Cuidar los bosques desde y por las ciudades

Los incendios forestales no son un problema sino un agente natural muy importante para ecosistemas como bosques y sabanas. El problema es que los humanos estamos intensificando estos incendios con el cambio climático y la deforestación, y sus impactos alcanzan regiones distantes como las ciudades, afectando la calidad del aire con riesgos para la salud y el bienestar de sus habitantes. ¡Hay que proteger los bosques desde y también por las ciudades!

incendios forestales

El problema no es que haya incendios forestales

Las malas noticias sobre incendios forestales se han vuelto recurrentes durante las últimas décadas en distintas regiones del mundo. Por ejemplo, estos son algunos titulares de medios importantes:

  • “Los incendios en la Amazonía, una situación que se prende cada día más” (El Espectador, Febrero 3 de 2022)[1].
  • “Sí, Australia siempre ha tenido incendios forestales: pero 2019 no se parece a nada que hayamos visto antes” (The Guardian, Diciembre 24 de 2019)[2].
  • “California golpeada por incendios destructivos sin precedentes: ‘El cambio climático es real, es malo’ ” (Los Angeles Times, Julio 12 de 2021)[3].

Leyendo este tipo de noticias, es posible que algunas personas piensen que los incendios forestales son un problema per se que hay que tratar de eliminar. No es así. El problema no es que haya incendios forestales sino su intensificación por efectos antrópicos, es decir, como consecuencia de las actividades humanas.

Los incendios forestales han hecho parte de la ecología desde siempre, independientemente de las actividades humanas. De hecho, “la ecología del fuego” [4] es un campo de la ciencia moderna que reconoce el fuego como “un agente natural con un papel fundamental en el funcionamiento de los ecosistemas y el mantenimiento de la biodiversidad” [5]. Antes del Antropoceno, que es la época actual en la que los impactos humanos han alcanzado la escala global con gran poder de transformación del medio ambiente, los incendios forestales iniciados por rayos y exacerbados por sequías ya hacían parte de las dinámicas naturales de ecosistemas como bosques y sabanas, contribuyendo con procesos que podemos describir como benéficos. No todos los efectos de los incendios forestales son perjudiciales. Por ejemplo, un estudio reciente describe los incendios forestales como un “servicio ecosistémico” que contribuye a evitar incendios catastróficos (más intensos, extensos y destructivos), controlar plagas, y abrir espacio para el crecimiento de plantas que requieren bastante luz, entre otros efectos benéficos [6].

Que los humanos tratemos de evitar al máximo los incendios forestales puede tener impactos perjudiciales para la sociedad y los ecosistemas. Por ejemplo, suprimir los incendios durante periodos de tiempo prolongados puede causar una acumulación de material combustible (hojas y ramas secas) que, de encenderse, puede desencadenar incendios catastróficos. Hay árboles que pueden sobrevivir a algunos incendios pero que morirían si éstos se vuelven más intensos. Este tipo de ideas están en el centro de debates recientes sobre cómo debería orientarse la gestión (y protección) de los bosques en vista del cambio climático [7].

Los incendios forestales causan emisiones de gases de efecto invernadero (principalmente dióxido de carbono producto de la quema de biomasa) que contribuyen al cambio climático, aunque no en la misma medida que la quema de combustibles fósiles. A diferencia del petróleo y el carbón, los incendios forestales liberan una cantidad de dióxido de carbono a la atmósfera que puede compensarse con el crecimiento de plantas que colonizan las áreas quemadas removiendo carbono de la atmósfera. Es decir, los incendios forestales pueden tener un efecto neutral neto sobre el clima. Sin embargo, cuando la frecuencia y extensión de estos incendios aumentan, como parece estar pasando con el cambio climático, es posible que la cantidad de gases de efecto invernadero liberada no sea compensada por el crecimiento de las plantas. Siendo así, el aumento en la frecuencia e intensidad de los incendios forestales pone en riesgo la biodiversidad, los ecosistemas y la vida humana, a la vez que exacerba el cambio climático y la contaminación del aire vía incrementos netos en las emisiones de contaminantes del aire y gases de efecto invernadero.

¿Cómo los humanos estamos intensificando los incendios forestales?

La razón principal es el cambio climático. La ocurrencia de incendios forestales depende de una variedad de factores que incluye aumentos de la temperatura, disminución de la humedad del suelo, y cambios en los patrones de lluvia. Temperaturas más altas y ambientes más secos favorecen la ocurrencia de incendios. Aunque es normal que estos factores cambien con el tiempo por la variabilidad natural del clima, el cambio climático causado por los humanos parece estar intensificando las temporadas secas, las sequías y las olas de calor en distintas regiones del planeta. Estos cambios pueden exacerbar los incendios forestales más allá de la variabilidad natural.

