Los cambios en el uso del transporte, a raíz de la pandemia de COVID-19 y los planes nacionales de recuperación, son una oportunidad para que los gobiernos y empresas de América Latina y el Caribe aceleren la transición hacia la movilidad eléctrica, según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) lanzado el pasado 29 de julio en Ciudad de Panamá.
Según el cuarto reporte ‘Movilidad Eléctrica: Avances en América Latina y el Caribe’, gana fuerza la transición a medios de transporte más limpios en la región en la medida en que los usuarios opten por medios de transporte más sin motores de combustión y los gobiernos aumenten los compromisos climáticos y tracen políticas que se puedan cumplir para así estar más cerca de lograr los objetivos del Acuerdo de París.
“Más allá de los gravísimos efectos que la pandemia está causando en el mundo y especialmente en América Latina, y de sus severos impactos en la salud, la sociedad y la economía de los países de la región, la pandemia ha dejado las calles de nuestras ciudades vacías y nos ha recordado la importancia del transporte sostenible, el derecho a un aire limpio y ciudades más resilientes para todas y todos”, expresó Jolita Butkeviciene, directora para América Latina y el Caribe, de Cooperación Internacional y Desarrollo de la Comisión Europea.
Para el PNUMA, el 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero en la región es generado por el sector transporte. Esto, además, es uno de las principales causas de deterioro de la calidad del aire en las ciudades latinoamericanas y caribeñas.
El informe también revela que 27 de los 33 países de América Latina y el Caribe han priorizado el transporte como un elemento central para alcanzar sus metas de reducción de emisiones suscritas en el Acuerdo de París de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Sin embargo, pese a este compromiso en el papel, a la fecha los países de la región no cuentan con metas claras, de corto y mediano, plazo para poner fin a la venta de vehículos de combustión.
“América Latina y el Caribe tienen la oportunidad y el potencial de reducir drásticamente las emisiones del transporte y mejorar la calidad del aire de las ciudades con una movilidad eléctrica basada en una matriz energética limpia. Adicionalmente, la transición en el transporte tiene un gran potencial para la creación de una industria que favorezca una economía inclusiva y sostenible, elemento central de la recuperación de la crisis de la COVID-19”, sostuvo Piedad Martin, directora y representante Regional Interina del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Los planes
El PNUMA destaca que en 2020 aumentaron los esfuerzos para formular estrategias de movilidad eléctrica en algunos países. En este caso Argentina, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua y Paraguay están en proceso de desarrollo de sus planes. De otro lado, Chile, Colombia, Costa Rica, Panamá y República Dominicana ya han publicado políticas nacionales en años previos.
“El 2020 fue un año disruptivo para el transporte en la región. Si los países y las empresas saben aprovechar el contexto, las transformaciones que vemos hoy pueden abrir el camino a una movilidad totalmente sostenible con una matriz energética limpia”, dijo Gustavo Máñez, coordinador regional de Cambio Climático del PNUMA en América Latina y el Caribe.
Además, el documento dejo en claro que en lo que se refiere al transporte público urbano, este modo de movilizarse aún es una prioridad en los planes de movilidad de la región. Y en ese cometido, el uso de este tipo de transporte (público colectivo) es el mayor del mundo cápita en las urbes latinoamericanas ya que el 80% de sus habitantes vive en ciudades.
Pero, según destaca el informe, con la pandemia de la COVID-19 se impusieron una serie de restricciones que transformaron el uso de algunos de los sistemas de transporte público debido a la reducción en el número de pasajeros. A la par, se impulsaba en paralelo la movilidad activa y la micro movilidad eléctrica.
En el caso de algunos sistemas, por ejemplo el metro de Medellín y el Valle de Aburrá, antes de la pandemia, se movilizaban, en promedio, 1.100.000 pasajeros en un día típico laboral. El último día típico laboral (DTL) antes de la pandemia (13 de marzo de 2020) se movilizaron en el sistema 1.124.877.
Actualmente, según la empresa Metro de Medellín, se movilizan en el sistema cerca de 640.000 pasajeros al día (en los DTL). En 2020, por efectos de la pandemia, se dejaron de percibir 367.616 millones por la tarifa. La compañía proyecta que se dejará de percibir en 2021 una cifra que asciende a 353.470 millones por ingresos tarifarios.
Para el PNUMA, “conforme se empiezan a relajar estas restricciones y se inicia un moderado retorno a la normalidad, es crucial que el transporte público no pierda terreno frente a los vehículos particulares”.
La movilidad eléctrica
El informe destaca que las ciudades que un mayor avance en electrificación de autobuses del transporte público en 2020 en la región fueron Bogotá (Colombia), con la adquisición de 406 unidades, y Ciudad de México (México), que sumó 193 trolebuses. Un punto a destacar, es que países del Caribe, como Barbados, con una población de cerca de 300.000 habitantes, puso en circulación 33 buses en su capital, Bridgetown.
Otro punto valioso para el PNUMA es que el mercado de vehículos eléctricos particulares también creció en 2020. En Costa Rica, la inscripción de automóviles eléctricos creció 77% y el registro de motocicletas y similares aumentó 36%. En Perú, la importación de motocicletas eléctricas aumentó un 220% interanual, de acuerdo con el informe. “Aun así, existe una falta de heterogeneidad en la gama y categoría de vehículos eléctricos disponibles en la región”.
Según la Asociación de Nacional de Movilidad Sostenible de Colombia (Andemos), en el primer semestre de 2021 se matricularon 1.195 motos eléctricas y la proyección es de 2.500 para finales del año. Esto reafirma lo consignado en el documento.
“Este informe, el cuarto de esta serie, recopila las tendencias más significativas en movilidad eléctrica de los países de América Latina y el Caribe. Estas posicionan la región como líder en la integración de vehículos eléctricos a las flotas de transporte público, la innovación en procesos, productos y servicios, el compromiso de los gobiernos plasmado en regulación, y los avances de la industria hacia la descarbonización. Esperamos que la información contenida en este documento sirva como fuente de inspiración para los responsables en política pública resueltos a optar por el camino del desarrollo sostenible en sus planes de recuperación después de la pandemia por la COVID-19”, agregó Martin.
El informe del PNUMA destaca que los países de la región innovan en el desarrollo de modelos de negocio para sortear los elevados costos iniciales de la electrificación y reducir los riesgos financieros asociados. “Sin embargo, estos no son fácilmente replicables y es necesario integrar soluciones que disminuyan el riesgo financiero para permitir la masificación de las flotas eléctricas”.
Para terminar, en el documento se consigna que debido a la complicada situación fiscal restrictiva de los países de la región, “es crucial que los gastos e inversión en transporte se orienten hacia soluciones más limpias a largo plazo como parte de los planes de recuperación económica tras la pandemia y se replanteen los subsidios a los combustibles fósiles”.