El pasado 22 de septiembre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un informe en el que recomienda nuevos estándares de calidad del aire [1]. Estos estándares son niveles de contaminación del aire que, según la OMS, no deberían excederse para evitar impactos severos sobre la salud y la vida humana. El objetivo primordial de estos estándares es “proporcionar una guía para ayudar a reducir los niveles de contaminantes del aire con el fin de disminuir la enorme carga de salud mundial que resulta de la exposición a la contaminación del aire”. En general, los nuevos estándares son más estrictos que los que la misma organización había recomendado en 2005. La Tabla 1 muestra algunos de los cambios más importantes.
¿Por qué la OMS recomienda estándares de calidad del aire más estrictos?
Los nuevos estándares están basados en una revisión actualizada de evidencia científica sobre los impactos de la contaminación del aire en la salud humana y otros efectos asociados como los económicos. Esta evidencia ha crecido significativamente desde el año 2005 cuando la OMS recomendó los estándares anteriores.
Actualmente, la contaminación del aire se ha convertido en una amenaza creciente para la salud pública. Además, la sociedad cuenta con mejor información sobre las fuentes de contaminantes y una mejor comprensión del papel de esta contaminación en la carga mundial de enfermedades (morbilidad). Según la OMS, “está claro que la carga mundial de morbilidad asociada con la contaminación del aire tiene un costo enorme para la salud humana y la economía en todo el mundo: se estima que anualmente la exposición a la contaminación del aire causa millones de muertes y la pérdida de miles de años de vida saludable [sumando los años de vida saludable que pierden millones de personas], así como pérdidas de billones de dólares”. Los estándares de calidad del aire recomendados por la OMS apuntan no sólo a proteger la salud y la vida humanas sino también a reducir estos impactos económicos para la sociedad.
Impactos de la contaminación del aire sobre la salud
La contaminación del aire es el principal factor de riesgo ambiental a nivel mundial. La OMS estima que alrededor de 7 millones de personas mueren en el mundo cada año debido a los efectos conjuntos de la contaminación del aire ambiental (exterior) y doméstico (interior) [2]. En el mismo sentido, el Banco Mundial estima que en la actualidad la contaminación del aire causa más de 9 millones de muertes prematuras al año, lo cual es cercano al 16% de todas las muertes en el mundo. Esto es tres veces más muertes que las causadas por el SIDA, la tuberculosis y la malaria juntas, y 15 veces más que las causadas por todas las guerras y otras formas de violencia [3].
En su última revisión, la OMS encontró que, en general, los estándares de calidad del aire definidos en 2005 no reflejan la evidencia científica más actualizada y confiable. Por ejemplo, la reducción en el nivel promedio anual permisible para PM2.5 de 10 µg/m3 a 5 µg/m3 se basa principalmente en nueva evidencia científica que indica que aún niveles bajos de exposición (por debajo del estándar anterior de 10 µg/m3) pueden tener impactos significativos para la salud [4]. Otros cambios se basan, por ejemplo, en datos empíricos de una gran red de investigación colaborativa de diferentes ciudades alrededor del mundo [5; 6]. Este estudio sirvió como base para que la OMS volviera más estricta su recomendación para el nivel de 24 horas de PM2.5 y PM10.
La OMS enfatiza lo siguiente sobre la evidencia científica más actualizada:
- Hay evidencia fuerte de relaciones causales entre la exposición a la contaminación del aire por PM2.5 y la tasa de mortalidad en el mundo, así como relaciones con infecciones respiratorias, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), enfermedad isquémica del corazón (CI), cáncer de pulmón y accidente cerebrovascular [2;7].
- Está creciendo la evidencia de relaciones causales entre la contaminación del aire y la diabetes tipo II e impactos sobre la mortalidad neonatal por bajo peso al nacer y gestación corta [8].
- Hay estudios que indican que la exposición a la contaminación del aire puede aumentar la incidencia de y la mortalidad por más enfermedades que las que se consideran en la actualidad, incluyendo el síndrome de Alzheimer y otras enfermedades neurológicas [9].
En general, la OMS resalta que actualmente la carga de morbilidad atribuible a la contaminación del aire compite con otros factores de riesgo importantes para la salud como la dieta poco saludable y el tabaquismo. El riesgo para la salud asociado con la contaminación del aire estuvo entre los 5 primeros de 87 factores de riesgo considerados recientemente en una evaluación global [8].