Un reporte reciente de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) estima que los incendios forestales se están volviendo cada vez más intensos y frecuentes por el cambio climático, y que dicha frecuencia tiende a aumentar aproximadamente en un 50% para finales de este siglo [8]. Ya existen registros de aumento en la frecuencia de incendios forestales alrededor del mundo, incluyendo Australia, el Ártico, Norteamérica y Suramérica, con grandes impactos relacionados con pérdida de biodiversidad y contaminación del aire. También el IPCC (Panel Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático), en su primer reporte del sexto ciclo publicado el pasado mes de agosto, indica que, con un alto grado de confianza, los aumentos observados en las áreas quemadas por incendios forestales se pueden atribuir en gran medida al cambio climático provocado por los humanos [9].

Además del cambio climático, los humanos estamos intensificando los incendios forestales mediante la deforestación. En Colombia, y especialmente en regiones como la Orinoquía y la Amazonía, la deforestación está estrechamente relacionada con actividades humanas como la ganadería y la agricultura [10] y depende incluso de asuntos políticos complejos como el proceso de paz [11]. Cifras de deforestación en Colombia publicadas por el IDEAM (Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales) en julio de 2021 indican que la pérdida total de bosques durante 2020 llegó a 171.685 hectáreas; un 8 % superior a la cifra de 2019. De acuerdo con estas mismas cifras, la tasa de deforestación ha aumentado en la Amazonía colombiana, pasando de 98 mil hectáreas de bosque perdidas en 2019 a 109 mil en 2020 [12].

incendios forestales
imagen tomada de https://acortar.link/F3fmqV

La deforestación puede conducir a la intensificación de los incendios forestales de diferentes maneras. Por ejemplo, es común que al deforestar los humanos dejen ramas secas que se convierten en combustible para futuros incendios. Además, la deforestación puede alterar patrones climáticos reduciendo la lluvia [13] y aumentando la duración de temporadas secas [14] en distintas regiones, lo cual favorece la intensificación de los incendios.

Un estudio reciente publicado por la revista Science [15] indica que, incluso sin considerar los impactos de la deforestación, el cambio climático aumentará tanto la intensidad como la extensión de los incendios en la Amazonía. Los autores estiman que la extensión de los incendios en el sur de la Amazonía (en Brasil) puede llegar a duplicarse en 2050, afectando aproximadamente al 16% del área de bosques en la región. Por otro lado, la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA por sus iniciales en Inglés) usa información de incendios forestales como posibles indicadores de cambio climático. Estos indicadores muestran que entre los años 80 y la actualidad la extensión anual de los incendios forestales en Estados Unidos ha pasado de menos de 2 millones de acres (aproximadamente 8.094 km2) a entre 8 y 10 millones de acres (de 32.375 a 40.469 km2) en la actualidad; es decir, el área quemada se ha multiplicado por 4 o 5 durante las últimas décadas (Figura 1) [16].

Incendios
Figura 1. Extensión de los incendios forestales en Estados Unidos entre 1980 y 2020. Fuente: https://www.epa.gov/climate-indicators/climate-change-indicators-wildfires

Los incendios forestales causan más muertes humanas a distancia que en donde ocurren

De acuerdo con un reporte de la Comisión Europea [17], las emisiones de los incendios forestales causan más de 339.000 muertes prematuras en el mundo cada año; muchas más que las que ocurren directamente en los incendios. La exposición a la contaminación proveniente de incendios aumenta los riesgos para la salud asociados con diversas enfermedades respiratorias, ataques cardíacos y cáncer, y también se ha asociado con disminución de los años de vida saludable. Un estudio publicado recientemente en la revista Nature relaciona la contaminación del aire causada por los incendios forestales en Brasil, especialmente en el bosque amazónico, con impactos sobre la salud humana que incluyen más de dos millones de ingresos hospitalarios entre 2008 y 2018 [18].

La razón básica de estos impactos a distancia es que las emisiones producidas por los incendios viajan por la atmósfera afectando la calidad del aire no solo en territorios cercanos sino también tan distantes como cientos o miles de kilómetros. Por ejemplo, la intensa temporada de incendios en Australia ocurrida durante los años 2019 y 2020 [2] afectó, vía la contaminación del aire, grandes regiones del Océano Pacífico Sur, alcanzando incluso algunas regiones de Suramérica [19].

Muchas ciudades de Colombia, incluyendo Bogotá y Medellín, no están realmente lejos de los incendios en la Orinoquía y la Amazonía. La ocurrencia de incendios forestales en estas regiones afecta la calidad del aire en dichas ciudades y otros territorios del país. Por ejemplo, desde el pasado mes de febrero y hasta el momento actual, las estaciones de calidad del aire del Valle de Aburrá han registrado valores altos de contaminación que pueden relacionarse, al menos parcialmente, con la ocurrencia de incendios forestales en regiones de Caquetá y Guaviare [20]. Bogotá y otras ciudades del país han reportado niveles altos de contaminación durante este mismo período [21]. Estudios científicos previos han demostrado que estos impactos a distancia son posibles y tienen sentido físico [22].

