¿Minería de oro en la vecindad del páramo de Santurbán?

Minería de oro en Páramos

 

Una de las principales razones por las que los páramos son importantes para la sociedad Colombiana es que estos ecosistemas juegan un papel excepcionalmente complejo e importante en la seguridad hídrica de muchos territorios, incluyendo áreas urbanas con grandes poblaciones. La seguridad hídrica de ciudades como Bogotá, Medellín y Bucaramanga está estrechamente relacionada con los páramos de Chingaza, Santa Inés y Santurbán, respectivamente.

 

La seguridad hídrica es la capacidad de una sociedad de acceder a agua en cantidad y calidad adecuadas, permitiendo la buena salud de los ecosistemas y evitando problemas relacionados con el agua como los impactos de la contaminación, las sequías y las inundaciones.

 

¿La minería de oro pone en riesgo la seguridad hídrica?

Según el periódico El Tiempo, en una entrevista en La W radio, el ministro de Minas y Energía, Diego Mesa, aseveró que «no habrá ninguna afectación a las fuentes de agua” debido al nuevo proyecto de minería de oro en la vecindad del páramo de Santurbán. Haría falta aclarar mejor lo que quiso decir el ministro, por ejemplo a qué se refiere por “fuentes de agua”. En todo caso es importante aclarar que el riesgo para la seguridad hídrica de la región debido a la minería no es insignificante.

Impacto ambiental de la minería de oro

Es posible que la minería tenga impactos directos leves sobre algunos puntos específicos del territorio, por ejemplo en partes altas de las montañas más arriba de donde se desarrolle el proyecto minero. Lo que es imposible de garantizar es que la minería de oro en la vecindad del páramo de Santurbán no afectará de ninguna manera la seguridad hídrica de la región. El riesgo para la seguridad hídrica no es ni nulo ni se puede reducir a los impactos directos de la minería dentro de los límites del páramo. Es imposible extraer el oro de la tierra sin intervenir el territorio de maneras que afectan los caminos naturales por los que fluye el agua en la región.

 

Que haya cauces naturales superficiales que comiencen a tener agua visible en el páramo no significa que el agua “nazca” o se “produzca” en el páramo. En el ciclo hidrológico (ciclo del agua) el agua circula continuamente por los territorios dando lugar a flujos que no solo son superficiales sino también atmosféricos y subterráneos, e incluso atraviesan el interior de plantas y animales.

 

Si debido a la minería en Colombia o cualquier otra actividad humana se modifican las características del suelo y la vegetación que lo cubre entonces se producen cambios en la forma como el agua fluye por los territorios. En los páramos, dichas características favorecen el paso del agua de la atmósfera hacia el suelo vía distintas formas de precipitación como la lluvia y la niebla que se condensa en las hojas de las plantas. Estas características también favorecen que el agua sea almacenada y fluya lentamente por la tierra, lo cual es crucial para mantener el caudal de los ríos durante las temporadas de lluvias escasas. Los bosques andinos y otros ecosistemas naturales que son vecinos habituales de los páramos también juegan papeles críticos en estos procesos de regulación hidrológica.

 

Una de las principales razones por la que los páramos y sus ecosistemas vecinos de alta montaña son importantes para la seguridad hídrica es por su papel en la regulación hidrológica de las cuencas y ríos que fluyen hacia abajo por esas mismas montañas. No es que estos ecosistemas de alta montaña “produzcan” el agua de los ríos sino que primero reciben el agua de la atmósfera y después la almacenan y liberan mediante mecanismos físicos y biológicos complejos que a la postre dan lugar al caudal de los ríos. Arriesgar los ecosistemas es también arriesgar estos mecanismos complejos irremplazables y su papel en la seguridad hídrica.

 

La regulación hidrológica se manifiesta en la capacidad de una cuenca hidrográfica de reducir la severidad de los caudales extremos: crecientes y caudales mínimos. Una consecuencia de la pérdida de regulación es que estos caudales extremos se vuelvan más extremos, es decir que haya más agua durante las crecientes en las temporadas de lluvia y menos agua en los caudales bajos durante las temporadas secas. La exacerbación de los eventos meteorológicos e hidrológicos extremos es uno de los impactos previstos del cambio climático que podría agravarse significativamente con la pérdida de regulación en las cuencas.

 

Los caminos del agua por la atmósfera y la tierra conectan el páramo con sus alrededores. Antes de llegar al páramo por la atmósfera el agua pasa sobre los territorios vecinos. Si hay emisiones desde estos territorios que contaminen el aire y el agua atmosférica, entonces la precipitación que llega al páramo puede estar también contaminada. Efectos conocidos de la minería de oro incluyen emisiones atmosféricas que pueden contaminar el aire y la lluvia en regiones vecinas a las minas. Aunque en Santurbán la mina llegue a estar aguas abajo del páramo (o sea más abajo en la montaña), el páramo seguirá estando viento abajo de la mina cuando el aire ascienda por las montañas. Cuando los vientos anabáticos suban por las laderas de las montañas podrían primero pasar sobre la mina y después llegar al páramo llevando consigo todo lo que el viento puede transportar.

