afectan la calidad del aire de ciudades como Bogotá y Medellín son endógenas, es decir originadas en la misma ciudad.

 

En ocasiones, hay emisiones exógenas que juegan un papel importante en la calidad del aire de estas ciudades a través de fenómenos como el transporte atmosférico de largo alcance de arenas del Sahara [10] o material particulado proveniente de incendios de los bosques de la Amazonía [11] y Orinoquía [12], entre otros. Desde esta perspectiva, cada lugar, incluso dentro de un mismo país, es único en cuanto a sus dinámicas de la calidad del aire.

 

La idea en estas revisiones de evidencia científica ha sido considerar los impactos de la contaminación atmosférica sobre la salud humana en general, y no sobre la salud humana en un contexto específico exclusivo.

 

Aunque cada lugar tiene sus particularidades, las recomendaciones sobre los estándares de calidad del aire no se basan en cómo y por qué es la calidad del aire en un determinado lugar, sino en cómo una determinada calidad del aire (por ejemplo, con una cierta cantidad de PM2.5) afecta la vida y la salud humana. Por eso los estudios en que se basan las recomendaciones provienen principalmente de las ciencias de la salud.

 

Además, en la construcción de las recomendaciones de estándares más estrictos se ha encontrado consistencia y coherencia entre estudios con diversidad de diseños, poblaciones, mezclas de contaminantes, ubicaciones y aproximaciones estadísticas. La idea en estas revisiones de evidencia científica ha sido considerar los impactos de la contaminación atmosférica sobre la salud humana en general, y no sobre la salud humana en un contexto específico exclusivo.

Foto de Mariana Moureas 2
El Valle de Aburrá, visión nocturna. Crédito: Territorios Sostenibles.

 

La definición de unos estándares no es en sí misma una medida efectiva en la gestión de la calidad del aire. Esta definición debe estar acompañana de monitoreo abierto a la ciudadanía, metas y objetivos claros de prevención, control y disminución 

 

La definición de unos estándares no es en sí misma una medida efectiva en la gestión de la calidad del aire.

 

Dos elementos adicionales que son cruciales para que las medidas sean efectivas son el diseño e implementación de planes que tengan en cuenta esos estándares de manera consistente y unificada, y la realización de un adecuado monitoreo de la calidad del aire.

 

Sin un monitoreo adecuado no es posible evaluar en qué medida se cumple con los estándares, diagnosticar los problemas de calidad del aire, y evaluar los impactos reales de las medidas que se implementen.

 

Así como los estándares deben estar basados en la mejor evidencia científica disponible, el monitoreo debe estar basado en conocimientos y técnicas en el estado del arte.

 

Tanto la definición de los estándares de calidad del aire como la realización del monitoreo deben apuntar al planteamiento de metas y objetivos claros de prevención, control y disminución de los niveles de contaminación, para mejorar la calidad del aire en el mediano, corto y largo plazo. Por supuesto, esto implica que haya procesos continuos de evaluación y actualización.

 

En conclusión, la evidencia científica más actualizada y confiable sugiere que tanto en Estados Unidos como en muchos otros paises y en Colombia, los estándares de calidad del aire deben ser más estrictos que los vigentes actualmente. En particular, los niveles máximos permisibles para el contaminante crítico PM2.5, tanto para la exposición de largo plazo (anual) como para la de corto plazo (24 horas), deberían reducirse.

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Visibilidad del edificio Coltejer. Crédito: Territorios Sostenibles.

 

Las normas vigentes en la actualidad apuntan en la dirección correcta, pero la evidencia científica indica que deben ser revisadas. La motivación esencial de esta revisión es garantizar la existencia de un ambiente sano, entendiendo que ésto debe ser un desafío principal y una oportunidad para la jurisprudencia constitucional apuntando siempre a la protección de la salud, la vida y la calidad ambiental de los territorios.

 

Referencias relacionadas

  1. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/ambient-(outdoor)-air-quality-and-health
  2. https://www.who.int/phe/health_topics/outdoorair/outdoorair_aqg/es/
  3. Integrated Assessment of Short-lived Climate Pollutants in Latin America and the Caribbean https://ccacoalition.org/en/resources/integrated-assessment-short-lived-climate-pollutants-latin-america-and-caribbean
  4. Informe del INS (2018): El Informe Técnico Especial 10 del Instituto Nacional de Salud (INS) sobre la “carga de enfermedad ambiental en Colombia”
  5. North Carolina State University, Raleigh (H.C.F.), and the University of North Carolina Gillings School of Global Public Health, Chapel Hill (B.T.); Carnegie Mellon University, Pittsburgh (P.J.A.); Colorado School of Public Health, Aurora (J.L.A.); Northeast States for Coordinated Air Use Management (G.A.A.), Harvard University T.H. Chan School of Public Health (D.W.D.), and Boston University (P.K.) — all in Boston; Lung Biology Center, University of California, San Francisco, San Francisco (J.B.), University of California, Irvine, Irvine (M.T.K.), University of Southern California Keck School of Medicine, Los Angeles (R.M.), and retired, Palo Alto (R.W.) — all in California; Virginia Tech, Blacksburg (K.B.); Desert Research Institute, Reno, NV (J.C.C.); New York State Department of Environmental Conservation, Albany (H.D.F.), and New York University Langone Health, New York (T.G.); Michigan State University, East Lansing (J.R.H.); independent consultant, Burlington, VT (R.L.P.); Rollins School of Public Health, Atlanta (J.A.S.); and University of Washington, Seattle (L.S.)
  6. Independent Particulate Matter Review Panel. (2020). The Need for a Tighter Particulate-Matter Air-Quality Standard. New England Journal of Medicine. DOI: 10.1056/NEJMsb2011009
  7. https://www.scimagojr.com/journalrank.php?area=2700
  8. Policy assessment for the review of the National Ambient Air Quality Standards for particulate matter: EPA-452/R-20-002. Research Triangle Park, NC: Environmental Protection Agency, January 2020.
  9. Review of the national Ambient Air Quality Standars for Particulate Matter: EPA (Environmental protection Agency), April 30, 2020. https://www.federalregister.gov/documents/2020/04/30/2020-08143/review-of-the-national-ambient-air-quality-standards-for-particulate-matter
  10. https://territoriossostenibles.com/arenas-del-sahara-afectan-calidad-del-aire-en-el-valle-de-aburra/
  11. https://territoriossostenibles.com/incendios-forestales-son-un-foco-de-contaminacion-del-aire-en-las-ciudades-colombianas/
  12. https://territoriossostenibles.com/quema-biomasa-en-la-orinoquia-aporta-%e2%80%a8hasta-un-15-de-los-contaminantes-que-afectan-la-calidad-del-aire-de-bogota/