La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó no vender animales mamíferos silvestres en plazas de mercado. Esta recomendación la hizo junto con la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) con el fin de evitar riesgos para la salud pública.
Esta recomendación de emergencia se da en medio de la pandemia del COVID-19 y las medidas y alcances de esta declaratoria se publican en una guía provisional del organismo y, aseguró, además, que estos animales son una fuente de enfermedades infecciosas emergentes como el coronavirus.
“Los animales, en particular los animales salvajes, son la fuente de más del 70 % de todas las enfermedades infecciosas emergentes en los seres humanos, muchas de las cuales son causadas por virus nuevos. Los mamíferos salvajes presentan un riesgo de aparición de nuevas enfermedades. Llegan a los mercados sin ninguna forma de comprobar si son portadores de virus peligrosos”, expresó la OMS.
Para la agencia, hay un riesgo de transmisión directa de enfermedades infecciosas emergentes a los humanos que entran en contacto con los fluidos corporales de un ejemplar infectado. Además, sostuvo que hay un riesgo adicional de contraer enfermedades en lugares donde se comercializan los animales como en las plazas de mercado o de alimentos.
En la guía, las agencias sostienen que es preciso “suspender el comercio de animales silvestres de especies de mamíferos capturados vivos con fines alimentarios o de reproducción y cerrar secciones de los mercados de alimentos que venden animales silvestres de especies de mamíferos vivos capturados como medida de emergencia, a menos que existan reglamentaciones demostrables eficaces y una evaluación de riesgos adecuada”.
Además, aseguran que pueden surgir problemas importantes cuando estos mercados permiten la venta y el sacrificio de animales vivos, especialmente animales salvajes, que no pueden evaluarse adecuadamente en cuanto a riesgos potenciales, en un ámbito abierto al público.
“Cuando los animales silvestres se mantienen en jaulas o corrales, se sacrifican y se preparan en áreas de mercado abierto, estas áreas se contaminan con fluidos corporales, heces y otros desechos, lo que aumenta el riesgo de transmisión de patógenos a los trabajadores y clientes y puede resultar en la propagación de patógenos a otros animales en el mercado. Dichos entornos brindan la oportunidad para que los virus animales, incluidos los coronavirus, se amplifiquen y se transmitan a nuevos huéspedes, incluidos los humanos”, aseguró la OMS en la guía.
Los puntos de la guía
La OMS, la OIE y el PNUMA solicitan a las autoridades nacionales competentes que tomen las siguientes acciones:
- Suspender el comercio de animales silvestres de especies de mamíferos capturados vivos con fines alimentarios o de reproducción y cerrar secciones de los mercados de alimentos que venden animales silvestres de especies de mamíferos vivos capturados como medida de emergencia, a menos que existan reglamentaciones demostrables eficaces y una evaluación de riesgos adecuada.
- Fortalecer la base reguladora para mejorar los estándares de higiene y saneamiento en los mercados tradicionales de alimentos para reducir el riesgo de transmisión de enfermedades zoonóticas. Durante la pandemia actual, se deben introducir en los entornos del mercado medidas adicionales para el control de multitudes y el distanciamiento físico, estaciones de lavado y desinfección de manos, así como educación sobre higiene respiratoria para limitar la posibilidad de transmisión de enfermedades de persona a persona.
- Llevar a cabo evaluaciones de riesgo para proporcionar la base de evidencia para desarrollar regulaciones para controlar los riesgos de transmisión de microorganismos zoonóticos de animales silvestres de granja y animales capturados que están destinados a ser comercializados para consumo humano. Las regulaciones deben incluir la rastreabilidad de los animales salvajes armados para asegurar que se distingan de los animales silvestres capturados y deben incluir estrictas medidas de bioseguridad.
- Asegurarse de que los inspectores de alimentos estén debidamente capacitados para garantizar que las empresas cumplan con las regulaciones para proteger la salud de los consumidores y sean responsables. Además, las autoridades competentes responsables de la gestión de los mercados de alimentos tradicionales deben contar con los recursos adecuados, de modo que las reglamentaciones se centren en la producción animal, el procesamiento y la comercialización se apliquen de manera constante.
- Fortalecer los sistemas de vigilancia de la salud animal para patógenos zoonóticos para incluir tanto animales domésticos como salvajes. Esto proporcionará una alerta temprana sobre la aparición de patógenos y proporcionará la base de pruebas para el desarrollo de controles para prevenir riesgos para la salud humana, en asociación con los sistemas de vigilancia de la salud pública.
- Desarrollar e implementar campañas de información sobre seguridad alimentaria para comerciantes, comerciantes, consumidores y el público en general. Estas campañas deben comunicar los principios de seguridad alimentaria y los riesgos de transmisión de patógenos zoonóticos en la interfaz humano-animal y los riesgos asociados con el consumo y comercio de vida silvestre. Las campañas también deben difundir información a todas las partes interesadas sobre la importancia de la biodiversidad y la necesidad de que cualquier uso de la vida silvestre sea legal, sostenible, seguro y responsable.