 

Las conexiones en la naturaleza también pueden ser subterráneas. Los flujos subterráneos de agua están estrechamente relacionados con los flujos superficiales pero no coinciden con ellos ni en localización ni en dirección. Los ríos y las cuencas hidrográficas no son como el reflejo en un espejo de los flujos subterráneos y acuíferos. Por definición, la minería implica remover capas de suelo y perforar la tierra interceptando caminos subterráneos del agua.

 

En síntesis, la minería de oro en la vecindad del páramo de Santurbán conlleva un riesgo para la seguridad hídrica de la región que no es ni nulo ni insignificante. Considerar las formas complejas como fluye el agua por el territorio incluyendo no sólo los ríos y cuerpos de agua superficiales sino también los caminos atmosféricos y subterráneos del agua es crucial para comprender este riesgo. Los humanos sabemos que estos caminos existen pero tenemos una capacidad limitada de caracterizarlos; con la ciencia y la tecnología actuales no es posible mapear completamente los caminos del agua por la tierra y la atmósfera. Por lo tanto, es imposible garantizar que una modificación del territorio como una mina de oro no interceptará de ninguna manera los caminos del agua.

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Foto: Pablo Velásquez

¿Todo se resuelve delimitando el páramo?

Tanto para estudiar como para decidir acerca de diversos ecosistemas y otros sistemas ambientales tiene sentido delimitarlos. Por ejemplo, el Instituto Humboldt ha estudiado con profundidad la delimitación de páramos en Colombia. Otro ejemplo muy común es la delimitación de cuencas hidrográficas que se usa para muchos fines, incluyendo la elaboración de los llamados planes de ordenamiento y manejo de cuencas.

 

En el caso de los páramos los límites dependen principalmente de las características ecosistémicas del territorio, mientras que en las cuencas hidrográficas la frontera, que se conoce como divisoria de aguas, depende de la topografía. También existen cuencas hidrogeológicas cuyos límites dependen de las características geológicas del territorio que condicionan los flujos subterráneos de agua. Más recientemente también se ha desarrollado el concepto de cuencas de precipitación o cuencas atmosféricas cuyos límites dependen del movimiento del agua por la atmósfera. Los límites de ecosistemas, cuencas hidrográficas (superficiales), cuencas hidrogeológicas (subterráneas) y cuencas atmosféricas no coinciden.

 

Hasta ahora siempre he hablado de minería en la vecindad del páramo porque el problema no se puede reducir a si la minería proyectada se ubica dentro o fuera de los límites del páramo de Santurbán. La razón fundamental es que el páramo no es un sistema ambiental aislado. La mina proyectada tampoco lo sería.

 

Formalmente, que un sistema ambiental sea aislado implica que sus fronteras no permiten el paso de ningún flujo de materia o energía. Ni los límites de los páramos, ni los linderos de un proyecto minero, ni las fronteras de las cuencas superficiales, subterráneas o atmosféricas cumplen esta condición. Páramo, mina y cuencas son sistemas ambientales abiertos entre los cuales, por definición, puede haber flujos de materia y energía. Dichos flujos incluyen el agua y el aire, y pueden incluir cualquier contaminante originado por las actividades mineras. Los contaminantes que lleguen a la tierra pueden contaminar el agua superficial o subterránea, los que lleguen al aire pueden contaminar el agua atmosférica y la lluvia. Es imposible garantizar que las emisiones o vertimientos de contaminantes en una mina de oro, incluyendo eventos accidentales, sean iguales a cero.

 

Con base en la delimitación del páramo sería posible decir que la mina proyectada está por fuera de este ecosistema. Sin embargo, la mina necesariamente estaría ubicada en alguna cuenca hidrográfica, sobre alguna cuenca hidrogeológica y bajo alguna cuenca atmosférica; es decir, en los territorios vecinos al páramo por donde fluyen el agua superficial, atmosférica y subterránea. Aún si el proyecto minero se ubica por fuera de los límites del páramo, la mina estaría intrínsecamente conectada con este ecosistema y sus alrededores a través de la tierra y la atmósfera. Estas conexiones complejas son esenciales para comprender y evaluar los riesgos asociados con la minería.

 

En síntesis, el papel del páramo de Santurbán en la seguridad hídrica de la región se extiende más allá de sus límites ecosistémicos a través de las interacciones del páramo con sus alrededores vía la tierra y la atmósfera, y en conexión con las cuencas superficiales, subterráneas y atmosféricas. Comprender estas conexiones e interacciones es esencial para evaluar los riesgos para la seguridad hídrica de la región debidos a la minería de oro proyectada en la vecindad del páramo de Santurbán. No todo se resuelve delimitando el páramo.

¿Correr el riesgo?

