El PIMECLA, una apuesta por las costas de Antioquia

En Territorios Sostenibles conversamos con Jaime Enrique Gómez, Director del Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres de Antioquia, DAGRAN, acerca del PIMECLA, que es el Programa Integral para el Monitoreo y Mitigación de la Erosión Costera en el Litoral Antioqueño. Este programa, que ya va en su cuarta fase, lo está desarrollando el DAGRAN con la Universidad de Antioquia, con el objetivo de entender mejor y buscar soluciones para los problemas que genera la erosión en las costas del Golfo de Urabá. ¿En qué consiste el PIMECLA y cuáles son sus principales logros? Aquí te contamos.

costas de Antioquia
Foto cortesía del DAGRAN.

Jaime Enrique Gomez es geólogo de la Universidad Eafit, con Maestría en Gestión del Riesgo de Desastres y Medio Ambiente de la Institución Universitaria Tecnológico de Antioquia. Además, cuenta con estudios en Gerencia de Proyectos, Alta Gerencia y Prevención y Atención de Desastres Naturales y más de 12 años de experiencia en temas de gestión del riesgo y atención de desastres. 

TS (Territorios Sostenibles): Bienvenido Jaime Enrique y gracias por esta conversación con Territorios Sostenibles. Quisiéramos comenzar hablando de qué es el PIMECLA, en qué han consistido las fases del programa y cuál es el objetivo o énfasis de esta cuarta fase que está en desarrollo.

JE (Jaime Enrique): Un saludo especial para el equipo de Territorios Sostenibles. Para empezar a recorrer la historia del PIMECLA empezaré por contar que soy geólogo y mi trabajo de grado de la universidad lo hice en temas de erosión costera con el profesor Iván Correa. En ese momento hicimos un trabajo de seguimiento a los cambios en la línea de costa en todo el litoral del departamento de Córdoba, incluido Arboletes que está en Antioquia. A raíz de ese trabajo tuve la oportunidad de conocer el volcán de lodo y los procesos erosivos que tienen lugar en Arboletes. Aunque ese estudio se centró en la línea de costa de Córdoba, a partir de ese momento tuve un mayor interés por la temática de erosión costera en nuestro departamento.

Posteriormente, cuando comenzó mi trabajo en gestión del riesgo en Medellín, el Gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria, me invitó a acompañarlo como director de lo que en ese momento era el DAPARD —Departamento Administrativo para la Prevención y Atención de Desastres de Antioquia—, y entonces vi la oportunidad de retomar el tema de la erosión costera y la geomorfología de las costas.

Convencido de su importancia, comenzamos a trabajar nuevamente en el tema, para lo cual encontramos un aliado estratégico en la Universidad de Antioquia. En particular, con el profesor Vladimir Toro y todo su equipo, con quienes empezamos a estructurar el proyecto PIMECLA. 

Para dar contexto al PIMECLA, es necesario decir que lo primero para entender el problema de la erosión en las costas es abordar preguntas como ¿qué es este fenómeno y por qué pasa? Para responder estas preguntas es necesario realizar monitoreo de variables como las corrientes del mar, el transporte de sedimentos, la velocidad y dirección del viento, y otras variables que permitan realizar diferentes análisis. Así comenzó la primera fase del PIMECLA. En esa primera fase se realizó un diagnóstico de las causas y de las tasas de erosión. Con este diagnóstico como punto de partida, pensamos en cómo seguir avanzando. 

Usando un lote en Arboletes que es propiedad de la Universidad de Antioquia y que en ese momento llamamos “el primer laboratorio natural de erosión costera”, comenzamos a realizar experimentos de monitoreo. El objetivo de estos experimentos fue realizar intervenciones basadas en la naturaleza con el fin de ver su efecto sobre los procesos erosivos. Los análisis dieron muy buenos resultados, lo que dio lugar a que continuáramos con el monitoreo, seguimiento y análisis de las condiciones, con el objetivo de tener mejores oportunidades de mitigar los efectos de este proceso de erosión costera que tanto nos afecta en Antioquia.

