El informe, titulado ‘América Latina y el Caribe – Panorama Regional de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición 2023’, en el que participaron conjuntamente cinco organismos de la ONU reveló que hay un problema de malnutrición cada vez mayor, que incluye tanto la desnutrición, como el sobrepeso y la obesidad, que aumentan preocupantemente entre la población infantil.
Según el estudio, actualmente, el 8,6% de los niños menores de cinco años tiene sobrepeso en América Latina. Y, en lo que se refiere a las subregiones, en Suramérica, el número de personas hambrientas disminuyó en 3,5 millones entre 2021 y 2022. Sin embargo, el número de subalimentados creció en 6 millones con respecto a la cifra previa a la pandemia.
“Nuestra región tiene desafíos persistentes como la desigualdad, la pobreza y el cambio climático, que han revertido al menos en trece años el progreso en la lucha contra el hambre. Este escenario nos obliga a trabajar de manera conjunta y actuar cuanto antes”, expresó Mario Lubetkin, representante regional para América Latina y el Caribe de la FAO.
En otras subregiones como Mesoamérica, 9,1 millones de personas padecieron hambre en 2022, una prevalencia del 5,1 % que se mantiene con respecto a la anterior medición. Aunque en el Caribe el escenario distinto con 7,2 millones de personas hambrientas en 2022, un 16,3% de la población. En comparación con 2021, este número aumentó en 700.000, y entre 2019 y 2022, el incremento fue de un millón. El país que tiene la tendencia más alta es Haití.
Lubetkin recalcó que este informe entrega cifras preocupantes y que los datos del hambre alejan a América Latina del cumplimiento de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.

Cifras que preocupan
El estudio comandado por la FAO reveló, además, que en 2022, hubo 247,8 millones de personas experimentaron inseguridad alimentaria moderada o grave. Esto, según los especialistas, significa que se vieron obligadas a reducir la calidad o cantidad de la comida que consumieron, o incluso se quedaron sin comida, pasaron hambre y, en el caso más extremo, pasaron días sin comer, poniendo su salud y bienestar en grave riesgo.
“En Sudamérica, el 36,4 % de la población sufrió de inseguridad alimentaria moderada o grave. En Mesoamérica, el flagelo alcanzó el 34,5 % en 2022, un aumento de 0,4 puntos porcentuales, o 1,3 millones de personas adicionales, en comparación con 2021. En el Caribe, durante 2022, el 60,6 % de la población experimentó inseguridad alimentaria moderada o grave”, apuntó el informe.
Además, la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave sigue afectando más a las mujeres que a los hombres. Aunque se redujo, con 9,1%, América Latina y el Caribe es la región con la mayor brecha en todo el mundo.
Otro dato revelador es que, en 2022, la inseguridad alimentaria moderada o grave en las zonas rurales fue 8,3 puntos porcentuales mayor que en las áreas urbanas.
“Una vez más, son las poblaciones rurales quienes se están quedando atrás, y por eso debemos priorizarlas en nuestros programas y políticas públicas”, aseguró Rossana Polastri, directora Regional del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).
Para finalizar, y como un contrasentido, el estudio dejó claro que América Latina y el Caribe es la región del mundo donde es más caro comer saludablemente.
Entre 2020 y 2021, el costo de una dieta saludable aumentó en un 5,3%, un incremento atribuido a la inflación alimentaria impulsada por los confinamientos, las interrupciones en la cadena de suministro mundial y la escasez de recursos humanos ocurridos en ese periodo. Hoy esa dieta cuesta en la región un promedio de 4,08 dólares diarios por persona, frente a la media mundial de 3,66 dólares diarios.