Hasta el momento en el que la OMS recomendó los nuevos estándares, las estimaciones de la carga global se limitaban a los impactos por PM2.5 y ozono. El impacto de otros contaminantes comunes como el dióxido de nitrógeno (NO2) y el dióxido de azufre (SO2) no están incluidos y, por lo tanto, las cifras basadas en la exposición a PM2.5 y ozono probablemente subestiman el impacto para la salud pública de la contaminación del aire ambiental.
Impactos económicos de la contaminación del aire
La contaminación del aire también causa impactos económicos. Según la OMS, estos impactos se deben principalmente a dos costos: los de la salud humana y los de pérdida de productividad laboral. El Banco Mundial estima que, la contaminación del aire le costó al mundo un estimado de 8,1 billones de dólares en 2019, equivalente al 6,1 por ciento del PIB mundial. A nivel de país, la carga económica de la contaminación del aire asociada con la mortalidad y morbilidad prematuras también equivale a varios puntos porcentuales del PIB [3]. Por ejemplo, la Tabla 2 muestra estimaciones de las pérdidas debidas a la contaminación del aire equivalentes a varios puntos porcentuales del PIB en distintos países [10].
Mejorar la calidad del aire puede generar grandes beneficios económicos para la sociedad. De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE por sus siglas en inglés), entre los años 2000 y 2015, en la Unión Europea el aumento de 2,4% en el PIB está relacionado con una reducción del 20% en la contaminación del aire por partículas finas. Las estimaciones indican que las mejoras en la calidad del aire explican el 15% del crecimiento del PIB en Europa durante dicho período. En el sentido contrario, las estimaciones sugieren que un aumento de 1μg/m3 en la concentración de PM2.5 causa una reducción del 0,8% en el PIB en un mismo año. Estas reducciones del PIB causadas por el deterioro de la calidad del aire se han atribuido a factores como el crecimiento del ausentismo en el trabajo o la reducción de productividad laboral de la población por problemas de salud. Este tipo de resultados sugieren que políticas públicas encaminadas a reducir la contaminación del aire pueden impulsar el crecimiento económico, y que regulaciones de calidad del aire más estrictas podrían justificarse no sólo desde el punto de vista de la salud sino también de la economía [11].
Además de los impactos económicos relacionados directamente con la salud, la contaminación del aire causa impactos económicos significativos vía sus efectos nocivos para la agricultura [12], daños en edificaciones e infraestructuras [13], y por su relación con el cambio climático [14] y la degradación ambiental [15].
De las recomendaciones de la OMS a las decisiones de los países
Hay una gran brecha entre las recomendaciones de la OMS y las decisiones que toman los países. El nivel de adopción de los estándares de calidad del aire varía desde muchos países que tienen estándares para al menos un contaminante hasta países sin estándares o sin información al respecto (Tabla 3).
La Tabla 3 muestra que aunque muchos países adoptan reglamentaciones para al menos un contaminante del aire, en muchos otros no hay ninguna normatividad o ni siquiera se cuenta con información. Si bien las recomendaciones de la OMS apuntan a proteger la salud y la vida de los humanos y este es (o debería ser) un objetivo primordial de todos los gobiernos del mundo, la adopción de dichas recomendaciones varía ampliamente entre países, dependiendo mucho de la voluntad política de sus gobernantes. Dicha voluntad se manifiesta, por ejemplo, al momento de promover e implementar regulaciones de la calidad del aire legalmente vinculantes para los actores de la sociedad que más contribuyen con su deterioro.
Otro ejemplo de la brecha entre las recomendaciones de la OMS y su adopción en distintos países es que los estándares nacionales de calidad del aire definidos en Estados Unidos y Colombia son menos estrictos que los recomendados por la OMS en 2005, y menos aún que los nuevos estándares de 2021 (Tabla 4). Es incierto si estos estándares nacionales serán actualizados con base en las nuevas recomendaciones de la OMS.
Además de las diferencias entre países, hay grandes diferencias al interior de un país como Colombia. En Colombia, la resolución 2254 de 2017 establece los estándares de calidad del aire que, en principio, deberían adoptarse a nivel nacional. Sin embargo, hay ciudades como Bogotá que decidieron (antes de 2021) usar estándares menos estrictos para evaluar su calidad del aire, y muchas otras en donde la falta de información y sistemas de medición ni siquiera permite evaluar rigurosamente la calidad del aire y el cumplimiento de los estándares.
