Colombia enfrenta muchos retos dentro de su política minero-energética, pues es cada vez más palpable la necesidad de hacer una transición verde y sostenible hacia una reactivación económica que no siga dependiendo de los combustibles fósiles, de hidrocarburos, y de carbón.
La crisis climática y los efectos que los gases de efecto invernadero han provocado sobre los ecosistemas hace impensable que el mundo siga avanzando por donde hasta ahora lo ha hecho, con los costos ambientales que eso implica. Estamos en un punto de no retorno para revertir los daños. ¿Será posible hacerlo sin minería?
Juan Camilo Quintero es el gerente de Asuntos Corporativos de la minera sudafricana AngloGold Ashanti, que actualmente adelanta un proceso de exploración de cobre en Jericó, Antioquia, y está pendiente del licenciamiento por parte de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA). Hablamos con él para conocer de primera mano los argumentos que tiene la compañía para defender el proyecto.
Este es el segundo informe de la serie que comenzamos hace una semana sobre el panorama minero en Colombia, dentro del objetivo central de tener todas las voces y las posiciones de los actores que están comprometidos con la defensa de la minería bien hecha, por un lado, y con los que se oponen con argumentos de sostenibilidad ambiental y social. El próximo domingo tendremos las voces de quienes también tienen argumentos válidos para oponerse al proyecto Quebradona.
¿Cómo llega AngloGold al país?
En su momento, el entonces presidente Álvaro Uribe, dentro de su política de seguridad democrática y confianza inversionista, comenzó a promocionar a Colombia en los escenarios internacionales y AngloGold comienza a hacer sus estudios sobre qué ventajas o dificultades podría tener invertir en el país. Una de las primeras consideraciones que se hizo era que había mucha incertidumbre, era un país muy inexplorado, pero con muchos obstáculos para poder explorar por razones de la inseguridad. Hay que recordar que los grandes proyectos no están precisamente en los parques de las grandes ciudades, sino en zonas alejadas, muchas de ellas consideradas zonas rojas.
Aun así, la compañía decidió hacer geología en algunas áreas, pero eso se contrató con una firma externa, pues el sólo hecho de mencionar que AngloGold iba a llegar a Colombia se hubiera dado una especulación con la tierra muy alta en esas zonas.
¿Estamos hablando de más de 10 años?
Claro, incluso cuando eso se dio yo era el Secretario de Competitividad en la administración de Aníbal Gaviria y estaba al frente de todo el tema minero. El primer proceso que hizo la compañía externa fue geofísica en varias regiones del país, usando imágenes satelitales y después desde helicópteros para establecer potenciales proyectos.
En el tema de explotación minera a gran escala se necesitan paneos muy grandes y por eso AngloGold solicitaba permisos para grandes extensiones. Algunos aseguran que se necesitan hacer 1.000 intervenciones, aunque algunos dicen que 100. La posibilidad de hallar potencial para explotación es de uno entre mil. Y la compañía lleva más de 15 años haciendo ese trabajo.
¿Cómo llega la compañía a Jericó?
Fue algo muy particular, porque se llegó a esa zona del suroeste en busca de oro y no se encontraba nada, porque las aguas de las quebradas no marcaban nada. En algún momento, uno de los geólogos que estaba haciendo trabajo de campo halló una floración muy pequeña de una especie de piritas, de metales, y sugirió que allí había algo. Se comenzó a perforar y a estudiar los materiales y puedo decir que a la fecha, AngloGold lleva 120 mil metros de perforaciones. Eso demuestra la seriedad y la rigurosidad técnica con la que hacemos nuestro trabajo y el conocimiento que tenemos sobre las aguas de Jericó. El proceso de perforación era muy intensivo, pero no había suficiente certeza sobre la riqueza del suelo y la compañía tomó la decisión de retirarse de la zona, basada en los resultados que entregaba el geólogo.
¿Y qué pasó con la minera de cobre Quebradona?
