Primero fue el Pacto de Leticia en enero, después el Pacto Global por los Páramos, que propuso ante el pleno de las Naciones Unidas en octubre, el pasado lunes la firma del Pacto Andino de Salud y Cambio Climático y, ayer, la Carta Ambiental Andina. Cuatro iniciativas con las que Colombia busca liderar con sus países latinoamericanos la gran agenda ambiental y de lucha contra el cambio climático 2020-2030.
Ha sido un proceso de alta diplomacia y de inmensa concertación regional para definir de forma integral, coordinada y multinivel, las estrategias, proyectos y programas que permitan avanzar en la gobernanza ambiental que necesita el continente para poder enfrentar los desafíos de una crisis climática que no da espera y, por el contrario, amenaza la estabilidad social, económica, política y ambiental de América Latina y el Caribe.
La firma de la Carta Ambiental Andina que se dio ayer en Leticia, en la que de forma virtual estuvieron los presidentes de Colombia, Iván Duque; de Bolivia, Luis Arce; Ecuador, Lenín Moreno, y Perú, Francisco Sagasti, así como el Secretario General de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), el boyacense Jorge Hernando Pedraza, representa un nuevo paso en la consolidación y fortalecimiento de todo el andamiaje institucional, la normatividad ambiental, los instrumentos de cooperación y asistencia técnica y la unificación de visiones respecto de los retos que tiene la región en materia de cambio climático y de la gestión de los riesgos de desastres.
Pese a que América Latina y el Caribe representan menos del 2 por ciento en el total de emisiones de gases de efecto invernadero global, sus países están por encima de la media de riesgo de desastres de los más contaminantes. De igual forma, además de ser la región más desigual del mundo, recibe muy poca ayuda internacional en la atención de los riesgos de desastres, la lucha contra la pobreza y la desnutrición, el empleo y la vivienda digna, la deforestación y el tráfico de especies.
La Carta Ambiental Andina contiene los principios, objetivos, ejes temáticos y mecanismos de implementación de la misma en el corto, mediano y largo plazo. Ésta define acelerar la implementación de la Agenda 2030 y de las Convenciones sobre Cambio Climático y Biodiversidad, y el Acuerdo de París, entre otros instrumentos internacionales. Impulsa la cooperación, vincular al sector privado y a la sociedad civil en las soluciones ambientales. Enfatiza en la importancia de la educación ambiental para el avance de nuestros países en esta materia y plantea una recuperación económica post COVID-19 verde, inclusiva y resiliente.
Son seis ejes de trabajo en la CAN: la gestión integral de los recursos hídricos; la conservación y uso sostenible de la biodiversidad; la prevención y atención de desastres, incluyendo el manejo integral de los incendios forestales; la lucha contra la minería ilegal y sus delitos conexos; la promoción de la economía circular y de modelos de producción y consumo sostenibles; y la gestión ambientalmente racional de sustancias químicas y desechos.
“Perú, Ecuador, Bolivia y Colombia son países ricos en biodiversidad, son países ricos en ecosistemas de alta montaña, son países ricos en flora y fauna”, manifestó Duque, quien es, además, el presidente pro témpore de la CAN.
Al referirse a sus homólogos de Perú, Bolivia y Ecuador, el Jefe de Estado advirtió que las cuatro naciones han querido elevar su compromiso a una Carta Andina, que defina de manera precisa nuestra apuesta por la protección de la biodiversidad, por la protección de los ecosistemas, por el desarrollo sostenible. Necesitamos elevar nuestra voz para que el concepto de Producir Conservando y Conservar Produciendo impere. Que la Economía Circular con reducir, reciclar, reutilizar impere y que tengamos herramientas de financiamiento, para acelerar la transición energética, para que tengamos también la promoción de vehículos y movilidad más limpia”.
Para Duque, la Carta Ambiental Andina marca un hito en la relación multilateral y encarna “el mayor tema de nuestro tiempo, que son los efectos del cambio climático y la urgencia que tenemos de protegernos, pero también de hacer una convocatoria clara la comunidad internacional para que también aporte y contribuye a este fin”.
La Carta, agregó, “es la primera herramienta multilateral dentro de un bloque en nuestra región que pone el tema ambiental a este nivel, con este gran compromiso, y es un llamado a la acción para los países que más han contribuido a las emisiones de gases efecto invernadero”.
Tal como lo dijimos ayer en el informe sobre el Pacto Andino de Salud y Cambio Climático, Colombia hizo un compromiso de aumentar del 20 al 51 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero acordados en la Cumbre de París 2015 y liderar la transición energética en América Latina, con inversiones por más de 36 billones de pesos en la implementación de energías renovables no convencionales, solar y eólica. La descarbonización de la economía, el impulso a la movilidad eléctrica y el fomento de los negocios verdes, complementan el menú ambiental con el que Colombia busca cumplir las metas ODS.