Antioquia tiene la  segunda línea de costa más larga de todo el Caribe Colombiano. Son alrededor de 500 kilómetros de costa y muchos de nosotros en el territorio ni siquiera  identificamos a Antioquia como un departamento costero, ¿cierto? Creemos que una de las cosas más importantes de este tipo de proyectos es visibilizar las costas de nuestro territorio, de nuestro departamento y empezar a trabajar en su protección.

Con el equipo de trabajo hemos realizado recorridos por toda la costa antioqueña buscando identificar puntos de mayores afectaciones por erosión. Estas afectaciones incluyen la pérdida de terrenos, cultivos y/o viviendas. Por ejemplo, hay lugares donde antes había una vivienda de la cual ya no queda nada porque el mar se la llevó. Recordemos en particular el volcán de lodo, que es un patrimonio turístico de Arboletes, de Antioquia e incluso de Colombia, y que estuvo en riesgo por la erosión de las costas. 

Foto cortesía de DAGRAN.

En todo el camino es muy importante reconocer el trabajo articulado con los consejos municipales de gestión de riesgo. Tenemos cuatro municipios costeros que son, de norte a sur, Arboletes, San Juan de Urabá, Necoclí y Turbo, y cada uno de estos municipios ha trabajado de la mano de los alcaldes y de los consejos municipales de gestión de riesgo para sacar adelante esta iniciativa. 

La corporación autónoma regional Corpourabá también ha jugado un papel fundamental en todo el proceso. Sin embargo, considero que lo más importante es el trabajo que se realiza con la comunidad. Sensibilizar a las personas, a las comunidades, tanto a los habitantes de la región como a los turistas, frente a esta problemática y cómo pueden apoyar o poner su granito de arena, por ejemplo, para obtener información. Es por esto que trabajamos también con una base de datos internacional que se llama CoastSnap. El objetivo es que las personas que visiten alguna de las playas en los puntos que estamos monitoreando, tomen una foto desde su celular, usando un dispositivo de apoyo como un trípode, y la envíen a esta base de datos. Estás imágenes nos ayudan a tener información visual con fecha y hora de las condiciones del mar en ese momento. Imaginemos que las personas vayan y tomen fotos a lo largo de la línea de costa por mucho tiempo. Esa puede convertirse en una información valiosísima que se obtiene gracias al proceso de vinculación de la comunidad. Creemos que esta es una manera de ir haciendo gestión e ir logrando un poco de gobernanza y que así las poblaciones se vayan involucrando, incluso los turistas. 

TS: Imaginamos que todo este conocimiento generado y lo aprendido durante el proyecto busca mejorar la gestión de nuestros mares y de nuestras líneas de costa. En este sentido, ¿desde el programa y el DAGRAN se han desarrollado herramientas de gestión del riesgo a lo largo del litoral antioqueño? 

JE: Creo que lo más importante ha sido identificar cuáles son algunas de las causas de la problemática de erosión en las costas de Antioquia. También hemos realizado la actualización de la línea de costa. Esto lo hacemos con imágenes de satélite y con sobrevuelos de drones. Hemos buscado articularnos con las alcaldías municipales para trabajar todo el tema de ordenamiento territorial, que creo es un factor fundamental en este tema. 

Menciono aquí el laboratorio costero, donde se han diseñado y se han construido soluciones basadas en la naturaleza como las que mencioné hace un momento. Además, hemos implementado algunas soluciones adaptativas, por ejemplo, la de la protección costera generando un ecosistema de mangle en un cuerpo de agua intermitente. De pronto poner algunas barreras o generar alguna rugosidad en la superficie, en el fondo marino. Lo anterior con obstáculos de madera con el fin de cambiar los deltas, cambiar la energía de impacto en el sitio. 

Hay varios tipos de soluciones o intervenciones para mitigar la erosión costera. 

