Tiene una de las tareas más complejas y difíciles y ocupa uno de esos cargos en los que resulta muy fácil “quemarse”. Sobre todo en estos tiempos de cambio climático y pandemia. No sabe uno si felicitarlo o echarle la bendición, porque pocos temas centran tanto la atención local, regional, nacional y global como los de la crisis climática que afronta el planeta.
Una crisis variopinta, dinámica, impredecible, devoradora y, por supuesto, necesaria de combatir, porque de su resultado depende el futuro de todos. Acá, a rajatabla, se cumple esa premisa que nos invita a pensar global y actuar local. No es posible recuperar el planeta sin antes recuperar nuestro entorno más cercano.
Por eso, a escala regional, Antioquia representa el meridiano natural del país en torno a la lucha contra el calentamiento global, no sólo por su peso en el aparato productivo nacional, sino por su posición estratégica, su riqueza hídrica, su exuberante biodiversidad, su capacidad empresarial y, sin duda, por las amenazas que se ciernen sobre sus territorios, en especial por fenómenos asociados a la deforestación, la minería ilegal, los cultivos de uso ilícito, el tráfico de especies y de madera.
En otras palabras, la inmensa riqueza del Departamento es directamente proporcional a las amenazas.
Al frente de esos desafíos, y lejos de querer quemarse, está Carlos Ignacio Uribe, secretario de Medio Ambiente de Antioquia, quien en esta conversación al natural pasa revista a las tareas que viene desempeñando dentro de una estructura de gobierno unido y de Gobernanza multiactor y multinivel.
Lo cogimos “cansado” en medio del agite que representan las Jornadas de Acuerdos Municipales que el Gobernador Aníbal Gaviria realiza con los mandatarios locales y en las que se definen por consenso los programas y proyectos en los que se invertirán este año no menos de 1.8 billones de pesos.
Carlos Ignacio es una especie de “Pibe Valderrama” para el Gobernador, pues en la visión sostenible del Plan de Desarrollo Unidos, la Secretaría de Medio Ambiente tiene que jugar y poner a jugar a las demás dependencias, dado que el 30 por ciento de todos los proyectos tienen el sello de “crisis climática”.
Así que lo cogimos “caliente”, pero tranquilo, y los datos reflejan que más allá de una declaratoria de emergencia climática, un hito trascendental, existe un equipo de expertos y profesionales que ya sembraron las bases para lo que será la visión Antioquia 2040. Estas son sus reflexiones a temperatura ambiente.
Acabamos de presenciar otra maratónica jornada de Acuerdos Municipales, con proyectos que demandarán inversiones por más de 1.8 billones de pesos. ¿Cuál es el común denominador en lo ambiental de dichos acuerdos?
Carlos Ignacio Uribe: Lo primero, fortalecer el concepto de Gobernanza, pues allí radica parte del éxito de lo que planeamos bajo criterios de sostenibilidad. La confianza es central en el trabajo no sólo con los alcaldes, sino también con los sectores privados, las organizaciones sociales y la academia.
Los Acuerdos Municipales son, en sí mismos, ejercicios de sostenibilidad económica y social. Como Secretaría de Ambiente ha sido inspirador ver, entender y acompañar muchas iniciativas bilocales, esas apuestas por la restauración, el cuidado y la protección de los ecosistemas, a partir de mecanismos como pago por servicios ambientales, guardabosques, vigías del agua y cuidadores de la naturaleza, en especial para asegurar la conservación de los bosques.
A propósito, ¿cómo avanza el plan de siembra de 25 millones de árboles en el Departamento?
La buena noticia, y de ahí lo grande del compromiso, es que hemos aumentado esa cifra a 40 millones de árboles. Esto es gracias al apoyo del propio Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y de cada uno de los municipios del Departamento en su visión de mediano y largo plazo en torno a la reforestación de los ecosistemas más degradados, más allá de un interés ambiental, que lo tiene, sino como instrumentos de desarrollo económico y generación de empleo.