¿Qué pasa en Colombia?
Colombia es el primer país de la región en prohibir la experimentación, importación, exportación, fabricación y comercialización de productos cosméticos, sus ingredientes o combinaciones de ellos, que sean objeto de pruebas en animales.
Tras la sanción de la Ley 2047 de 2020, por parte del presidente de la Republica, Iván Duque Márquez, el país dio un paso adelante en la protección de los animales e impulsó a que las compañías busquen nuevas formas y metodologías para el testeo de los productos cosméticos antes de producirlos y comercializarlos.
En la nueva Ley, que entrará en vigencia dentro de cuatro años, se definió, además, que un producto cosmético es “toda sustancia o formulación destinada a ser puesta en contacto con las partes superficiales del cuerpo humano (epidermis, sistema piloso y capilar, uñas, labios y órganos genitales externos); o con los dientes y las mucosas bucales, con el fin exclusivo o principal de limpiarlos, perfumarlos, modificar o mejorar su aspecto, protegerlos, mantenerlos en buen estado o corregir olores corporales”.
Para Juliana Barbieri, directora de la Red de Ayuda a los Animales (Raya), aunque falta regular muchos aspectos de la industria biomédica, este es un gran paso no solo en términos legislativos, sino para generar una oposición en la sociedad a este tipo de prácticas.
“Muchas veces la gente no alcanza a entender estos experimentos que hace la industria cosmética y cree que a los animales los bañan con el champú y ya. Pero estas prácticas son muy crueles. Hace falta un compromiso también de las grandes compañías que están obligadas por China y exportan a ese país, en donde es una condición que se prueben esos productos en animales, para que desistan de estas prácticas. Este es un gran paso, pero hay que seguir fortaleciendo los controles con las empresas”, aseguró Barbieri.
Las multas
La norma contempla multas por incumplimiento que van desde los 133 a 50.000 salarios mínimos legales vigentes; que a pesos de hoy son entre 130 millones de pesos y 49.000 millones.
Con Colombia, son 40 los países del mundo que prohibieron las pruebas con animales en la industria cosmética. Entre ellos están el Reino Unido, Nueva Zelanda, India, Israel y los 27 países de la Unión Europea, entre otros.
Uno de los puntos más importantes de esta prohibición es que, si bien Colombia no tiene una industria cosmética muy grande, si se impide que se asienten en el país compañías multinacionales de este tipo. Esta práctica se viene haciendo común en las últimas décadas por parte de empresas de países industrializados que en esos territorios tienen prohibidas la comercialización y las pruebas; y por eso eligen lugares del tercer mundo, donde no hay legislación, para instalar sus factorías.
Además, porque hay varias empresas multinacionales que tienen a Colombia como base y plataforma para surtir países de la región de estos productos. Con la entrada en vigencia de la Ley 2047 de 2020 se terminará con esta práctica.
“Colombia avanzó como país hacia un desarrollo comunitario libre de explotación animal. Esta decisión se tomó en uno de los momentos más cruciales para la humanidad y en los que el planeta nos está dando una oportunidad para cambiar y para respetar cualquier clase de vida. Ya es hora de descartar cualquier producto fabricado a costa del sufrimiento de los animales, de avanzar en los protocolos y las formas como investigamos y de estar a la par con los líderes mundiales en innovación científica, para quienes estas prácticas son consideradas como crueles y ya están mandadas a recoger”, dijo el senador Richard Aguilar, coautor del proyecto de ley en el Congreso de la República.
Bogotá, a la delantera
El Concejo de Bogotá aprobó por unanimidad, en abril pasado, el Proyecto de Acuerdo 318 de la concejala Andrea Padilla y el Proyecto de Acuerdo 319 del concejal Celio Nieves Herrera, acumulados por unidad de materia, que buscan que en la capital no se puedan mantener, comercializar ni dar en adopción animales vivos en ninguna de las plazas de mercado del Distrito.
Estos proyectos, además, establecen las condiciones mínimas que deberán adoptar aquellos establecimientos públicos de diferente naturaleza que se dediquen a esta actividad económica para garantizar el bienestar de los animales.
“Lamentablemente el Concejo de Bogotá no puede prohibir esta actividad, así que le hemos ordenado a la Administración Municipal a definir los estándares de bienestar, muy elevados, en los que los animales pueden ser comercializados”, aseguró la concelaja Padilla.
La norma ordena, además, al Instituto para la Economía Social desarrollar una reconversión económica para las personas que ocupan 71 locales en los que se ha desarrollado la actividad de comercio de animales vivos. De estos, 56 están en el barrio Restrepo, 7 en el 20 de Julio, 3 en Trinidad Galán, 3 en el 7 de agosto y 2 en la localidad de Kennedy. La entidad tendrá 5 meses para hacer esta reconversión.