Grupos del bioma amazónico elevan a 80 por ciento la petición de conservar los ecosistemas boscosos en Brasil, Ecuador, Colombia y Perú. No aceptan la fórmula 30-30.
El Presidente de Francia, Emmanuel Macron, anfitrión del Congreso Mundial de la Naturaleza que se realiza en Marsella y deliberará hasta el 11 de septiembre, pretendió calmar las protestas ciudadanas por el cambio climático usando una fórmula que ya no produce tantos buenos efectos: “la mala noticia es que no hay vacuna para un planeta enfermo”, dijo, mientras los pueblos indígenas le dejaron claro que, además de eso, la comunidad internacional sigue siendo incoherente y “sorda ante los reclamos de la Madre Tierra”.
No bastaron los anuncios de Macron de reforzar la protección de las aguas del Mediterráneo en un 5 por ciento a 2027 (hoy está en el 0.2%) ni menos criticar los acuerdos que la Unión Europea adelanta con Mercosur, pues el eco ensordecedor de los líderes indígenas, que celebraron en Francia su Cumbre Mundial con ocasión al Día Global de la Mujer Indígena, retumbó para exigir de la comunidad global un aumento radical en las contribuciones a la naturaleza y subir de 30 a 50 por ciento el área protegida mundial a 2030, así como garantizar la protección del 80 por ciento del bioma amazónico a 2025.
A instancias de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), actor clave dentro del Convenio Marco para la Diversidad Biológica (DCB), Macron demandó del bloque europeo que los pactos comerciales sean compatibles con sus objetivos ambientales, aceptando de forma tácita el reclamo de los indígenas.
El mandatario francés advirtió que debe haber más negociaciones con Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay) para garantizar tres puntos: frenar la deforestación, el respeto a los Acuerdos de París sobre el clima y que los productos importados de esos países cumplan las normas sanitarias y ambientales europeas.
El Congreso Mundial por la Naturaleza se celebra de forma presencial y virtual en simultánea, después de tenerse que aplazar en 2020 por motivo de la pandemia por el COVID-19, pero recoge los estudios más serios y contundentes sobre la crisis climática, en especial el del Grupo Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático (IPCC) y el preliminar del IPBES, que reclama la incorporación del conocimiento y la participación de los pueblos indígenas en la toma de decisiones.
Es así como este Congreso pone a los pueblos indígenas en el centro de interés y consolida a la UICN como un actor protagónico en torno a la defensa de los conocimientos ancestrales como instrumentos eficaces de la lucha contra la deforestación y la pérdida de biodiversidad.
Colombia tuvo participación activa en Marsella, pues el delegado internacional de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), Juan Pablo Gutiérrez, aprovechó el escenario para reclamar que “la ambición de los gobiernos por salvar un 30% del planeta en 2030 distrae la opinión mundial y no combate las causas que provocan el cambio climático”.
La posición de Gutiérrez contrasta con la promesa hecha por el Presidente de Colombia, Iván Duque, de apoyar la iniciativa 30-30, esto es, proteger el 30 por ciento del total de los ecosistemas a 2030, tal como lo hizo en la PreCOP15 que se realizó hace una semana en Leticia, Amazonas.
Los pueblos indígenas exigen proteger el 80 % de la Amazonía para 2025
Fue clara la posición de las comunidades indígenas situadas en el bioma amazónico, al demandar ante la comunidad internacional la protección del 80% de dicho ecosistema para 2025, ante la amenaza de las invasiones territoriales, el narcotráfico y la deforestación.
La petición oficial la hizo el líder indígena venezolano Gregorio Mirabal, quien advirtió estar plenamente convencido de que la propuesta será aprobada por todos los miembros, ya que la Amazonía, el bosque tropical más grande del planeta, va a desaparecer y con ello la humanidad, de no tomarse decisiones radicales.
“Es el momento de entender que nuestro modelo de desarrollo (el de los indígenas) permite que la selva esté en pie. El modelo de los países desarrollados está destruyendo la naturaleza y eso tiene que parar”, dijo Mirabal en representación de 500 pueblos indígenas.