Es también muy importante la interacción del mar y el proceso erosivo con el volcán de lodo. Este volcán cuenta con un sistema de monitoreo y estudio continuo, y próximamente vamos a hacer unas intervenciones para abrirlo nuevamente al público. Sabemos que es un atractivo turístico importante del departamento y de todo Colombia. Vamos a continuar con las mediciones de los cambios en la línea de costa. Así como hay zonas donde hay retroceso de la línea de costa y hay pérdida de costa, hay otras zonas donde puede haber ganancia de costa. Es básicamente un balance de sedimentos. Vamos a continuar con el análisis en el laboratorio costero y en las playas de Arboletes, Necoclí y Turbo.

Vamos a hacer otras múltiples acciones, además de los talleres con las comunidades nuevamente para generar la apropiación de este programa PIMECLA y generar conciencia y apropiación de las comunidades en el territorio. 

Y, nuevamente, continuar trabajando con los consejos municipales de gestión de riesgo por medio de talleres con los coordinadores de Apartadó, Turbo, Necoclí, San Juan de Urabá y Arboletes. 

TS: Ahora nos gustaría hablar del papel que juega el cambio climático. Uno de los síntomas más claros del cambio climático es el aumento en el nivel del mar. Ese aumento puede interactuar con la erosión costera de diferentes maneras. Urabá es una zona muy estratégica para Antioquia y Colombia por muchas razones que usted ha mencionado y otras, como por ejemplo, los proyectos de los puertos. Esta zona de alta importancia para Antioquia puede cambiar mucho con el cambio climático. Quisiéramos saber si hay algunos avances o vislumbran estrategias o proyectos en cuanto a la adaptación frente al cambio climático pensando en la erosión costera. 

JE: Recordemos que la Gobernación de Antioquia en el año 2020 declaró la Emergencia Climática, creo que ha sido o en su momento fue el único departamento en hacerlo. Entonces en el marco de la emergencia climática y teniendo en cuenta todas las posibles afectaciones para Antioquia, se generaron unas acciones desde los temas agropecuario, de la ganadería, la minería y la reforestación. Dentro de estas importantes acciones está el tema de la erosión costera.

Como ustedes dicen, uno de los factores más influyentes o determinantes en el proceso de erosión costera es, sin duda, el aumento en el nivel del mar. Este aumento va, por supuesto, de la mano del aumento en la temperatura, y el derretimiento de los glaciares y los polos. Esos cambios en el nivel del mar generan mayor energía y dan lugar a procesos erosivos en las costas.

Creo que el PIMECLA está enmarcado dentro de estas acciones de emergencia climática como parte de los procesos adaptativos. Creo que en este contexto entran, por ejemplo, las soluciones basadas en la naturaleza que mencionaba anteriormente. 

Una de las acciones implementadas son los cambios en los acantilados. Los acantilados son paredes casi verticales, que en nuestro caso han alcanzando hasta 10 metros de altura. Una de las acciones ha sido suavizar la pendiente. Esta solución implica, por supuesto, ceder un poco de terreno. Sin embargo, pueden verse los cambios o las diferencias en el proceso erosivo. En particular, en el laboratorio natural llevamos a cabo este ejercicio de modificar la pendiente. 

Resalto que hemos logrado cambiar de unas tasas erosivas que oscilaban entre 6 y 10 metros al año, a unas de menos de un metro por año. Es decir, no estamos evitando ni revirtiendo el proceso, pero la diferencia es impresionante y esto nos da un poco de ventaja y gran motivación para seguir trabajando. 

Además se han involucrado otras acciones en la región, como el manejo de las aguas de escorrentía y la revegetalización. 

Entonces, sin duda, estos avances están enmarcados en el tema de la emergencia climática y a eso le apuntamos con todas las acciones, en particular, las soluciones basadas en la naturaleza. Estamos cambiando las intervenciones duras y rígidas como los espolones, los tómbolos y los tajamares por unas acciones basadas más en la naturaleza.