La protección y conservación del agua es un tema que está presente en la inmensa mayoría de los proyectos que estamos acordando con los entes locales.
¿De ahí se desprenden los proyectos a escala que tienen como base los impactos ambientales de Parques del Río en Medellín?
Efectivamente, y el liderazgo de la Secretaría de Infraestructura en todo esto es fundamental, porque si algo ha sido recurrente y prioritario para los alcaldes es que podamos llevar ese modelo de intervención integral y sostenible a sus territorios, manteniendo la filosofía del Gobernador de “devolverle la vida al río y el río a la ciudad”.
Ahora, de forma conjunta e intersectorial, estamos trabajando en Apartadó, Rionegro, Marinilla, Santuario, La Ceja y en muchos otros que le apuestan a estas infraestructuras verdes y sostenibles.
¿Parques del Río como ejemplo vivo de las llamadas Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN)?
Sin duda, porque tenemos el interés y el compromiso de consolidar nuestra propuesta de Unidos por el Planeta, en la que son centrales los ecosistemas y la biodiversidad. Para nosotros es trascendental fortalecer los esquemas de Pago por Servicios Ambientales (PSA), pues allí trabajamos en la protección de esos ecosistemas y al mismo tiempo generamos ingresos para las familias que ejercen ese cuidado de la naturaleza.
La línea de los negocios verdes está siendo priorizada en la agenda global y Antioquia tiene que aprovechar su invaluable riqueza natural. Los PSA y los negocios verdes van de la mano. Además, la reforestación y la reconversión de suelos degradados se convierte en otra de las grandes apuestas dentro de la visión Antioquia 2040.
¿Y eso hace sentido con el ambicioso programa de reforestación en el Bajo Cauca, una de las subregiones más afectadas por todo tipo de actividades poco sostenibles, incluyendo la minería ilegal y los cultivos de uso ilícito?
El Bajo Cauca podría ser la más cruda foto de lo que es una crisis climática. El 8.5 por ciento del territorio está en condición de degradación por la extracción ilícita de minerales, la expansión de los cultivos de coca, la extensión de la frontera agrícola y ganadera y por la deforestación.
El objetivo inicial será recuperar cerca de 10 mil hectáreas de zonas degradadas, no sólo con una visión de reforestación con árboles nativos, sino con especies arbóreas que permitan desarrollar programas de desarrollo económico, esto es, árboles de cacao, caucho, maíz, plátano, así como fomentar la apicultura, con el fin de reconfigurar el territorio hacia un modelo autosostenible y ambientalmente responsable. Todos esos proyectos tienen el ADN de la sostenibilidad.
¿Cómo están articulados esos conceptos en torno al sector minero-energético, sabiendo la presión que existe en el Departamento sobre la explotación de oro y cobre. El Secretario de Minas nos habló hace poco de la ecominería?
Nuestra Secretaría se convirtió en un eje transversal dentro de la visión de desarrollo sostenible del Plan Unidos y del compromiso de gobernanza pública de Aníbal Gaviria. Está claramente definido en la conformación del Conglomerado Público aprobado por la Asamblea, en el que la Secretaría de Ambiente es la coordinadora del pilar de Sostenibilidad. Así, acompañamos y trabajamos de la mano con la Secretaría de Minas en su plan de ecominería, que es una minería con propósito, que genera muchos empleos e ingresos para el Departamento, pero que necesita ser sostenible.
Nuestro papel es sincronizar esas actividades con el esquema de compensaciones ambientales, en las que el punto focal es la restauración de los ecosistemas y recuperación de los suelos degradados. Ejemplo claro de eso es lo que vamos a hacer, repito, en el Bajo Cauca, donde también está incorporada la Secretaría de Agricultura y la Reforestadora Integral de Antioquia (RIA).
Hemos hablado del plan para el Bajo Cauca, pero Antioquia tiene muchas otras regiones con graves problemas ambientales y de actividades ilícitas. ¿Qué otros planes hay en camino?