Cuando la compañía decidió retirarse, llegó otro geólogo y propuso hacer una perforación por fuera de la zona demarcada y le dijeron que estaba loco, que ni de fundas. Insistió tanto en que le dieran una oportunidad de hacerlo que aceptaron. Metió el taladro en una zona donde supuestamente no se había detectado nada y, por cosas de la vida, el taladro se desvió de la traza sugerida y se metió al target donde se había marcado que podría existir un pozo. Hizo una diagonal y atravesó el depósito de Quebradona y apareció lo que se llama un diseminado de cobre de alta calidad. Después de comprobar en laboratorios del exterior la calidad de esa traza, se comenzó a hacer exploraciones a mayor escala.
¿Es cuando se hace oficial la presencia de AngloGold en Jericó?
Después de que se confirmó que allí había una alta concentración de cobre, la compañía comenzó el proceso de exploración más amplio y por eso te digo que llegamos a 120 kilómetros de exploración. Lo que se encontró se llevó a la Bolsa y se notificó al mercado de valores que se había encontrado un depósito de 4.96 millones de toneladas de cobre de alta calidad. Fue entonces cuando se hizo oficial la operación de la compañía en Jericó.
¿Qué otros proyectos estaban adelantando para entonces?
La compañía encontró otros tres grandes depósitos en el país. Gramalote, que está en San Roque, donde trabajamos junto a una empresa canadiense, B2 Gold, que es minera de mediana capacidad. Hace poco cerramos un trato con ellos y les dijimos que igualaran el porcentaje de acciones y se quedaran con la instalación y operación de Gramalote, para que AnglodGold se concentrara en Jericó.
Gramalote es uno de los proyectos más reconocidos en términos ambientales en América Latina, porque el propio Gobierno reconoce que con estos proyectos se subió el estándar de licenciamiento en Colombia. Ese es un proyecto a 12 años, de oro, a cielo abierto. Quebradona es subterráneo y de cobre. Entre ambos, las exportaciones de Antioquia crecerán en casi el 20 por ciento.
¿De qué tamaño es Quebradona?
La compañía lleva 14 años en Jericó, con oficina abierta al público. Ha realizado más de 200 reuniones con la comunidad, más de 2.600 entrevistas cara a cara con los habitantes para explicarles el proyecto. Quebradona es 80 por ciento cobre y 20 por ciento en oro y plata. Es subterráneo. Para llegar al depósito hay que adentrarse cerca de 6 kilómetros después bajar verticalmente un kilómetro para llegar a la base. El depósito está a 400 metros de profundidad, hasta un kilómetro, porque tiene 600 metros de alto.
¿Por qué hay tanto ruido con el tema de refinación?
La compañía tomó la decisión de no refinar en Colombia por una razón: primero, porque se necesita un gran volumen de cobre que en estos momentos no lo tenemos en este depósito. Necesitaríamos por lo menos dos o tres veces el actual. Segundo, porque si el debate que se ha generado alrededor del proyecto sabiendo lo sencillo del proceso, cómo sería con una refinación, que es un proceso de otro nivel. Lo que nosotros vamos a sacar es lo que se denomina un concentrado de cobre y no refinación.
¿Qué cambia?
El proceso es muy claro y de alta mitigación. Llegamos al depósito por unos túneles y al lado tenemos una planta de tratamiento primario, dentro de la roca. Ahí se muelen las piezas que salen de la extracción, que son rocas de dos o tres metros. Entran a una máquina y se trituran. Por eso el ruido se elimina en un 90 por ciento, puesto que se disipa dentro de las rocas, a 200 metros. Después de que sale la roca molida a través de una banda, afuera, se hace una segunda para llegar a niveles granulométricos, queda como arena, y éstas se meten a un tanque con agua y con productos químicos, totalmente biodegradables.
La compañía tiene que cumplir los más altos estándares globales en torno a la sostenibilidad. AnglodGold está en el Dow Jones Sostenibility. Ocupamos el puesto 374. También estamos en los índices de Inglaterra y de 50 compañías mineras más grandes del mundo.
¿AnglodGold es una compañía pública?
Por supuesto. Los fondos de pensiones, los de capital privado, y de los fondos soberanos de países, son los principales dueños de la compañía. El Fondo Soberano de Noruega, el de Singapur, los fondos de pensionados y maestros de California, entre otros, son sus accionistas. Así que la regulación y la vigilancia sobre lo que hacemos es enorme y pública. Algunas de las más grandes compañías colombianas, cuando saben quiénes son nuestros accionistas, de inmediato reconocen la solidez, confianza y transparencia que nos rigen. Ya quisieran muchas de esas compañías tener socios de semejante altura.