Incendios forestales

Una razón más para proteger los bosques

Hay muchas y muy buenas razones por las cuales proteger los bosques es urgente e importante. En Colombia, el hecho de que los incendios forestales causan serios problemas de contaminación del aire en ciudades aparentemente remotas debería servir como motivación para impulsar la protección de los bosques desde las ciudades. No hay duda de que los habitantes de ciudades como Bogotá y Medellín sufren impactos sobre su salud por los incendios en la Orinoquía y la Amazonía. Ciudades y bosques no están tan desconectados como posiblemente piensan algunas personas.

Promover la protección de los bosques desde las ciudades apunta a proteger el bienestar humano en esas mismas ciudades. Reconocer esto es importante porque en países como Colombia los principales poderes políticos y económicos se concentran en las grandes ciudades, lo cual conlleva a la vez retos y oportunidades. Por un lado está el reto de convencer a los tomadores de decisiones más influyentes de la sociedad, que generalmente respiran aire en las grandes ciudades, de que la calidad de ese aire depende significativamente de lo que pase en los bosques “remotos” con los incendios. Y por otro lado está la oportunidad de que una mejor comprensión de estas relaciones entre incendios forestales y calidad del aire en ciudades favorezca el diseño e implementación de medidas de protección de los bosques impulsadas desde los grandes centros de poder político y económico del país.

Referencias

[1]https://www.elespectador.com/ambiente/amazonas/los-incendios-en-la-amazonia-una-situacion-que-se-prende-cada-dia-mas/
[2]https://www.theguardian.com/australia-news/2019/dec/25/factcheck-why-australias-monster-2019-bushfires-are-unprecedented
[3]https://www.latimes.com/california/story/2021-07-12/california-wildfires-outpacing-2020-worst-on-record
[4] Whelan, R. J. (1995). The ecology of fire. Cambridge university press.
[5] González, T. M., González-Trujillo, J. D., Muñoz, A., & Armenteras, D. (2022). Effects of fire history on animal communities: a systematic review. Ecological Processes, 11(1), 1-11.
[6]Pausas, J. G., & Keeley, J. E. (2019). Wildfires as an ecosystem service. Frontiers in Ecology and the Environment, 17(5), 289-295.
[7]Stephens, S. L., Collins, B. M., Biber, E., & Fulé, P. Z. (2016). US federal fire and forest policy: emphasizing resilience in dry forests. Ecosphere, 7(11), e01584.
[8]https://www.unep.org/resources/report/spreading-wildfire-rising-threat-extraordinary-landscape-fires
[9] https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg1/#TS
[10]Armenteras, D., Cabrera, E., Rodríguez, N., & Retana, J. (2013). National and regional determinants of tropical deforestation in Colombia. Regional Environmental Change, 13(6), 1181-1193.
[11] Salazar, A., Sanchez, A., Villegas, J. C., Salazar, J. F., Ruiz Carrascal, D., Sitch, S., … & Dukes, J. S. (2018). The ecology of peace: preparing Colombia for new political and planetary climates. Frontiers in Ecology and the Environment, 16(9), 525-531.
[12]https://es.mongabay.com/2021/07/crece-deforestacion-colombia-2020/
[13]Spracklen, D. V., & Garcia‐Carreras, L. J. G. R. L. (2015). The impact of Amazonian deforestation on Amazon basin rainfall. Geophysical Research Letters, 42(21), 9546-9552.
[14]Costa, M. H., & Pires, G. F. (2010). Effects of Amazon and Central Brazil deforestation scenarios on the duration of the dry season in the arc of deforestation. International Journal of Climatology, 30(13), 1970-1979.
[15] https://www.science.org/doi/full/10.1126/sciadv.aay1632
[16] https://www.epa.gov/climate-indicators/climate-change-indicators-wildfires
[17]https://ec.europa.eu/research-and-innovation/en/horizon-magazine/four-times-more-toxic-how-wildfire-smoke-ages-over-time
[18] https://www.nature.com/articles/s41467-021-26822-7
[19] Li, M., Shen, F. & Sun, X. 2019‒2020 Australian bushfire air particulate pollution and impact on the South Pacific Ocean. Sci Rep 11, 12288 (2021). https://doi.org/10.1038/s41598-021-91547-y
[20]https://www.semana.com/sostenibilidad/medio-ambiente/articulo/incendios-en-el-sur-de-colombia-afectan-calidad-del-aire-en-medellin/202217/
[21]​​https://www.elespectador.com/ambiente/calidad-de-aire-de-bogota-y-otras-ciudades-empieza-a-verse-afectada-por-incendios-forestales/
[22]Mendez-Espinosa, J. F., Belalcazar, L. C., & Betancourt, R. M. (2019). Regional air quality impact of northern South America biomass burning emissions. Atmospheric Environment, 203, 131-140.

Angela María Rendón Pérez.
Angela María Rendón Pérez.

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