La deforestación no para en Colombia. Según un reciente informe presentado por el SMByC y el Ideam, el país perdió 174.103 hectáreas de bosque durante 2021. Esta cifra es alarmante si se tiene en cuenta que corresponde a unas 3,8 veces la superficie urbana de Bogotá.
Estos cálculos están basados en un esquema de procesamiento digital de imágenes de satélite que implementa una metodología estandarizada, replicable, consistente e internacionalmente verificada para la medición de la deforestación por parte de las dos entidades citadas.
Este fenómeno, según el Ministerio de Medio Ambiente, se fundamentó en la ‘praderización’ orientada a la usurpación y acaparamiento de tierras, la implementación de malas prácticas de ganadería extensiva, los cultivos de uso ilícito, la ampliación no planificada de infraestructura de transporte, la extracción ilícita de minerales, la tala ilegal y la ampliación de la frontera agrícola en áreas no permitidas.
A pesar de este panorama, el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Carlos Eduardo Correa, aseguró que se ha logrado contener el comportamiento creciente de la deforestación, demostrando que nuestra estrategia integral de protección de bosques funciona.
“Pese a que en 2021 tuvimos un aumento de 1,5 % frente a 2020, lo que hoy nos demuestran las cifras es que el Gobierno cierra su gestión quebrando la curva ascendente de la deforestación en Colombia, que había logrado su pico más reciente en el año 2017 con 219.552 hectáreas deforestadas y alcanzado una reducción acumulada de 45.449 hectáreas”, aseguró Correa.
Un fenómeno que preocupa
Desde diferentes organizaciones y personalidades se hicieron sentir las voces de protesta debido a las cifras de deforestación de 2021 y, sobre todo, los llamados de alerta para frenar este fenómeno que acaba con el pulmón verde del país.
Según Camilo Prieto, profesor de Cambio Climático y Salud Ambiental, la deforestación es el problema ambiental más grave que tiene Colombia. Además, “este fenómeno genera al menos 94,4 millones de toneladas de CO2. Es decir 4 veces de lo que generan las industrias de energía del país”.
El informe dijo que la deforestación aumentó en un 13%, con respecto de 2020, en el Parque Nacional Chiribiquete. Según el exministro de Ambiente, Manuel Rodríguez, para enfrentar este problema es necesaria “la intervención de la fuerza pública y los entes de control (Fiscalía, Procuraduría, etc). En Brasil, 2002-2010, consiguieron rebajar la deforestación con esta estrategia. La diferencia con Colombia: era una operación permanente complementada con otras estrategias”.
Los datos revelados dan cuenta, también, que en otros Parques Nacionales Naturales, la deforestación se redujo así: Tinigua (-6 %), Sierra de La Macarena (-11 %), La Paya (-17 %), Paramillo (-28 %), Cordillera de los Picachos (-30 %) y la Reserva Nacional Natural Nukak (-33 %).
Una visión optimista
Para la directora del Ideam, Yolanda González, las cifras reveladas hacen que el país aún sea considerado como un “país forestal”, pese a los indicadores en crecimiento, con respecto a 2020.
“Estos resultados permiten identificar que para el cierre del año 2021 el país cuenta con 59,5 millones de hectáreas de bosque natural, lo que lo sigue catalogando como un país forestal, donde el 52,1% de superficie continental e insular sigue siendo bosque”, dijo González.
De otro lado, el informe también reveló que el 77% de la deforestación del país se concentra en los departamentos de Meta, Caquetá, Guaviare, Putumayo, Norte de Santander y Antioquia. Sin embargo, según la publicación, Antioquia presentó una disminución del 23% de deforestación en 2021, con respecto de 2020.
¿Qué pasa con los resguardos indígenas?
Si bien los datos preliminares dados a conocer al público en el informe del SMByC y el Ideam no dan cuenta de lo que sucede en los resguardos indígenas, el estudio Seguimiento de la pérdida de bosques y cambio de cobertura en el arco de deforestación de la Amazonía Colombia (abril 2021-marzo 2022), realizado por la Fundación para Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS), sí da cuenta de este fenómeno.
Este trabajo, publicado igualmente el pasado 15 de julio, muestra que “al interior de los 55 resguardos indígenas que se encuentran dentro del área de estudio (14,7 millones de hectáreas), se deforestó 9.120 hectáreas, de las cuales, en el resguardo Llanos del Yarí – Yaguara II se concentró el 60% de esa pérdida de bosque, seguido por el resguardo indígena Nukak – Makú con 20%, respecto a los demás resguardos.
“En estos resguardos, desde el año 2018 se han acumulado 20.948 hectáreas de bosque perdido en dónde es importante mencionar que estos dos resguardos mantienen la situación de despojo de sus comunidades indígenas por parte de terceros ocupantes que, pese a contar con medidas cautelares, siguen invadiendo sus tierras y desarrollando actividades productivas al interior de estos territorios”, aseguró este el informe de la FCDS.
Además, aseguró que para el periodo abril de 2021 a marzo de 2022, se identificó que en un año se perdieron 113.572 hectáreas de bosque para el área monitoreada.
“De este total, el municipio con mayor deforestación fue La Macarena, ya que concentró el 16% de la deforestación del área con 18.578 hectáreas de bosque perdido, en especial en el Parque Natural Nacional Tinigua; le sigue el municipio de Cartagena del Chairá, con 15% de la deforestación que corresponde a 16.534 hectáreas, localizadas principalmente sobre la zona de Reserva Forestal de Ley 2 tipo A”.
El trabajo de la FCDS, dejó en claro que en estos resguardos, desde 2018, se han acumulado 20.948 hectáreas de bosque perdido. “Es importante mencionar que estos dos resguardos mantienen la situación de despojo de sus comunidades indígenas, pese a contar con medidas cautelares para la restitución de sus derechos, por parte de terceros ocupantes que, siguen invadiendo sus tierras y desarrollando actividades productivas en estos territorios”.
Además, en el caso del resguardo indígena Llanos del Yarí Yaguara II, en los últimos años se han perdido 12.557 hectáreas de bosque transicional entre las sabanas naturales del Yarí y la matriz boscosa, donde se encuentran algunos bosques endémicos de la Amazonía colombiana.