El recorrido se hace lento al llegar. Las aguas del río Nechí, como es frecuente por esta época del año, subieron hasta tapar el camino, pero al adentrarse entre la vegetación, cientos de plantas florecen entre las sombras que dejan los árboles cativos. Parece una fiesta adornada con flores de colores en medio del bosque.
La imagen refresca la vista. No importa que la temperatura sea cercana a los 35 grados centígrados en una orilla del río, en jurisdicción de El Bragre (Antioquia). Son las diez de la mañana y el bosque vibra. Los pájaros vuelan de un lugar a otro y las chicharras suenan fuerte, como si estuvieran a punto de explotar. A pesar del calor, una brisa fresca viene desde la espesura y se mete rápido en la nariz. Esa es la bienvenida. Al observar alrededor, de los troncos se erigen los pétalos coloridos de las bromelias y las orquídeas, que entre las sombras buscan los rayos del sol que se asoman en el lugar.
En la distancia, serpenteando lentamente en su canoa, aparece Fernando Giraldo. Con su voz fuerte saluda y comienza a contar, con orgullo, qué es lo que hace en ese rincón de 44 hectáreas escondido en la geografía del Bajo Cauca antioqueño.
Giraldo es biólogo y lidera uno de los pocos proceso exitosos de rescate y reubicación de plantas epífitas en el país. Esta iniciativa se basa en trasladar, cuidar y reubicar diferentes especies de orquídeas y bromelias que están en peligro de extinción debido a los procesos de extracción irracional de minerales y el comercio ilegal.
“Conservar estas plantas y la biodiversidad es un aspecto estratégico para la Nación. Va más allá de la conservación de una especie en particular. Son recursos genéticos estratégicos para el desarrollo del país y en esa medida todas las acciones que se tomen para preservar estos ecosistemas son muy valiosas”, dice Giraldo.
Es por eso que Mineros Aluvial SAS, en su zona de explotación de El Bagre, ejecuta el Proyecto de Rescate y Reubicación de Epífitas Vasculares. En esta iniciativa, la compañía invierte cerca de 250 millones de pesos anuales con un equipo de expertos, dirigidos por Fernando, quienes durante todo el año están trasladando especies a un vivero. Allí las acondicionan, podan, riegan y después de que las reubican les aprietan las amarras contra los árboles para que las nuevas inquilinas de ese ecosistema no se aflojen, porque pueden caer y morir.
“Estas especies vegetales están en veda y protegidas por las leyes nacionales e internacionales. De ahí que la compañía, con la modificación de su Plan de Manejo Ambiental, adquirió el compromiso de proteger este tipo de vegetación y aplicó con un protocolo único en Colombia, equipo técnico especializado y disponibilidad de recursos para el cuidado y monitoreo de este tipo de plantas”, expresa Carlos Londoño Berrío, gerente de Sostenibilidad de Mineros Aluvial SAS.
El proceso
Una vez las plantas son rescatadas de lugares de explotación minera son llevadas a un vivero cerca del catival (bosque de árboles cativos), que es un ecosistema inundable. Allí, un grupo de cuatro trabajadores, en algunas oportunidades se suman cuatro más, todos pobladores de lugares cercanos como las veredas Sabalito y El Pital, las acondicionan, hasta por tres meses, antes de ser llevadas al catival para ser reubicadas.
El equipo cuenta con capacitación técnica de rescate de epífitas, manejo fitosanitario, viveros, reubicación, mantenimiento y monitoreo para garantizar la sobrevivencia de las especies. Son expertos en manejo de estas plantas, que no son fáciles de manejar porque tienen unos requerimientos distintos. Las orquídeas y las bromelias son plantas resistentes, en la medida de que habitan nichos muy particulares y fotosintetizan por las raíces. Esto les permite habitar lugares muy difíciles de ser colonizados por otras plantas.
“El trabajo de este equipo es fundamental para la supervivencia de estas especies. Ellos son habitantes de la zona que ya se volvieron expertos en el cuidado de las epífitas. Ahora ellos son los que me enseñan a mí todos los días. Son los responsables directos del éxito de este proyecto y son la representación de la comunidad”, comenta el biólogo Giraldo.
Tras los tres meses de cuidado en el vivero, las epífitas son llevadas al catival. Este lugar, en las orillas del río Nechí es un ecosistema muy particular porque es uno los pocos cativales continentales en Colombia, que no están asociados a zonas costeras y a aguas salobres (saladas).
Hasta el tercer trimestre de 2021, el Proyecto de Rescate y Reubicación de Epífitas Vasculares de Mineros Aluvial SAS, ha recuperado 9.946 plantas. De ellas, 2.753 son bromelias y 7.193 son del género de las orquídeas. Y se espera que para finalizar el año la cifra llegue a 16.000.
Con este trabajo se preservan especies en peligro de extinción. Las epífitas están amenazadas por la extracción ilícita de minerales, que las arrasa a su paso, y por los comerciantes furtivos, ya que son bastante apetecidas y adquieren un valor considerable en el mercado de plantas ornamentales.
Tras la extensa jornada entre el catival, el equipo liderado por el biólogo Fernando Giraldo termina su labor. Una tarde cualquiera de septiembre se va entre la brisa que refresca y los últimos rayos del sol bermejo, que se reflejan en las aguas del río Nechí.
La estela que deja la lancha que lleva al biólogo lejos de su lugar de trabajo desaparece tan rápido como el atardecer en el Bajo Cauca antioqueño. Al mirar atrás, el catival, se ve solo, sereno y, sobre todo, tranquilo. Adornado con flores, como para una fiesta. Como siempre debe estar.