Foto cortesía de DAGRAN.

TS: En esa misma dirección, otro de los asuntos que juega un papel importante en la erosión costera es la hidrología y el balance de sedimentos transportados desde las cuencas que drenan hacia la región. Si se altera la hidrología de esas cuencas puede haber impactos sobre la erosión en las costas. ¿Existe en esta nueva fase de PIMECLA o piensan incluir estudios de cómo las afectaciones en las cuencas que drenan hacia la costa en el Golfo de Urabá pueden impactar los procesos erosivos?

Por poner un ejemplo, hasta donde sabemos, algunos de los problemas serios de  erosión costera en Santa Marta, por ejemplo en Playa Salguero, están relacionados con la conexión entre esa playa y el río La Gaira que drena desde la Sierra Nevada. ¿El PIMECLA en fases anteriores o en esta fase está incluyendo algo relacionado o estos estudios vendrán después?

JE: En esta cuarta fase, algo novedoso que vamos a tener, además de continuar con las actividades que ya he mencionado, es que tenemos el pronóstico cada hora a cinco días de las condiciones oceánicas, todo el tema del oleaje y de las corrientes. Este pronóstico se realizará para esta zona del Golfo de Urabá y todo el litoral antioqueño, y lo estamos articulando con el Sistema de Alerta y Monitoreo de Antioquia —SAMA—. 

Como ustedes dicen, este es un tema de balance de sedimentos y el principal aporte de sedimentos viene desde nuestras cordilleras y es transportado por los ríos. También es un tema de pérdida de sedimentos muy asociada con las actividades antrópicas. Desde la simple extracción de arena con volquetas en las playas, hasta incluso, la construcción de una represa, tiene una influencia en la reducción del aporte de sedimentos. 

Sin embargo, este tema aunque aún no lo tenemos contemplado, creo que sí podría considerarse para análisis posteriores. 

Vamos a hacer un estudio muy detallado con pronóstico de corrientes oceánicas

y de oleaje, que también nos ayude a identificar cómo es el transporte de sedimentos, cuáles son las direcciones y cuál es la deriva litoral. Esta última nos va a definir zonas de depósito y zonas de erosión de las playas.

TS: Sí, entendemos que programas tan ambiciosos como el PIMECLA se desarrollan por fases, abordando distintas partes de una problemática. Sin embargo, nos preguntamos si en algún momento de este proyecto quizás deba aparecer el río Atrato.

El Golfo de Urabá es la desembocadura del río Atrato y depende en gran parte de lo que pase en este río. Lo que suceda en el río Atrato podría cambiar mucho la suerte de proyectos tan importantes para Antioquia como los puertos. Ese tipo de obras necesitan aguas profundas y el río Atrato es lo suficientemente caudaloso como para comprometer esta condición. 

Independientemente de que por ahora el PIMECLA no involucre estos estudios, nos gustaría conocer su opinión respecto a incluir más adelante el río Atrato, que además involucra un reto de gobernanza, puesto que no forma parte de Antioquia, ¿qué opina usted de incluir el río Atrato en futuros estudios y análisis, buscando controlar problemas como los que nos causa la erosión costera o la sedimentación, y que el Golfo de Urabá esté mejor adaptado al cambio climático?

JE:  Sí. De hecho la semana pasada visitamos unos puntos donde estábamos haciendo intervenciones con maquinaria y uno de los puntos es en Necoclí. Una playa espectacular, bellísima. Sin embargo, la cantidad de troncos depositados en la playa hace pensar que deberíamos hacer algo con esa madera. A lo que voy, es que todo este material es transportado por el río Atrato. La falta de sedimentos va a generar erosión en algunas partes y acumulación en otras, lo que puede causar daños por ejemplo, en la zona donde se van a construir los puertos. En unas partes el sedimento estorba, pero en otras partes hace falta. Es ese el balance de sedimentos que debemos comprender, porque esos depósitos o bancos de sedimentos pueden llegar a ser un obstáculo para los barcos que pretendan entrar a los puertos.