Haber aumentado la meta de sembrar 40 millones de árboles, y no 25 como era el objetivo inicial del Plan de Desarrollo, significa impactar a todo el Departamento, siendo el Bajo Cauca una región priorizada para implantar allí no menos de 11 millones de individuos. Los otros 29 millones de árboles serán sembrados de acuerdo con las necesidades de los territorios y previo a los compromisos que hemos venido haciendo, precisamente, en las jornadas de Acuerdos Municipales.
Ya estamos en 37 territorios locales, a través del programa de reforestación de fuentes hídricas que abastecen los acueductos municipales. Cuidar el agua no es un compromiso, sino un deber ético en un gobierno que cuida la vida. En 2020, sembramos cerca de 212 mil árboles y para abril de 2021 debemos haber llegado a un millón 200 mil árboles adicionales.
¿Están funcionando los Planes Departamentales de Agua?
Aunque esos planes son del resorte de la Gerencia de Servicios Públicos, como Secretaría de Ambiente sí puedo asegurar que se viene trabajando muy duro en la inclusión de más entes territoriales a dichos esquemas. En 2020, ingresaron 15 municipios y esperamos que a fines de este año, no menos de 100 queden conectados en el PDA. Son cerca de 15 mil nuevas conexiones a los acueductos y a saneamiento básico.
Acá hay que destacar, además, la alianza que hace poco se firmó entre la Gerencia de Servicios Públicos y Viva con las autoridades ambientales para seguir fortaleciendo el uso de agua potable en las zonas rurales. Construir viviendas sin asegurar el agua y el saneamiento básico es impensable en términos de la sostenibilidad. El objetivo es construir una política pública del agua con carácter regional, cuyo impacto trascienda los límites municipales.
Una política del agua como instrumento eficaz contra el cambio climático…
Por supuesto. La meta de sembrar 40 millones de árboles en el Departamento está en la ruta del compromiso nacional de hacerlo con 180 millones antes de 2023. Estamos articulando buena parte de nuestra apuesta con el Gobierno central en la lucha contra el cambio climático, tal como lo hicimos desde el comienzo de la administración con la declaratoria de emergencia climática para Antioquia. Estamos frente a problemas globales, con soluciones desde lo local y lo regional.
El recurso hídrico, entonces, es un elemento fundamental para la sostenibilidad en el planeta.
¿Cuáles son esos hitos o avances, a propósito de esa declaratoria de emergencia climática?
El primero, la decisión política del Gobernador de colocar en el centro de su Plan de Desarrollo su compromiso por el ambiente. Un Plan que tiene más de 900 indicadores y 283 metas, con el 30 por ciento del Plan bajo el sello de emergencia climática.
Lo segundo, haber conformado un Comité Científico con 16 de los mejores expertos y académicos trabajando de forma articulada en temas como el desarrollo urbano resiliente.
Tercero, liderar para el país los programas de reforestación, con más de 4 millones de árboles plantados en 2020, casi la mitad de la meta nacional, así como haber consolidado un sistema de infraestructuras verdes en proyectos como los Parques del Río locales.
Existe una apuesta clara por la movilidad sostenible y proyectos como el Tren del Río avanza y está en la última fase antes de ser presentado ante el Gobierno, correspondiente al tramo entre Caldas y Barbosa. La estructuración del sistema férreo hacia Urabá también corre y será un hito la infraestructura sostenible que tendrán las vías 4G, con energías limpias de paneles solares, electrolineras, ciclovías y motorrutas.
A la promoción de los sistemas silvopastoriles como elementos rentables y sostenibles en asuntos ganaderos, el Gobernador adelanta todo un programa de plazas de mercado de última generación, en donde los circuitos de proximidad se convierten en mejores condiciones de trabajo y de ingresos. Todo, dentro de una estrategia de reducción de gases de efecto invernadero.
