Como una victoria para el multilateralismo y para los esfuerzos globales para contrarrestar las tendencias destructivas que enfrentan la salud de los océanos, ahora y para las generaciones venideras, calificó António Guterres, secretario General de la ONU, la firma del Tratado Global por los Océanos, que se realizó el pasado 6 de marzo en la sede del organismo en Nueva York (Estados Unidos).
Este tratado, que comenzó a gestarse en 2004, se firma después de fuertes negociaciones que culminaron con reuniones de alto nivel en las últimas tres semanas lideradas por los delegados de la Conferencia Intergubernamental sobre Biodiversidad Marina de Áreas Fuera de la Jurisdicción Nacional (BBNJ por sus siglas en inglés).
El “Tratado de alta mar”, como también se le conoce, logrará que el 30 por ciento de los océanos del mundo sean áreas protegidas. Además, destinará recursos a la conservación marina y cubriría el acceso y el uso de los recursos genéticos marinos.
“Este logro es crucial para abordar la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación.También es vital para lograr los objetivos y metas relacionados con los océanos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y el Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal”, agregó Guterres.
Además, Guterres aseguró que la decisión de BBNJ se basa en el legado de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS), y reconoció el apoyo crítico de las organizaciones no gubernamentales, la sociedad civil, las instituciones académicas y la comunidad científica. También elogió a todas las partes por su ambición, flexibilidad y perseverancia, y saludó a la embajadora Rena Lee, de Singapur, por su liderazgo y dedicación durante todo el proceso que condujo a la firma del acuerdo.
“Damas y caballeros, el barco llegó a la orilla”, expresó la embajadora Lee al anunciar el acuerdo con una ovación prolongada de pie en la sala de reuniones.
La ONU espera que las delegaciones “sigan trabajando con todas las partes para asegurar un océano más saludable, resistente y productivo, que beneficie a las generaciones actuales y futuras”, concluyó el comunicado.
“Este es un gran éxito para el multilateralismo. Un ejemplo de la transformación que nuestro mundo necesita y las personas a las que servimos exigen”, dijo Csaba Kőrösi, presidente de la 77 Sesión de la Asamblea General de la ONU.
Colombia, a la cabeza
Colombia fue uno de los 10 nuevos países adherentes a la iniciativa de una nueva economía de los plásticos que busca disminuir la producción de ese material en un 55% para 2040 en los océanos.
Además de Colombia, en febrero pasado se sumaron al Compromiso Global por la Nueva Economía de los Plásticos Canadá, Grecia, Italia, Noruega, la República de Corea y Uganda, y los gobiernos subnacionales de la ciudad de París, de la región de Grecia central y del País Vasco
El anuncio de la adhesión se hizo en la Cumbre “Un océano” que se realizó en Brest (Francia). Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), en la actualidad el mundo desecha en los océanos cerca de 11 millones de toneladas de plástico cada año y los hallazgos científicos muestran la urgencia de actuar contra la contaminación producida por esa basura y destacan que se trata de una crisis que no se puede abordar con el simple reciclaje.
“El PNUMA alienta a los gobiernos y otras partes interesadas a comprometerse con acciones nacionales ambiciosas para crear una economía circular para el plástico”, dijo la directora ejecutiva de esa dependencia, Inger Andersen.