Cualquier actividad humana que implique modificar un territorio tiene impactos potenciales sobre la seguridad hídrica. La idea de esta discusión no es que haya que evitar cualquier modificación del territorio ni cualquier proyecto minero. Hay minería sin la cual la sociedad actual no sería viable, incluyendo actividades humanas como la construcción y el uso de las tecnologías de la información y la comunicación. No está en duda la necesidad de desarrollar proyectos mineros en algunas regiones; la pregunta es si desarrollar un proyecto de minería de oro en la vecindad del páramo de Santurbán tiene sentido para la sociedad Colombiana.

 

La razón para extraer el oro es clara desde el punto de vista económico: tiene un elevado valor en dinero que incluso ha crecido durante la pandemia actual. Desde el punto de vista ambiental las razones son mucho menos claras. La mayoría del oro que se extrae de la tierra en las minas termina convertido en lingotes (algo así como “ladrillos de oro”) cuyo destino es permanecer indefinidamente almacenados en bóvedas inexpugnables. ¿Por qué arriesgar la salud, del ambiente y las personas, y la seguridad hídrica de una región con este fin?. Muchas cosas podrían cambiar si la sociedad simplemente decidiera que es mejor dejar el oro guardado en la tierra que guardarlo en bóvedas. Con esta “simple decisión” la pregunta que propone el título de este artículo quedaría resuelta.

 

La dificultad para comprender las razones que justificarían correr el riesgo se acentúa al considerar adónde irían la mayoría de las ganancias de la minería y quiénes asumirían la mayoría del riesgo. En su libro Colapso, Jared Diamond discute cómo las malas decisiones sobre el ambiente pueden causar el colapso de las sociedades, y propone que una de las principales razones por las que una sociedad decide arriesgar el ambiente del que depende para sobrevivir es que hay un conflicto de intereses entre las ganancias que pueden obtener algunos sectores de la sociedad en el corto plazo, y los perjuicios que puede llegar a sufrir la sociedad en general en el largo plazo. La mayoría de las ganancias de una mina de oro en la vecindad del páramo de Santurbán no serían para las personas y sectores de la sociedad que asumirían el mayor riesgo por pérdida de seguridad hídrica.

 

Las razones para proteger la seguridad hídrica también son económicas. La inseguridad hídrica puede ser muy costosa para la sociedad. Por ejemplo, en Colombia el “apagón” debido a la inseguridad hídrica (escasez de agua) causada por El Niño en 1992 generó pérdidas económicas enormes. Asimismo, la inseguridad hídrica (exceso de agua) debida a las inundaciones causadas por La Niña entre 2010 y 2011 resultó en pérdidas económicas estimadas en más de 11 billones de pesos, es decir un valor comparable con lo que el gobierno espera recaudar con la reforma tributaria de 2019. Con un solo evento de inseguridad hídrica se puede perder lo recaudado con una reforma tributaria. La crisis del agua por la que ha pasado recientemente Ciudad del Cabo (Sudáfrica) ilustra cómo la inseguridad hídrica puede llevar a una ciudad moderna al borde del colapso. Imagino que para la sociedad Santandereana, recuperar su seguridad hídrica si llegara a perderse valdría “todo el oro del mundo”.

 

Mientras el valor económico del oro siga siendo elevado habrá quienes encuentren motivaciones para extraerlo de la tierra, y quizás haya regiones en donde los impactos de la minería de oro pueden ser tolerables para la sociedad con el fin de obtener recursos económicos que, sin duda, son importantes. Un argumento habitual de quienes promueven el desarrollo de la minería es que esta actividad genera recursos económicos que se pueden invertir en cosas tan importantes como la salud y la educación. Sin embargo, esta no es una razón para arriesgar cualquier cosa. Si perder la seguridad hídrica para miles de personas que viven en la vecindad del páramo de Santurbán no es tolerable para la sociedad Colombiana, entonces tampoco debería serlo el riesgo de explotar una mina de oro en la vecindad del páramo. Nadie puede garantizar que ese riesgo es nulo o insignificante.

 

Agradecimientos

Con financiación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Colombia (MINCIENCIAS), un equipo de investigadores de la Universidad de Antioquia, la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín, y la Universidad CES, estamos iniciando un programa de investigación en el que investigaremos la seguridad hídrica y la sostenibilidad de los diversos sistemas ecológicos y sociales en Colombia. El programa se llama “SOSTENIBILIDAD DE SISTEMAS ECOLÓGICOS Y SOCIALES EN LA CUENCA MAGDALENA-CAUCA BAJO ESCENARIOS DE CAMBIO CLIMÁTICO Y PÉRDIDA DE BOSQUES” (Código: 1115-852-70719) y está financiado con fondos del «PATRIMONIO AUTÓNOMO FONDO NACIONAL DE FINANCIAMIENTO PARA LA CIENCIA, LA TECNOLOGÍA Y LA INNOVACIÓN FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS». JFS agradece a este programa por la financiación para investigar sobre estos asuntos, y a Territorios Sostenibles por la oportunidad de contar esta historia.

 

Referencia

https://www.eltiempo.com/vida/medio-ambiente/que-pasa-con-el-paramo-de-santurban-5-datos-claves-sobre-lo-que-ocurre-con-el-paramo-de-santurban-526676

 

Juan Fernando Salazar.
Juan Fernando Salazar.

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