La frase del Comité Noruego que entrega el Nobel es contundente: mientras no exista una vacuna contra el coronavirus, los alimentos serán el mejor antídoto contra el caos y la crisis que afronta la humanidad. Y, en consecuencia, el de Paz 2020 ha sido entregado al Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA) por su invaluable trabajo en favor de cientos de millones de personas que todos los días deben enfrentar el hambre y la desnutrición en los países más pobres, muchos de ellos en conflicto.
Este Nobel de Paz para el PMA es, así mismo, una ratificación del mensaje del Papa Francisco cuando nos dijo que en medio de esta pandemia “nadie se salva solo”. En otras palabras, que es a través de la solidaridad y la cooperación que será posible superar semejante crisis económica, social y ambiental, y dejar atrás un modelo extractivista y de consumo irracional que ha convertido el planeta, en palabras del Sumo Pontífice, “en un depósito de porquería”.
Hace apenas algunos meses, en nuestro portal de Territorios Sostenibles, dábamos cuenta de la dramática situación de hambre global, pues según datos del propio PMA, en 2019, había 135 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria aguda, el número más alto en muchos años. Una cifra que podría ser peor por efecto de la pandemia. Ese número puede que se duplique hasta los 260 millones a final de este año, según el documento en referencia.
(https://territoriossostenibles.com/ciudades-y-metropolis/el-mundo-seguira-con-hambre)
En el fallo del Comité del Nobel se advierte que el COVID-19 ha contribuido al “drástico repunte” en el número de víctimas del hambre y reconoce la “impresionante capacidad” del Programa para actuar también en plena emergencia sanitaria. Aun así, está todo por hacer porque corremos el riesgo de sufrir una crisis alimentaria de proporciones inconcebibles si el PMA y otras organizaciones de asistencia no reciben el apoyo económico que necesitan.
Entre los finalistas del Nobel de Paz estaban la Organización Mundial de la Salud (OMS), la activista medioambiental sueca Greta Thunberg y también Reporteros Sin Fronteras, lo que refleja el protagonismo global que ha adquirido el trabajo en equipo, con sentido de cooperación multinivel y de forma sistémica, así como la conciencia que temas como el cambio climático van creando de manera permanente.
Colombia ha sido uno de los países que ha recibido la ayuda no sólo del PMA, que tiene un amplio programa de asistencia y colaboración en La Guajira, sino también de Reporteros Sin Fronteras, que ha estado y hecho visible los problemas asociados al conflicto armado interno, en especial acompañando a las víctimas.
En 2019, el Programa asistió a cerca de 97 millones de personas en 88 países, fundamentalmente con ayuda humanitaria en emergencias, rehabilitación y desarrollo. Cuenta con 5.600 camiones, 30 barcos y cerca de 100 aviones que transportan 15.000 millones de raciones diarias de alimentos que distribuyen a un precio de 51 céntimos de euro cada una, según se lee en su página oficial.
El reconocimiento para este programa de las Naciones Unidas llega en momentos en que el organismo celebra su 75º aniversario y se encuentra en un proceso de reforma que busca ponerlo a la altura de los retos globales, máxime cuando muchas de las grandes potencias y principales aportantes están ahora de espaldas a la cooperación y la ayuda internacional por razones políticas y diferencias respecto del papel de la Organización para enfrentar la pandemia.
El propio secretario General de la ONU, Antonio Guterres, aseguró hace dos semanas durante la instalación oficial de la Asamblea General, que el mundo caminaba peligrosamente hacia un aislamiento geopolítico y de nacionalismos que ponían en riesgo lo logrado a lo largo de más de siete décadas, en lo que podría ser peor que la Segunda Guerra Mundial.