Dado que la contaminación del aire es uno de los problemas ambientales más importantes de la actualidad vinculado con grandes impactos para la salud y la economía, mejorar los sistemas de monitoreo y control de la calidad del aire e implementar los estándares recomendados por la OMS deberían ser objetivos prioritarios para la sociedad y los gobiernos. La ausencia de legislación y estándares adecuados, así como la laxitud en su aplicación, debilitan la protección de la salud y la vida frente a la contaminación del aire. Al igual que con otros grandes problemas ambientales como el cambio climático, las consecuencias dañinas y muy costosas de la inacción están creciendo rápidamente con el tiempo [16].
Referencias
[1] WHO global air quality guidelines. Particulate matter (PM2.5 and PM10), ozone, nitrogen dioxide, sulfur dioxide and carbon monoxide. Geneva: World Health Organization; 2021. Licence: CC BY-NC-SA 3.0 IGO.
[2] Burden of disease from ambient air pollution for 2016, version 2. April 2018. Geneva: World Health Organization (https://www.who.int/airpollution/data/AAP_BoD_ results_May2018_final.pdf?ua=1, accessed 17 March 2021).
[3] https://www.worldbank.org/en/topic/pollution#1
[4] Sahu, S. K., Zhang, H., Guo, H., Hu, J., Ying, Q., & Kota, S. H. (2019). Health risk associated with potential source regions of pm 2.5 in indian cities. Air Quality, Atmosphere & Health, 12(3), 327-340.
[5] A. Gasparrini, London School of Hygiene and Tropical Medicine, unpublished data, 23 June 2020. Referencia tomada de [1].
[6] Liu C, Chen R, Sera F, Vicedo-Cabrera AM, Guo Y, Tong S et al. (2019). Ambient particulate air pollution and daily mortality in 652 cities. N Engl J Med. 381(8):705–15. doi: 10.1056/ NEJMoa1817364. Copyright © 2019 Massachusetts Medical Society.
[7] Cohen AJ, Brauer M, Burnett R, Anderson HR, Frostad J, Estep K et al. (2017). Estimates and 25-year trends of the global burden of disease attributable to ambient air pollution: an analysis of data from the Global Burden of Diseases Study 2015. Lancet. 389(10082):1907– 18. doi: 10.1016/S0140-6736(17)30505-6.
[8] GBD 2019 Risk Factors Collaborators (2020). Global burden of 87 risk factors in 204 countries and territories, 1990–2019: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study 2019. Lancet. 396(10258):1223–49. doi: 10.1016/S0140-6736(20)30752-2.
[9] Peters R, Ee N, Peters J, Booth A, Mudway I, Anstey KJ (2019). Air pollution and dementia: a systematic review. J Alzheimers Dis. 70:S145–63. doi: 10.3233/JAD-180631. Referencia tomada de [1]
[10] https://www.weforum.org/agenda/2020/02/the-economic-burden-of-air-pollution
[11]https://www.oecd.org/economy/greeneco/economic-costs-air-pollution-evidence-from-europe/
[12] Wei, W.; Wang, Z. Impact of Industrial Air Pollution on Agricultural Production. Atmosphere 2021, 12, 639. https://doi.org/ 10.3390/atmos12050639
[13] Alves, A., Gersonius, B., Kapelan, Z., Vojinovic, Z., & Sanchez, A. (2019). Assessing the Co-Benefits of green-blue-grey infrastructure for sustainable urban flood risk management. Journal of environmental management, 239, 244-254.
[14]https://territoriossostenibles.com/calidad-del-aire/que-dicen-el-ipcc-y-la-omm-sobre-la-relacion-entre-cambio-climatico-y-contaminacion-del-aire
[15] Canh, N. P., Hao, W., & Wongchoti, U. (2021). The impact of economic and financial activities on air quality: a Chinese city perspective. Environmental Science and Pollution Research, 28(7), 8662-8680.
[16] Sanderson, B. M., & O’Neill, B. C. (2020). Assessing the costs of historical inaction on climate change. Scientific reports, 10(1), 1-12.