¿Por qué tanta publicidad negativa sobre la transparencia de la compañía y de su pasado en otros países?
Acá han dicho de todo, hasta que vinimos a robarnos todo. Nosotros firmamos pactos internacionales sobre transparencia en la trazabilidad de la producción minera, de los que Colombia también hace parte. A través de instrumentos de Cuarta Revolución Industrial, con sensórica, estamos midiendo en la mina, en la bocamina, en la planta, en el puerto y en donde quien compra el metal. El Gobierno hace trazabilidad sobre todo ese proceso. Eso es open data. Todo es transparente y monitoreado. Algunos contradictores han dicho que nosotros vamos a refinar en alta mar para evadir esos controles. Una locura. La proyección nuestra es que podemos sacar un contenedor por hora, 28 al día.
¿Cómo se dará el transporte, pues ahí también hay muchas conjeturas y preocupaciones sobre los impactos ambientales y de infraestructura del pueblo?
Nosotros no estamos en el casco urbano de Jericó, sino a unos 45 kilómetros. Así que entramos a la zona por la parte de abajo del pueblo, donde hay muchas fincas, pero que no afectamos, pues adquirimos cuatro de ellas, ganaderas, donde no tenemos que afectar los bosques. De poco más de 600 hectáreas que miden, el 10 por ciento es bosque.
Duramos muchos tiempo estudiando cuál era el mejor camino y siempre pensando en la menor afectación posible. Descartamos, por ejemplo, entrar por Támesis, que en este momento no tiene ninguna influencia sobre el proyecto, aunque su producción de cítricos es muy alta. Así que compramos esas fincas ganaderas y así tuviéramos que hacer más túneles, podemos salir de forma directa a las vías 4G.
¿Cómo opera el tema de regalías para AngloGold?
Lo primero que es bueno decir es que los depósitos mineros son activos estratégicos del Estado y, como tal, deben cumplir una función. Este proyecto tiene una conversión importante, pues es cambiar cuatro fincas ganaderas por un proyecto que va a generar por impuesto de renta y regalías más de 6 billones de pesos en los próximos 21 años. Eso es más que una reforma tributaria. Es cambiar el 3.3 por ciento del territorio de Jericó, donde estamos, por un municipio de sexta categoría, en la que ahora está, por otro de cuarta. Va a pasar de 1.700 millones de pesos de libre destinación a entre 15 mil y 20 mil millones, dependiendo de los precios de los metales.
La derrama económica que hemos proyecto asciende por año a los 40 mil millones, pues se activan muchos otros sectores que tienen que ver con la explotación y la cadena de valor.
Hoy tenemos unos 180 empleados, de los cuales el 80 por ciento son de la zona. Durante el tiempo de construcción demandaremos 1.500 empleos directos y una cifra similar en indirectos. Y por eso queremos que la ANLA apruebe este año la licencia para poder acoger toda esa mano de obra que va a quedar cesante por la terminación de las vías 4G. Nuestra apuesta es por la convivencia productiva en toda la región, pues la minería responsable es compatible con la agricultura, con el turismo.
Insisto, ¿por qué tanta protesta?
No lo sé, porque en el propio Jericó la gente está de acuerdo con el proyecto. Muchas de las marchas que allí se han dado es con gente que llega de otros municipios cercanos, de Jardín y de Támesis. Las encuestas demuestran que la gente quiere el proyecto. Comenzamos con una favorabilidad de 31 por ciento y hoy es del 71 por ciento, con preguntas personales que están gravadas y auditadas. Y la gente lo apoya porque reconoce los beneficios del proyecto.
Llevamos 15 años haciendo estudios y puedo asegurarles que no puede ser mentira lo que han dicho cerca de 1.300 ingenieros, 28 firmas de ingeniería de nivel global, y al mismo tiempo haber hecho e inversiones hechas en Jericó por 180 millones de dólares.
Algunos sectores han propuesto una veeduría internacional para ese proyecto. ¿La compañía está dispuesta?
