El Tillavá desnuda su majestuosidad

La cuenca del río Tillavá, en la bisagra entre la Orinoquia y la Amazonía, se abrió de par en par para permitir que un grupo de investigadores del Instituto Humboldt y la Fundación Omacha pudiera descubrir la enorme riqueza en el llamado Escudo Guyanés. Más de 300 especies en un fascinante recorrido de 277 kilómetros, selva adentro de la altillanura colombiana, en pleno territorio de mamíferos.

Carlos Lasso, director de la expedición a la cuenca del río Tillavá

Tal vez, los indígenas sikuani lo hayan visto antes, pero jamás pensaron que ahora estaban frente a un hecho sin antecedentes en Colombia y en Surámerica: una nutria gigante depredando a una iguana en pleno corazón del Meta, en la cuenca del río Tillavá.

 

El inédito avistamiento fue hecho por un grupo de investigadores del Instituto von Humboldt que, en compañía de la Fundación Omacha, se adentraron durante ocho días en las profundidades de la cuenca del río Tillavá, en el Meta, con el fin de establecer el estado actual de los ecosistemas e identificar no menos de 300 de las especies que habitan una de las zonas más biodiversas de la región.

 

Tras un recorrido de 277 kilómetros realizados por fases, y después de comprobar que la variabilidad climática es un hecho evidente, pues se suponía que habría tiempo seco y soleado, los investigadores y los indígenas que servían de guía a la expedición sortearon los primeros días de lluvia y comprobaron que no sólo la nutria se alimenta de otras especies distintas a los peces, sino que los delfines rosados, las águilas harpía, las tortugas, serpientes, murciélagos y macroinvertebrados acuáticos, ejercen un equilibrio sobre esos ecosistemas a la hora de conseguir sus nutrientes.

 

Por tratarse de un sitio donde convergen ecosistemas de la Orinoquia y la Amazonia, la fauna silvestre de este lugar del Escudo Guayanés es bastante diversa, según los investigadores del Humboldt, por lo que esta primera expedición marcará la dinámica de otras que se deberán hacer dentro de los 3.000 kilómetros cuadrados que tiene la cuenca del Tillavá, en Puerto Gaitán, Meta.

 

Los 14 investigadores del Instituto Humboldt, bajo el mando del investigador senior Carlos Lasso, director científico de la expedición, comprobaron la majestuosidad de la cuenca, pero también los impactos que el cambio climático podría provocar sobre su invaluable riqueza, dado que el régimen de lluvias está cambiando y afectando la dinámica misma de los ríos que la circundan.

 

babillas, dos cachirres y el caimán llanero
Los investigadores identificaron las cuatro especies de cocodrílidos: babillas, dos cachirres y el caimán llanero. Foto: Felipe Villegas (Instituto Humboldt).

Así, acompañados por 10 miembros de las comunidades locales y de la etnia sikuani, los expertos del Humboldt y Omacha se adentraron en lo más profundo de la zona para estudiar el estado de las poblaciones de varios animales y el uso que les dan a los ecosistemas.

 

“Aunque el delfín rosado (Inia geoffrensis) y la nutria gigante (Pteronura brasiliensis) son las especies que fueron priorizadas para esta alianza por la biodiversidad del Tillavá, también es necesario analizar otros animales que habitan en la cuenca y los cuales tienen relación directa con ellos, es decir que puede ser su presa o base de la cadena trófica”, señaló Lasso.

 

Pero no sólo de nutrias y delfines rosados vive la cuenca y fue así como los expedicionarios llegaron con la tarea de identificar otras especies de animales como peces, crustáceos, moluscos, macroinvertebrados acuáticos, serpientes, tortugas, cocodrílidos, aves y mamíferos.

 

Resultados que asombran

 

El equipo de trabajo realizó 47 recorridos, cada uno de 2,5 kilómetros en promedio, con el objetivo de detallar con mucha precisión la riqueza de esa biodiversidad. Durante los ocho días de expedición fueron identificadas más de 300 especies de animales, aunque podrían ser muchas más dada la corta duración del trabajo en campo. Sin embargo, registrar esta cantidad de especies en un tiempo relativamente corto revela que los ecosistemas de la cuenca del Tillavá están en buen estado.

