Hoy en el día Internacional por el aire limpio y el cielo azul, en Territorios Sostenibles reflexionamos sobre algunos de los principales retos debidos a la contaminación del aire y resaltamos algunos de los mensajes más importantes de estos informes. Lo que está en juego es la protección de la salud y la vida de millones de personas.
Debilidad en las leyes y su aplicación
Cerca de un tercio de los países del mundo no ha establecido leyes para fijar los estándares de calidad del aire que se deberían cumplir para proteger la salud y la vida [1;2]. Además, casi la mitad de los países en donde existen estas leyes definen estándares que no concuerdan con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dificultando la comparación entre países y la implementación y evaluación de medidas para mejorar la calidad del aire. Estas son algunas de las razones que conducen a que aproximadamente el 92% de la población mundial viva bajo condiciones inadecuadas de calidad del aire [1].
Colombia es un ejemplo de país que tiene leyes sobre calidad del aire que no concuerdan con las recomendaciones de la OMS, y que se aplican de forma muy heterogénea entre sus territorios. La Resolución 2254 de 2017 expedida por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible adopta la norma de calidad del aire para Colombia; sin embargo, los niveles establecidos como permisibles para el contaminante criterio PM2.5 (partículas diminutas, con un diámetro aerodinámico menor de 2.5 μm) son menos estrictos que las recomendaciones de la OMS, los estándares nacionales de Estados Unidos y los sugeridos por expertos internacionales (Tabla 1). No obstante, la resolución contempla fortalecer los estándares para alcanzar un valor promedio anual permisible de 15 μg/ m3 para el año 2030.
Es claro que cada lugar tiene sus particularidades; sin embargo, los estándares de calidad del aire no se basan en cómo y por qué es la calidad del aire en un determinado lugar, sino en cómo una mala calidad del aire, por ejemplo, asociada a una cantidad de PM2.5, afecta la vida y la salud humana. La ausencia de legislación y estándares adecuados, así como la laxitud en su aplicación, debilitan la protección de la salud y la vida frente a la contaminación del aire.
Abunda la evidencia de cómo la contaminación del aire amenaza la salud y la vida
Los efectos conocidos de la contaminación del aire sobre la salud son muchos y diversos. En general, respirar aire contaminado acorta la vida de las personas y significa una amenaza para la vida mayor que fumar, los accidentes automovilísticos o el SIDA [4]. La mala calidad del aire causa una variedad de afectaciones, incluyendo enfermedades cardiovasculares y respiratorias, problemas en los bebés desde el estado de gestación, y problemas de crecimiento y desarrollo en los niños. Incluso, la mala calidad del aire se ha asociado con problemas de depresión en niños y jóvenes.
A nivel mundial, la contaminación del aire es el principal factor de riesgo ambiental para la salud y el cuarto factor de riesgo más importante por mortalidad [5]. De acuerdo con el análisis de Carga Mundial de Enfermedades de 2019, hay dos formas principales de contaminación del aire que contribuyen mucho a la carga de enfermedades cardiovasculares: la contaminación del aire por PM2.5 y la contaminación del aire doméstico por el uso de combustibles sólidos para cocinar (leña y carbón).
También es un asunto de equidad. Las enfermedades asociadas con la contaminación del aire afectan mucho más a mujeres, niños y personas de la tercera edad en países en desarrollo y de bajos ingresos. Las cifras de mortalidad y morbilidad muestran diferencias significativas entre grupos de población y ubicaciones geográficas. Según la OMS, aproximadamente el 88% de las muertes asociadas con la contaminación del aire ocurre en países de ingresos bajos y medios y las diferencias en el nivel y tipo de exposición están relacionadas con inequidades sociales y ambientales [6]. Estas inequidades conducen a que personas y comunidades más vulnerables en términos socioeconómicos tiendan a estar más expuestas a niveles altos de contaminación del aire [7].
De acuerdo con el informe de carga ambiental producido por el Observatorio Nacional de Salud en 2016 [8], la contaminación del aire es uno de los factores de riesgo ambiental más altos de Colombia, incluyendo enfermedades como cáncer de pulmón, enfermedades cardiovasculares, enfermedad cerebrovascular isquémica y hemorrágica, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y cataratas. La cantidad de muertes atribuibles a la contaminación del aire es mayor en comparación con aquellas atribuibles a la contaminación del agua y otros factores ambientales. Para el año 2016, los factores de riesgo ambiental causaron 17.549 muertes en Colombia, de las cuales 15.681 fueron causadas por una mala calidad del aire. La exposición a una mala calidad del aire causó una pérdida de vida saludable de aproximadamente 724 años por cada 100.000 habitantes en Colombia.