Una estrategia que pasa por la participación del sector privado y de la ciudadanía, sobre todo en lo relacionado con los circuitos agroindustriales y los bioparques…
Ahí radica en buena medida el éxito de lo que hacemos desde lo público, pero en alianza con los demás sectores. La gobernanza en su mejor expresión. Queremos que cada vez más resulten iniciativas desde el sector privado y las organizaciones sociales, pues es claro que unidos llegamos más lejos.
Venimos acompañando con decisión el Parque Biosuroeste, en el que Proantioquia pone toda su capacidad y conocimiento, mientras la Gobernación hace lo propio en reforestación y educación ambiental. Valoramos y estamos juntos con Corantioquia en la puesta en marcha del parque BIO+, una zona con más de 300 mil hectáreas en el suroeste, que va a permitir la conexión ecológica de las zonas protegidas.
Todo esto tiene, además, un socio estratégico desde la Gobernación y es la nueva Secretaría de Turismo, que le apuesta a los ecoparques y lo que se hará en el Cerro Tusa será transformador. Estamos trabajando en equipo, intersectorialmente, en la consolidación de circuitos para turismo de naturaleza.
Nuestra gran sombrilla es la Alianza Unidos por el Planeta, que tiene como socio a la WWF, con la que definimos una metodología de innovación que tiene que ver con los “vehículos de impacto colectivo”. Es decir, cómo nos sumamos y nos ponemos de acuerdo alrededor de propósitos comunes y en los proyectos con alcance regional.
Medellín, como capital del Departamento y municipio núcleo del Valle de Aburrá, está haciendo una apuesta muy fuerte por la llamada Ecociudad. ¿Cómo se articula el Plan de la Gobernación con la visión sostenible de Medellín, denominada por el Gobierno nacional como una Biodiverciudad?
Nosotros tenemos unas inmejorables relaciones con la Alcaldía y con la Secretaría del Medio Ambiente de la ciudad. Compartimos propósitos y pronto vamos a incorporar al Comité Científico de la Gobernación al actual secretario de Movilidad, Carlos Cadena. Él es un referente visible de todo lo que está relacionado con la movilidad sostenible, uno de los pilares centrales de la visión regional en transporte limpio.
Recibimos con entusiasmo y optimismo que Medellín hubiera formulado hace poco su Plan de Acción Climática, un complemento fundamental de la declaratoria de Emergencia Climática de Antioquia, que se suma al Nodo Regional de Cambio Climático. Eso es lo que hace potente y sostenible el modelo de sostenibilidad que nos hemos propuesto para la región a 2040.
En ese sentido, es claro que la visión regional pasa por nuevos modelos de planificación de los territorios. ¿Cómo ve el Gobernador y su equipo los recientes estudios sobre Diamante Medellín y la Ecoregión de Oriente, realizados por la Fundación Metrópoli?
Ese es un documento de trabajo muy importante que el propio Gobernador nos ha pedido revisar con atención y rigor, porque sin duda representa un avance integral hacia nuevos modelos de desarrollo y de planificación territorial. Es evidente que hoy más que nunca se vienen presentando desarrollos mucho más policéntricos y no concéntricos y eso genera unos nodos subregionales.
Lo que está pasando en el Oriente cercano es muestra de ello, no sólo por la estrecha relación que tiene con el Valle de Aburrá, sino como punto de encuentro con todo el circuito aéreo y de comercio que será mucho más fuerte en los próximos años. El foco no está únicamente en el Oriente, sino en zonas estratégicas como el Urabá antioqueño, el Suroeste y el Occidente.
Las vías 4G van a cambiar para siempre las dinámicas económicas, sociales y ambientales del Departamento en su relacionamiento con el resto del país y eso necesita una mirada integral y de largo plazo que permitan crecer, pero sin cargo a la sostenibilidad. Es urgente darles a esas regiones una vocación económica, autonomía financiera y administrativa como instrumentos de equidad y oportunidades.