Además, creo que no podemos quedarnos solamente en el Atrato, debemos ir más arriba, hacia la desembocadura del delta del Sinú. Ahí según recuerdo, nosotros caminábamos toda la línea de costa y la desembocadura del Sinú, que antes desembocaba en la bahía de Cispatá. Pero hace muchos años unos pescadores, con la idea de no dar vuelta, hicieron un “canalcito” (canal pequeño) para salir más derecho al mar. En algunos de esos “canalcitos” también hacían otros canales para riego. En una creciente, el río cambió su desembocadura y eso dio lugar a lo que hoy conocemos como el delta del Sinú, que por cierto, es una estructura muy bonita. 

A partir de ese cambio en la desembocadura del Sinú comenzaron unos procesos, unas dinámicas de sedimentos muy interesantes, y entre esas dinámicas se generó la pérdida de Punta Rey. Punta Rey desde la carretera se ve ahora como un pequeño islote. Resulta que ese islote estaba pegado al continente, mientras que hoy son aproximadamente 10 kilómetros desde la línea de costa hasta este islote. Es decir,  son 10 kilómetros de erosión, ¡una cosa impresionante! Esta erosión está asociada también con los cambios en la desembocadura del río Sinú.

Creo que este es el tipo de análisis que tenemos que realizar para identificar procesos y para entender que cualquier acción que realicemos, por más pequeña que parezca, va a tener un impacto en toda la dinámica de sedimentos, en toda la dinámica costera.

TS: Volvamos al tema del cambio climático. Algunas oportunidades para la adaptación al cambio climático tienen que ver con las soluciones basadas en la naturaleza, particularmente para países megadiversos como Colombia. Nos parece importante lo que ustedes están haciendo,  combinando soluciones e involucrando a la naturaleza en esas soluciones.  Quisiéramos más detalles sobre cuáles son las soluciones basadas en la naturaleza que están analizando en el Golfo de Urabá y cómo puede ayudarnos la naturaleza con estos procesos. 

JE:  Una solución es modificar la pendiente de los acantilados. Hay zonas donde tenemos acantilados de 6, 7, incluso 10 y 12 metros de altura con 90 grados de inclinación, es decir, una pared casi vertical. En estos acantilados el mar llega a la parte inferior del talud y va generando un proceso de socavación, que luego, por gravedad, genera procesos erosivos en la base del acantilado.

¿Qué queremos hacer?  Queremos cambiar la pendiente del acantilado o talud, o como lo llamamos a veces peinar el talud. Convertir esa pared vertical en una con inclinación más suave, inferior a 15 grados y luego a 45 grados con el fin de disminuir la energía y que el impacto del oleaje no genere estos procesos de socavación. Quizás otras personas adoptarían una solución diferente como construir un muro duro, infraestructuras rígidas, muros feos y rígidos para proteger el talud. Sin embargo hay que recordar que contra el mar no hay nada. Este tipo de solución contribuye además formando parte del paisaje pues después viene acompañado de una revegetalización, manejo de aguas e implementación  de algunas rocas en la parte baja para disminuir la energía. 

Otro tipo de acción importante es recuperar el tema del manglar. El manglar protege las costas de la erosión litoral, entonces queremos implementar este tipo de intervenciones con bosques de mangle.

Foto cortesía de DAGRAN.

TS: A manera de síntesis, ¿cuáles son los principales resultados del PIMECLA?

JE: Creo que el resultado más importante es el laboratorio natural. Este laboratorio, además de ser un modelo, es todo un lujo. Sin entrar en número exactos, la disminución en la tasa de erosión ha sido impresionante y esta disminución ha sido gracias a las intervenciones que les he mencionado. Solamente con modificar la pendiente del talud  se ha logrado una reducción significativa en todo el proceso erosivo. Creo que estos son procesos de largo tiempo. Lo importante es generar esa conciencia en la comunidad, pero también en las alcaldías y en los funcionarios de carrera. 