Claro y ojalá se haga, pero hemos hecho una petición respetuosa e inamovible: que se haga para todos los sectores que están en el suroeste. Existen estudios serios sobre los impactos que han tenido las parcelaciones, la ganadería y las siembras, que ya se comieron el 95 por ciento del bosque seco tropical. Es decir, según estudios de la corporaciones autónomas e institutos de investigación, a esa zona le quedan cuatro años de vida en relación con sus bosques. Se acaban 150 hectáreas por año. Eso sin contar la contaminación que se produce sobre las aguas por pesticidas, agroquímicos, fertilizantes y demás.
¿Y cómo es el tema de la riqueza arqueológica de la zona?
Nosotros encontramos un tema arqueológico muy importante. Ya lo declaramos ante el Instituto Colombiano de Arqueología y lo vamos a poner al servicio de la historia de la zona. Y eso no se dice, porque nadie quiere hablar de lo que pudo haber pasado con parte de esa riqueza con las parcelaciones y la construcción de vías para ingresar a ellas. A muchos les interesa que la lupa se ponga sólo sobre el proyecto, y de ahí que estemos dispuestos a una veeduría, pero en todos los lados.
¿Cómo ha sido el tema de las compensaciones que les exige la ANLA?
Como le dije, nosotros sólo utilizamos el 10 por ciento del bosque que estaba en las 600 hectáreas que compramos. La Autoridad de Licencias nos exigió compensar cerca de 1.100 hectáreas, pero por disposición de la compañía, vamos a compensar 2.550 hectáreas de bosque seco y de montaña, más del doble. Queremos recuperar la conectividad del río Cauca con la cuchilla Jardín-Támesis. Contratamos a Nicolás Hermelin, uno de los arquitectos y paisajistas más reconocidos de Colombia, y a Juan Manuel Peláez, el hijo del gran maestro de Jericó, para que diseñaran el gran parque biodinámico. Estamos montando un centro de capacitación y de conocimiento para recuperar, entre otros, la guadua y el bosque seco tropical. La inversión allí es de 10 millones de dólares.
Los Estudios de Impacto Ambiental, EIA, que ustedes han presentado también generan dudas, según los críticos…
No sólo hemos estudiado por más de 14 años la zona del proyecto, sino que tenemos los más altos estándares de calidad y rigor en lo que hacemos, porque estamos bajo los parámetros ambientales más serios del mundo. Nuestros estándares tienen que estar por encima de los fijados por los países donde operamos. En algunas de las reuniones en Jericó, incluso, varios de los expertos sobre hidrología han dicho que nuestros estudios no tienen antecedentes en la historia de Colombia.
Uno de ellos es Sebastián Torrealba, un Phd. chileno con más de 50 proyectos en el mundo, que en Jericó aseguró que había esperado toda la vida para ver un proyecto tan bien estructurado. Eso está grabado.
Luego, no es posible deslegitimar un estudio hecho durante tantos años con otros hechos en cerca de tres meses, sin ningún rigor técnico. No existe en Colombia un estudio sobre isotopía más completo que el que nosotros hicimos con las aguas en el suroeste.
¿Cómo será el manejo del paisajismo, uno de los temas calientes?
Supremamente importante. Por eso están al frente Nicolás y Juan Manuel. Desde el comienzo le dije al presidente de la compañía que hacer sólo un proyecto minero sin mejorar las condiciones de la gente y del territorio no era aceptable. Yo soy el primero en reconocer lo que el paisaje significa para la gente del suroeste. El estudio de impacto ambiental que hemos hecho permite establecer en qué momento se van las aves y cuándo regresan. Cuántos anfibios hay, cuántas especies de plantas. Ahí hay biólogos, ornitólogos… En Canadá, en 2019, durante el evento más grande de minería en el mundo, nos destacaron como uno de los 20 proyectos globales más innovadores.
¿Entonces qué falta?
La ANLA está en el proceso que rige por ley. Esto es, la revisión del cumplimiento de los requisitos. Hasta ahora, hemos acudido a dos reuniones con esa entidad. La audiencia pública donde se entrega el concepto final esta sin fecha definida. Si el concepto es favorable después se expide la licencia ambiental. Esperamos que sea lo más pronto posible.