Mirabal, además, aseguró que la agenda global indígena recogerá las principales peticiones sobre la gobernanza de sus tierras, territorios, aguas, costas y recursos naturales. Son 10 diez propuestas relativas a cinco temas: la gobernanza; la conservación de la biodiversidad; la acción sobre el clima; los esfuerzos de la recuperación pos COVID-19, seguridad alimentaria y el establecimiento de políticas globales.
En la ruta de la Amazonía 2.0 en América Latina
El Congreso Mundial de la Naturaleza, entonces, se anticipa como un escenario vital para generar nuevas agendas y mejores programas dentro de los preparativos de la Convención sobre Diversidad Biológica que se realizará en Kunming, China, a fines de 2021.
Gilberto Nenquimo, representante del proyecto Amazonía 2.0, una iniciativa financiada por la UE y coordinada por UICN América del Sur, dijo este domingo que “la preocupación de los pueblos indígenas es que estamos dejando nuestra cultura para adaptarnos a la occidental”, poniendo en riesgo más de 9 millones de hectáreas en Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú y Surinam, donde siguen aumentando los procesos de deforestación y degradación de los ecosistemas.
El diálogo con la agencia Efe, el ecólogo venezolano Jon Paul Rodríguez, actual presidente de la Comisión para la Superviviencia de las Especies de la UICN, se mostró como un “optimista innato” y dejó ver el lado positivo de lo que se ha hecho, en especial en los casos de recuperación de especies, como el oso panda o el leopardo de las nieves, entre otros.
Sin embargo, dice, “en muchos casos la financiación está vinculada a que las especies sigan amenazadas y cuando se logra su recuperación, el incentivo posterior para invertir en la recuperación de esas especies disminuye. Actualmente se intenta premiar el éxito de la conservación como una forma de los incentivos para continuar protegiendo”.
La UICN tuvo una influencia muy grande como bloque en los años 50-60-70 y se fue debilitando, recordó Rodríguez, y es por eso por lo que aspira volver a poner a la organización en el liderazgo de estas conversaciones y discusiones.
“La Unión se va a movilizar como nunca antes, pues el programa Nature 2030 irá más allá de los cuatro años y tiene una visión hacia el futuro, delineada con la agenda Post 2020 y la Agenda 2030”, subrayó.
Dicho de otra forma, el papel de la UICN implica el reconocimiento global de entregar, con la Lista Roja de Especies Amenazadas, el inventario más completo del mundo sobre el estado de conservación global de especies de flora y fauna, utilizado por la ONU y demás instituciones académicas y organizaciones de la sociedad civil como indicadores para la toma de decisiones y definición de agendas.
Todos ponen, todos ganan en Marsella
El Congreso en Francia reúne a representantes de gobiernos, científicos, la sociedad civil, pueblos indígenas y empresas, dentro del objetivo de plantear agendas más extremas que las que plantean los mismos gobiernos para encontrar soluciones intermedias y que sean satisfactoria para todos.
Es así como se aplican los principios sobre la distribución equitativa de bienes y el desarrollo sustentable de la biodiversidad, dice la UICN, pero dejando claro que aunque el aprovechamiento de los recursos naturales es legítimo, no es admisible llevar a las especies a la extinción por ese aprovechamiento.
Rodríguez aseguró que con una “visión holística” de la existencia de las especies, las metas de conservación deberían abarcar la totalidad de las mismas, y no el 30 por ciento como está propuesto actualmente.
“Fomentar el 100 % de la conservación de especies equivale a que estamos conscientes de la coexistencia con otras 30 millones de especies, y nuestro rol debe ser proveerles de su espacio, diseñando zonas con la conciencia de fomentar la convivencia con otras especies, un diseño de respeto y fomento del espacio para la coexistencia de todos, dice Rodríguez en la entrevista con Efe.
Sobre China, país que realizará la COP15, el ecólogo destaca que el régimen está intentando cambiar la imagen internacional hacia un país más conservacionista, con acciones importantes como la conservación del oso panda y la restauración ecológica, mientras impulsa una reactivación económica sin precedentes en Asia.