Nosotros ya estamos en el último año de gobierno, pero queremos generar la necesidad de que este tipo de proyectos tengan continuidad. Proyectos como el PIMECLA son muy interesantes tanto para la comunidad científica, pues de aquí pueden surgir tesis de grado de pregrado, de maestría y de doctorado, como para el ordenamiento territorial, y las comunidades que viven en las orillas o cerca de estas zonas costeras. 

Generar la continuidad y la sostenibilidad de este tipo de proyectos es muy importante, así como la del SAMA, que busca monitorear las condiciones hidrometeorológicas con el fin de alertar de manera temprana a las comunidades más vulnerables acerca de procesos como avenidas torrenciales, crecientes súbitas o inundaciones. Si bien son temas que no podemos evitar, es decir, no podemos evitar que llueva, que un río se crezca, o que se genere una avenida torrencial, sí es posible evitar la pérdida de vidas asociada a estos eventos.

Entonces sistemas como el PIMECLA son importantísimos y lo que buscamos es generar la conciencia en las alcaldías, en la comunidad en general, en la comunidad académica, en las corporaciones, para que puedan tener continuidad en el tiempo.

Foto cortesía de DAGRAN.

TS: Sí, desde Territorios Sostenibles también creemos en la importancia de la continuidad de estos proyectos e iniciativas.

Jaime Enrique, agradecemos mucho su tiempo en Territorios Sostenibles. Además celebramos la iniciativa que tuvieron entre ustedes y los profesores de la Universidad de Antioquia de convertir, lo que era un lote con muchos problemas de erosión, en un laboratorio útil para estudiar los problemas y las soluciones frente a la erosión costera. Ese tipo de ingenio también hace parte de lo que necesitamos para la adaptación al cambio climático.

JE: A mí me gusta mucho ir a Urabá y cada que puedo paso por el lote. He visto la evolución desde el principio, desde que no había nada y después cuando estaban haciendo las intervenciones. Es impresionante, porque también visitamos la casa contigua. Al principio veíamos y visitamos la casa, una cabañita, luego vimos que la cabañita estaba cada vez más cerca del mar y finalmente la cabañita ya no existe. Es muy impresionante, pues el lote después de las intervenciones sigue igual. 

Hemos socializado estos avances y es muy bonito porque incluso muchas personas nos han dicho “hombre yo presto mi casa para que hagan este laboratorio aquí en Necoclí”, “yo presto el lote que tengo”, “soy consciente que tengo que ceder una parte de mi terreno, pero sé que eso finalmente va a traer una disminución en la tasa de erosión”. Es muy grato poder apoyar y que la gente sea consciente de que no todo se resuelve con espolones. Creo que los espolones eran casi una herramienta política y se iba trasladando el problema de unas playas a otras. Creo que obras como los espolones requieren estudios y análisis muy juiciosos. Sin embargo, yo generalmente prefiero considerar otro tipo de obras.

Cuando nosotros llegamos recibimos la construcción de tres tómbolos y un espolón en Arboletes en la parte del volcán, y desde la administración había que realizar las obras. Sin embargo, nosotros desde el conocimiento personal pensamos que ahí podríamos buscar otra solución. Aunque hemos evidenciado un proceso de disminución de la erosión en la parte del volcán, eso posiblemente pueda traducirse en que se traslade este problema a otro lado.

TS: Para finalizar, nos contaste que van a abrir el volcán nuevamente, ¿cierto?

JE: Sí, claro, ese fue uno de los principales clamores de la gente que decía “salven el volcán”, y bueno, creo que lo logramos,. Esperamos que tal vez en esta mitad de año, después de unas intervenciones, estemos abriendo el volcán al público. Están cordialmente invitados para que vamos a visitar  el volcán de lodo.

Saludos

Angela María Rendón Pérez.
Angela María Rendón Pérez.

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