En términos de la biodiversidad en Colombia se podría seguir diciendo que tenemos una noticia buena, pero muchas otras, no tanto. Hemos convertido nuestra inmensa riqueza natural en un festín de derroche, saqueo, destrucción y desidia, que está llegando a límites peligrosos de extinción de las especies.
El Reporte BIO2020 que acaba de entregar el Instituto Humboldt sobre el “Estado y tendencias de la Biodiversidad Continental de Colombia” no sólo es un documento de obligatoria consulta y divulgación en todos los ámbitos, sino que vuelve a tocar las campanas de alerta en relación con los motores de pérdida de biodiversidad y servicios ecosistémicos, en este caso del 7º informe, referidos al deterioro de las especies de árboles y arbustos endémicos del país.
Un tema de alta alcurnia, dado que cuando hablamos de esas especies nos estamos refiriendo, exactamente, a la salud de los ecosistemas más diversos de Colombia, desde los manglares y los páramos hasta los corredores de conectividad biológica.
Según el Reporte, Colombia tiene 1.254 especies de árboles y arbustos endémicos, de las cuales el 45% se encuentra en alguna categoría de riesgo de extinción, según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la mayoría localizadas en la región Andina.
Este séptimo reporte complementa las visiones recogidas en los últimos cinco años por el Instituto Humboldt y define, con claridad y evidencia científica, los temas estratégicos relacionados con la biodiversidad de acuerdo con la actualidad política, social, económica, cultural y ambiental del país. En otras palabras, es un documento definitivo para la formulación de políticas públicas con visión de largo plazo.
En él están los hallazgos realizados por 590 autores de distintas disciplinas y 160 instituciones de los ámbitos público y privado, cuyo objetivo es aportar insumos para que las instituciones de gobierno, las empresas y la sociedad civil puedan tomar decisiones ambientales informadas en favor de la conservación y la adecuada gestión de la biodiversidad del país.
De ahí la importancia del ReporteBIO2020, el primero que se hace sobre los árboles y arbustos endémicos del país, gracias a la elaboración de la lista roja global, en donde se están evaluando casi 60.000 especies arbóreas de todo el mundo.
El Grupo de Especialistas de Plantas de Colombia (GEPC) fue quien lideró el estudio para el caso de nuestro país, en el que fueron evaluadas 860 especies en riesgo de extinción, con casi 15.000 especímenes aportados por 23 herbarios nacionales, un hecho de invaluable aporte al conocimiento científico.
El hallazgo es preocupante: el 45% de las especies de árboles y arbustos exclusivos del país , es decir 566 especies, están en riesgo de extinción. La mayoría de ellas en la región Andina, seguida por la región Caribe y Pacífico.
Colombia sufre el cáncer de la deforestación
El fenómeno de la deforestación en Colombia sigue siendo el cáncer que está destruyendo buena parte del tejido natural del país y se consolida como la gran amenaza para la sostenibilidad, no sólo de Colombia, sino del planeta.
El Reporte es claro en confirmar que es la deforestación con fines de ampliación de la frontera agrícola, sobre todo para ganadería, en la de mayor daño en los ecosistemas.
En Colombia, los arbustos han recibido poca atención en conservación, a pesar de que tienen importantes contribuciones en los ecosistemas. De hecho, muchas de las especies no tienen nombres comunes. La captura de carbono, regulación del clima y ciclos hídricos, provisión de alimento y refugio para animales y de bienes para las poblaciones humanas como alimentos, medicinas, materiales de construcción, leña, los convierten en especies de alto valor socioecológico.
Muchas de las especies que no están en riesgo de extinción se encuentran dentro de Parques Nacionales Naturales y otras áreas protegidas nacionales, lo que demuestra la importancia de la gestión de estas áreas estratégicas para la conservación de especies en el país.
De las evidencias más contundentes, entre otras, el informe destaca el papel que han jugado y seguirán jugando las comunidades indígenas en la protección de las áreas de valor estratégico ecosistémico, pues son una barrera de protección contra la deforestación. En Colombia, los pueblos indígenas ocupan cerca de 33 millones de hectáreas de bosques y la pérdida de bosques en ellas es tres veces menor que las áreas ubicadas por fuera de sus resguardos.
