El Congreso Mundial de ICLEI 2024, realizado en Sao Paulo (Brasil), entre el 18 y el 21 de junio pasados, convocó a cerca de 1.500 líderes urbanos globales que abordaron diferentes aspectos críticos sobre el clima local y la acción de resiliencia, la gobernanza multinivel y el papel único de la región de la Amazonía en la sostenibilidad global.
En entrevista con Territorios Sostenibles, Rodrigo de Oliveira Perpétuo, director Regional de la Secretaría de ICLEI para América del Sur, aseguró que fue certamen muy importante para dar a conocer cuál es la realidad sudamericana ya que la gente siente con más dureza, con un componente dramático, incluso, las consecuencias del cambio climático en sus ciudades. “En especial lo siente la gente de Sudamérica, que es el continente hoy por hoy más urbanizado de todo el mundo”.
Para Perpétuo, las dinámicas de integración regional son muy importantes para desarrollar los esquemas de asociación que van a plantear soluciones. Sin embargo, aseguró, que sin no hay una vinculación de los niveles nacionales, estas alternativas pierden la fuerza necesaria para lograr soluciones que impacten a la gente.
Tras finalizar el Congreso Mundial de ICLEI 2024, ¿cuáles son los avances fundamentales y los retos que se evidencian para las ciudades de Suramérica en el contexto de la crisis ambiental global actual?
Este evento fue muy especial al ser el segundo Congreso Mundial de ICLEI que se realiza en Latinoamérica, ya que el primero se hizo, en 2012, en Belo Horizonte y ahora, en junio pasado se efectuó en Sao Paulo. Se realizó en un momento muy especial para el continente y, por supuesto, para Suramérica por el rol que tiene ICLEI de representar los gobiernos locales en los tres acuerdos marco de certificación. También fue importante para esta presidencia de ICLEI en Brasil, en el ámbito del G20. Esto va en una dinámica de participación clara enfocando temas relacionados al cambio climático, al desarrollo urbano sostenible y también va en la dirección de la realización de la COP 16 sobre biodiversidad en Colombia, que se hará en octubre en Cali. También estaremos con la Cumbre de Gobiernos Subnacionales enfocada en ciudades y en 2025 con la COP 30 del clima en Brasil, que se va a efectuar por primera vez en una ciudad de la Amazonía: Belém Do Pará.
Además, fue un certamen muy importante para dar a conocer cuál es la realidad sudamericana. En este contexto, el Congreso Mundial de ICLEI resaltó cuatro temas fundamentales. El tema principal fue la implementación local de la acción climática. Eso tiene que ver con todos los esquemas de financiamiento de políticas que se relacionan con la mitigación. O sea, de la reducción de Gases de Efecto Invernadero y de la adaptación en las ciudades.
Este dinero, por supuesto, no está llegando con la velocidad que debería llegar al nivel local de implementación. Este fue un gran paraguas debajo del que se trató el tema de la adaptación a la crisis climática.
La gente siente con más dureza, en cierta medida, con un componente dramático, incluso, estas consecuencias del cambio climático en sus ciudades. En especial lo siente la gente de Sudamérica, que es el continente hoy por hoy más urbanizado de todo el mundo. Por eso el tema de la adaptación va ganando fuerza en las COP del clima y va claro favoreciendo que se abran más espacios para debatir las cuestiones de las ciudades en estas COP.
El tercer ítem de trabajo que salió del Congreso Mundial es la vinculación de los dos temas, o sea la biodiversidad y el cambio climático, que se debaten y se discuten en individualidades, en acuerdo globales, que tiene su propia identidad, pero cada vez más tienen que ser vinculantes.
La materialización de esta vinculación es otro punto que salió del Congreso y ella se debe realizar en el territorio urbano. Entonces, son políticas urbanas que tengan criterios de biodiversidad por una parte y por otra parte criterios climáticos. Esa tiene que ser la nueva dinámica, el nuevo paradigma de desarrollo urbano sostenible.
Un último punto que enfocamos en este congreso, que me parece importante destacar que justamente la perspectiva de las ciudades de la Amazonía, con sus ocho países, pero con que son ciudades que en cada uno de sus países tiene índices de desarrollo muy abajo del promedio.
¿Cuál es el papel de las ciudades frente a la adaptación y mitigación del cambio climático y cómo fortalecer ese papel desde la asociatividad de los diferentes actores y sectores de la sociedad?