Crece la preocupación por la contaminación del aire en el mundo
El Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) es un órgano internacional que reúne a expertos de todo el mundo para evaluar el estado de conocimiento del cambio climático y comunicárselo ampliamente a la sociedad global. En su último reporte publicado el 9 de agosto de este año [9], el IPCC enfatiza, por primera vez, que el cambio climático y la contaminación del aire no pueden tratarse como problemas ambientales aislados, y que las acciones orientadas a mitigar los impactos de uno pueden contribuir también a mitigar el otro. Algunas ideas que el reporte resalta son:
- La contaminación del aire es uno de los principales factores de riesgo ambiental que afecta la salud en todo el mundo. Se estima que es responsable de alrededor de 8.8 millones de muertes en todo el mundo cada año, de las cuales alrededor de 200 mil suceden en Suramérica.
- A pesar de algunas mejoras en la exposición a PM2.5 entre los años 2000 y 2015 en Suramérica, la mortalidad prematura atribuible a estos contaminantes ha aumentado durante este mismo período. Es posible que esta tasa de mortalidad se mantenga o incluso aumente dado el alto crecimiento de las zonas urbanas en la región, que va de la mano con aumentos en la tasa de emisiones de contaminantes.
- En la actualidad, el transporte y la industria son las principales fuentes de emisiones en el mundo, contribuyendo tanto al cambio climático como a la contaminación del aire.
- Reducciones en la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que contribuyan a mitigar el cambio climático pueden mejorar también la calidad del aire. Sin embargo, incluso en los escenarios que consideran fuertes reducciones de los GEI, éstas no son suficientes para alcanzar estándares de calidad del aire adecuados en muchas regiones que ya están altamente contaminadas.
- En el corto plazo, mejoras en la calidad del aire impulsadas por estrategias de descarbonización rápida no son suficientes para cumplir las recomendaciones de la OMS en algunas regiones altamente contaminadas. Estas mejoras pueden fortalecerse mediante políticas adicionales que promuevan el acceso a energías limpias y una mejor gestión de residuos, que traen consigo una reducción complementaria de los forzadores climáticos de vida corta, y que están previstas para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
- Los forzadores climáticos de vida corta afectan el clima y en la mayoría de los casos también son contaminantes del aire. La reducción de las emisiones de estos forzadores vía cambios en el uso de combustibles fósiles, la agricultura y la gestión de residuos, podría ir de la mano de una reducción importante de la contaminación del aire.
- Comprender el papel de las estrategias de descarbonización rápida en la reducción de la contaminación del aire contribuye al diseño de políticas integradas y/o complementarias que apunten tanto al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por la ONU como a cumplir las recomendaciones de calidad del aire de la OMS.
No es sólo el último reporte del IPCC. El pasado 3 de septiembre, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) publicó su primer boletín de Calidad del Aire y Clima [10], destacando también la fuerte conexión que existe entre la calidad del aire y el cambio climático. Entre los principales mensajes del boletín están:
- Las emisiones de contaminantes del aire de origen antrópico disminuyeron durante el año 2020 por la recesión causada por la pandemia de COVID-19. Sin embargo, los extremos meteorológicos asociados con el cambio climático y ambiental provocaron eventos como tormentas de arena y polvo e incendios forestales sin precedentes que afectaron la calidad del aire alrededor del mundo. Los impactos sobre la calidad del aire de los incendios forestales en Norteamérica, Europa y Siberia se propagaron por vastos territorios. Grandes tormentas de arena y polvo que atraviesan continentes afectan la calidad del aire mucho más allá de sus lugares de origen.
- Los impactos de la contaminación del aire sobre la salud humana son muy significativos. Las estimaciones de la última evaluación de la Carga Mundial de Enfermedades muestran que la mortalidad mundial aumentó de 2,3 millones en 1990 (91% debido a material particulado, 9% debido al ozono) a 4,5 millones en 2019 (92% debido al material particulado, 8% debido a ozono).
- Cambios en el clima pueden influir directamente en los niveles de contaminación del aire. Por ejemplo, aumentos en la frecuencia e intensidad de las olas de calor pueden conducir a una acumulación adicional de contaminantes cerca de la superficie. Según el último reporte del IPCC, la frecuencia e intensidad de tales eventos aumentará en el futuro.