 

Para analizar las poblaciones de delfines se recorrió parte del caño Rubiales, hasta la confluencia entre el Tillavá, Planas y Vichada, pero los expedicionarios solo pudieron observar tres individuos.

 

“Este es un resultado interesante que requiere de mayor análisis. Al parecer hay una población aislada de esta especie en el lugar, algo que los estudios de la Fundación Omacha corroborarán próximamente”, precisó Lasso.

 

Unas 17 especies de murciélagos fueron registradas en la expedición, como Phyllostomus elongatus. Foto: Felipe Villegas (Instituto Humboldt).

En cuanto a la nutria gigante (Pteronura brasiliensis), además del avistamiento inédito de una de ellas depredando una iguana, los investigadores trataron de buscar evidencias sobre la presencia de las nutrias gigantes en las letrinas o lagunas, algo que no llegó a buen término por el desbordamiento del río causado por las lluvias.

 

En la cuenca se evidenció una alta presencia de peces: cerca de 85 especies detectadas en la expedición, más del doble de lo que se conocía hasta el momento.

 

“Es la primera vez que se hace un inventario en detalle de las poblaciones de peces en esta zona. Los primeros muestreos de peces, crustáceos y otros macroinvertebrados acuáticos se hicieron en los morichales de altillanura”, precisó Lasso.

 

Estos hallazgos permiten considerar que en la cuenca pueden haber más de 150 especies de peces, para lo cual se realizarán otras salidas de campo en la época de salida de aguas y/o época seca.

 

Los hallazgos sobre especies de macroinvertebrados acuáticos permitieron registrar cinco especies de camarones, una de cangrejo, dos de esponjas, tres de moluscos y más de 30 de insectos.

 

En cuanto a tortugas, la expedición arrojó la presencia de cinco especies, una de las cuales no tenía registro para esta zona del país: la matamata del Orinoco (Chelus orinocensis), uno de los reptiles más apetecidos por los traficantes de fauna silvestre.

 

“Además, cuatro especies de cocodrílidos: babillas, dos cachirres y el caimán llanero (por registros históricos), además de anacondas y una serpiente acuática. El balance de anfibios (ranas) y reptiles en la cuenca sumó 39 especies”, aseguró Lasso.

 

En los ecosistemas terrestres y acuáticos del Tillavá fueron observadas aproximadamente 120 especies de aves como el águila harpía, una cifra que los investigadores estiman podría alcanzar las 200 en las futuras expediciones.

 

ecosistemas acuáticos y terrestres de la cuenca
Más de 120 especies de aves fueron avistadas en los ecosistemas acuáticos y terrestres de la cuenca. Foto: Felipe Villegas (Instituto Humboldt).

 

Territorio de mamíferos

A través de la instalación de cámaras trampa por parte de la Fundación Omacha, y redes en los bosques, la expedición logró identificaron 33 especies de mamíferos: roedores, marsupiales, pumas, armadillos y murciélagos. El primer análisis de murciélagos arrojó la existencia de 17 especies, gracias al conocimiento de las comunidades locales e indígenas.

 

Las cámaras trampa instaladas por la Fundación Omacha estarán durante dos meses más en la cuenca de Tillavá, por lo cual se espera que la cantidad de especies de mamíferos sea mucho mayor.

 

El convenio entre el Instituto Humboldt y Cormacarena arrojará un estudio con el listado de la biodiversidad acuática y su relación con el delfín rosado y la nutria en la cuenca del río Tillavá, además del uso de hábitat, poblacional y de amenazas de estas dos especies.

 

“El objetivo es elaborar un documento detallado con el estado del conocimiento sobre el delfín rosado y la nutria en la cuenca, un trabajo que contará con los aportes de las personas locales de la zona”.

 

(*) Con información de la Oficina de Comunicaciones del Instituto Humboldt.

 

 

 

Luis Fernando Ospina.
Luis Fernando Ospina.

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