Si miramos el eje de mitigación nos damos cuenta de que las ciudades tienen un rol muy importante y que no siempre está bien reconocido o adecuadamente reconocido. En las ciudades es donde están las políticas de transporte y movilidad, las de recolección de la basura y de manejo de los residuos. Es en las ciudades donde se hace la gestión de aguas y saneamiento; y donde se autorizan, o no, las edificaciones. Por lo tanto también la producción económica y la regulación de uso del suelo.
Las ciudades tienen por supuesto una posibilidad de contribución muy fuerte en todo aquello que se refiere a reducción de emisiones de los gases del efecto invernadero. Por otra parte, si miramos el componente de adaptación y si reconocemos que nuestras ciudades están concentrando la más gran parte de la población hay una tarea a realizar que está vinculada dos grandes ejes de desarrollo urbano sostenible. El primero es la forma de habitar las ciudades. No vamos a tener la posibilidad de generar políticas eficaces de adaptación de residencia en nuestras ciudades si no reconocemos que se debe hacer una inversión en el tema de cómo se habitan esos territorios.
Particularmente en Suramérica, la gente muchas veces está viviendo en áreas informales o en asentamientos irregulares, en Brasil lo llamamos favelas. Entonces aquí hay que tener una atención especial sea para formalizar estas áreas y por lo tanto generar infraestructura que genere protección y resiliencia a esta gente o reasentar de la manera correcta para proteger a estas personas en estas áreas de riesgo. Otro componente fundamental es el agua. Se están presentando inundaciones por las lluvias intensas y esto merece una atención en términos de inversión de infraestructuras de macro drenaje. Esto va asociado también a otras gestiones vinculadas a la biodiversidad local para que podamos tener ciudades más adecuadas en términos de la gestión y el manejo de sus recursos hídricos, y de este tipo de situaciones que van a ocurrir cada vez más.
En lo que se refiere al asociativismo, no puedo dejar de mencionar que ICLEI es, en sí mismo, una asociación global de gobiernos locales y ciudades, entonces este rol de la asociativismo y de los esquemas de asociativismo, como el caso de áreas metropolitanas o provincias en Colombia, como el caso de los consorcios municipales, por ejemplo, en Brasil, son muy importantes para que muchas de esas ciudades que tengan menos condición capacidad técnica o menos acceso a recursos financieros puedan juntas acceder a la capacidad técnica y a la posibilidad de desarrollar proyectos de alta elevada cualidad y su respectivo financiamiento.
¿Cuáles estrategias podrían llevarse a cabo, por ejemplo, en los países de Suramérica para enfrentar estos problemas ambientales y qué rutas de asociatividad se deben seguir?
Los fenómenos ambientales no respetan las fronteras que son socialmente construidas como límites entre países y entre ciudades. Tomo el ejemplo de las quemas de bosques en la Amazonía y su afectación en las ciudades de la región. Hemos trabajado con otros socios, con otros aliados y generamos un Foro de Ciudades Pan-Amazónicas (FCPA) para que puedan intercambiar experiencias, reconocer sus problemas comunes y tomar medidas en sus territorios. Estas decisiones, en conjunto, van a sumarse a las soluciones que tienen que estar muy vinculadas a sus estrategias nacionales. Esta dinámica de integración multinivel es muy importante para que estos esquemas asociativos lo hagan en sus postulaciones. Ya existe una articulación con la Organización del Tratado de Cooperación de los Países Amazónicos para que ahí se reconozca el foro y para que estas políticas tengan la importancia requerida y para que este tipo de problemas sean enfrentados.
Las dinámicas de integración regional son muy importantes para abrigar este tipo de asociativismo y de esquemas de asociación que van a plantear soluciones interesantes, pero que sin contar con vinculación de los niveles nacionales pierden fuerza.
Otro ejemplo de esquemas asociativos y de asociación que trascienden fronteras, y del que ICLEI comparte la coordinación, es ‘Desarrollando ciudades resilientes’, que está liderada por la Agencia de las Naciones Unidas para la Reducción de Riesgos de Desastres. Esta es una campaña que ya reúne más de 400 ciudades en nuestra región justamente dotando de capacidades para que puedan tener sus propias políticas de resiliencia. Se articula y se vincula también con los ministerios o las instancias nacionales que trabajan con la cuestión de reducción de riesgos.
La tercera experiencia exitosa es el Pacto Global de los Alcaldes por el Clima y la Energía, que es una coalición supranacional que reúne a los alcaldes de todo el mundo para que puedan instrumentalizar acerca de su propia acción climática local por medio de un compromiso que se firma públicamente y que los pone en una plataforma colectiva de acción colectiva por la acción clima.