Colombia es el segundo país en riqueza de especies de plantas después de Brasil, con más de 26.000 especies registradas hasta el momento, de las cuales 6.000 se consideran endémicas nacionales. Para 2020, menos del 20 % de las especies de plantas del país habían sido evaluadas para las Listas Rojas.
Luz Adriana Moreno, investigadora del Instituto Humboldt y editora del Reporte BIO 2020, aseguró al Humboldt que “el objetivo es que esta información sea insumo para las distintas autoridades ambientales a la hora de tomar decisiones relacionadas con conservación como las Corporaciones Autónomas Regionales, entes territoriales y oenegés.
El proyecto de lista roja de los árboles y arbustos endémicos de Colombia representa un importante avance en la planificación para la conservación de plantas del país y hace una considerable contribución a una iniciativa global de conservación de especies.
De acuerdo con el reporte “State of the World´s Plants and Fungi” del Jardín Botánico de KEW, en el ámbito global, menos del 10% de las especies conocidas de plantas se han evaluado para la lista roja global, sin embargo con la información disponible se estima que cerca del 40 % de la flora mundial está en algún riesgo de extinción.
Cuáles son los ocho hallazgos del Reporte BIO2020
- El 51% de los páramos del país está bajo alguna figura de protección y el
86% mantiene sus coberturas naturales, indicando un alto grado de protección y conservación. No obstante, la planificación para su conservación debe reconocer la participación de las comunidades relacionadas con este ecosistema en la toma de decisiones sobre su ordenamiento y gestión. - Los humedales permanentes (bajo dosel y abiertos) poseen el mayor porcentaje de cobertura natural (94 y 88 %, respectivamente) ubicados principalmente en el complejo de La Mojana, en Tumaco (Nariño) y en la región del Darién. Se recomienda la conservación estricta de sus espejos de agua para garantizar la protección del servicio ecosistémico relacionado con la provisión del líquido.
- La contención de la deforestación en resguardos indígenas es una oportunidad para el uso sostenible de la biodiversidad y significa una ventana de oportunidad para el desarrollo de iniciativas de uso sostenible de la biodiversidad que provean alternativas de mayor beneficio ambiental y social.
- Bajo escenarios de cambio climático a 2050 se proyecta una pérdida de especies en las zonas del Vichada y Meta, evidenciando la necesidad de tomar medidas en el presente, con el propósito de evitar la homogeneización biótica futura de la Orinoquia.
- A partir del Mapeo de territorios esenciales para el soporte de la vida -ELSA-, en Colombia se identificaron zonas para preservación, restauración y de manejo del área terrestre nacional en departamentos como Vichada, Chocó, Guainía, Caquetá y Amazonas. Implementar acciones de protección en estos departamentos permitirá alcanzar el 50% de la meta fijada.
- El 75 % de los paisajes agropecuarios en el país no son heterogéneos, potenciando una alta vulnerabilidad en la oferta de servicios de regulación y resaltando la necesidad de implementar acciones que estimulen la coexistencia de los bienes y servicios agrícolas o pecuarios junto con la conservación de la biodiversidad y sus beneficios.
- A partir de un análisis multivariado se evidenciaron ocho agrupaciones de departamentos, donde se hace evidente que la mejora en indicadores socioeconómicos, está dejando una importante huella espacial humana, representada en el deterioro de nuestros ecosistemas.
- Es necesaria una transición y reorientación de diversas políticas públicas, incluyendo los Planes de Desarrollo regional. Se ponen de manifiesto las brechas que presentan los departamentos para transformar su productividad hacia economías sostenibles.
El Reporte BIO2020 también trae una ficha sobre el comportamiento del Oso Andino por los ecosistemas en los que habita y los hallazgos no sólo confirman que la huella humana se sigue extendiendo y causando daños por vastos corredores biológicos, sino que los mayores efectos concuerdan con aquellas zonas donde los Índices de Desarrollo Humano son más altos. Es decir, el modelo económico imperante no tiene en cuenta la importancia de los ecosistemas y los está degradando.
Los departamentos con mayores niveles de productividad y competitividad son también los que presentan mayores niveles de deterioro ambiental. De ahí la necesidad de reformular y diseñar nuevos modelos socioeconómicos.