- Las actividades humanas que causan emisiones de GEI de larga duración también aumentan las concentraciones de ozono de corta duración y de material particulado en la atmósfera. Este tipo de coincidencias refuerzan la idea de que debe haber integración entre las medidas para enfrentar tanto el cambio climático como la contaminación del aire.
En palabras del Secretario General de la OMS, el Profesor Petteri Taalas: “Los impactos de los contaminantes del aire ocurren cerca de la superficie, en escalas de tiempo de días a semanas, y generalmente están localizados. Por el contrario, el cambio climático en curso, causado por la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera, ocurre en una escala temporal de décadas a siglos y está impulsando cambios ambientales en todo el mundo. A pesar de las diferencias, necesitamos una política climática y de calidad del aire coherente e integrada basada en observaciones y ciencia”.
Conclusión
La OMS deja clara la relevancia de la contaminación del aire como causa de muchas enfermedades y muertes alrededor del mundo. Los informes del IPCC y la OMM coinciden en resaltar la relación entre la calidad del aire y el cambio climático. Ambos problemas tienen una raíz común que son las emisiones de contaminantes originadas por las actividades humanas. Es urgente diseñar e implementar políticas y acciones que apunten a mitigar ambos problemas; hay oportunidades de sinergia. Es urgente también que la sociedad escuche las recomendaciones basadas en la mejor evidencia científica disponible y las tenga en cuenta para tomar decisiones. Dados los impactos del cambio climático y la contaminación del aire, ignorar estas recomendaciones puede llegar a ser catastrófico. Como dijo Inger Andersen, Directora Ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), pensando quizás en la urgencia actual por vacunas desatada por la pandemia: “No habrá ninguna vacuna para prevenir siete millones de muertes prematuras causadas por la contaminación del aire cada año, un número que tiende a crecer en más del 50% para 2050”.
Referencias
[1]https://www.unep.org/es/noticias-y-reportajes/comunicado-de-prensa/uno-de-cada-tres-paises-carece-de-estandares?s=09
[2]https://www.efeverde.com/noticias/onu-calidad-aire-exterior-no-protegida/
[3] North Carolina State University, Raleigh (H.C.F.), and the University of North Carolina Gillings School of Global Public Health, Chapel Hill (B.T.); Carnegie Mellon University, Pittsburgh (P.J.A.); Colorado School of Public Health, Aurora (J.L.A.); Northeast States for Coordinated Air Use Management (G.A.A.), Harvard University T.H. Chan School of Public Health (D.W.D.), and Boston University (P.K.) — all in Boston; Lung Biology Center, University of California, San Francisco, San Francisco (J.B.), University of California, Irvine, Irvine (M.T.K.), University of Southern California Keck School of Medicine, Los Angeles (R.M.), and retired, Palo Alto (R.W.) — all in California; Virginia Tech, Blacksburg (K.B.); Desert Research Institute, Reno, NV (J.C.C.); New York State Department of Environmental Conservation, Albany (H.D.F.), and New York University Langone Health, New York (T.G.); Michigan State University, East Lansing (J.R.H.); independent consultant, Burlington, VT (R.L.P.); Rollins School of Public Health, Atlanta (J.A.S.); and University of Washington, Seattle (L.S.)
[4]https://www.theguardian.com/environment/2021/sep/01/air-pollution-is-slashing-years-off-the-lives-of-billions-report-finds
[5]Roth, G. A., Mensah, G. A., Johnson, C. O., Addolorato, G., Ammirati, E., Baddour, L. M., … & GBD-NHLBI-JACC Global Burden of Cardiovascular Diseases Writing Group. (2020). Global burden of cardiovascular diseases and risk factors, 1990–2019: update from the GBD 2019 study. Journal of the American College of Cardiology, 76(25), 2982-3021.
[6] https://www.paho.org/es/temas/calidad-aire
[7]Public Health Research, No. 6.7. Williams ML, Beevers S, Kitwiroon N, et al. Southampton (UK): NIHR Journals Library; 2018 Jun.
[8]https://www.ins.gov.co/Noticias/Paginas/Informe-Carga-de-Enfermedad-Ambiental-en-Colombia.aspx
[9]https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg1/
[10]https://public.wmo.int/en/media/press-release/wmo-publishes-first-air-quality-and-climate-bulletin?s=09