¿Cómo le puede ayudar ICLEI a una ciudad a mejorar su resiliencia frente al cambio climático?
Nuestra tarea es justamente conciliar nuestro rol de representar al colectivo global de gobiernos locales de ciudades ante estos acuerdos con la posibilidad de ofrecer el conocimiento para que gobiernos municipales, departamentales y globales puedan avanzar con su acción climática local.
En términos de resiliencia, ICLEI apoya a ciudades y gobiernos locales para que puedan tener sus análisis de riesgo y vulnerabilidad para determinados territorios.
La vulnerabilidad solamente existe donde hay gente y el riesgo está donde los eventos extremos coinciden justamente con la presencia de la población. Este es un mapa, un diagnóstico que va a informar a los gobiernos para la toma de decisión de la inversión en términos de lo urbano. Para las ciudades que estén más adelante y ya cuenten con ese primer instrumento hay un Plan de Reducción de Riesgo, que va a apoyar la capacidad local de respuesta.
Los desastres llegan con una proporción que nos desafía en cada momento, por ejemplo, como vimos en el estado de Río Grande do Sul, con cerca de 420 ciudades afectadas por una inundación. Este plan ayuda a dar una respuesta mejor. Hay también posibilidades de contar con asesores para mejorar la resiliencia, por ejemplo, el trabajo en escuelas y hoy en programas de formación de Embajadores de la Justicia Climática para niños y niñas de 7 a 12 años de edad, para que ellos sean también agentes de transformación en sus comunidades en sus propias familias y comprendan estos fenómenos inciden en su propia vida.
El otro componente que también contribuye en la resiliencia es la gestión de sistemas alimentarios. Si hay una producción bien consolidada va a frenar esta expansión en función del buen uso de este territorio para la producción agrícola y claro, para la salud de las personas.
Ustedes tienen oficina en Medellín, ¿cómo ha sido la experiencia de ICLEI en Colombia?
La oficina de ICLEI en Colombia cumplió su tercer año de funcionamiento formal con su propia personería jurídica, pero lleva seis años. Sus tres primeros años funcionó en una alianza que hicimos con la Área Metropolitana del Valle de Aburrá (AMVA) en las instalaciones de esa autoridad ambiental y nos permitió buscar los primeros proyectos de cooperación que se implementaron en Colombia: un proyecto de logística urbana de baja visión de carbono, que financió el Gobierno alemán y que se implementó en Medellín y en la área metropolitana de Bogotá. Esto nos permitió experimentar, no solamente herramientas de medición de las emisiones del sector de logística urbana y también soluciones posibles para mitigar este tipo de emisiones. Además, trabajamos en el primer plan de biodiversidad local de Colombia en el área metropolitana de Bucaramanga teniendo como referencia el Índice de Singapur, para monitorear la acción de biodiversidad local.
También tenemos otros proyectos que van combinando la acción climática y la acción de biodiversidad, no solamente de una manera muy transversal en todo el territorio colombiano, como en Cartagena, Manizales y otras ciudades más pequeñas.
¿Las ciudades pequeñas o municipios de pocos habitantes se pueden asociar a ICLEI?
En Colombia tenemos 25 ciudades asociadas, lo que es un número que corresponde a una asociación en crecimiento que tiene ahí tres años de formalidad. Hay un potencial para crecer, trabajamos de manos de otras asociaciones, como Asocapitales. Claro, las pequeñas son muy bienvenidas. Hay entidades hermanas de ICLEI como C40 que trabajan solamente con las grandes metrópolis del mundo. Este no es nuestro caso ya que lo hacemos con las grandes, por supuesto, pero también con las pequeñas.
Un ejemplo en Colombia es la ciudad de Tópaga (Boyacá), que tiene 3.700 habitantes y se vinculó. Formó parte de un proyecto que financió la Unión Europea llamado Urban LEDS II, para desarrollar su estrategia climática. Tópaga lo hizo muy bien. Allí había una dinámica particular y era que la gente cocinaba con leña. Los habitantes generaban emisiones. Un resultado importante fue promover una reflexión y frenar un poco esta cultura. Se logró reemplazar esta práctica con tecnología. Entonces es posible hacer un trabajo que tenga un impacto local claro y muy particular, pero muy importante que conecte este tipo de una solución de algo más pequeño en una red de alcance global para que esta ciudad pueda ampliar sus capacidades y para que la gente pueda tener acceso a conocimientos y a tecnologías innovadoras.